22 de octubre del 2017: 29o Domingo del Tiempo Ordinario (A)


En este domingo misionero mundial, la lectura del Evangelio muestra hasta qué punto Jesús manifiesta una libertad sorprendente por su mensaje y sus gestos. Enteramente dado a su Padre en el Espíritu, Él es perfectamente veraz y profundamente libre. Del mismo modo, nos invita a nosotros a colaborar en su misión de liberar la gente de todo aquello que les impide ser plenamente hijos de Dios.



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (45,1.4-6):

Así dice el Señor a su Ungido, a Ciro, a quien lleva de la mano: «Doblegaré ante él las naciones, desceñiré las cinturas de los reyes, abriré ante él las puertas, los batientes no se le cerrarán. Por mi siervo Jacob, por mi escogido Israel, te llamé por tu nombre, te di un título, aunque no me conocías. Yo soy el Señor y no hay otro; fuera de mí, no hay dios. Te pongo la insignia, aunque no me conoces, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí. Yo soy el Señor, y no hay otro.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 95,1.3.4-5.7-8.9-10a.10e

R/. Aclamad la gloria y el poder del Señor

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R/.

Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues los dioses de los gentiles son apariencia,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R/.

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas. R/.

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda;
decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,1-5b):

Pablo, Silvano y Tirnoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz. Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones. Ante Dios, nuestro Padre, recordarnos sin cesar la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y el aguante de vuestra esperanza en Jesucristo, nuestro Señor. Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido y que, cuando se proclamó el Evangelio entre vosotros, no hubo sólo palabras, sino además fuerza del Espíritu Santo y convicción profunda.

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,15-21):

En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no miras lo que la gente sea. Dinos, pues, qué opinas: ¿es licito pagar impuesto al César o no?»
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.»
Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?»
Le respondieron: «Del César.»
Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.»

Palabra del Señor




A guisa de introducción:

Un hombre libre, claro, verdadero


1. Qué es lo que más habla de un ser humano…
qué es lo que hace o distingue más a un ser humano?
Su libertad.

Uno ve que un animal no es libre: sus instintos lo empujan a satisfacerlos poniendo en peligro su vida. Uno constata con frecuencia que el ser humano se deja llevar también por sus sentidos externos e internos; su libertad es a veces condicionada por su cuerpo; lo que no le arrebata toda la libertad; de otro modo, el ser humano no sería más un ser humano.
El ser humano es capaz de decir "si" o "no", cuando se trata de decisiones que tocan su opción fundamental, sus orientaciones superiores.

2. El ser humano toma una decisión libre, que es aclarada, por su inteligencia racional. Él es capaz de prever los inconvenientes de un acto y sobre todo las consecuencias. Con frecuencia toma conciencia después de haber actuado (de haberla "embarrado"). Queda entonces que los eventos le hacen reflexionar y entonces debe tomar sus responsabilidades.

3. El ser humano libre e iluminado no tiene por qué esconder la realidad, como tampoco tiene por qué falsearla, para complacer a otros. Tarde o temprano, la realidad se presenta o descubre  tal como es para todos.
Hacerle frente a la realidad es un signo de madurez.

4. Jesús fue un hombre libre, iluminado y verdadero en sus palabras y en sus acciones. Él ponía a las personas y a las cosas en su lugar, como la fe en Dios.
Frente a Él, uno veía su vida personal como en un espejo; uno no podía sino actuar como Él o dejarlo (caer en la envidia, en el odio…deseando de este modo no tener nada que ver con un tal hombre auténtico).



Aproximación psicológica y política al texto del evangelio:

“Una cuestión  50-50?”


Este pasaje proyecta una gran luz sobre el compromiso de Jesús, siempre y cuando lo interpretemos con precisión. El modo como comprendemos a menudo este texto roza con lo que Jesús quería precisamente evitar. En efecto, a menudo, le hacemos decir, "en la práctica: la religión y la política es 50-50; déjenme hacer mi religión y yo les dejare hacer su política…"
Si tal es la respuesta de Jesús, es necesario  decir que Él ha caído con los dos pies juntos en la trampa que le tendían los partidarios del poder, ya que era esta exactamente su posición.

Mas esta respuesta debe ser interpretada de otra manera. Y uno no puede hacerlo que teniendo  claro en la cabeza (mente) la posición de Jesús con respecto a las instituciones políticas de su tiempo. Para Él, cualesquiera que sean su legitimidad o su carácter opresivo, estas instituciones serán muy pronto destruidas y reemplazadas por el Reino que llega “en la plenitud del poder” (Lucas 21,27). Se puede entonces sostener por los impuestos las instituciones existentes en el presente: ellas serán destruidas de todas maneras, no por la resistencia civil, sino por Dios mismo.

Pero no le den al poder más de lo que no le reviene.  Denle un poco de su dinero, pero sobretodo no le den su libertad: “ustedes no tienen más que un solo amo (maestro) , ustedes no tienen más que un Padre, ustedes no tienen sino un Doctor…(Mateo 23,8-10).

Jesús toma distancia tanto en referencia a los que  oponen resistencia como a los colaboradores. Él se rehúsa tanto a tumbar el poder como a legitimarlo.  En efecto, a  Jesús no le gusta hablar de política. