La reina del misterio cumpliría hoy 125 años. Homenaje a Agatha Christie




No me da pena confesarlo, Agatha Christie la cuento entre mis compañeras y amigas que a lo largo de la vida me han hecho amar la lectura y las historias de suspenso, policíacas, de misterio...



En todos los lugares del mundo donde he estado como misionero o pedagogo,  y sobre todo allí donde no había electricidad o mucho acceso a la tecnología, al lado de la oración y la conversación ha sido una gran alegría y lenitivo existencial las historias de Mrs Christie...





En una de sus más fascinantes novelas de misterio, relata la historia en la que diez personas reciben una enigmática invitación a pasar un fin de semana en un remoto castillo, sin saber que cada uno ha sido invitado a su propio asesinato, pero el asunto es descubrir quién está detrás de tan siniestra maquinación.

Cada que uno de los huéspedes muere, desaparece una de las estatuillas de diez indiecitos colocados sobre una bandeja en el castillo. No queda duda que el asesino está dejando una señal: que uno ya ha sido eliminado y que todavía faltan nueve. ¿Quién será el siguiente?

Fue la primera obra referente, y que vi dramatizada por un grupo de actores colombianos en los años 80’s,  y de la cual  que tengo memoria de esta autora británica quien escribió muchas novelas policiacas y creó dos personajes detectives: Hércules Poirot y Miss Marple.





BIOGRAFÍA

AGATHA CLARISSA MILLER (Agatha Christie) 

Agatha Mary Clarissa Miller nació en Torquay, Devon, el 15 de septiembre de 1890 (y no en el 91, como se ha dicho equivocadamente). Su padre, Frederick Alvah Miller, era oriundo de Nueva York, y su madre era inglesa. Ella fue la menor de los tres hijos que tuvo el matrimonio. 

En su juventud fue una muchacha típicamente británica, no demasiado agraciada aunque tampoco fea, y sí un tanto tímida. No asistió en forma permanente a ningún colegio y recibió instrucción en su casa, bien por parte de su madre, que era una mujer culta y sensible, o por medio de profesores particulares. El padre era un hombre ya maduro, como se puede apreciar en las fotografías de infancia de la niña, y que no vivió luego mucho tiempo. 

Sus ocupaciones fueron las corrientes en la época, dentro de la clase social acomodada a que pertenecía: cantaba (tomó clases de canto, e incluso durante un tiempo pensó seriamente en dedicarse a la ópera); bordaba, y ayudaba en la cocina y en el jardín. La casa de su niñez, Ashfield, estaba rodeada de césped y de árboles. Cuántas casas semejantes a ésta fueron luego escenario de sus novelas, con habitantes aparentemente pacíficos, pero que llegan a cometer los crímenes más refinados con tal de heredar a la abuelita o librarse de un marido o de una esposa molestos. 

Era aficionada a las historias de hadas, y leía a Dickens y a Conan Doyle. Fue su madre la primera persona que la animó a escribir un cuento: la muchacha guardaba cama por entonces, aquejada de una fuerte gripe, y el resultado obtenido la divirtió. A este cuento siguieron otros, todos ellos muy tristes y sentimentales, según propia confesión. 

Agatha viajó a menudo en su juventud: visitó la Riviera y Egipto, y en El Cairo pasó una larga temporada con su madre. Además de los cuentos escribía algunos poemas; los cuentos románticos los enviaba a las 24 revistas, y éstas se los devolvían sin leerlos. Ello entibió por entonces sus aficiones literarias; también su fracaso como cantante la afectó hondamente. 

En 1912 conoció al Sr. Archibald Christie, con el que se prometió. Dos años después, en plena guerra del 14, se casaron. Christie era aviador, y tuvo que incorporarse al Ejército en Francia; mientras, ella había ingresado voluntaria en el Hospital de la Cruz Roja de Torquay. Hacia el final de la guerra fue trasladada al dispensario del hospital, y allí su trabajo disminuyó. En este lugar tuvo su primer contacto con los venenos, que había de utilizar más tarde en sus libros. También en el hospital había empezado a conocer la psicología de las gentes, que luego tan agudamente describiría. Su hermana sostenía que era muy difícil escribir una novela policíaca en que no se supiera quién era el asesino, y ella admitió su reto. Las novelas policíacas eran por entonces lectura frecuente, y tanto las obras de Sir Arthur Conan Doyle como las de Chesterton y otros, eran libros obligados en toda biblioteca. A Agatha le gustaban, y sabía que eran eficaces para olvidar los horrores de la guerra y toda clase de preocupaciones. Además, estaba convencida de que también ella podría escribirlas. Empezó con trabajo su primera novela, y aprovechando unas vacaciones de quince días la terminó en Dartmoor. 

Su famoso detective, Hércules Poirot, debe su creación a que Mrs. Christie conoció por entonces a un grupo de refugiados belgas, y decidió inventar un tipo de detective inédito en la ficción inglesa. Tituló su libro “El misterioso caso de Styles”; como ha sucedido en el caso de otros muchos famosos escritores, lo envió sin éxito a una y otra editorial. Después que seis editores lo rechazaran, lo mandó a John Lane, del Bodley Head de Londres, y se olvidó del asunto. Al cabo de más de un año, llegó una carta citándola en la editorial. El resultado de la entrevista fue la venta de la novela, así como de los derechos de las cuatro siguientes que escribiera; no era un contrato ventajoso, pero ella lo firmó, encantada, pensando que al menos sus obras se publicarían. El libro vio la luz en 1920 y, según Sutherland Scott, fue “uno de los primeros mejor escritos”. 

La guerra había terminado, y el flamante Coronel Christie había vuelto a casa. La situación no era fácil para los excombatientes, y los puestos de trabajo escaseaban. El matrimonio viajó entonces a África del Sur, Australia y Nueva Zelanda, Canadá y los Estados Unidos. Agatha y su marido bautizaron su casa de Sunningdale, Berkshire, como Styles, después del éxito de su primera obra. Poco a poco, la escritora fue haciéndose consciente de su valía; una vez que fueron publicadas sus cinco primeras novelas, el editor quiso renovar el contrato en las mismas condiciones y ella se opuso. Sus conocimientos de lugares y sus viajes le fueron muy útiles para urdir sus historias, y varias revistas publicaron por entonces sus relatos cortos, que luego fueron recogidos en volúmenes. Ello le proporcionaba nuevos ingresos. Pero su verdadera fama data de 1926, cuando se publicó su novela “El asesinato de Rogelio Ackroyd”. Una conocida editorial francesa la incluyó como primer título de una colección de novelas policíacas. A partir de aquí la vida profesional constituyó un sostenido éxito para Agatha Christie, quien adoptó definitivamente el apellido de su marido como nombre literario. Los títulos se sucedieron, y se publicaron incluso relatos de su primera época, en colecciones más o menos homogéneas. 

El matrimonio había tenido una hija, Rosaleen, y su existencia parecía transcurrir por cauces felices. Pero la madre de Agatha enfermó, y murió al poco tiempo. Su muerte supuso un gran golpe para la novelista: tuvo que recoger la gran casa, disponer el destino de los numerosos enseres, y aquel pesado trabajo, junto con el dolor sufrido, pudo más que ella. Se abandonó físicamente y su carácter se hizo nervioso e irritable. El coronel Christie, aunque sin temor en la guerra, temía a la vida. Durante la enfermedad de su madre política, Agatha se había distanciado de él. Era un gran aficionado al deporte del golf, como buen inglés, y pronto halló una joven y alegre compañera que compartía sus aficiones. La unidad del matrimonio se resquebrajaba, y Agatha no tuvo la suficiente energía como para reaccionar. 

La mañana del 3 de diciembre de 1926 los policías encontraron un automóvil abandonado en el campo. Era el Morris cuya desaparición se había denunciado en la comisaría de Surrey. El Mayor Christie había comunicado a Scotland Yard que su mujer había desaparecido y se 26 enviaron muchos hombres en su busca, así como perros policía, e incluso hombres-rana que sondearon los lagos y dragaron los ríos. El tema ocupó la primera página de los periódicos durante una semana. Todos pensaban ya en un suicidio. Finalmente, como ocurre en las novelas, no fue la policía quien halló a la mujer desaparecida, sino un músico de jazz de un hotel de Harrogate, Yorkshire, en la costa sur de Inglaterra. Una dama se había inscrito en el registro de hotel Majestic, bajo el nombre de Teresa Neele, domiciliada en El Cabo y venida de África del Sur. Aquella mujer tocaba el piano, y quiso acompañar a la pequeña orquesta del hotel. Al músico le extrañó el parecido de la nueva huésped con la foto que reproducía la prensa, y comunicó sus sospechas a la policía. Cuando fueron a buscarla ella no recordaba nada. Su marido y su hija la reconocieron, pero la escritora sufría un ataque de amnesia, del que sólo se recuperó después de unos meses de reposo. 

Su matrimonio se deshizo en 1928, y Agatha Christie concedió a su marido el divorcio. Poco después, él se casó con una muchacha llamada Teresa Neele; Agatha había utilizado en su escapada el nombre de su rival. Fueron tiempos difíciles para la novelista; había enviado a su hija a un internado, y ella se dedicó a viajar nuevamente, con el fin de recuperarse de la crisis sufrida. Madre e hija pasaron una larga temporada en las islas Canarias; poco a poco, la escritora fue sobreponiéndose a su dolor. 

En el año 1930 visita Iraq. En Mesopotamia conoció a Max Mallowan, un arqueólogo de la expedición dirigida por Sir Leonard Woolley, quien trataba de reconstruir la antigua ciudad sumeria de Ur. Pronto simpatizaron. Ella era diez años mayor, y dudó antes de contraer un segundo matrimonio. La hija dio su visto bueno al nuevo candidato, y la boda se celebró en septiembre del mismo año. Hicieron su viaje de novios por Grecia, y pasaron varios meses en Siria e Iraq; llegaron a Ur, en Caldea, donde el profesor Mallowan siguió con sus excavaciones. Agatha no desaprovechó nunca una buena  experiencia, ni se perdió un nuevo conocimiento. Durante muchos años acompañó al Profesor Mallowan en sus excursiones por el Oriente Medio, y utilizaba los escenarios como fondo para varios de los que ella llamó sus “libros de viajes al extranjero”. “Muerte en el Nilo”, “Asesinato en Mesopotamia” y “Cita con la muerte” son tres ejemplos. Además de acompañar a cada expedición, ayudaba en ella, y al mismo tiempo iba tomando buena nota de los escenarios que utilizaría en sus novelas 

El matrimonio pasaba la mitad del año en Oriente, donde ocupaban una casa árabe, y donde Agatha ayudaba a supervisar el material fotográfico, y, además, en la limpieza de los objetos hallados. “Pueden imaginar -dice ella misma-, la emoción de limpiar con ahínco el polvo y la mugre y descubrir un amuleto de una antigüedad de 7.000 años”. No en vano, la novela policíaca y la arqueología tienen como fin común el de resolver enigmas. Según la novelista, el agua del Tigris da un té mucho mejor que el preparado con la del Támesis. En 1846 apareció una obra autobiográfica, “Ven, dime cómo vives”, en que relata con mucho colorido esta larga etapa de su vida. Libros y obras seguían haciendo apariciones continuadas; con el transcurso del tiempo su hija Rosalind se casó también, y tuvo a su vez un hijo. (De Rosalind dijo la autora: “es mi crítico más severo, y adivina la solución de todas mis tramas”.) 

Esta vida tranquila se vio interrumpida por el segundo conflicto mundial. Por segunda vez, la novelista debía ver partir a su esposo para tomar parte en una cruenta guerra. Max Mallowan se alistó como voluntario en las Fuerzas Aéreas, pero fue cedido por aquella organización al Gobierno Militar Británico en África del Norte, para actuar como Consejero en Asuntos Árabes, en Trípoli, a causa de sus conocimientos de las costumbres y de la lengua árabe. Agatha permaneció en Londres, y allí trabajó como enfermera en el Hospital del Colegio Universitario de la ciudad. Al mismo tiempo seguía escribiendo, ahora más intensamente, ya que “ninguna otra cosa podía hacer en las largas veladas de la guerra”. 

Uno tras otro surgían nuevos títulos, se ampliaba más y más el círculo de sus lectores, e incluso reservó dos obras para ser publicadas póstumamente. Una de ellas fue “Telón”, la última aventura de Poirot en que moría el detective, y una historia de Miss Marple, “Un crimen dormido”. Ambas fueron confiadas a un notario para su custodia, y sus beneficios se destinaron a la hija y al 28 esposo de la novelista. Todo el mundo aguardaba ahora “un nuevo Christie para Navidad”. El matrimonio volvió a reunirse cuando acabó la guerra; su hermosa vivienda en Greenway había sido requisada por la Marina, que la devolvió en condiciones desastrosas: habían convertido la enorme despensa en retretes para los soldados, y hubo que llevar a cabo una larga y costosa reparación. Por fin la pareja pudo ocupar nuevamente la residencia. 

A los 60 años, Agatha se había convertido en una mujer grande, más bien gruesa, que llevaba el cabello recogido atrás en un gran moño. Su capacidad creativa no había sufrido mengua, ni la sufriría en los veinte años posteriores, ya que mantuvo su actividad como escritora hasta superar los ochenta. Matthew había crecido, y la novelista estudiaba en él las reacciones de la novísima generación. También los impuestos de Agatha Christie subían, de modo que se dio cuenta de que, para su economía, era lo mismo escribir una sola novela al año. Por entonces, consideró que había llegado el momento de emprender la redacción de una Autobiografía; en ella no seguiría un estricto orden cronológico, sino que los recuerdos acudirían a su pluma espontáneamente, con saltos hacia atrás en el tiempo y constantes mudas en el espacio. Esta labor le llevó quince años. El libro de Max Mallowan, “Nemrud y sus ruinas”, fruto de treinta y cinco años de trabajos en Oriente Medio, estuvo dedicado a su esposa, y contenía asimismo mutuas experiencias. 

Agatha Christie escribió novelas no detectivescas, bajo el nombre de Mary Westmacott. Son historias sentimentales (“Lejos de ti esta primavera”, “La rosa y el tejo”, etc.) En total produjo más de cien obras (80 novelas policíacas, 17 obras teatrales, y el resto son novelas rosa). Publicó un libro de poemas y de historias para niños, “Una estrella sobre Belén”, como Agatha Christie Mallowan , y el libro autobiográfico “Ven, dime cómo vives”, también bajo el nombre de Mallowan. 

Los Mallowan poseían dos casas: Greenway en Devonshire, y Winterbrook, una pequeña residencia cerca de Oxford, además de un piso en Chelsea para las ocasiones en que visitaban Londres. En su escritorio de Greenway, Agatha escribió muchas de las obras que, según ella, imaginaba mientras estaba paseando o tomando un baño. Al parecer, la observación atribuida a Mrs. Christie de que “cuanto más vieja seas, más interesante serás para un arqueólogo”, fue invención de algún periodista, al que ella hubiera retorcido el cuello de buena gana. La novela “Telón” se publicó en Inglaterra en octubre de 1975. Tres meses después, el 12 de enero de 1976, murió Agatha Christie a los 85 años, en su casa de campo. La habían nombrado miembro de la Real Sociedad de Literatura, y Doctor Honoris Causa en Letras por la Universidad de Exeter. Entre sus lectores estaba la reina Isabel II, que la ennobleció como Dama del Imperio Británico. 

Sus libros han alcanzado numerosas ediciones, y se han traducido a más de cien idiomas, habiéndose vendido más de 300 millones de ejemplares en todo el mundo; un informe de la Unesco constató que era la autora británica más leída. Posiblemente sea también el escritor que más éxito financiero ha obtenido en el mundo, y su obra constituye el más importante “best-seller” en el campo de la novela policíaca. 

Agatha adaptaba sus propias obras al teatro. En un principio esta tarea la llevaron a cabo otros, pero ella decidió hacerlo personalmente. Tuvo al mismo tiempo tres obras de éxito representándose en Londres, incluida “La ratonera”, que comenzando en noviembre de 1952, ha batido todos los récords ingleses de permanencia en escena. A su nieto, Matthew Pritchard, pertenecen los derechos de autor de la obra, que ha sido representada en más de cuarenta países. Muchas novelas se han llevado también al cine; Poirot figura en alguna de ellas y también Miss Marple, la vieja solterona de pueblo, a quien interpretó numerosas veces la inefable Margaret Rutherford. (Colocaron a Miss Marple en libros de Poirot, y alguna vez produjeron un film de Miss Marple con su propio guionista, como si Mrs. Christie no hubiera proporcionado el suficiente material.) Aunque casi todas las obras teatrales de Christie fueron extraídas de sus novelas, se produjeron varias con idea original. 

La primera fue la comedia “Café solo”, de 1934, con Poirot de protagonista. Bastante artificial y poco dramática, denota que Agatha no estaba todavía en su apogeo como escritora. La obra permaneció en cartel 45 meses, fue reestrenada veintitantos años más tarde y quedó luego como obra de repertorio. Ella misma declara al respecto: “Aunque había escrito “Café solo”, jamás había pensado seriamente en escribir obras de teatro”. “La telaraña” (1954) fue también una comedia original. Escrita para Margaret Lockwood, fue llevada más tarde al cine. Dice su autora: “Me divertí mucho escribiendo el papel de Clarisa de “La tela de araña”. Al principio tuve mis dudas con respecto al título; dudábamos si llamarla “Clarisa encuentra un cadáver” o “La tela de araña”. La escribí especialmente para salirme de la rutina”. Y sigue: “Más tarde escribiría otra obra para teatro llamada el “Visitante inesperado”, y otra más que, aunque no tuvo mucho éxito entre el público, me satisfizo por completo. La llamé “Veredicto”, aunque pensaba llamarla “No hay flores de amaranto”. Es mi mejor obra de teatro exceptuando “Testigo de cargo”. Creo que no tuvo éxito porque no era policiaca y de suspense”. 

Otra obra dramática fue “Regla de tres”(1962), no traducida al español y que comprende tres obras originales en un acto: “Afternoon at the Seaside”, “Patient” y “Rats”. A pesar de todo el éxito que obtuvo, Agatha Christie no fue más que una mujer sencilla, dotada de una sensibilidad aguda y una gran curiosidad. Poseyó, además, una gran capacidad de trabajo. Sus aficiones fueron la lectura, los viajes y algunos deportes como el tenis y la natación, y le gustaba la buena cocina, así como adquirir casas y decorarlas. 

No fue una persona vanidosa; por el contrario, era tímida, y por eso evitaba a los periodistas y los medios de comunicación. El producto de la venta de muchos de sus libros estuvo dedicado a establecimientos benéficos. 

Sus crucigramas policíacos han dispensado muchas horas de distracción; todavía en el siglo XXI sus novelas siguen editándose y aparecen en la mayor parte de las librerías, así como en kioscos, aeropuertos y estaciones de ferrocarril. Pocas personas habrá que no hayan leído una novela de Agatha Christie, aunque sean pocos los que las conozcan todas. Hay que ser demasiado pedante como para no reconocer el mérito de una escritora tan popular como ella.







Agatha

Dama del Imperio Británico y Reina del Crimen

El 15 de septiembre de 1890 nació en Torquay, condado de Devon, Inglaterra, una niña que recibiría el nombre de Agatha Mary Clarissa Miller. Su nacimiento fue recibido con gran alegría por sus padres, el norteamericano Frederick Alvah Miller y la inglesa Clarissa Margaret Boehmer, quienes ya eran padres de una niña de once años, Madge, y un niño de diez, Monty. La pequeña Agatha vivió una infancia feliz en el seno de una familia de clase media acomodada, en un ambiente idílico de la campiña inglesa.

Éste es el inicio de una historia que bien podría ser la de muchas niñas de la época en condiciones similares, pero que en este caso significó el nacimiento de una de las escritoras más leídas de todos los tiempos: Agatha Christie. Honrada con diferentes premios, doctorados, e incluso con el muy codiciado título de Dama del Imperio Británico, Agatha Christie es más conocida actualmente con el apelativo de “Reina del Crimen”, que con fervorosa admiración le otorgaran los millones de lectores que hasta hoy siguen disfrutando de sus inconfundibles novelas y misterios.

Igualmente fascinante es, sin duda, la historia de su vida. A pesar de haber sido educada por su madre, en forma privada, en el ambiente victoriano de la época, Agatha Christie transgredió, con increíble naturalidad, los parámetros que su educación y su época quisieron imponerle. La escritura y los viajes fueron su pasión, y el reconocimiento que alcanzó, inclusive durante su vida, fue inigualable. Christie escribió, en aproximadamente 50 años de producción, 80 novelas e historias breves, una docena de obras de teatro, seis novelas románticas (con el seudónimo de Mary Westmacott), tres libros misceláneos y una autobiografía. Se estima que ha vendido alrededor de dos billones de libros en todo el mundo, y ha sido traducida a una gran cantidad de idiomas (que varía, de acuerdo a las fuentes que se consulten, entre los 45 y los 103 idiomas). Agatha Christie es, según el Guinness Record Book, el escritor que más libros ha vendido en el mundo (“best-selling fiction author of all time”).

Primeros años: infancia y juventud

La pequeña Agatha vivió los primeros once años de su vida en un ambiente familiar armonioso, rodeada del cariño de sus padres y hermanos. La madre decidió que su hija más pequeña realizara sus estudios en el hogar, dado que la niña, ya a los cinco años, había aprendido a leer sola. Bajo su supervisión y la de algunos profesores privados, Agatha recibió los conocimientos básicos de la enseñanza elemental. La niña gustaba representar obras de teatro y se cuenta que fue su hermana Magde quien la incitó a escribir. Paralelamente a sus estudios, Agatha aprendió a tocar el piano y a cantar. Esta vida idílica se interrumpe en forma dramática para la niña cuando el padre muere repentinamente. La situación familiar obviamente se modifica y la relación ya estrecha entre la niña y su madre se intensifica. Para poder sostenerse económicamente, Clarissa Miller decide alquilar la casa familiar durante los inviernos, mientras la familia se traslada temporalmente a Egipto, lo cual contribuyó a que Agatha se acostumbrara tempranamente a los viajes. Esto se repetiría todos los inviernos, hasta que, a los 16 años, la joven Agatha es enviada a París para realizar estudios de canto y piano. Pero la carrera de cantante de ópera que su madre había planeado no llega nunca a concretarse, en parte por recursos vocálicos insuficientes, pero también a causa de su timidez. De regreso de París, viaja junto a su madre a El Cairo, donde pasan el invierno, como en los viejos tiempos, y donde la joven escribe su primera novela (que nunca se publicará).

A los 22 años (1912), Agatha se compromete con Archibald Christie, piloto de la Fuerza Aérea del Reino (Royal Flying Corps), con quien contraerá matrimonio dos años después, poco después de la declaración de la Primera Guerra Mundial. Durante los años de guerra, mientras su esposo combatía en Francia, Agatha se enrola como enfermera voluntaria en el Hospital de la Cruz Roja de su ciudad natal, Torquay. Allí adquiere los conocimientos sobre medicinas y sustancias tóxicas (completó un examen de farmacéutica) que tanto le servirían en la redacción de sus novelas. Este ambiente le inspirará la trama de lo que será su primera novela: El misterioso caso de Styles, escrito durante dos semanas de vacaciones. El manuscrito fue rechazado por varias editoriales, hasta que finalmente se publicó en 1920, con mediano éxito. Este fue el punto de partida de la carrera de quien en adelante se conocería como Agatha Christie (aun luego de su divorcio) y que a partir de aquí comenzaría a producir con extrema facilidad un gran número de novelas, pero también un volumen de poesía, llamado The Road of Dreams (1925). En 1919 nace su hija Rosalind.

Los años posteriores —si bien continuó con la publicación de sus novelas, que eran cada vez más exitosas—, fueron extremadamente duros para la escritora. Dos hechos desequilibraron su vida: primero la muerte de su madre, a quien se sentía profundamente unida, y luego la crisis de su matrimonio. Su esposo la abandona por otra mujer, y la pareja obtiene el divorcio en 1928. Durante el proceso de separación, Agatha Christie sufre una crisis emocional, con ataques de amnesia, durante uno de los cuales desaparecería durante once días sin dar señales de vida. Reaparece luego en un hotel sin poder dar explicaciones de su conducta, suceso que ha dado lugar a diversas especulaciones, y que se recrearía en la película Agatha de 1979, con Vanessa Redgrave en el rol principal.


Amor en Mesopotamia

Luego de su divorcio y del escándalo que ocasionó su desaparición, Agatha Christie siente la necesidad de recluirse y encontrar la tranquilidad necesaria para poder seguir escribiendo. Finalmente, decide instalarse en las Islas Canarias, donde residió durante dos años. Allí escribió muchas de sus más conocidas obras, como El enigmático Mr. Quinn y El misterio del tren azul. Ya en esta época se establece internacionalmente como una de las más prolíficas y exitosas escritoras de novelas policiales. Unos años después, y ya recuperada de su dramática separación, Agatha Christie retoma lo que, junto con la escritura, sería su pasión: los viajes. En uno de ellos, en la ciudad de Ur en Irak, conoce al joven arqueólogo Max Mallowan, catorce años menor que ella. La atracción es mutua y, en 1930, la pareja contrae matrimonio (el cual duraría 46 años, hasta el fallecimiento de la escritora a los 85 años). Los flamantes esposos Mallowan (aunque Agatha conservaría siempre el apellido de su primer marido para la escritura) deciden realizar juntos los viajes de carácter arqueológico que la profesión de Mallowan exigía. Agatha participó activamente de las expediciones y llegó a poseer conocimientos profundos en la materia, a la vez que muchos de los ambientes exóticos que visitaba la inspiraron en la escritura de varias de sus más conocidas obras, como Asesinato en Mesopotamia, Muerte en el Nilo oLa venganza de Nofret.
Durante la Segunda Guerra Mundial vuelve a colaborar como voluntaria en una farmacia militar, donde actualizó sus antiguos conocimientos en toxicología, además de seguir escribiendo sin cesar. Como muchos de sus contemporáneos, Agatha Christie condenó la guerra (donde perdió a su yerno, el marido de su hija Rosalind) entendiendo que en una guerra sólo quedaban perdedores.
En 1960, a los 70 años, la Unesco la declaró oficialmente como el autor más vendido del mundo. Para entonces, Max Mallowan, su marido, ya se había convertido en un eminente arqueólogo y sería ennoblecido por la reina. Agatha Christie pasó entonces a titularse Lady Mallowan. En 1961 fue designada miembro de la Real Sociedad de Literatura y Doctora Honoris Causa en Letras por la Universidad de Exeter. En 1970, celebró sus 80 años con una fiesta magnífica, fue retratada por el célebre pintor Oscar Kokoschka y posó para el Museo de Cera de Madame Tussaud. En 1971 se le concedió el entonces muy poco frecuente título de Dama del Imperio Británico, en reconocimiento a su obra literaria. A partir de aquí su salud se debilita y Agatha Christie se retira de la vida pública, dedicándose exclusivamente a la compañía de su esposo y de su adorado nieto Matthew, hijo único de Rosalind.Matthew Prichard es, actualmente, el heredero universal de Agatha Christie, a quien la escritora ya en vida cediera los derechos de autor de su vasta obra.
Agatha Christie falleció, luego de un corto período de enfermedad, el 12 de enero de 1976, a los 85 años de edad, enWinterbrook House, Cholsey, Oxfordshire, y sus restos descansan en el cementerio de la iglesia de St. Mary en Cholsey.

Reina del Crimen
A pesar de su fallecimiento hace ya 35 años, la popularidad de Agatha Christie sigue intacta. Sus libros siguen siendo leídos en todo el mundo yaún siguen organizándose festivales sobre su obra y otorgándose premios con su nombre. A su fama ha contribuido también, además de su obra, una larga serie de rodajes de las novelas tanto para el cine como para la televisión. El fuerte de Agatha Christie fue la novela detectivesca o de suspenso, en ciertos casos llamada “misterios”, en donde se le presenta al lector un misterio (frecuentemente un asesinato), el cual se resuelve gracias al ingenio de un policía, un detective o simplemente un personaje más del relato, quien astutamente y gracias a su poder de deducción (y su conocimiento de los mecanismos de la conducta humana) logra resolver el caso. En las novelas de Christie, los misterios son resueltos más por inteligencia e intuición que por minucioso trabajo detectivesco. Los escenarios de sus novelas son espacios cerrados, generalmente pequeños poblados ingleses o haciendas en el campo, habitados por personajes de clase media acomodada, lo que limita la cantidad de sospechosos. La idea es permitir al lector ensayar hipótesis e intentar adivinar la identidad del culpable antes de acabar la lectura del relato.

Los textos más populares de Christie fueron, y son todavía, los protagonizados por dos figuras ya legendarias, con las cuales la escritora trabajaba en dos series paralelas. Una es la de Hércules Poirot, excéntrico detective belga residente en Gran Bretaña; y la otra es la inconfundible Srta. Marple, una vivaz sexagenaria con un agudo poder de observación. Mientras que Poirot concentra su trabajo en los ambientes urbanos, la Srta. Marple es la típica solterona de provincias, cuyo máximo entretenimiento es observar la vida de sus vecinos. Y aunque suene como una descripción antipática, lo cierto es que la Srta. Marple se nos presenta como una dama sabia y agradable, profundamente conocedora de la psiquis humana. Hércules Poirot es introducido a los lectores en uno de los primeros libros de Agatha Christie, el mencionado El misterioso caso de Styles (1920), mientras que la figura de la popular Srta. Marple aparece recién diez años después enEl asesinato en la vicaría (1930). Agatha Christie continúa escribiendo estas dos series en forma paralela, pero ya en los años 40 había escrito las dos novelas que cerrarían ambos ciclos: Telón: último caso de Poirot (publicado en 1975) y Un crimen dormido (publicado en 1976), cuyos manuscritos fueron encerrados en una caja de seguridad en un banco de Londres por la misma autora, para publicar después de su muerte y de esa manera asegurarse que nadie más seguiría utilizando estas figuras tan queridas para su creadora. En 1977 se publica, también póstumamente,Una autobiografía, que Agatha Christie redactara unos diez años atrás. Es un grueso volumen de recuerdos, escritos con la misma soltura y agilidad que caracteriza el estilo de la autora, aunque no cubre todos los episodios de su vida ni sigue un riguroso orden cronológico.

Lo interesante de los misterios de Agatha Christie es esa capacidad única de la escritora inglesa para mantener el suspenso hasta el último minuto, tejiendo y destejiendo tramas y posibles soluciones, y cuya resolución no se develará hasta último minuto. Muchas veces ha sido criticada por salirse de las reglas del género y echar mano a recursos inusuales (como en El asesinato de Roger Acroyd o en Diez negritos), pero probablemente sea ésa otra de sus virtudes de narradora, y las novelas mencionadas siguen siendo consideradas como clásicas en su género. Los textos de Agatha Christie exhiben además una fina ironía y un delicado sentido del humor, con frecuencia expresado por personajes que tienen la madurez suficiente para ironizar sobre sí mismos. Su construcción del diálogo es ágil y segura; no le preocupan, sin embargo, los aspectos sociales o morales de la intriga y lo cierto es que Agatha Christie nunca tuvo como objetivo realizar una crítica social o mostrar las deficiencias de su sociedad, como muchos actuales escritores policiales aspiran en la actualidad. Agatha Christie deseó entretener a sus lectores con misterios inteligentemente construidos, y lo hizo magistralmente. Sus lectores se lo agradecen y siguen admirándola incondicionalmente como la indiscutida “Reina del Crimen”.


Más de un siglo después de su nacimiento seguimos conociendo nuevas historias sobre la admirada creadora y sus novelas la han convertido en la autora mejor vendida de todos los tiempos.

Para analizar este fenómeno, el experto e investigador de novela negra de la Universidad de Exeter, Jamie Bernthal, detalló a Efe las claves del éxito de esta genial autora.

“Christie escribió sobre misterios muy bien trazados, con personajes coloridos y lenguaje sencillo. Historias que se adaptan a cualquier marco de tiempo, y en mi opinión, esa es la razón por la que las personas de cualquier país y generación son capaces de entender y disfrutar de sus historias”, afirmó Bernthal.

Aunque el investigador recuerda que no todo es buen hacer literario ya que Christie sabía “como venderse”, una estrategia que continúan hoy en día un equipo de “publicistas siempre alerta”.

Para el catedrático, leer a Christie es como “sentarte a escuchar a una tía anciana y sabia: su estilo a la hora de escribir es coloquial y sus escenas y personajes son siempre memorables”.

El experto recordó que la fórmula no esconde ningún misterio: “el sencillo rompecabezas (¿quién lo hizo?) es universal, nos gusta que los problemas se resuelvan y ella siempre lo consigue”.







Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.

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Cuando no hay humildad, las personas se degradan.

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Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa.

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Lo más razonable que se ha dicho sobre el matrimonio y sobre el celibato es esto: hagas lo que hagas te arrepentirás.

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La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector.

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La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano.

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En lo concerniente a las grandes sumas, lo más recomendable es no confiar en nadie.





Y sobre Agatha se ha dicho...

-Mrs. Christie es la indiscutible reina de la novela policíaca.
Irish Independent 

Mrs. Christie nos muestra personajes y conductas, todo en una pieza... Es el gran don que distingue al novelista del fabricante de tramas.
Sunday Times

-En el terreno de la ficción detectivesca, nadie la ha superado.
The Times Literary Supplement 

Es la única extraordinariamente inspirada, dentro de un arte donde la ingenuidad y la industria sustituyen tan a menudo al genio...
The Observer 

-Es inútil compararla con otros escritores de misterio.
New Statesman

Muy pocos autores consiguen la combinación ideal de enigma y entretenimiento en la forma en que lo hace Agatha Christie




Enlaces para informarse más  sobre Agatha Christie




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