viernes, 30 de julio de 2021

1 de agosto del 2021: 18o Domingo del Tiempo Ordinario (B)


Qué bueno cuando se tiene hambre!

Jesús ha saciado de pan una multitud numerosa y ella quiere todavía más. Sobre la otra orilla del lago, Él ofrece a su gente que tiene hambre OTRO PAN, aquel que viene del cielo y da la vida al mundo. Este pan, es Jesús mismo.

Si no tenemos hambre, no vengamos al encuentro del Señor, ya que Él no puede alimentar aquellos que se creen satisfechos. Al contrario, con los ojos de la fe, reconozcamos que el Señor Jesús es el Pan de Vida, de la Vida presente y de la Vida Eterna.



 EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 24- 35

En aquel tiempo, cuando la gente vio que no estaban allí ni Jesús ni sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Lo encontraron al otro lado del lago, y le dijeron:
--Maestro, ¿cuándo has venido aquí?
Jesús les contestó:
--Os aseguro que no me buscáis porque habéis visto milagros, sino porque habéis comido pan hasta hartaros. Procuraos no el alimento que pasa, sino el que dura para la vida eterna; el que os da el hijo del hombre, a quien Dios Padre acreditó con su sello
Le preguntaron:
--¿Qué tenemos que hacer para trabajar como Dios quiere?
Jesús les respondió:
--Lo que Dios quiere que hagáis es que creáis en el que él ha enviado.
Le replicaron:
--¿Qué milagros haces tú para que los veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo».
Jesús les dijo:
--Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del cielo; mi Padre es el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo
Ellos le dijeron:
--Señor, danos siempre de ese pan.
Jesús les dijo:
--Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás.

Palabra del Señor-



A guisa de introducción:

El valor de un regalo!
1.     Cuando un niño recibe un regalo que esperaba, sea por su cumpleaños u otro motivo, es difícil distraer su atención del regalo recibido. No es raro que su madre deba arrancarlo de su fascinación para invitarlo a decir “Gracias”, para ayudarlo a reconocer que hay algo más importante que el mismo regalo: el amor y la persona de aquel o aquella que le ha ofrecido el regalo.
Cuando se trata de enamorados que se regalan mutuamente, es totalmente diferente. El aspecto material, utilitario del regalo pierde entonces rápidamente su importancia; uno busca la significación del presente, los sentimientos que lo han inspirado; lo que revela de la persona que lo ha dado.
2.     Como el niño, podemos quedarnos en el regalo, no mirar que el pan de la multiplicación y mismo no mirarlo que como un regalo más entre otros posibles. Jesús entonces pasa al segundo plano; sin exagerar, podríamos decir que Él tiene importancia sólo como hacedor de milagros para nuestro provecho personal. Es otra cosa totalmente, si tomamos la actitud de los enamorados. Aquello que Jesús ha dado en abundancia, no es cualquier cosa, es un alimento que Él ha escogido por su rico valor de signo: pan, pan que alimenta; es Él mismo donando el amor, la Vida de Dios.



Aproximación psicológica del evangelio:

Cuidado con lo que comen!

Dios se preocupa del ser humano y quiere verlo crecer. Él se inquieta de verlo agotándose en actividades y preocupaciones que lo hacen dar vueltas. “por qué gastan el dinero en lo que no es pan, y su trabajo en lo que no sacia?”, demanda Dios por intermedio del profeta Isaías (Isaías 55,2).

Esta cuestión nos parece  que hoy tiene una gran actualidad en un mundo donde efectivamente gastamos nuestro dinero en diversos productos de consumo que además de nunca saciarnos (o llenarnos) también nos dejan en la superficie de nuestro ser y alejados más que antes de nuestros recursos o fuentes espirituales.

Jesús retoma acá la misma pista cuando nos dice: “es necesario que se pongan a trabajar no para obtener este alimento o comida que perece, sino la comida que permanece para la vida eterna” (v.27). “Ustedes me buscan porque han comido pan hasta saciarse” (v.26).

