sábado, 5 de septiembre de 2015

A- Dios tía abuela...tìa Elsa...



En  abril de 1990 y a pesar que ya habían transcurrido  poco más  de dos años desde mi llegada Medellín para estudiar  en el seminario de Misiones,  visité por primera vez la Tía Elsa, una de las tres hermanas de mi abuela materna  María Ruby Cardona (Deyanira y Edilma,  eran las otras dos).

Vivía en el barrio París con su esposo Ramón Franco y su hijo Humberto, el benjamín de los hijos…En ese momento aun gozaban de buena salud los dos, ya jubilados, viviendo en una segunda planta de la gran casa frente a la iglesia. En el primer piso había y creo que hasta hoy hay una gran ferretería que comenzaron precisamente los dos tíos a trabajar 30 años atrás…Hoy la administra su hijo mayor.

Ellos me contaron un poco de cómo había sido su odisea desde las tierras del oriente de Caldas (Marquetalia y Pensilvania) hasta llegar a Medellín…Incursionaron a la gran ciudad con muy poco materialmente pero con la verraquera e ilusión característica de los paisas de viejo raigambre.

Entre sus confidencias mi tía me contó antes con su esposo en vida y presente y  luego de la muerte del tío Ramón (en marzo del 2001, un año antes que mi madre)  que ella se había casado “engañada”, “crédula”, pensando que en verdad el joven venido del municipio vecino a Marquetalia para pedirle la mano a sus  padres David y Rosario, tenía mucho billete y con qué formar y levantar una familia…Pero no había tal…Después del matrimonio fue que la tía se dio cuenta de la realidad y tuvo que ponerle pecho a la determinación y al trabajo para conseguir con el tiempo lo que consiguieron…”De haberlo sabido hubiera elegido en ese momento casarme con Gonzalo”, se refería al hermano de mi abuelo Fabio quien había contraído matrimonio con su hermana Ruby…”pues Gonzalo me pretendía y yo le gustaba mucho”… Cuando su esposo escuchaba esto apenas sonreía…

Pero quizás la tía abuela me ocultaba las verdaderas razones del matrimonio, cuando sabemos que en esos tiempos las uniones eran más bien arregladas entre los padres de ambas parejas de novios  y eran por conveniencia y de amor seguramente había muy poco…”Yo me casé por interés con Ramón, fue después que aprendí a quererlo…porque qué hombre tan trabajador, tan responsable y tan buen papa para sus hijos…” Varias veces me repitió en las conversaciones que tuvimos el inmenso amor que nació y floreció y que sintió por Ramón con quien vivió casi 50 años de matrimonio.

Cuando les visitaba (en el transcurso de los años 1990 hasta 2001 año de la muerte de Don Ramón) siempre noté que quien más hablaba era la tía…y discutíamos de recuerdos, ella hablaba de la familia,  una familia con quien había vivido momentos alegres y de desazón. Hay una anécdota que no se me olvida…y ocurrió más o menos lo siguiente:

20 o 25 años atrás, regresó a Marquetalia para visitar a sus hermanos y sobrinos que habitaban allá y ocurrió que mi abuela Ruby dizque cuando la vio no la reconoció de entrada y tuvo que revelar su identidad…y eso le dolió mucho y como que nunca lo olvidó…tanto que no volvió al pueblo a visitar a nadie…Puedo asegurar que las dos hermanas no se vieron nunca después de eso hasta la muerte de mi abuela en 2007.

La verdad es que entre hermanos eran muy desprendidos, el único que visitaba a todos y hacia de puente era mi tío Berto, quien trabajo con la policía Nacional y  que hoy día ya jubilado, está muy fatigado y con problemas de salud en Santa Marta. Seguramente esta muerte de la última hermana que le quedaba le dará muy duro.

Después de la muerte de Ramón tuve la oportunidad de visitar mi tía. Recuerdo que en la cocina tenía una silla mecedora donde se sentaba en vida su marido tan amado…Ella me aseguro que durante cierto tiempo Ramón se le aparecía y que le hablaba, hasta que un día vino a decirle que ya se iba y que la dejaría tranquila…Mi tía me contó enseguida el hecho. También la visité en 2002 ya ordenado y antes de viajar a Europa…Durante los 5 años que estuve en Camerún, la llamaba regularmente para estar al tanto de su salud. Luego después de mi regreso de África en 2008 volví a verla, pero ya se le veía más limitada en sus movimientos y comenzaba a perder su memoria…pero al parecer sus recuerdos eran selectivos, por suerte al parecer a mí nunca me olvidaba y me reconocía...Aquella vez me hizo darme cuenta que la cruz artesanal en blanco y negro que yo había bendecido y que pendía de su pecho yo se la había regalado 6 anos atrás... "Nunca me la quito padre", me dijo.

Desde el 2012 no volvería a verla, porque a pesar que el año pasado estuve en Medellín y fui con intenciones expresas de verla no se encontraba ya en casa y respondía a citas médicas…

Esta mañana he sabido de su muerte y me han venido todos estos “souvenires” …Si porque nunca olvidaré que la tía posibilitó que yo perseverara en el seminario, en mi vocación…Mismo si al principio ella se mostró un poco “reacia” o “agria” conmigo, casi un desconocido, con el tiempo se diò cuenta de mi vocación, de quién era yo, de su valor y supe ganar su corazón…pues a la vez, ella encontró en mi la posibilidad de mantener comunicación aunque fuera distante, pero menos fuerte, con la familia, ser puente concreto, de unión con mi abuela, sus sobrinos, mi madre…Ella y su esposo  me ofrecieron con generosidad su casa, una cama, un plato de comida, el pasar un fin de semana con ellos…siempre me tuvieron confianza y creo que nos ayudamos entre todos.

Tía Elsa, yo se que te estremecías cuando te decía tía, eso te llenaba de emoción, en el brillo de tus pequeños  ojos vi muchas veces  el orgullo santo de saber que yo me preparaba para ser sacerdote del Señor…ah y cuando lo fui! sin palabras te quedaste! A mi me encantaba que me llamaras sobrino, así a secas...

Solo me queda decirte gracias por haber sido parte de mi vida, por tu acogida, por tu amistad, por tu testimonio de fe, porque vaya que tenias fe…tu soledad la vivías con sacrificio de mujer consagrada, sobre todo después de haberte quedado viuda…Gracias por el ejemplo de arrojo, de lucha, de entusiasmo a pesar de las dificultades…en fin, tantas cosas me enseñaste…

Que Dios te recompense por todo lo bueno, bello y verdadero que nos transmitiste…Que el Padre de Misericordias te perdone tus posibles faltas y te depure para hacer parte de su corte celestial…Así sea!

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