lunes, 13 de julio de 2015

19 de julio del 2015: 16o Domingo Ordinario (B)

Como ÉL

Como las multitudes en el tiempo de Jesús, nos reunimos alrededor de su Palabra.
La entrega total de Jesús hacia las personas que vienen a su encuentro, encarna el compromiso indefectible de Dios, buen pastor cerca de su Pueblo.
Que su ejemplo nos inspire en nuestros compromisos y actividades en el seno de la Iglesia y del mundo.



Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

Palabra del Señor



A guisa de introducción:

I

Un maestro fuera de serie

“Jesús se puso a enseñarles con calma”, otra traducción dice “Jesús los instruyó por largo tiempo”.

La decisión de enseñar a la multitud por parte de Jesús, se desprende o es la consecuencia de una aguda  toma de conciencia de la situación deplorable en la que ella vivía.  “Andaban como ovejas sin pastor”. A la instancia de toda esta gente que viene corriendo hacia Él, llevemos también a Jesús nuestro lote o parte de penas, de preocupaciones, de decepciones y de fracasos que nos dejan a veces en un tal estado de abandono y de confusión, tanto que caminamos como a tientas en una oscuridad casi total. Nos sentimos solos, abandonados o dejados a nuestra suerte. Ya sea a la ocasión de la pérdida de un hijo o de un pariente, o a causa de la traición de un ser querido, de una enfermedad que nos golpea de repente, nosotros tenemos necesidad de una presencia plena de compasión y que nos reconforte.  Necesitamos un corazón que sea conforme o acorde con nuestra necesidad. Jesús juega ese papel de manera eficaz. Él no puede impedir la pena, Él solamente puede curarla…Compartiéndola, haciéndola suya. Él lo hace adhiriendo colaboradores a su causa, llamando a personas a quienes les confía la tarea de ser pastores según el corazón de Dios, seres atentos a la vivencia de los otros, que se dejan tocar por sus penas y sus dificultades. Él hace el llamado a personas compasivas que saben vibrar ante el sufrimiento de los demás y que pueden calmar, ser como lenitivos existenciales, desplegando todos los recursos de su corazón y de su fe.


II

Tomar vacaciones pero seguir estando disponible, compasivo, atento, lleno de ternura, sensible…seguir siendo discípulo de Cristo

Cuántas veces no pensamos y o deseamos “irnos muy lejos, donde nadie nos perturbe, nos moleste…decimos  ”nos joda la vida”.

Qué bueno sería estar en una playa o isla paradisiaca, sin hacer nada, cual náufrago satisfecho, bajo pleno sol y con mucho tiempo para dormir…dormir y dormir, como la Bella Durmiente.

“Ahh si al menos me dejaran un paz un minuto”, de seguro que recuperaría mis fuerzas, volvería a encontrar el gusto de vivir, ver mis problemas desde otro ángulo, con ojos nuevos…Podría reconstruirme, rehacerme!
Yo me siento asfixiado por los niños, la vida en pareja me desespera, me agota, los compromisos sociales me tienen hasta la coronilla”, el trabajo me está matando…fatigado, fatigado, fatigado…”

UN MOMENTO POR FAVOR

Es simpático y hasta curioso…pero nosotros no sabemos descansar. Yo me pregunto qué es lo que no funciona, qué es lo que no va bien…

“Señor Jesús, Tú ha sabido acoger a los tuyos, llevarlos aparte (a un lugar desierto, aislado) y proporcionarles un buen descanso cerca de Ti Y al hacerlo, Tú nunca abandonaste la multitud. Estuviste enteramente presente, solícito para aquellos que te reclamaban”

Por qué no reposarnos en la plenitud de la vida?

“Estoy de viaje; tengo un lugar en mi auto; alguien que conozco camina sobre la vía, levanta su dedo esperando alguien que se detenga y lo lleve;  lo hago montar; yo converso con él y testimonio mi fe, por qué no? A veces es mi pasajero coequipero quien me hace reflexionar…”

“Yo hago camping, estoy en chalet o en cabaña ; visito veredas, fincas…  los contactos con los vecinos, con los visitantes se hacen más simples que en los lugares de residencia habitual; un calor humano que relanza los unos y los otros a la existencia.”

Nosotros estamos en pleno verano, acá y allá: normalmente para la mayoría de la gente, tiempo de descanso, de vacaciones, tiempo de cooperación, de ayuda fraternal y de apertura de corazón; yo me hago más simple, más disponible para servir, si la ocasión se presenta.”

“Es verano, voy hacer un tour por la carretera y los caminos de alrededor; tengo tiempo para reflexionar, 5-10-15 minutos; acepto la vida en mi mismo; yo existo; yo estoy bien; la vida es bella; Dios es bueno, (“Dios es grande”); estoy en armonía conmigo mismo, con los demás, la naturaleza, el mundo, Dios”.




 Aproximación psicológica al texto  del evangelio:

Pastores que no son más pastores

Jesús desea un poco de soledad y tranquilidad para que sus discípulos puedan desconectarse de toda preocupación y reposar con Él. Pero todo no sale tal cual como se pensaba, puesto que Jesús ve llegar multitud de gente y para él,  esto constituye una experiencia que lo compromete, que lo preocupa y ocupa. Jesús se siente implicado y tocado profundamente al ver una infinidad de personas  que tienen necesidad y que buscan quien se ocupe de ellas, que llevan una larga  y pesada carga de vivencias (cfr. Mateo 11,28), que tienen hambre y sed de las cuales nadie se preocupa o presta atención.

Nos encontramos acá con una de las críticas más profundas de Jesús y de cara a la institución religiosa de su tiempo: la religión no responde a las verdades necesidades, no entienden el sentido de necesidad que tiene la gente. Más precisamente los agentes de pastoral no son verdaderos acompañadores espirituales:

 -    Ellos tienen mucha “organización”, pero no tienen una verdadera práctica evangélica (Mateo 7,21-23).

-         Ellos no cargan de verdad junto con la gente sus interrogantes, cuestiones vitales y problemas (Lucas 11,45-46).

-         Ellos no tienen una fe liberadora y comprometida y tampoco ayudan a los otros a llegar a ella o a ese ideal.

-           Ellos se preocupan por las apariencias y el poder exterior, pero no asumen sus verdaderas cuestiones y su vivencia interior (Mateo 23,25-28).

Aquí está el por qué Jesús afirma que con tales sacerdotes y tales animadores, la gente se ve a la larga sola, afligidos “sin pastor”, y esta situación está lejos de dejarle indiferente.

Es por ello que Él mismo ha decidido renunciar a su trabajo como carpintero  y llegar a ser “constructor  o edificador de hombres”, es por eso que  Él ha llamado a otros a dejar su trabajo de pescadores para ocuparse de los hombres y de las mujeres. Él se definirá como un pastor, y esta imagen sugiere dos grandes responsabilidades: acompañar a la gente en sus cuestiones y guiarlos en el camino hacia los prados verdes que alimentan de verdad (cfr. Juan 10).

Esto implica que el pastor tome primero en mano su propia vida, que trabaje en su propia liberación y que asuma sus propios compromisos, porque es solamente con estas condiciones que aquel o aquella que viene hacia el pastor “encontrará de qué alimentarse”  (Juan10,9).

En el relato de Marcos, la alusión al pastor es por otro lado seguida del relato de la multiplicación de los panes, donde Jesús es presentado como Aquel que alimenta efectivamente aquellos que vienen hacia Él.

Pero es a  nuestra propia práctica que nos reenvía la alusión al verdadero pastor y la crítica de los malos pastores, porque nuestra solidaridad humana en Jesús, en adelante  nos convierte en pastores los unos de los otros.



Reflexión Central

Crisis de pastoral, crisis de pastores?


Los textos bíblicos de este domingo comienzan por una terrible acusación contra los responsables políticos de Israel. Su misión consistía en reunir al pueblo en la paz y la unidad. Pero es lo contrario que sucede. Ellos no han buscado más que sus propios intereses personales. Ellos se han enriquecido a costa de los más pobres. Es por culpa de ellos que el pueblo está disperso.

