I
Liturgia
del Miércoles de la decimocuarta semana del tiempo ordinario- I
Dios se revela en lo cotidiano
Jesús elige y envía a los
Doce. Esta elección no fue aleatoria: Él había orado largamente antes de tomar
esta decisión. No fue un nombramiento cualquiera: era el inicio de un camino de
formación y misión.
Jesús no manda a los suyos
solos; los envía de dos en dos, en comunión, en fraternidad. Su misión:
proclamar que el Reino de Dios está cerca, sanar, liberar, consolar. Esto no es
magia, es fruto de una relación viva con el Maestro, es un signo de que Dios
actúa en la historia humana, en lo cotidiano, a través de personas concretas.
El Reino se anuncia con
palabras y se vive con gestos. Este envío es también para nosotros hoy. Cada
uno de nosotros es llamado, elegido, enviado… no porque seamos perfectos, sino
porque Dios quiere tocar el mundo a través de nuestras manos.
Nicolas Tarralle, prêtre assomptionniste
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (41,55-57;42,5-7.17-24a):
En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto, y el pueblo reclamaba pan al Faraón; el Faraón decía a los egipcios: «Dirigíos a José y haced lo que él os diga.»
Cuando el hambre cubrió toda la tierra, José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto. Y de todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra. Los hijos de Jacob fueron entre otros a comprar grano, pues había hambre en Canaán. José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo. Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra.
Al ver a sus hermanos, José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente: «¿De dónde venís?»
Contestaron: «De tierra de Canaán, a comprar provisiones.»
Y los hizo detener durante tres días.
Al tercer día, les dijo: «Yo temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois gente honrada, uno de vosotros quedará aquí encarcelado, y los demás irán a llevar víveres a vuestras familias hambrientas; después me traeréis a vuestro hermano menor; así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis.»
Ellos aceptaron, y se decían: «Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia.»
Intervino Rubén: «¿No os lo decía yo: "No pequéis contra el muchacho", y no me hicisteis caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre.»
Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró; después volvió a ellos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 32,2-3.10-11.18-19
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,1-7):
En aquel tiempo, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: «No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»
Palabra del Señor
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El Señor
ve el corazón y lo envía a servir
Queridos
hermanos y hermanas:
En este camino del Tiempo Ordinario, el Evangelio
de hoy nos saca de lo “ordinario” y nos lanza al corazón mismo de la misión. El
capítulo 10 del Evangelio de san Mateo es un punto de inflexión: Jesús llama
por su nombre a los Doce, y los envía a continuar su propia obra de sanación,
liberación y anuncio del Reino. Es un texto cargado de sentido eclesial y
misionero, especialmente en este Año Jubilar que nos llama a ser peregrinos
de la esperanza.
4. Una elección que nace de la
oración
Jesús no improvisa. Antes de llamar y enviar, ha
orado. Ha contemplado los rostros, ha discernido los corazones. Y llama a
personas reales: Pedro, Andrés, Santiago, Juan, Mateo, Tomás… hombres frágiles,
algunos impulsivos, otros dudosos, varios sin formación, pero todos con un
corazón dispuesto a seguirle.
Este detalle nos llena de consuelo: no se trata
de tener grandes talentos o fama, sino de tener disponibilidad. También
nosotros, como ellos, somos enviados. No porque seamos los mejores, sino porque
Dios cree en nosotros más que nosotros mismos. En este Año Jubilar, la
Iglesia nos invita a redescubrir la alegría de nuestra vocación bautismal y
misionera, a renovar nuestro sí al Señor que nos llama a vivir para Él y
para los demás.
2. Una misión en fraternidad
Jesús los envía “de dos en dos”, como lo relatan
los otros evangelios. No solos, sino en comunión. Porque la misión no se
sostiene en el esfuerzo individual, sino en la fraternidad y la unidad del
Cuerpo de Cristo. ¿Cuánto necesitamos hoy esa comunión profunda entre
nosotros?
En un mundo marcado por el individualismo, el
egoísmo y la competencia, ser enviados en comunión es un testimonio
contracultural. En nuestras parroquias, comunidades, grupos de servicio… la
fraternidad es el primer anuncio del Evangelio.
3. Un Reino que se anuncia y se
vive
La tarea confiada no es ligera: “Anuncien que el
Reino de los cielos está cerca. Sanen, purifiquen, resuciten, expulsen
demonios”. Es decir, no basta con hablar del Reino; hay que encarnarlo.
Esto nos recuerda que la fe cristiana no se
reduce a doctrinas o rituales, sino que debe manifestarse en gestos
concretos: sanar al enfermo, acompañar al que sufre, liberar al oprimido,
levantar al caído, consolar al afligido. ¡Cuántas veces lo vemos en
nuestras comunidades! Personas que sin grandes títulos, con humildad, llevan
consuelo, alimento, escucha, ternura.
Aquí la conexión con la primera lectura es
luminosa: José, vendido por sus hermanos, se convierte en instrumento de
salvación para todo un pueblo. A pesar del dolor y la injusticia, Dios lo
ha preparado para esa misión. Y José no guarda rencor, sino que llora en
secreto por sus hermanos, conmovido por el reencuentro. Su corazón ha sido
sanado por Dios, y por eso es capaz de perdonar.
4. En el Año Jubilar: enviados a
sanar y reconciliar
Queridos hermanos, en este Año Jubilar, se nos
recuerda que la Iglesia es misionera por naturaleza, y que cada
bautizado es también un enviado. No podemos quedarnos en la comodidad.
Jesús sigue llamando, y hoy nos necesita para tocar al mundo con gestos de
esperanza.
Desde nuestras parroquias, familias, redes
sociales, emisoras como Gusqui Stereo, comunidades pequeñas o grandes, somos
enviados como José y los Doce a sanar corazones heridos, a anunciar el Reino
con palabras y obras, a construir una Iglesia cercana, compasiva y alegre.
🕊️ Aplicación concreta:
- ¿Estoy dejando que Jesús me
envíe?
- ¿Qué gestos concretos de
compasión puedo realizar hoy?
- ¿Quién necesita escuchar que
el Reino está cerca a través de mí?
🙌 Oración final:
Señor
Jesús,
Tú que nos llamas por nuestro nombre,
y nos envías con el poder de tu amor,
haz de nosotros mensajeros de tu Reino,
sanadores de corazones rotos,
constructores de comunión y testigos de esperanza.
Que en este Año Jubilar,
no tengamos miedo de decirte:
Aquí estoy, Señor, envíame.
Amén.
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II
Fiesta de la Virgen de Chiquinquirá (Patrona de Coloombia)
Comentario inicial
Querida
comunidad reunida en el Señor:
Hoy la Iglesia en
Colombia se llena de gozo al celebrar la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de
Chiquinquirá, Reina y Patrona de nuestra nación. En esta
jornada jubilar, elevamos nuestra acción de gracias a Dios por habernos dado a
María como Madre, intercesora y guía segura en el camino de la fe. Su imagen
restaurada milagrosamente en el humilde lienzo de Chiquinquirá es signo
elocuente de una
presencia viva y cercana, que acompaña con ternura a su pueblo
en medio de las pruebas, las luchas y las esperanzas de cada día.
Las lecturas que hoy
escuchamos iluminan el corazón de esta celebración. En la carta a los Efesios,
san Pablo nos recuerda que hemos sido elegidos por Dios en Cristo y
destinados a alabanza de su gloria. María, la llena de gracia,
es la primera entre los elegidos, y su vida entera canta la fidelidad del
Señor. El salmo entona un himno de alabanza al Dios que levanta del polvo al
pobre, y esa ha sido la experiencia de tantas generaciones que han acudido a la
Virgen de Chiquinquirá buscando consuelo, justicia y paz.
En el Evangelio, Jesús
nos revela la verdadera grandeza de su Madre: más allá de haberle
dado a luz, María es bienaventurada porque escuchó y cumplió la Palabra de Dios.
Así también nosotros, hijos e hijas de esta tierra bendecida, somos invitados
hoy a escuchar la Palabra, a vivirla con coherencia y a confiar en la
intercesión poderosa de la Virgen Santísima.
Que esta Eucaristía, en
el marco del Año Jubilar y del camino sinodal que vive la Iglesia,
nos impulse a ser testigos de esperanza, constructores de reconciliación y
discípulos misioneros, al amparo maternal de Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Primera lectura
Dios nos
eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
BENDITO sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo
para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
a ser sus hijos,
para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
En él hemos heredado también,
los que ya estábamos destinados por decisión
del que lo hace todo según su voluntad,
para que seamos alabanza de su gloria
quienes antes esperábamos en el Mesías.
Palabra de Dios.
Salmo
R. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y
por siempre.
O bien:
R. Aleluya.
V. Alaben,
siervos del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.
V. De la
salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R.
V. ¿Quién
como el Señor, Dios nuestro,
que habita en las alturas
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra? R.
V. Levanta
del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo. R.
Aclamación
V. Alégrate,
María, llena de gracia, el Señor está contigo, bendita tú entre las mujeres. R.
Evangelio
Bienaventurado
el vientre que te llevó
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el
gentío, levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor.
1.
María, la elegida para
alabanza de la gloria de Dios
La
primera lectura, tomada de la carta a los Efesios, nos recuerda con fuerza que hemos sido bendecidos con toda clase de
bendiciones espirituales en Cristo. Hemos sido elegidos antes de
la creación del mundo para ser santos y vivir en el amor.
Y
si hay alguien que ha vivido en plenitud esta elección, es la Virgen María. Ella es
la hija predilecta del
Padre, la
madre del Hijo y la
esposa del Espíritu Santo. En María, esta predestinación se
cumple de manera luminosa. Ella no vivió para sí misma, sino para Dios y para
su pueblo. Toda su existencia fue una entrega confiada, una respuesta fiel, una
vida de oración, de escucha y de servicio.
Y
hoy, en Chiquinquirá, su imagen —milagrosamente restaurada— nos recuerda que también nosotros
podemos ser restaurados, sanados, renovados en el amor de Dios,
si nos dejamos moldear por su Palabra y nos abrimos al Espíritu que da vida.
2.
María, madre de los pobres
y esperanza de los pequeños
El
salmo de hoy nos invita a alabar al Señor porque él se inclina desde lo alto para mirar
al humilde, para levantar del polvo al desvalido, para sentarlo entre los
príncipes de su pueblo.
Así
ha obrado Dios en la historia de Colombia. Cuántas veces, en medio de la
pobreza, la violencia, el desplazamiento, la injusticia, el narcotráfico, la
corrupción o la indiferencia… nuestro pueblo ha elevado una plegaria al cielo,
diciendo: “¡Virgen Santísima
de Chiquinquirá, ruega por nosotros!”.
Y
ella ha estado allí,
como en las bodas de Caná, atenta a nuestras necesidades. Ha sido refugio de
campesinos, consuelo de madres, fortaleza de enfermos, esperanza de presos,
guía de misioneros, y bandera
de unidad para esta nación plural y hermosa.
Su
imagen en el santuario nacional nos recuerda que Dios no se olvida de los pobres ni
abandona a su pueblo. María, como estrella en la noche, nos
acompaña en este caminar jubilar, recordándonos que la esperanza no defrauda.
3.
María, modelo de discípula
misionera
El
Evangelio de san Lucas nos presenta una escena aparentemente sencilla: una
mujer del pueblo, emocionada al ver a Jesús, exclama: “¡Dichoso el seno que te llevó y los
pechos que te amamantaron!” Y Jesús, lejos de rechazar el elogio,
lo eleva: “Dichosos más bien
los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”.
Con
esta respuesta, Jesús no
desmerece a su madre, sino que la exalta aún más. Porque si
María es grande, no es solo por haberlo dado a luz, sino por haber acogido la Palabra de Dios en su
corazón y haberla vivido con fidelidad.
Esta
es la clave de toda auténtica devoción mariana: imitar a María en su fe, en su escucha, en su obediencia,
en su vida sencilla y profundamente comprometida.
Celebrar
a la Virgen de Chiquinquirá en este tiempo jubilar es también reafirmar nuestro compromiso como
discípulos misioneros. Colombia necesita hoy más que nunca cristianos valientes, laicos
comprometidos, sacerdotes santos, consagrados entregados, jóvenes soñadores,
familias unidas, que vivan con alegría y radicalidad la Palabra
del Señor, como lo hizo María.
4.
La restauración de la
imagen, símbolo de una nación herida y esperanzada
No
podemos olvidar el corazón de esta devoción: el milagro de la restauración de la imagen de la Virgen en el
lienzo que había sido abandonado, desgastado y olvidado. Lo que
era ruina se volvió signo de esperanza. Lo que parecía perdido resplandeció
nuevamente.
¿No
es eso también un signo para nuestra historia? Colombia necesita ser restaurada por la fe, por el perdón,
por la verdad, por la justicia, por la fraternidad. Como María,
Colombia debe volver a ser “seno fecundo” de vida y de paz, y no tierra de
muerte ni división.
En
este Año Jubilar, donde se nos invita a ser Peregrinos de la Esperanza, acudimos a la
Virgen para que nos
restaure el corazón, para que nos enseñe a caminar juntos, para que sane nuestras heridas colectivas,
y para que nos fortalezca
en la misión evangelizadora y reconciliadora que nuestro país tanto necesita.
✨ Conclusión:
Bajo tu amparo nos acogemos
Queridos
hermanos:
Hoy
no solo miramos una imagen, sino que reconocemos
una presencia. María está con nosotros. Es nuestra madre, nuestra reina, nuestra
intercesora y compañera de camino. Bajo su manto se han
cobijado generaciones enteras de colombianos y colombianas, y bajo su amparo
queremos seguir caminando como Iglesia en salida, como familia reconciliada,
como nación que anhela paz con justicia.
Que
la Virgen de Chiquinquirá nos tome de la mano, nos enseñe a escuchar y vivir la
Palabra, y nos haga luz en
medio de las sombras, levadura en medio del mundo, signo de esperanza en
tiempos difíciles.
🙏 Oración
final
Virgen
de Chiquinquirá,
madre tierna y fiel,
intercede por Colombia.
Restaura nuestra fe,
fortalece nuestra esperanza,
enséñanos a amar como tú.
Haznos testigos del Reino,
peregrinos de la esperanza
y artesanos de paz.
Amén.