Ustedes se interesan en mí porque yo les he alimentado su sed de lo mágico, de milagros (uno podría agregar hoy: de religiosidad). Pero todo esto no les permite avanzar mucho,  y lo que yo quiero, es justamente hacerles avanzar, abarcar  y unirme a ustedes en  sus verdaderas hambres y su verdadera sed, de ponerlos en camino a este nivel.

Mateo 5,6 sería un  buen eco de esta palabra: “Bienaventurados (o felices) aquellos que tienen hambre y sed de justicia”…Felices los que no trabajan por la “comida que se acaba (o perece)”: bienes de consumo, reconocimiento social, seguridad y confort ilimitados, religiosidad, espiritualidad comprometida con la inconsciencia social…

Felices aquellos que están en búsqueda de la “comida que permanece”, bienaventurados aquellos cuya hambre y sed de justicia les hace semejantes a Jesús, para quien “su alimento era el de hacer la voluntad de Aquel que le había enviado” (Juan 4,34).

Esta “sed de justicia”, esta “voluntad de Dios”, miren cómo la expresa el profeta  Isaías: “romper las cadenas injustas (…) romper todos los yugos, compartir tu pan con el hambriento, y recibas en casa a los pobres sin hogar; para que cuando veas al desnudo lo cubras, y no te escondas de tu semejante..?  (Isaías 58,6-7).

Esta “sed de justicia”, era ya visible en las prácticas de Jesús, pero Él lamenta que no se vuelva una norma de vida y uno no se apropie de ella: “En verdad les digo que ustedes me buscan, no porque hayan visto las señales” (v.26). Ustedes se apegan a los detalles superficiales de mi acción, sin dejarse interpelar (o cuestionar) por lo esencial…”Pónganse a la obra” (v.27)! mejor dicho “a trabajar!”



Reflexión CENTRAL:



Yo soy el pan de vida




Continuamos hoy meditando el capítulo 6 del evangelio de San Juan. A partir de este evangelio, vemos a Jesús actuar en otro nivel. El domingo pasado, el evangelio nos relataba una acción exterior y visible de Jesús: “La multiplicación de los panes”.

Ahora Jesús trata de actuar en los corazones, en los espíritus. Trata de encaminar su auditorio más lejos. Su punto de partida obligado son los sentimientos, los pensamientos, la mentalidad de estos judíos que han venido con Él al desierto.

El milagro del pan ha iniciado en ellos un proceso de esperanza y de sueños. Ellos ven en Jesús al nuevo Moisés que dona el “maná”  de los tiempos últimos, el Eliseo enviado por Dios para realizar maravillas todavía  más grandes o mayores que aquellas de las cuales fueron testigos los ancestros. He aquí el punto de partida de Jesús.

Su punto de culminación o final? Es llevar esta gente a comprender que Él, Jesús a la vez es y no es  el Mesías esperado. Él es, bien claro, el enviado de Dios en quien se cumplen  todas las promesas pero no a la manera como lo sueñan los judíos: no a partir de maravillas en el cielo, no por la fuerza política, no por la abundancia material, sino por una respuesta más radical a las verdaderas necesidades del ser humano. Cristo debe entonces a su vez, llevar a descubrir a esta gente su verdadera hambre, mucho más profunda que el hambre de pan y de lo mágico o maravilloso, y hacerles descubrir que Él es el solo pan dado por el Padre para alimentar la humanidad. Es necesario creer para percibir el misterio de Cristo. Desafortunadamente, los judíos exigen ver para creer cuando es necesario creer para ver.

Otra hambre (u otros apetitos)…

A las numerosas definiciones existentes del ser humano, yo agregaría otra: “la persona es un cumulo de hambres!” (otros dicen “un animal de eternas insatisfacciones”) Todos nuestros sentidos tienen hambre: los ojos tienen hambre de ver, los oídos de oír, la boca de gustar, la nariz de oler, el cuerpo de tocar…

Físicamente, todos nosotros tenemos necesidad de ser alimentados por todo tipo de sensaciones. A menudo ellas son tan ricas, tan variadas, tan intensas, que parecen colmar nuestra vida. En efecto, algunas personas lo hacen a lo largo de toda su vida. Ellas se convierten en prisioneras de sus apetitos físicos. No pueden tomar más  distancia con respecto a esas hambres. Ellas viven sobre la epidermis del ser. De igual modo, ellas no pueden  percibir otras hambres.

El hambre fundamental

Porque hay otras hambres más  radicales, más exigentes, que son preferiblemente necesidades de la persona toda entera que de su cuerpo solamente. Podríamos resumir estas hambres en tres necesidades fundamentales:

La PRIMERA es la necesidad de seguridad. Ya sea uno un niño pequeño, un adulto o un anciano, uno siente la necesidad de proteger su vida de la enfermedad, del hambre, de la muerte. Si esta seguridad no es asegurada (valga la redundancia), uno no funciona bien. Es sino mirar los destrozos sicológicos que provoca en un individuo y su familia el desempleo, o simplemente la amenaza de llegar a quedarse sin trabajo.

La segunda necesidad es aquella de REALIZARSE, de llegar a la plenitud. Cada ser humano porta en su interior riquezas, potencialidades que quieren ganar su lugar, su sitio en el gran día. Un siempre quiere “ganar o tener su sitio en el mundo gracias a sus talentos y potencialidades”. Como una semilla traza o dibuja su camino a través de la tierra y mismo en las piedras para poder estirarse y ser frondosa, la persona puede  a veces desplegar o gastar energías considerables para poder realizarse. Ya sea que uno piense en la adolescencia, este periodo de la vida donde uno despliega tantos esfuerzos  para afirmarse y uno se rebela contra la autoridad, o donde uno rechaza de ser encerrado  o clasificado en un rol de dependencia así  se le ofrezca la seguridad.

La tercera necesidad  es la de ser reconocido. Es esencial para un ser humano que los otros digan SI a su presencia, a su existencia. Todos tenemos necesidad de sentir que somos importantes para alguien, que otros se den cuenta que existimos y que acojan nuestra existencia en la de ellos.

Como canta en una letra de música tropical el venezolano Pecos Kanvas : “Todo el mundo necesita amor…” Cada uno de nosotros lleva en su corazón esta inmensa hambre de ser mirado amorosamente por los otros, de ser reconocido, de sentir que los demás son felices  de que uno exista.

Hambres superficiales:

Tales son las hambres fundamentales del ser humano, pero como lo subraya R. Blondin en su libro “La felicidad posible”, el problema de las gentes de occidente es que su corazón es una selva de 1000 deseos que esconden las verdaderas hambres. Somos como los niños que caminan en un lugar entre  montañas de juguetes y que lloran porque no pueden llevárselos todos a su casa. Una cosa que es simplemente útil o agradable se convierte con facilidad en algo esencial para nuestro bienestar o felicidad. Si no me compro tal mueble o tal carro, si no hago tal viaje, si me pierdo tal o cual salida, mi vida es destrozada o demolida. Cómo  vuelve uno la tan felicidad frágil! Como dice San Pablo en la segunda lectura escuchada hoy, uno tiene fácilmente el corazón habitado por “deseos engañosos”.

En el evangelio, Jesús denuncia aquellos que no esperan de Él nada más que el pan que alimenta el vientre. Hoy aun, nosotros estamos tentados a  utilizar a  Jesús para que responda nuestras hambres superficiales. Hay gente que ora, encienden lámparas para que haga buen tiempo en el momento de su picnic,  o que tal asunto o negocio interesante se cierre bien, o para que la cosecha (de café) de cualquier producto sea buena…

Jesús entonces puede volvernos a decir lo que le decía a sus contemporáneos:“no me busquen porque hayan comido pan hasta saciarse. No trabajen por la comida que perece, sino por la comida que permanece” (v. 26 y 27).


Otro pan…

Jesús va aun más lejos. Él denuncia todos aquellos quienes, conscientes de su verdadera hambre, tratan sin embargo de saciarlas por sí mismos. Él condena los fariseos ya que ellos tratan de responder a su necesidad de ser reconocidos por sus solos esfuerzos, cumpliendo actos religiosos. Solo Dios puede reconocerlos, les dirá Jesús. Es necesario buscar la Gloria que viene de Dios y no de los hombres. Jesús denuncia aquellos que buscan realizarse en el solo éxito material, cuando el destino del ser humano llama a un ideal mucho más rico y pleno.

El denuncia aquellos que fundan y o ponen  su seguridad en el dinero, cuando este no puede darles una milésima de segundo más de vida.

El pan de la presencia

Pero si Jesús rompe así las ilusiones de las personas, es para irrigar su deseo hacia su verdadera fuente, es para ofrecer a su hambre el solo pan verdadero, su propia persona: “Mi padre les da el verdadero pan, el que desciende del cielo». Esto quiere decir que nuestra verdadera seguridad no puede venir de nosotros mismos. Ella no puede venir sino de OTRO. Ella no puede venir sino de Dios. Jesús se nos propone como aquel que en su ser lleva la fuerza para vencer a la misma muerte. Él es el médico de la vida. Él es el solo remedio contra la muerte. Ya que lo esencial de la muerte, no es totalmente la desaparición de los cuerpos, es la desaparición de los lazos y la ruptura de las relaciones. Háblenle a cualquiera que vive sus últimos momentos, en la agonía de su vida. Lo que le da miedo, no es encontrarse muerto, no, es la de encontrarse o verse solo! Ahora la relación por la cual Cristo quiere unirnos a Él  es tan fuerte que la muerte misma no puede romperla. Y esta fuerza de Cristo ha estallado en la resurrección. Esta es la victoria de la relación sobre la ruptura, es la unión al Padre que sobrevive a la fractura de la muerte.

“Yo quiero vivir mi vida”. Así se resume a menudo la necesidad de realizarse o sentirse colmado. Y es necesario mucho camino o recorrido de madurez para descubrir que el solo éxito que cuenta de verdad es antes que todo  interior. Éste consiste en llegar a ser plenamente uno mismo, preferible que  realizar muchas cosas. Entonces, Cristo es el ser humano totalmente exitoso, realizado, aquel que ha actualizado todas nuestras virtualidades (potencias o capacidades). Y por  tanto, en términos materiales Él ha realizado poco: Él no ha construido nada, Él no ha amasado fortuna. Él se ha realizado en esta dimensión donde el hombre es la máxima imagen de Dios: en la dimensión de un ser relacional abierto a todos los demás seres y abierto al totalmente Otro (Dios).

Y Él se nos ofrece como el camino que conduce al verdadero cumplimiento o realización de nosotros mismos. Si somos imagen de Dios en nuestro nacimiento, es un poco a la manera por la cual somos imágenes de nuestro padre  o de nuestra madre: en potencia. Nosotros debemos entonces llegar a ser imagen de Dios a la manera de Cristo, quien es el camino y el término de esta realización.

El pan de la dignidad

“Yo soy el pan de vida que dona la vida al mundo”. En el evangelio si uno ve a Jesús hacer volver a la vida algunas personas (Lázaro, la niña del jefe de la sinagoga, el hijo de la viuda), se le ve sobre todo resucitar la esperanza y la dignidad en el fondo de sus corazones. Esto es particularmente impactante en su encuentro con las personas que ya no son más nada a los ojos de los otros.

A los ojos de todos, Zaqueo no es más que un ladrón. Mateo es un explotador: Magdalena, una prostituta, y la mujer adultera, una pecadora. Todas estas personas no  atraen nada más para sí que desprecio. Pero he aquí que sobre su camino, ellos viven un encuentro que los sacude, que les resucita. Si Jesús quiso morir entre dos ladrones, no es para revelarnos en el supremo momento de su vida que Él siempre está dispuesto a acogernos? La diferencia entre los dos ladrones no reside en la gravedad de sus crímenes: tanto el uno como el otro es culpable. La diferencia reside en el hecho que uno ha sabido percibir esa mirada de amor depositada en él y lanzarse, pleno de confianza en los brazos de Cristo. Él ha sabido ver, tomar y comer este pan roto, esta presencia de amor a su lado. Solo Cristo nos ama lo suficiente para venir a nosotros a pesar de nuestros pecados, para venir hacia nosotros a pesar de nuestros fracasos, y darnos todo lo que Él es.

Ser creyente, es entonces  primero que todo aceptar ser incomodado o cuestionado por la Palabra de Dios que denuncia o descubre nuestros deseos engañosos, revela la fragilidad de nuestras satisfacciones o alegrías y nos llama a descubrir en nosotros nuestras hambres las más verdaderas, las más profundas.

Ser creyente, es descubrir en la fe el verdadero pan que no es un objeto sino una persona, Cristo. Él se nos propone o se nos presenta para salvar nuestra vida de la muerte, para conducirnos al cumplimiento o realización de todo nuestro ser, para depositar en nosotros su mirada de amor y vestirnos de dignidad.



En conclusión con respecto a la Eucaristía


Al mencionar el mana del desierto, Jesús hace alusión al estatuto del hombre pecador en el libro del Génesis (capitulo 3). “Comerás el pan con el sudor de tu frente”. Alimento obtenido para un trabajo agotador, comida que no llega a conjurar la vejez y la muerte, comida sembrada o cultivada, que monta de la tierra que implica el trabajo agotador y el sudor de la frente.

En el texto de San Juan, todos estos términos son puestos a la inversa. Jesús anuncia un pan que no sube de la tierra sino que desciende o baja del cielo. Un pan que no es el fruto del trabajo ya que el solo esfuerzo exigido para recibirlo es aceptarlo en la fe. Lo que Dios espera de nosotros es que creamos que Cristo es nuestro pan de vida.

La Eucaristía o (santa cena o misa) no es simplemente una comida, una liturgia donde todo debe desenvolverse según las normas o las rúbricas, o donde cada quien cumple el papel asignado. No se trata de un acto donde el sacerdote se pone lujosos vestidos litúrgicos, con suntuosas decoraciones, música inspiradora, homilías bien preparadas…Se trata de un encuentro comunitario que acrecienta nuestra fe en Jesús, el Pan venido del cielo.

Cuando yo compartía mi fe en Camerún, recuerdo haber presidido la Eucaristía utilizando como altar piedras planas y alargadas bajo los árboles o bajo una improvisada enramada. Mas, la comunidad cristiana estaba presente y participaba activamente, con alegría y convicción. Cristo estaba presente, como lo está hoy en nuestras grandes iglesias y catedrales.




REFERENCIAS Bibliográficas:


·        Para las lecturas: http://betania.es

         http://paroissesaintefamilledevalcourt.org 

·        Pequeño  misal “Prions en Église”, edición quebequense, Novalis, 2012.

·        HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.

·        Revue Liturgique «  Célébrer « , Canada

·        http://cursillos.ca  , reflexion del P. Allard, s.d.v

lunes, 19 de julio de 2021

20 de julio del 2021: martes de la decimosexta semana del tiempo ordinario (I)

 

Mateo 12, 46-50) Jesús no quiere denigrar a los miembros de su familia, simplemente quiere que entendamos que todos pueden llegar a ser sus parientes: su madre, su hermana, su hermano ... Al considerarnos así en la fe, nos volvemos más benévolos y comprensivos unos con otros, más solidarios.

 



Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (14,21–15,1):

En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este, que secó el mar, y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros. Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio, desde la columna de fuego y nube, y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto: «Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.»
Dijo el Señor a Moisés: «Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.»
Y extendió Moisés su mano sobre el mar; y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios, huyendo, iban a su encuentro, y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar. Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó. Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar; las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.

Palabra de Dios.

 

 

Salmo

Ex 15,8-9.10.12.17



R/.
 Cantaré al Señor, sublime es su victoria

Al soplo de tu nariz, se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano.» R/.

Pero sopló tu aliento, y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra. R/.

Introduces a tu pueblo
y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos. 
R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,46-50):

En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó: «Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero él contestó al que le avisaba: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»

Palabra del Señor

 

 

***********

 

«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»


Mateo 12: 48–50

 

 

Estas preguntas las planteó Jesús a una multitud de personas que estaban dentro de una casa donde estaba enseñando. Su madre y sus hermanos llegaron afuera pidiendo hablar con él. 

En primer lugar, cabe señalar que la palabra "hermanos" en hebreo antiguo, arameo y otros idiomas no significa necesariamente hijos del mismo padre. La misma palabra se usó para referirse a cualquier persona dentro de la misma familia extendida, como primos. Por lo tanto, está claro que la madre de Jesús y algunos otros parientes varones venían a verlo.

 

Jesús aprovecha esa oportunidad para seguir enseñando a la multitud sobre la familia de Dios. Él dice claramente que nos convertimos en miembros de Su familia simplemente por obedecer la voluntad del Padre Celestial. Por lo tanto, la definición de familia de Jesús excede las relaciones de sangre para incluir a todos los que están unidos espiritualmente a Él a través de la unidad de su voluntad con la del Padre.

 

Una razón por la que esto es tan útil de entender es porque nos revela nuestra identidad. Dios quiere que le pertenezcamos. Quiere que entendamos quiénes estamos llamados a ser. Estamos llamados a ser hijos del Padre, hermanos y hermanas de Cristo, e incluso madres y padres de nuestro Señor en un sentido espiritual. Nos convertimos en Sus madres y padres en el sentido de que lo traemos a este mundo a través de nuestra obediencia a la voluntad del Padre.

 

Los niños, desde las edades más tempranas, quieren pertenecer a alguien o algo. Quieren amigos, quieren ser incluidos, quieren tener relaciones con los demás. Este deseo innato se coloca dentro de nosotros desde el momento de nuestra creación y es fundamental para quienes somos. Y ese deseo solo puede cumplirse completamente a través de nuestra membresía espiritual dentro de la familia de Dios.

 

Piensa, por un momento, en tu propio deseo de amistad. A menudo, cuando dos personas son los amigos más cercanos, se refieren entre sí como hermanos o hermanas. El vínculo de la amistad es profundamente satisfactorio porque para eso estamos hechos. Pero la verdadera amistad, los verdaderos vínculos familiares espirituales, solo se cumplen en la forma más pura cuando son relaciones que resultan de nuestra unidad con la voluntad del Padre. Cuando estás unido a la voluntad del Padre y cuando otro también está unido a la voluntad del Padre, entonces esto crea un vínculo familiar que se cumple en el nivel más profundo. Y ese vínculo no solo nos une con otros cristianos, también nos une profundamente con Jesús, como se menciona en este pasaje del Evangelio.

 

Reflexiona hoy sobre estas palabras de Jesús como si fueran una forma de invitación que se te ha hecho. Te está invitando a Su familia. Quiere que le pertenezcas. Quiere que tomes tu identidad en Él. Mientras buscas entrar en plena obediencia a la voluntad del Padre, considera también el efecto que eso tiene en tus relaciones con otros que también buscan vivir la voluntad del Padre. Regocíjate en el vínculo que crea tu mutua obediencia a Dios y saborea esos vínculos con mucha gratitud.

 


Mi amado Señor, Tú has establecido la familia humana para la unidad y el amor. Invitas a todas las personas a compartir tu familia en amor. Acepto tu santa invitación, querido Señor, y prometo obediencia de todo corazón a la voluntad del Padre Celestial. Al hacerlo, me regocijo en la recompensa de una relación cada vez más profunda contigo y con todos los que están unidos a ti. Jesús, en Ti confío.

 

sábado, 17 de julio de 2021

17 de julio del 2021: sábado de la decimoquinta semana del tiempo ordinario (I)

 

(Mateo 12, 14-21.) Los milagros de Jesús no tenían la intención de llamar la atención ni de glorificarlo; solo mostraban la misericordia de Dios. ¿Estoy lo suficientemente cerca del Señor para afirmar que su palabra actúa hoy en mi corazón y me llena de esperanza?



Primera lectura

Lectura del libro del Éxodo (12,37-42):

En aquellos días, los israelitas marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños; y les seguía una multitud inmensa, con ovejas y vacas y enorme cantidad de ganado. Cocieron la masa que habían sacado de Egipto, haciendo hogazas de pan ázimo, pues no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no los dejaban detenerse; y tampoco se llevaron provisiones. La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años. Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto las legiones del Señor. Noche en que veló el Señor para sacarlos de Egipto: noche de vela para los israelitas por todas las generaciones.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 135,1.23-24.10-12.13-15

R/.
 Porque es eterna su misericordia



En nuestra humillación, se acordó de nosotros. R/.

Y nos libró de nuestros opresores. R/.

Él hirió a Egipto en sus primogénitos. R/.

Y sacó a Israel de aquel país. R/.

Con mano poderosa, con brazo extendido. R/.

Él dividió en dos partes el mar Rojo. R/.


Y condujo por en medio a Israel. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,14-21):

En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.»

Palabra del Señor

 

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Un Mesías diferente



Los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.

 

Mateo 12: 14–16

 

 

Este pasaje continúa diciendo que Jesús se retiró a un lugar más desierto para cumplir la profecía del Profeta Isaías (Isaías 42: 1–4 ). Esa profecía es la primera de lo que se conoce como "Los cánticos del siervo que sufre". En estas canciones o poemas de Isaías, el Mesías se nos presenta como alguien que sería enviado a una misión de Dios, sufriría injusticias por el bien de los demás, sería rechazado y, en última instancia, reivindicado y exaltado. La misión del Siervo Sufriente era llevar justicia y salvación a todos, incluso a los gentiles.

 

En ese momento, la idea de un rey mesiánico todavía era prominente en la mente de muchos. Anticiparon la llegada de un mesías que sería un líder político y sacaría al pueblo de Israel de la opresión, convirtiéndolos en una nación libre, próspera y poderosa. Pero Jesús actúa de manera opuesta. En lugar de levantar un ejército para combatir las malas intenciones de los fariseos y derrocar a los romanos, Jesús se retiró de ellos e invitó a la gente a acudir a Él para recibir sanación y recibir sus enseñanzas.

 

Jesús cumple perfectamente la profecía de Isaías al convertirse en el Siervo sufriente. Y debido a que Su papel mesiánico fue muy diferente de lo que muchas personas habían anticipado, San Mateo nos señala la profecía de Isaías en el Antiguo Testamento como una forma de mostrar de manera clara que Jesús realmente era el Mesías prometido. Simplemente no era el tipo de mesías que muchos esperaban. Él era un Mesías humilde y gentil de corazón. Él era Aquel que redimiría a la gente con la Sangre de Su Cruz. Y Él era Uno que extendería la salvación a todas las personas, no solo al pueblo de Israel.

 

Una lección que esto nos enseña es que incluso hoy podemos tener falsas expectativas de Dios. Es fácil para nosotros exponer nuestra propia idea de lo que Dios debe hacer y lo que exige la verdadera justicia. Pero también leemos en Isaías: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice el Señor. Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que tus caminos y mis pensamientos más altos que tus pensamientos” Isaías 55: 8–9 ).

 

Así como debe haber sido difícil para el pueblo de Israel llegar a aceptar al Mesías prometido como un siervo que sufre y que redime a todas las personas a través de ese sufrimiento, también es difícil para nosotros aceptar a nuestro Señor tal como es. Es difícil deshacernos de nuestras propias ideas de lo que queremos que Dios haga y esto es especialmente difícil cuando Él nos llama a compartir su propio sufrimiento y servicio. Servir, sufrir, sacrificar nuestras vidas y cosas por el estilo puede ser difícil de aceptar. Pero este es el camino de nuestro Señor, es el camino del Siervo de Dios sufriente.