Pero el profeta anuncia una Buena Noticia: Dios permanece fiel. Él no abandona sus hijos engañados por estos hombres sin conciencia. Como en la época de Moisés, Él ha visto la miseria de su pueblo. Él anuncia que Él mismo reunirá sus ovejas dispersadas. Él deja entrever la venida del Pastor Único, el Hijo de David que será Cristo. Con Él la Buena Noticia será anunciada a los pobres, a los excluidos, a los prisioneros, a los enfermos…Es Él quien creará la unidad del Pueblo Dios.  A través de este texto bíblico, el profeta nos dirige un mensaje de gran importancia. La principal prioridad de nuestro Dios no es que nosotros le organicemos magnificas ceremonias. Lo que Él quiere ante todo es el bienestar, la felicidad de su pueblo, es el derecho y la justicia para todos. El espera que nosotros vivamos unidos como hermanos, solidarios los unos de los otros. Es imposible hablar a Dios olvidando a los demás. Más tarde Jesús dirá a sus discípulos que es por nuestro amor como nosotros seremos reconocidos como discípulos. San Pablo nos lo dirá a su manera: “Si yo no tengo amor, yo no soy nada”. EL gran deseo de Dios es que cada uno sea respetado y viva en plena paz.

En su Carta a los Efesios. San Pablo nos da una aclaración nueva sobre Cristo y su misión. Él se presenta a todos como el gran convocador de asamblea. Por su sacrificio, Él realiza la unidad del género humano rota por el pecado. Él ha derrumbado “el muro del odio” que algunos hombres había levantado para defender sus privilegios. Dios que ama todos los hombres quiere que nosotros lleguemos a juntarnos, unirnos y a amarnos.
La unidad o unión final será el fruto de un tal amor. Desde ahora, nosotros estamos invitados a volvernos hacia la cruz de Cristo. Ella une el cielo y la tierra. Ella atrae todos los hombres hacia ella.

El Evangelio de Marcos hace una observación importante.  “Al ver la multitud que venía hacia Él, sintió compasión (que no lástima) o sea piedad de ellos, porque estaban como ovejas sin pastor”. Es por eso que dice el texto, “Él se puso a instruirles largamente (con calma)”.

A menudo se nos presenta la oportunidad u ocasión para hablar de pastor, de oveja, en el día del Buen Pastor (4o Domingo de Pascua). En efecto nosotros no tenemos más que un solo pastor, es Jesús. Pero con motivo del Domingo del Buen Pastor, se nos invita a reflexionar sobre el tema de las vocaciones y sobre los diferentes ministerios.
Hoy todavía, es el mismo tema que reviene.

Tomemos tiempo de pensar en ello, preguntándonos a qué se puede atribuir la crisis actual en nuestra Iglesia: se debe esta crisis a sus pastores? Si Sí a quiénes? A los de arriba o a los de abajo. Es necesario buscar culpables a cualquier precio? Qué reformas es necesario instituir? Vasto programa en verdad.

