4 de septiembre del 2016 : 23o Domingo del Tiempo Ordinario (C)


Convertirse en discípulo:

La sabiduría de Dios desafìa el razonamiento humano. Quien quiere ser discípulo de Cristo y entrar en el Reino debe seguir los pasos de aquel que ha llevado su cruz y ha renunciado a todo por la salvación del mundo.
Dar su vida para recibirla mejor del Señor, esta es la renuncia que se nos propone. Haremos el salto en el abismo de la fe?



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; Él se volvió y les dijo:
--Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.


A guisa de introducción:

Dios sobre todas las cosas?

Lo he repetido varias veces en mis comentarios alrededor del evangelio: JESÚS nos “jode” la vida cuando lo tomamos en serio. Él es el “jodido” (judío) por excelencia.
Hay un verbo que es malentendido o que pude ser mal traducido en el evangelio: ABORRECER, a veces sinónimo de ODIAR, “hair”  en francés.

En el pasaje de Lucas 14:26, tenemos el verbo aborrecer y en el que veríamos una aparente contradicción, con respecto de lo que dice la analogía de la Biblia, el texto dice: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”.

Todo se explica desde el punto de vista del griego, dado que el verbo en el original describe no un aborrecimiento sino un “amar menos” el verbo en griego es Miseo = miseo, y este verbo nunca indicaría que tenemos que odiar o aborrecer, sino que describe amar menos, por lo tanto el texto quedaría de esta manera: “Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo.”
 La versión del texto evangélico arriba dice “posponer”, es decir poner en segundo lugar todo después de Dios.

Podemos observar que el versículo ahora adquiere el sentido correcto y así lo podemos interpretar correctamente.

Recuerdo que este versículo influyó fuertemente en mi decisión de juventud para iniciar mi formación sacerdotal misionera. Cabe aclarar que la comprensión de la “dura” frase ha evolucionado con el paso del tiempo…les diré por qué.

Al principio, se piensa que este es un llamado exclusivo para los que quieren ser sacerdotes o monjas (vocación a la vida consagrada), cuando en realidad es un llamado para todos los seres humanos…de ahí la razón que nos bauticemos, porque esa es la primera respuesta al llamado. El bautizo o bautismo es la marca, es la puerta de entrada, la ceremonia de filiación oficial a la familia comunidad espiritual de los amigos de Jesús (cfr. Iglesia).

Con el tiempo se aclara que no se trata de “descuidar” la familia o lo seres queridos para seguir a Dios o comprometerse con el anuncio del evangelio, sino que se trata de dar prioridad a los valores del Reino sin desdeñar o menospreciar la familia carnal o institucional (primera iglesia)…por el contrario un discípulo de Jesús ama a su familia tanto como a los demás…de lo contrario sería una mala comprensión del mensaje de Jesucristo.

Se debe entender que tampoco es la huida de otros estilos de vida como el matrimonio o la vida celibataria profesional o desconocer otras formas de compromiso en la vida laical o secular (matrimonio, otra profesión, etc)…Dios nos llama a todos, nos necesita a todos por igual.

Acá se encuentra en la inadecuada comprensión del texto, una de las causas más frecuentes de la desvalorización de la Iglesia, del descuido por parte de sus miembros (que prefieren desentenderse de ella, por lo mismo), del poco amor o conciencia que se tiene de pertenece a ella…de la tendencia común que hay de separar FE EN JESÚS Y FE EN LA IGLESIA. Por eso la falta de identidad cristiana, de separación, de condena, de crítica inconsciente e ignorante (pues no se ama lo que no se conoce).

No nos digamos mentiras, a muchos la palabra IGLESIA (católica o de cualquier otra “aberración” como diría mordazmente la Mafalda de Quino) les produce “nauseas”, “rabia”, “resentimiento”, “crítica despiadada a sus miembros más visibles en la jerarquía”, “intolerancia, odio por los errores de algunos” sin ser conscientes que al final cuando se condena a la IGLESIA se condena uno mismo. Condenar o menospreciar la Iglesia es condenar al hombre, al ser humano, a la humanidad, a mí mismo. Y todo porque creemos que la IGLESIA solo puede estar conformada por santos, intachables, libres de defectos. Se nos olvida que al preferir a Jesús no estamos solos sino que estamos acompañados (comunión de los santos del Credo). Uno no puede ser amigo de Jesús omitiendo la Iglesia (asamblea, familia). La Iglesia es una congregación de pecadores perdonados y redimidos por Cristo. La Iglesia es “Madre meretriz”, porque la humanidad está hecha precisamente de arena y lodo, de desechos y dechados, de perfección e imperfección…A pesar de las imágenes que Cristo nos presenta en el evangelio de ella: “campo en el que crecen juntos el trigo y la cizaña”, “mundo en el que sale el sol para buenos y malos”, no entendemos, y más bien tendemos a auto excluirnos. De ahí la razón también de tantas divisiones y tantos sectarismos…
“Padre que todos sean uno como Tu y yo somos uno”.
No es esto acaso una muestra de orgullo, falta de humildad?
“Señores no dividan la FE, las fronteras son para los países, en este mundo hay más religiones que niños felices”, canta Arjona.

Pero el tema de este domingo no es éste principalmente. Todas las lecturas son un reiterado llamado a poner a Dios de primero en todo.

Su sabiduría muestra el camino y que Dios se la da a los sabios para que estos a su vez iluminen y conduzcan al mundo hacia su realización (nos dice la primera lectura de la sabiduría).

El es el primer servido, Él está por encima de todo, está situado antes de toda cosa y toda persona, por muy importantes y amadas que sean ellas. Estos fueron los sentimientos que condujeron la vida de los  santos como Juana de Arco, la doncella de Orleans.

Mensaje excesivo, muy radical? Demasiado exigente? Pero cómo podría ser de otra manera cuando hablamos de un Dios que no es nada más que amor?
Si este Sir, Monsieur, Señor o “Messire” (gran señor) como lo llamaba Juana de Arco no está ya más en el primer lugar, será necesario entonces que alguien o cualquier otra cosa (ídolos) lo reemplace…y sea adorado en su lugar.



Aproximación psicológica al texto del evangelio:

Aprendan a conocerse

Antes de aventurarnos en la FE, Jesús nos aconseja comenzar por sentarnos y explorar quiénes somos. Se trata de
evaluar nuestros recursos personales,
de examinar nuestro funcionamiento afectivo,
de hacer inventario de nuestros valores,
de identificar nuestros límites actuales,
de interrogar nuestras aspiraciones profundas.

Pues, Jesús nos dice que como un enfrentamiento entre dos ejércitos, la aventura espiritual va a movilizar todas sus energías. Ustedes serán conducidos a dejar todo en la batalla e invitados a invertir toda su persona. Porque la fe no se reduce a una adhesión de la razón (creer en cosas), ella  tampoco se limita a un asunto de manos (hacer cosas por Dios). La FE no es LA FE, cuando sólo es una emoción, por más ferviente que ésta sea (“no lloren por mí”!) Tomen preferiblemente conciencia de lo que ustedes mismos están viviendo (Lucas 23,28).

De manera progresiva, nosotros seremos llevados a invertir (gastar) todo en la aventura de la FE. Entonces es importante identificar donde es que uno se bloquea en esta aventura. Ya que, ALGUNO  cree “fuertemente” pero no hace nada por  el prójimo; otro está muy comprometido socialmente pero no encuentra a Dios en la oración y otro trabaja y ora, pero tiene problemas que le impiden amar verdaderamente los otros y SE LE DIFICULTA dejarse invadir realmente por el amor de Dios; habrá alguien que piensa vivir todo eso, pero se siente derrotado en sus esfuerzos, no encuentra ningún gusto por vivir…

Jesús pide entonces que aprendamos a descubrir y coger en las manos todos los sectores de nuestro ser. De este modo, nuestra experiencia espiritual llega a ser una aventura de unificación progresiva y en consecuencia de pacificación gradual de todo nuestro ser.  La FE llega a ser entonces una experiencia de crecimiento personal, donde todo nuestro potencial se encontrará liberado e invertido (de INVERSION) en nuestro compromiso de vida.

