Louis y Celia Martin, padres de Santa Teresita de Lisieux, han sido hoy declarados santos...
En el
marco del Sínodo sobre la familia y a una semana de finalizarse. El Papa
Francisco ha decidido canonizar este 18 de octubre, Domingo Mundial Misionero
los esposos Louis y Celia Martin, los padres de Santa Teresita de Lisieux.
Testigos del Amor conyugal
“…Brillad como estrellas en el mundo,
manteniendo en alto la palabra de vida”
( Flp 2,15d-16a)
( Flp 2,15d-16a)
“Dignos del cielo”
Teresita escribía en Historia de un
alma : ”Perdóname, Jesús mío, si
digo desatinos al querer expresarte mis deseos, mis esperanzas que rayan el
infinito.¡¡¡perdóname y cura mi alma dándole lo que espera… !!! (Ms B 2vº)
Jesús siempre escuchó los deseos de Teresita. Incluso se mostró generoso desde
antes de su nacimiento ya que, como escribe ella misma al abate Bellière- algo
que muchos conocen y guardan en su memoria- : ” Dios me ha dado un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra”(Carta
261).
Teresa los definió como “padres sin igual, dignos del cielo, tierra
santa, impregnada de un perfume virginal” (Ms A).
Damos gracias a Dios por este
testimonio ejemplar de amor conyugal, capaz de estimular en los hogares
cristianos la práctica integral de las virtudes cristianas, como estimuló el
deseo de santidad en Teresita.
En este día pensemos en nuestros
padres: padre y madre, y todos juntos demos gracias a Dios por habernos creado
y hecho cristianos por medio del amor conyugal de nuestros padres. Recibir la vida es una cosa maravillosa
pero, para nosotros, es más admirable aún que nuestros padres nos hayan
conducido a la iglesia que es la única capaz de hacer cristianos. Nadie puede
hacerse cristiano a sí mismo.
Hijos de
la tierra de Normandía, un don para todos
Entre las vocaciones a las que los
hombres son llamados por la Providencia, el matrimonio es una de las más nobles
y elevadas. Luis y Celia comprendieron que podían santificarse no a pesar del
matrimonio, sino a través, en y por el matrimonio y que sus esponsales debían
ser considerados como el punto de partida de un camino recorrido por los dos.
Hoy, la Iglesia no admira solamente la santidad de estos hijos de la tierra de
Normandía, un don para todos, sino que se mira en esta pareja de santos que
contribuyeron a que el matrimonio dentro de la Iglesia fuese más bello y
profundo. La Iglesia no admira sólo la santidad de su vida, sino que reconoce
en esta pareja la santidad eminente de la institución del amor conyugal, tal
como lo concibió el mismo Creador.
El amor
conyugal de Luis y Celia Martin es un puro reflejo del amor de Cristo por su Iglesia;
es también un puro reflejo del amor con el que la Iglesia ama a su esposo,
Cristo. El Padre” nos ha escogido antes de la creación del mundo, para que
seamos santos e irreprochables ante Él, en el amor” (Ef 1,4)
“Se han convertido en luz del mundo”
Luis y Celia dieron testimonio hasta
el heroísmo de la radicalidad del compromiso evangélico de la vocación al
matrimonio. No dudaron en hacerse violencia para irradiar el reino de los
cielos y así se han convertido en luz del mundo, que hoy la iglesia pone sobre
el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa (Iglesia).
Brillan delante de los hombres para que estos vean sus buenas obras y
glorifiquen a nuestro Padre que está en los cielos. Su ejemplo de vida
cristiana es como una ciudad situada en lo alto de una montaña que no puede
ocultarse (cf. Mt 5,13-16)
Maestro, muéstranos tu voluntad
¿Cuál es el secreto del éxito de su
vida cristiana.? “Se te ha hecho saber,
hombre, lo que es bueno, lo que Yahvé quiere de ti : tan sólo respetar el
derecho, amar la lealtad y proceder
humildemente con tu Dios.”(M 6,8). Luis y Celia procedieron humildemente
con Dios en la búsqueda de la voluntad del Señor. Maestro, muéstranos tu
voluntad. Luis y Celia amaron la voluntad del señor, la aceptaron sin
protestar. Para estar seguros de caminar en la voluntad del Señor, se volvieron
hacia la Iglesia, experta humanidad, y vivieron todos los aspectos de su vida
en armonía con las enseñanzas de la Iglesia.
“Dios es el primero al que hay que
servir”
Para los esposos Martin,” lo que es del César es del César y lo que es
de Dios es Dios” estuvo siempre muy claro. Dios es el primero al que hay
que servir - decía Juana de Arco. En casa de los Martin la divisa de su hogar
fue siempre : Dios, lo primero en sus vidas. La señora Martin decía con
frecuencia : ”Dios es el maestro.
Hace lo que quiere”. El señor Martin se hacía eco repitiendo : Dios es el primero al que hay que servir.