Comencemos primero por el principio. Dentro del Universo o mundo bíblico, es Dios ante todo el pastor de su pueblo. Es Él quien lo guía y lo alimenta. “El Señor es mi Pastor, nada me falta”, canta por otra parte la misa de hoy (Salmo 22 (23)1). Pero Dios también envía a su pueblo pastores. Primero que todo y antes que nadie a Moisés pero también sacerdotes, jueces y profetas. A partir de David, es el rey sobre todo quien será el pastor de su pueblo. Lo que se designa como pastor suele ser bastante largo: es a la vez un jefe político que hace reinar la paz y la justicia, pero también es un jefe religioso que promete la fe y la enseñanza de la Palabra. Cuando se habla de pastores, a causa de la misma imagen utilizada, se designa siempre a los jefes, sean civiles o religiosos. Cuando la cosa va bien, es debido a que se tiene un buen jefe. Cuando todo va mal, es porque se tiene un mal jefe. Sobre este punto las ideas no han cambiado mucho hasta hoy. En nuestros días, pensamos que todo lo que va mal depende de los defectos y de la mediocridad de los jefes y que todo lo que va bien depende del pueblo. El jefe siempre está en el error, el pueblo siempre tiene la razón. Y la democracia nos da el placer de destituir o cambiar nuestros dirigentes  de manera periódica y de poner a otros en su lugar. De todos modos, a ellos también nosotros los licenciaremos en 4 o 8 años. Paradójicamente, es remarcable constatar que los periodos de paz y de prosperidad en la historia  corresponden en general a periodos de gran estabilidad política. Es la estabilidad política que aporta la paz, o es la paz la que aporta la estabilidad política? Esa es toda la cuestión.
En el Antiguo Testamento, los profetas insisten mucho diciendo que la crisis que se crea en el pueblo es culpa de los defectos de los jefes, de los pastores. Los jefes o lideres deben guiar al pueblo según (a la manera de) Dios.

Cuando los jefes se alejan de la justicia o del derecho, el pueblo sufre y languidece. Es muy bien esta idea la que defiende Jeremías. Él  hace decir a Dios:  «A los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones”. Parece ser que Jeremías no habla acá en sentido metafórico de la palabra, sino en sentido literal. En lugar de quedarse o aparecer sumiso a la tutela que le impone el rey de Babilonia, el rey de Judá, Sedecìas, y sus consejeros buscan hacer una alianza con Egipto. Nabucodonosor toma Jerusalén por asalto y deporta una parte de la población. En efecto Jeremías es un profeta de desgracia que denuncia la sumisión a Babilonia. Es un derrotista. Él no es popular en su época. Por suerte, Jeremías anuncia también otro Mesías que va venir y que pertenecerá a la Casa de David.

Es dentro de este contexto muy plausible que Jesús tiene piedad de su pueblo.

La gente de su tiempo está desamparada. Ellos corren hacia Él y lo acosan, hasta tal punto que Jesús y los apóstoles no tienen mismo tiempo para comer.  Jesús quiere conceder a los suyos un poco de paz. Ellos parten en barco para alejarse y atravesar el Lago de Tiberiades. La gente les sigue y les precede en la otra orilla.

Entonces Jesús siente compasión. Jesús se siente enseguida responsable de este pueblo. Él se siente como Moises y los profetas. Él renuncia a huir y salvarse. Entonces, dice el texto, y se pone enseñarles con calma (extensamente).

Jesús no es un líder político. Él es un guía espiritual. Su tarea es anunciar el Reino de Dios, proclamar la Palabra, enseñar la Buena Noticia.
Ante la crisis e infelicidad de su pueblo, Jesús ha respondido consagrándose (entregándose) a Él.  Nosotros sabemos que esto le costará la vida. Se puede decir que Jesús ha instruido al pueblo, en el sentido que Él ha revelado todo un nuevo rostro de Dios. Él ha llevado la revelación a su término, a su plenitud. Él ha desvelado por su Palabra y por su vida, el último misterio de Dios.

En el ultimo envío que Él hace de sus apóstoles, les dice de hacer discípulos de todas las naciones y bautizarlos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. En este sentido, se puede decir de Jesús: Misión cumplida. Él ha sido un Buen Pastor y un verdadero educador. Él ha sido el revelador del Padre.

