Para amar mejor la Eucaristía (Santa Misa): 15 MINUTOS EN COMPAÑIA DE JESÚS SACRAMENTADO
Los Quince Minutos
Hace algunos años se hizo la publicación de un pequeño folleto llamado "Los quince minutos en compañía de Jesús Sacramentado". Es una pequeña joya que nos anima a iniciar un pequeño pero profundo diálogo con Él.
Básicamente, Jesús quiere ser nuestro mejor Amigo y nos reta a que le abramos nuestro corazón y le contemos nuestros secretos, ya que solo Él puede comprendernos y sanarnos. Lee y ora este escrito si es posible, frente al Santísimo Sacramento
Hace algunos años se hizo la publicación de un pequeño folleto llamado "Los quince minutos en compañía de Jesús Sacramentado". Es una pequeña joya que nos anima a iniciar un pequeño pero profundo diálogo con Él.
Básicamente, Jesús quiere ser nuestro mejor Amigo y nos reta a que le abramos nuestro corazón y le contemos nuestros secretos, ya que solo Él puede comprendernos y sanarnos. Lee y ora este escrito si es posible, frente al Santísimo Sacramento
No es preciso, hijo mío, saber mucho para agradarme mucho; basta
que tengas fe y me ames con fervor. Si quieres agradarme confía en Mí. Si
quieres agradarme más, confía más, si quieres agradarme inmensamente,
confía inmensamente en Mí.
Háblame pues como hablarías al más íntimo de tus
amigos, como hablarías a tu madre, a tu hermano. ¿Necesitas
hacerme en favor de alguien una súplica cualquiera? Dime
su nombre, sea el de tus padres, el de tus hermanos o amigos, o
personas encomendadas a tus cuidados. Dime en seguida qué quisieras que
hiciera actualmente por ellos. Yo he prometido: "Pedid
y recibiréis. Todo el que pide recibe"
Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir. Pero pide con
fe, pues Yo he dado mi palabra: "Si tenéis fe aunque sea como
un grano de mostaza le podéis decir a una montaña: Quítate de ahí y lánzate al
mar, y os obedecerá. Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que ya os
ha sido concedida, y la obtendréis".
Me gustan los corazones generosos, que llegan en cierto momento
a olvidarse de sí mismos, para atender a las necesidades de los demás.
Así lo hizo mi Madre en Caná a favor de unos esposos en cuya fiesta se había
acabado el vino. Me pidió un milagro y lo obtuvo. Así lo hizo aquella mujer
cananea en el Evangelio la cual con tantos ruegos me suplicó que sacara de su
hija el demonio, y consiguió esa gracia especialísima.
Háblame pues con sencillez de los pobres a quienes quieres
consolar, de los enfermos a quienes ves padecer, de los extraviados que anhelas
volver al buen camino, de los amigos alejados que quisieras ver otra vez a tu
lado, de los hogares desunidos para los cuales deseas paz.
Recuerda a Marta y a María cuando me suplicaron por su hermano
Lázaro y obtuvieron su resurrección. Recuerda a Santa Mónica que después de
rezarme durante 30 años por su hijo que era tan pecador, obtuvo que se
convirtiera y llegara a ser el gran San Agustín. No olvides a Tobías y su
esposa que con sus oraciones obtuvieron que les fuera enviado el Arcángel San
Rafael a que defendiera a su hijo en el largo viaje, lo librara del demonio y
de los demás peligros y lo devolviera sano, rico y muy feliz al lado de sus
familiares.
Y para
tí ¿no necesitas alguna gracia?
Dime por muchas personas una palabra siquiera, pero una
palabra de amigo, palabra de corazón y fervorosa. Recuérdame que he
prometido "Todo es posible para quien tiene fe.
Mi Padre dará cosas buenas a quienes se las pidan. Todo lo que pidáis a mi
Padre en mi nombre, os lo concederá". Hazme,
si quieres, como una lista de tus necesidades, y ven y léela en mi presencia.
Recuerda el caso de mi siervo Salomón que me pidió sabiduría y
le fue concedida en gran manera. No olvides a Judith, que imploró gran valor y
lo consiguió. Ten presente a Jacob, que me pidió prosperidad (prometiéndome dar
para obras buenas la décima parte de lo que ganara) y le concedí muy
generosamente todo lo que deseaba y mucho más. Sara me rogó y le alejé el
demonio que la atormentaba. Magdalena oró con fe y la libré de sus malas
costumbres. Zaqueo por sus oraciones dejó su apego dañoso al dinero y se
transformó en un hombre generoso. Y tú, ¿qué es lo que deseas que te conceda?
Dime francamente que sientes orgullo, amor a la sensualidad
y a la pereza. Que eres egoísta, inconstante. Que descuidas tus deberes, que
juzgas muy severamente a tu prójimo olvidando mi prohibición: "No
juzguéis y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados"
Dime que hablas sin caridad de los demás. Que te preocupas más
por el qué dirán los demás de tí, que por el "qué opinará Dios", que
te dejas llevar por la tristeza y por el mal genio. Que reniegas de tu vida, de
tu pobreza, de tus males, de tus oficios, del trato que recibes, olvidando lo
que dice el libro Santo: "Dios dispone todas las cosas para el
bien de los que lo aman"
Dime que tienes la costumbre de decir mentiras, que no dominas
tu vista ni tu imaginación, que rezas poco y sin fervor, que tus confesiones
son hechas casi sin dolor y propósito y que no evitas después las
ocasiones de pecado y por eso vuelves a caer siempre en las mismas faltas, que
tu misa es mal atendida y que tus comuniones son hechas casi sin preparación y
poca acción de gracias, que tienes pereza y miedo hacia el apostolado, que a
veces pasas varios días sin leer la Biblia, y Yo te recordaré mis enseñanzas,
que pueden traer una transformación total para tu vida.
Te diré de nuevo: "Dios humilla a los orgullosos, pero
a los humildes los llena de gracias. Si eres descuidado en tus pequeños
deberes, también lo serás en los grandes. De toda palabra dañosa que digas,
tendrás que dar cuenta en el día del juicio. Dichosos los que escuchen la
palabra de Dios y la practiquen".
No te avergüences, ¡pobre alma! Hay en el cielo tantos justos y
tantos Santos de primer orden, que tuvieron los mismos defectos que tu tienes.
Pero rogaron con humildad y poco a poco se vieron libres de ellos. Porque "Yo
no vine a buscar a los justos sino a los pecadores" porque "Un
corazón arrepentido, Dios nunca lo rechaza. El mejor regalo para Dios es un
corazón arrepentido"
Ni menos vaciles en pedirme bienes espirituales y corporales:
salud, memoria, simpatía, éxito en tus trabajos, negocios o estudios,
entenderte bien con todas las personas. Ideas nuevas para tus empresas,
amistades que te sean provechosas, buen genio, paciencia, alegría; generosidad,
amor a Dios, odio al pecado, etc. Todo eso puedo darte, y lo doy, y deseo que
me lo pidas en cuanto no se oponga, antes bien, favorezca y ayude a tu
santificación. Pero en todo debes siempre repetir mi oración del huerto: "Padre,
no se haga mi voluntad sino la tuya. No se haga como yo quiero, sino como
quieres Tú"
Porque muchas veces lo que una persona pide no conviene para su
salvación, y entonces nuestro Padre Dios le concede en cambio otros regalos que
le harían mayor bien.
Hoy
por hoy, ¿qué necesitas?
¿Qué puedo hacer por tu bien? Si supieras los deseos que tengo
de favorecerte. Yo di de comer a cinco mil hombres con sólo cinco panes, porque
vi que lo necesitaban, yo calmé la tempestad cuando los apóstoles me
despertaron, yo resucité a la hija de Jairo cuando su padre me pidió que fuera
a resucitarla. Tú también tendrás que repetir con el profeta: "Quién
ha clamado a Dios y no ha sido escuchado?"
¿Tráes
ahora mismo entre manos algún Proyecto?
Cuéntamelo todo minuciosamente. ¿Qué te preocupa, qué piensas,
qué deseas? ¿En qué puedo ayudarte?
Ojalá recordaras siempre la frase del Salmista: "Lo
que nos trae éxito no son nuestros afanes. Lo que nos trae éxitos es la
bendición de Dios. Encomienda a Dios tus preocupaciones y se cumplirán tus
buenos deseos"
Los israelitas deseaban ocupar la Tierra Prometida. Me
suplicaron y se lo concedí. David deseaba vencer a Goliat, me rogó y lo obtuvo.
Mis apóstoles deseaban que se les aumentará la fe, me imploraron esa fe y les
fue otorgada con enorme generosidad. Y Tú, ¿Qué deseas que te conceda?
¿Qué
puedo hacer por tus amigos?
Por tus superiores, por las personas que viven en tu casa, en tu
barrio, en tu vereda, por aquellos por los cuales tendrás que dar cuenta el día
del juicio?. Jeremías oró por su ciudad Jerusalén y Dios la llenó de
bendiciones, Daniel oraba por sus paisanos y obtuvo que se les disminuyeran
muchas penas. Y tú, ¿qué me pides para tus vecinos, para tu barrio, para tu
región, para tu patria?
¿Y por
tus padres?
Si están muertos recuerda que "es
una obra santa y buena rogar a Dios por los muertos para que descansen de sus
penas"
Y si están vivos, ¿qué deseas para ellos? ¿Más paciencia en sus
penas, salud? ¿Un genio agradable? ¿Entendimiento y comprensión en toda la
familia?.
Los ruegos de un hijo no pueden ser desechados por quien estuvo
treinta años dando ejemplo de amor filial en Nazaret.
Si
tienes algún familiar que necesita un favor
Dirígeme por él o ella tus oraciones, que yo haré de tu familia
un templo de amor y consuelo, y derramaré a manos llenas sobre tus familiares
las gracias y auxilios que necesitan para ser felices en el tiempo y por la
eternidad.
¿Y por
Mí?
¿No sientes deseos de mi gloria? ¿No quisieras poder hacer algún
bien a tu prójimo, a tus amigos, a quienes amas mucho, y que viven quizás
olvidados de la religión o no la practican como deberían?
Dime qué cosa llama hoy particularmente tu atención, qué anhelas
más vivamente, y con qué medios cuentas para conseguirlo. ¿No quisieras
que me interesase algo en tu favor? Hijo mío, soy dueño de los corazones, y
dulcemente los llevo, sin perjuicio de su libertad, a donde me place.
¿Sientes acaso tristeza o mal humor? Cuéntame, cuéntame, alma
desconsolada, tus tristezas con todos sus pormenores. ¿Quién te hirió,
quién lastimó tu amor propio, quién te ha menospreciado? Dime si te sale mal tu
empresa, y yo te diré las causas del mal éxito. ¿No quisieras interesarme algo
en tu favor?
Acércate a mi Corazón, que tiene bálsamo eficaz para curar todas
esas heridas del tuyo. Dame cuenta de todo, y acabarás en breve por decirme
que, a semejanza de Mí todo lo perdonas, todo lo olvidas, porque "las
penas de esta vida no son comparables con la inmensa gloria que nos espera como
premio en la eternidad"
¿Sientes desvío de parte de personas que antes te quisieron
bien, y ahora olvidadas se alejan de ti, sin que les hayas dado un motivo?
Ruega por ellas. Mi amigo Job rezó por los que le correspondían muy
ingratamente, y la bondad divina los perdonó y los volvió a su amistad.
¿Y no
tienes tal vez alegría alguna qué comunicarme?
¿Por qué no me haces partícipe de ella, como buen amigo ?
Cuéntame lo que desde ayer, desde la última visita que me
hiciste, ha consolado y hecho como sonreír tu corazón. Quizá has tenido
agradables sorpresas, quizá han desaparecido ciertas angustias o temores por el
futuro? ¿has vencido alguna dificultad, o salido de algún trance
apurado? Obra mía es todo esto, y yo te lo he proporcionado:
Cómo me alegran los corazones agradecidos que como el leproso
curado vuelven a darme las gracias; pero cómo me entristecen esos
desagradecidos que como los nueve leprosos del evangelio no vuelven a agradecer
los bienes recibidos. Recuerda que "Quien agradece un beneficio obtiene
que se le concedan muchos más"
Dime un "Gracias siempre con todo tu corazón, el
agradecimiento trae consigo nuevos beneficios, porque al bienhechor le gusta
verse correspondido.
¿Tampoco
tienes Promesa alguna para hacerme?
Leo, ya lo sabes, en el fondo de tu corazón. A los hombres se
les engaña fácilmente; a Dios, no. Háblame, pues, con toda sinceridad. ¿Tienes
firme resolución de no exponerte ya más a aquella ocasión de pecado? ¿de
privarte de aquella revista , periódico, película, programa de habladuría que
hace daño a tu alma, de no leer más aquel libro que excitó tu imaginación, de
no tratar más aquella persona que turbó la paz de tu alma, de guardar silencio
cuando te venga la cólera? porque "Las personas imprudentes dicen lo
que sienten cuando están de mal genio, pero las personas prudentes callan
siempre cuando están de mal humor y saben disimular las ofensas que reciben"
¿Quieres hacer el propósito de no hablar mal de nadie, aunque
creas que lo que dices es verdad?, ¿De no quejarte de los dura que es la vida,
de ofrecerme tus sufrimientos en silencio, en vez de andar renegando de tus
penas, de apartar cada día un ratico para leer algo provechoso, especialmente
la Biblia? Así se dirá también de Tí: "Quien escucha la palabra de Dios y
la practica, será como casa edificada sobre la roca, no fracasará".
¿Volverás a ser dulce, amable y condescendiente con las personas
que te han tratado mal? ¿Tendrás de hoy en adelante un rostro alegre y una
sonrisa amable, aún con aquellos que no sienten mucha simpatía por Tí?
Recuerda mis palabras: "Si saludáis sólo a los que os aman,
¿qué premio tenéis?. También los malos hacen eso. Perdonad y seréis perdonados.
Un rostro amable alegra los corazones de los demás"
Ahora bien, hijo mío; vuelve a tus ocupaciones habituales, al
taller, a la familia, al estudio; pero no olvides los quince minutos de grata
conversación que hemos tenido aquí los dos, en la soledad del santuario.
Guarda, en cuanto puedas, silencio, modestia, recogimiento, resignación,
caridad con el prójimo. Ama a mi Madre, que lo es también tuya, la Virgen
Santísima, y vuelve otra vez mañana con el corazón más amoroso, más entregado a
mi servicio. En mi Corazón encontrarás cada día nuevo amor, nuevos beneficios,
nuevos consuelos.
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