Cuando las pruebas llegaron a su hogar, su reacción espontánea fue siempre la
aceptación de la voluntad divina. Sirvieron a Dios en el pobre, no por simple
impulso de generosidad ni por justicia social, sino simplemente porque el pobre
era Jesús. Servir al pobre es servir a Jesús, es dar a Dios lo que es de
Dios ; cada vez que lo hicisteis con
uno de estos pequeños que son mis hermanos, conmigo lo hicisteis (Mt 25,
34-40).
El cielo no está vacío, “está poblado
de almas”
En la Eucaristía de este domingo, proclamaremos nuestra Profesión de fe que
tantas veces repitieron Luis y Celia en la misa y que con tanto amor enseñaron
a sus hijos. Después de haber confesado la santa Iglesia católica, el símbolo
de los Apóstoles añade la Comunión de los santos.
“Yo creía- escribía Teresita - sabía que hay un cielo y que ese cielo está
poblado de almas que me quieren, que me miran como a una hija suya… “(Ms.
B). En este cielo poblado de almas podemos contar a los santos Luis y Celia a
los que, una vez más y ya santos, invocamos públicamente: Luis y Celia, rogad a
Dios por nosotros. Os pido : amadnos, miradnos como a vuestros hijos, amad
a la Iglesia entera, amad, sobre todo, a los padres y a sus hijos.
Luis y
Celia son un don para los esposos de todas las edades por la estima, el
respeto y la armonía con la que se amaron durante 19 años. Celia escribía a
Luis : “No puedo vivir sin ti,
querido Luis”. Y el le respondía : “Soy
tu marido y amigo que te ama para toda la vida” .Vivieron las promesas de
su matrimonio : la fidelidad y la indisolubilidad de su unión, la
fecundidad de su amor, tanto en la alegría como en las pruebas, en la salud
como en la enfermedad.
Luis y
Celia son un don para los padres. Ministros del amor y de la vida,
engendraron numerosos hijos para el Señor. Entre estos hijos admiramos
particularmente a Teresita, obra maestra de la gracia de Dios pero también obra
maestra de su amor a la vida y a los hijos.
Luis y
Celia son un don para todos los que han perdido un cónyuge. La viudez es siempre
una condición difícil de aceptar. Luis vivió la pérdida de su mujer con fe y
generosidad, prefiriendo el bien de sus hijas frente a sus gustos e inclinaciones
personales.
Luis y
Celia son un don para los que afrontan la enfermedad y la muerte. Celia murió de cáncer.
Luis terminó su existencia probado con una arteriosclerosis cerebral. En este mundo nuestro que busca ocultar la
muerte, nos enseñan a mirarla de frente, a abandonarnos en las manos de Dios.
Modelo ejemplar de hogar misionero
En fin, demos gracias a Dios en este
89ª Jornada Mundial de las Misiones, porque Luis y Celia fueron un ejemplo
extraordinario de lo que debe ser un hogar misionero. He aquí la razón por la
que los papas, Benedicto XVI ha querido
que fuesen beatificados (hoy hace 7 años) y canonizados en esta jornada tan
querida por la Iglesia Universal (Papa Francisco), como si quisieran unir a los
maestros, Luis y Celia, con la discípula ,Teresita, su hija, convertida en
Patrona de las Misiones y en Doctora de la Iglesia.
Los testimonios de los hijos Martin a
propósito del espíritu misionero que reinaba en su hogar son unánimes y sorprendentes:
”Mis padres se interesaban mucho por la
salvación de las almas…Pero la obra de apostolado más conocida entre nosotras
era la de la Propagación de la Fe para la cual, cada año, mis padres hacían una
hermosa ofrenda. También este celo por las almas les hacía desear con gran
ardor tener un hijo misionero e hijas religiosas.”
Hace algunos años, el cardenal Dias,
prefecto de la Congregación para la Evangelización de los pueblos (Propaganda
Fide) escribía: “Para un discípulo de Cristo, anunciar el Evangelio no es una opción,
es un mandamiento del Señor… Un cristiano debe considerarse en misión (…) para
anunciar el evangelio en cada corazón, en cada casa, en cada cultura.” (Conferencia
de Lambeth, 23 de julio de 2008)
En este día, queridos hermanos y
hermanas, todos los cristianos católicos del mundo, quiera Dios que vuestras
familias, vuestras parroquias, vuestras comunidades religiosas de Normandía, de
Francia y del mundo entero…sean también hogares santos y misioneros, como lo
fue el hogar de Luis y Celia Martin.
Amen
Reseña biográfica de los esposos Martin,
adaptada de acuerdo a la homilía pronunciada
por el Cardenal José Saraiva Martins,
Prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos,
representante del Santo Padre, Benedicto XVI,
con ocasión de la beatificación de los Venerables Siervos de Dios
LUIS MARTIN Y CELIA GUERIN, esposos y padres
representante del Santo Padre, Benedicto XVI,
con ocasión de la beatificación de los Venerables Siervos de Dios
LUIS MARTIN Y CELIA GUERIN, esposos y padres
Basílica Santa Teresita del Niño Jesús,
Lisieux, 19 octubre 2008
Lisieux, 19 octubre 2008
XXIX domingo ordinario
Jornada Mundial de las Misiones
Jornada Mundial de las Misiones
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones