Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 1o de agosto del 2019 jueves de la 17a semanadel TO o San Alfonso María Ligorio
(Mateo 13, 47-53) En la red del pescador, hay toda clase de
peces: aquellos que alimentarán y aquellos que no alimentarán. Así, ciertos
gestos apoyan la vida y la sostienen, otros no lo hacen. La alegría y verdadera
felicidad consiste en aportarle al mundo la vida misma de Dios.
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo
(40,16-21.34-38):
En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado. El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se había posado sobre ella, y la gloria del Señor llenaba el santuario. Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.
Palabra de Dios
En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado. El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se había posado sobre ella, y la gloria del Señor llenaba el santuario. Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 83,3.4.5-6a.8a.11
R/. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume
y anhela los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza;
caminan de baluarte en baluarte. R/.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.
R/. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!
Mi alma se consume
y anhela los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza;
caminan de baluarte en baluarte. R/.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.
Lectura del santo evangelio según san
Mateo (13,47-53):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
Palabra del Señor
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El lugar que ocupa Dios.
Peces buenos o malos?
Imaginemos por un instante la emoción de Moisés, de Aarón, de
los ancianos, de todo el pueblo, al ver ya ubicados y bien dispuestos en la
morada para Dios, todos los objetos que han sido elaborados por los mejores
artesanos. Es de destacar el corazón del santuario donde está el Arca de la
Alianza…Todo está listo, todos están en asamblea. Sólo una cosa falta, la
presencia de Dios. Pero una vez terminada lo que será la morada de Dios, Él
viene…Él está tan presente que no hay más lugar ya para alguien dentro de la
tienda. Por ahora el pueblo puede partir…Dios les asegura su presencia
permanente…Dios no los dejará más…
En el Evangelio escuchamos otra parábola de Jesús que a
primera vista puede tener el mismo
objetivo o una enseñanza idéntica a la del buen trigo y la cizaña, pero no. La
diferencia es que la cizaña es, será y siempre ha sido una mala planta; en
cambio los peces por alguna razón pasaron a ser malos peces…en algún momento
fueron buenos. En el momento actual, en el Reino de Dios, una parte está conformada por individuos que
son aparentemente buenos discípulos, pero que no tendrán un sitio, un lugar en
el Reino después del juicio final, tal es entonces el misterio. El pescado malo
es rechazado, botado. El buen pescado se guarda. A qué tipo de individuo
corresponde el buen pescado? Es aquel a quien Dios declara justo, es aquel cuya
fe en Cristo lo ha hecho justo, y esta fe perseverará hasta el final…Por la fe,
actualmente nosotros estamos dentro del Reino, pero este Reino al final de los
tiempos tendrá un proceso de separación de lo bueno y de lo malo…habrá una
selección y será en función de sus obras que los hombres serán declarados
buenos o malos. La parábola termina subrayando que la condición de quienes
serán rechazados es absolutamente miserable. No seamos negligentes ante esta
advertencia. Por la gracia de Dios, permanezcamos siempre fieles a Aquel que
nos ha salvado por su sacrificio en la cruz.
Que hoy cuando recordamos a San Alfonso de Ligorio, imitemos su fervorosa entrega y dedicación a la oración, en la cual nos enseña a dirigirnos a Dios en todas las situaciones de la vida y que nos dice que no se puede dejar de orar, especialmente en los momentos de prueba y dificultad. Siempre debemos llamar con confianza a la puerta del Señor, sabiendo que él cuida de sus hijos, de nosotros, en todo. Él está muy lejos y a la vez muy cerca de nosotros como nos lo muestran los textos de este día. Por esto, por la intercesión de San Alfonso, que hoy no tengamos miedo de recurrir a nuestro Dios y presentémosle con confianza nuestras peticiones, con la certeza de que obtendremos lo que necesitamos.
Que hoy cuando recordamos a San Alfonso de Ligorio, imitemos su fervorosa entrega y dedicación a la oración, en la cual nos enseña a dirigirnos a Dios en todas las situaciones de la vida y que nos dice que no se puede dejar de orar, especialmente en los momentos de prueba y dificultad. Siempre debemos llamar con confianza a la puerta del Señor, sabiendo que él cuida de sus hijos, de nosotros, en todo. Él está muy lejos y a la vez muy cerca de nosotros como nos lo muestran los textos de este día. Por esto, por la intercesión de San Alfonso, que hoy no tengamos miedo de recurrir a nuestro Dios y presentémosle con confianza nuestras peticiones, con la certeza de que obtendremos lo que necesitamos.
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