De otro modo, nos dice Jesús, si ustedes se comprometen a ciegas, si llegan a hacerse creyentes sin hacerse cuestiones, corren el riesgo de encontrarse ante una torre inacabada. Correrán el riesgo de vivir toda su vida con la penosa impresión que hay algo que quedó planificado o planeado en su personalidad, que hay algo inacabado e incompleto en su existencia.

O, lo que es peor todavía, ustedes corren el riesgo de fijarse objetivos que son demasiado elevados (inalcanzables) para sus recursos (como el ejercito de diez mil hombres lanzado contra otro de veinte mil). Ustedes corren el riesgo de aceptar tareas o estándares morales que los superarán a la larga.

La aventura de la FE, es cosa seria, dice Jesús, ya que su felicidad depende de ella.

Dios merece mucho más que nuestras pequeñas disposiciones para la sabiduría humana, Él reclama toda nuestra actividad, todas nuestras preocupaciones, la totalidad de nuestro ser. Dios reclama y o quiere ser el compañero de nuestra vida y  que la compartamos en totalidad.



REFLEXIÓN CENTRAL

1
La pasión amorosa:

Henos aquí ante uno de los pasajes del evangelio que no es fácil de comprender de entrada, a la primera lectura, y que aparece duro y por lo mismo repugnante, sobretodo en la traducción oficial: “Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío”.

Nuestra primera reacción podría ser de decir: “A menos que uno se vuelva monje (o monja), como puede uno vivir eso?” pero nuestro instinto nos deja presentir que quizás haya otra cosa a descubrir. Cuál es entonces la clave, la esencia, de este pasaje?
Después de haber buscado por mucho tiempo comprender este pasaje, es en la vida de pareja que he encontrado las imágenes que pueden iluminarme e iluminarnos mucho más sobre lo que Jesús quiere decir.

Cuando dos seres deciden unir sus destinos, no deben ellos tomar sus distancias en relación con sus lazos familiares? En adelante los lazos que los unirán, primarán sobre todo. Ellos también deberán renunciar a sus viejas costumbres de solteros (o célibes) para pensar en términos de dos personas: uno ya no puede  más, tomar decisiones por sí solo. Igual sucede con las posesiones o propiedades, lo que era mío-tuyo, ahora será lo nuestro. El dinero es un terrible revelador, y muchas vidas de pareja fracasan por este aspecto.

Es que hay algo más difícil que tomar distancias respecto a los vínculos familiares, renunciar a una forma de libertad individual y compartir todos sus bienes? En todo caso, para mí, esto puede solo hacerse dentro de la pasión amorosa, y muchas personas podrían testimoniar que ellos de igual manera han encontrado una libertad y una riqueza nuevas.

Yo encuentro que este ejemplo de la vida de pareja permite aclarar esta palabra radical de Jesús. De igual modo que sin la pasión amorosa que llega a compartir todo, una pareja no logrará superar la prueba del tiempo, así ocurrirá para quien se dice cristiano si no vive un apego,  una amistad similar con Jesús, hasta tal punto que este marque todos los aspectos de su vida.

Sin embargo, en la sociedad que es la mía, estoy rodeado de modelos de aquello que es “la vida realizada”, de lo que es “la felicidad”, de lo que deben ser “mis preocupaciones”, y que ponen el evangelio en puerta ANCHA.

Y así sin la escucha reiterada y cotidiana de la enseñanza de Jesús, yo tendría la sensación de que mi vida es una forma de fracaso, y al menos que ella es muy monótona y aburridora. Poner la persona humana y su desarrollo en el centro de sus preocupaciones, es tomar sus distancias con respecto al mundo ambiente. Pero esto es verdaderamente difícil cuando no se está habitado interiormente por el amor.

Así como las posesiones (propiedades) son un poderoso revelador para la vida de pareja, ellas también lo son para la vida cristiana. Por posesiones, yo entiendo todo: dinero, talento, tiempo. En nuestra sociedad, el dinero no solamente nos posibilita dar rienda suelta a todos nuestros deseos, reales o imaginarios, sino que también permite el acceso a un estrato, estatuto social. El talento ha llegado a ser un artículo monetario: no es sino pensar ya sea en el deporte profesional (las millonarias transacciones que se hacen por jugadores de fútbol por ejemplo), sea en los genios de la informática dentro de la nueva economía. Y está el tiempo, que administramos tanto bien como mal y que revela donde se encuentra nuestro corazón. De la misma manera que el amor conyugal toca todas esas dimensiones, ocurre así también con la afección, el amor a Jesús?

La imagen de la “cruz que se carga” refleja, recoge bien todo lo que se acaba de decir. Notemos que no se trata de crucifixión, sino de una marcha hacia adelante, donde se asume todo lo que constituye nuestro ser y uno lo lleva hacia un nuevo lugar.
Cuando una madre elige amar hasta el final sus hijos adolescentes y rebeldes, y buscar todas las vías posibles por acompañarles, no está acaso ella en el camino de la pasión y el amor apasionado? Cuando una mujer interviene enérgicamente en el alcoholismo de su cónyuge o en su adicción a la pornografía por internet, no está acaso ella en la vía de la pasión? Cuando un empleador busca cómo llevar a un empleado para que de lo mejor de sí mismo, sin mentiras ni trampas, no está sobre el camino de la pasión?

El evangelista Lucas, se dirigía a todos los cristianos que pedían el bautismo y les decía: “Si el amor encendido por Jesús no es una verdadera pasión, ustedes no podrán resistir hasta el final”. Y esa es la misma palabra que él nos dirige a nosotros, cristianos en la alborada del siglo XXI.


2
     SEGUIR A JESÚS


La primera lectura y el salmo nos hablan este domingo de adquirir la sabiduría de corazón…es esta misma sabiduría que nos permite de tomar en serio los consejos de Jesucristo y de vivir como verdaderos seguidores suyos.

La sabiduría del corazón no hace la vida más fácil, pero ella agrega otra dimensión, da otro sentido a nuestras actividades y nos ayuda a tomar en serio nuestro ser cristiano.

Estamos ante un evangelio más bien duro y difícil de entender. Las palabras de Jesús son tajantes:   Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mi no puede ser discípulo mío..."

Confesemos que todos comprendemos muy mal, falsamente este llamado. Hace falta de verdad renunciar a todos nuestros afectos por la familia y mismo a nuestra propia vida para ser discípulos de Jesús?  Es grande La tentación de acomodar estas palabras a nuestra situación, a nuestros límites, nuestras debilidades. Se ha creído por mucho tiempo que este llamado se dirigía primeramente a sacerdotes, religiosos y religiosas. Su situación es efectivamente vivida como una ruptura con la vida familiar.

En realidad, no es eso lo que dice el evangelio de este día. Si miramos de cerca, descubriremos una precisión muy importante. El mensaje de este día nos dice que una gran multitud de personas le seguían. Es entonces a todos que Él se dirige: “si alguien viene tras de mi…” Estas palabras entonces son para todas esas personas que están con el sobre los caminos de Palestina. Ellas también están dirigidas a nosotros hoy. Mismo si son frases desconcertantes, debemos recibirlas como “palabras de vida eterna”. El Señor espera que cada uno  se decida libre y totalmente por El.

Comprendámoslo bien: no se trata solamente de ir y escuchar alguien que habla bien. El seguimiento y adhesión a Cristo debe ser una prioridad absoluta. Es una decisión que se toma en lo más profundo de nosotros mismos. No es cuestión de decir: “No voy a la misa porque tengo una comida familiar” o todavía: “mi hijo no irá al catecismo ya que él tiene actividades deportivas…” Si hemos decidido  seguir a Cristo, es nuestra responsabilidad VER DONDE ESTÁN LAS VERDADERAS PRIORIDADES.

Para comprender bien el llamado de este evangelio, hemos de sacar tiempo para leerlo una y otra vez con las manos y los ojos de Cristo.  A lo largo de toda la Biblia, descubrimos un Dios apasionado de amor por la humanidad. Es El quien ha visto la miseria de su pueblo y quiere salvarlo. El ve también el sufrimiento de todos los excluidos (y o marginados de nuestro tiempo), las victimas del odio, del racismo y de la violencia, aquellos que han perdido todo en las catástrofes.  El los ama a todos de una manera que supera todo lo que podemos imaginar. Es mirando hacia la cruz de Cristo que comprendemos esto:  “No hay amor más grande que  dar la vida por quien se ama” Es en el nombre de este loco  amor, que hombres y mujeres han dejado todo por irse a vivir a un monasterio. Otros han gastado su vida, la han dado por los pobres de Calcuta y de otros lados.