 

Reflexione hoy sobre sus propias expectativas de Dios. ¿Tiene una lista larga de cosas que cree que Dios debería hacer? ¿Ore por esa lista de sus ideas, pensando que si solo pide lo suficiente, Dios le concederá sus pedidos? Si sus peticiones fluyen de Su perfecta voluntad, entonces orar por ellas con fe las hará realidad. Pero si fluyen más de usted y de sus propias ideas de lo que Dios debería hacer, entonces todas las oraciones del mundo no las harán realidad. Si esta es su lucha, entonces trate de empezar de nuevo volviendo sus ojos al Siervo que Sufre por la salvación de todos.

 

Reflexione sobre el hecho de que los pensamientos y caminos de Dios suelen estar muy por encima de sus propios pensamientos y caminos. Intente humillarse ante el Siervo sufriente y abandone todas las ideas que no fluyan de Su Corazón.

 

Mi Siervo sufriente, te agradezco por Tu sufrimiento y muerte y por la redención que fluye de Tu sacrificio de amor. Ayúdame a deshacerme de todas las falsas expectativas que tengo de ti, querido Señor, para que me guíes solo por ti y tu misión de salvación. Jesús, en Ti confío.

sábado, 10 de julio de 2021

11 de julio del 2021: 15o Domingo del Tiempo Ordinario (B)

El Señor nos colma de bendiciones. Él envía y  nos confiere el poder de compartir  sus dones.
Osaremos tomar en serio nuestro rol de herederos: multiplicar las bendiciones, los beneficios de la presencia de Dios?




L  e  c  t u  r  a  s :

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE AMOS 7, 12-15

En aquellos días dijo Amasías, sacerdote de la Casa-de-Dios, a Amós:
-- Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá: come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en 'Casa-de-Dios', porque es el santuario real, el templo del país.
Respondió Amós:
-- No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel."

Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 84

R.- MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA Y DANOS TU SALVACIÓN

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz a su pueblo ya sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.-

 La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo. R.-

 El Señor os dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.-




 SEGUNDA LECTURA      
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 1, 3-14

Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Él nos eligió en la Persona de Cristo --antes de crear el mundo-- para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la Persona de Cristo --por pura iniciativa suya-- a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el Misterio de su Voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegase el momento culminante; recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros --que habéis escuchado la Verdad, la extraordinaria noticia de que habéis sido salvados y habéis creído-- habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual, es prenda de nuestra herencia para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Palabra de Dios



 ALELUYA Ef, 1, 17-18

El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que conozcamos cual es la esperanza a la que se nos llama.




EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 6, 7- 13

En aquel tiempo llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no, túnica de repuesto. Y añadió:

-- Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

 Palabra del Señor



A guisa de introducción: 

Mas que turismo!

Es época - Tiempo de verano, aquí, allá, tiempo de paseos solos en familia…Tiempo para descansar, relajarse, meditar…ORAR? 

Es el tiempo de los turistas, de TURISTEAR…pero acaso esta bien que el cristiano, el discípulo de Jesús se comporte solo como un turista? Si actuamos meramente como turistas, no hacemos más que PASAR, pasar dejando de lado tanto bien que podríamos realizar en bien de los demás, actuar como meros turistas nos hace desentender del dolor y sufrimiento de los otros, nos puede hacer insensibles a la oración, a la meditación, las que posibilitan el rencuentro con nosotros mismos, con nuestros hermanos y con Dios.

El evangelio de este 15º domingo ordinario del ciclo B y consagrado al testimonio de Marcos y su comunidad se relaciona bien con esta época de viajes. Jesús envía sus apóstoles a multiplicar los beneficios (las gracias) de su presencia. Nosotros queremos hacer lo mismo, pero las consignas de Jesús desafían hasta la más elemental de nuestras prevenciones.

Jesús también a la vez parece patrocinar y o animar los comportamientos de los que pican o tocan plato (comida) acá y allá! Ustedes saben, hablamos de esas personas que llegan a la casa sin avisar…! Sin prevenir!

3 de agosto del 2025: decimoctavo domingo del tiempo ordinario ciclo C

La verdadera autoridad Un hombre viene a pedir a Jesús que arbitre un conflicto en torno a una herencia. Jesús parece molesto por esta petic...