Por otro lado, Jesús ha igualmente conocido el fracaso. EL pueblo no ha acogido su mensaje y Jesús ha sido crucificado. Y si Él ha dado a su Iglesia el mandato de enseñar, de testimoniar y de hacer discípulos, se debe constatar que, a pesar de los grandes sucesos históricos, variables según las épocas, el Anuncio de Jesucristo domina.   En nuestro medio, de hecho en todo el Occidente, él está en un serio retroceso  de tal manera que uno se puede preguntar si Jesús no hace todavía la misma observación de otro tiempo, al ver la dificultad, la crisis espiritual de nuestra época: “Ellos están como ovejas sin pastor” .
Jesús es siempre el pastor, el único pastor de su pueblo, pero la puesta en marcha de su pastoral, de su enseñanza está mediatizado globalmente por su Iglesia que es su Cuerpo, y particularmente por aquellos que asumen la tarea pastoral.
Hagámonos entonces la pregunta ahora. Qué le sucede a la Iglesia de Dios que está en nuestro ambiente de vida? (En nuestra casa) Está ella en crisis? Tiene ella los pastores que merece? O sino qué es necesario hacer para cambiar la situación?
Uno lo ha señalado en otras ocasiones, la Iglesia de nuestra infancia era triunfante. Las vocaciones religiosas eran numerosas, tanto para las comunidades de hombres como para las congregaciones de mujeres entregadas al cuidado de los enfermos, a la educación o mismo a la acción pastoral directa como para las comunidades contemplativas.  Por otro aldo, las vocaciones propiamente sacerdotales eran de igual modo abundantes, siendo entonces el sacerdote hombre de prestigio y de poder, verdadero modelo con el cual los jóvenes se identificaban. En la Iglesia de ese tiempo, la figura del pastor se confundía con la de los sacerdotes y los religiosos. La gente de este pasado no eran ovejas sin pastor.

Este mundo, epa! por suerte se terminó. Ha bastado con que  pasen dos pequeñas generaciones aquí y allá para encontrarnos ahora en una extraña paradoja. Hay cada vez menos pastores. Los pastores existentes son cada vez más viejos y marginados en relación con su ambiente o medio.

Por ejemplo, en Quebec-Canadá. No se dispone mismo de manera suficiente de sacerdotes para responder a la demanda de celebraciones eucarísticas que vienen de los fieles. Así, comunidades cristianas se reúnen el domingo y oran  sin celebrar la Eucaristía puesto que no hay sacerdotes que presidan.  Estas asambleas se llaman ADACE por su acrónimo en francés (Asamblea Dominical en Espera de Celebración Eucarística). En cuanto a las comunidades que tienen sacerdotes, estos últimos son por lo general muy viejos (el promedio de edad es de 65 años) y son al mismo tiempo tan extraños a la vida real, a lo que está sucediendo, tanto que la gente no les comprende.

En el tiempo de mi juventud, un joven se identificaba bien con el vicario o padre ayudante del cura (que tenía entre 25 o 30 años) , pero cómo un sacerdote de 75 años, que hace carreras expreso entre 3 parroquias, y que no tiene tiempo para hacer retiro y refrescarse espiritualmente, puede entrar en empatía con un adolescente de 15 años abierto a la trascendencia y que trata de reflexionar sobre el big- bang o la clonación?
Basta entonces con denunciar los malos pastores, repitiendo el grito-queja de los profetas antiguos? Si seguro, ha habido en los años 60 y 70s una crisis server, y muchos sacerdotes colgaron las sotanas, renunciaron a su vocación, abandonando sus puestos, por razones numerosas  y complejas  que se relacionan mucho con la sacudida cultural y política de nuestro medio. De vez en cuando revive  y reina un olor de escándalo alrededor de los casos de pedofilia.

A mi entender, la acusación moralizante es insuficiente para explicar el fenómeno de las renuncias y la poca renovación de  las vocaciones. Las verdaderas causas se atribuyen a las transformaciones de la cultura y a los modos o estilos de vida que han sido enteramente reformulados, después de 50 años, bajo el impulso de la ciencia, de la tecnología y de la economía. El contexto de la comunicación y de la pastoral no es el mismo. La pastoral está diríase anclada en una puerta falseada. Es una pastoral de ayer en el mundo de hoy.

Yo no tengo tiempo de hacer aquí  el repertorio sobre los ejes de las intervenciones prioritarias…Pero en todo caso nuestra Iglesia carece de pastores, buenos y adecuados para el mundo de hoy…qué hacer?


 Referencias:


http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

http://ciudadredonda.org   

Pequeño Misal “Prions en Eglise”, edición Quebec. Novalis, 2009-2012-2015.

HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.


BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole,  Année B. Novalis, 2007.




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