Dios nos ama a todos y a cada uno. Su amor,  sin cesar da el primer paso hacia nosotros. Esto lo sabemos de memoria. Pero en lo concreto de nuestras vidas, frecuentemente lo olvidamos.  Dios ama a cada uno de nosotros con  nuestras  limitaciones y o defectos, nuestras debilidades, nuestros pecados. Imaginemos  al ser más repugnante, al más criminal y al más odiado a nuestros ojos. Dios lo ama aun  y siempre con un amor infinito.  A nosotros se nos dificulta creer en este amor de Dios por todos. El problema es (debido a que)  por  que nos representamos a Dios de una manera personal, nos hacemos una falsa idea de Él. Lo creemos y hemos creado a “nuestra imagen”.

No nos cansamos de proyectar en  El nuestra manera de amar. En efecto, este amor infinito de Dios va más allá de todo aquello que podamos decir o imaginar.

Hoy, Jesús nos  dice: “vengan, vuelvan a este amor “inaudito”, increíble para ustedes e inimaginable”. Él quiere que seamos volcados, sacudidos por este océano de amor que es Dios Padre, Hijo y Espíritu santo. Nuestros afectos humanos  encontraran su verdadera consistencia en la medida que nosotros tomemos conciencia de este amor infinito.  Desde luego que nuestros afectos no  participarán  con nuestro amor por Dios que debería tender a ser siempre el primero, el prioritario. 

El evangelio de este domingo  nos incita a acoger el increíble amor de Dios quien sólo puede enseñarnos a amar los otros de verdad.

Vivimos en un mundo, entre una sociedad que es dura para con  los pequeños, los pobres, los excluidos.

Pidamos al señor que nos llene de su amor para que aprendamos a verles y amarles como Dios los ve y los ama.



OBJETIVO VIDA PARA LA SEMANA :

En la vida, frecuentemente nos vemos en una encrucijada (cruzada de caminos) ; nadie escapa. Démonos tiempo para reflexionar, para volvernos a centrar en lo esencial y expresar claramente nuestras prioridades. Y por qué no hacerlo en comunidad o en un pequeño grupo?

1.    Me pregunto cuál es el lugar que le doy a Dios en mi vida: lugar relativamente importante? Muy importante? Lugar marginal? Primer lugar? Último lugar?

2.    Realizo un gesto que testimonie (o demuestre) mi voluntad de dar a Dios el primer lugar en mi vida.



ORACIÓN-MEDITACIÓN: (1)

Ya sea por el cálculo o la reflexión,
por la lectura o la búsqueda en internet,
contemplando las estrellas o mirando el mar,
yo busco por todos lados los secretos del enigma.
Yo busco mi camino, yo busco la fidelidad,
yo busco mi verdad.
Dame un poco de tu sabiduría
y la noche se iluminará.
Amén.


ORACIÓN  (2)

Señor,  lo menos que se puede decir,
es que hoy, tu lección es ruda y nos sacude!

Yo quiero con seguridad, seguirte y lo sabes,
pero hay tantas cosas en la vida
que me atan y me distraen de lo esencial!
Como podré renunciar a todo eso?
Si no llego que a ser un mediocre,
Si me veo tentado de volver atrás?
Si lo logro llegar hasta el final?
Tu comprendes…Yo tengo razones para dudar…

Dame la seguridad Señor, e invítame también a sentarme ,
para tomar el tiempo de contemplar y discernir tus exigencias.
Dame la audacia de seguirte día tras día
y tomar riesgos contigo.
Ayúdame a elegirte como mi Maestro
y a dejarme transformar por Tí.
Enséñame a enfrentar las pruebas con valentía,
a construir mi vida no sobre los bienes que pasan,
sino sobre aquellos que no pasarán,
y llegar así a ser cada vez más libre.
Hazme comprender que es Ti y en Ti solamente
que yo podré encontrar la vida y la FELICIDAD.
Amén!



REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:


HÈTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

Pequeño Misal « prions en Eglise », Quebec, Canadá



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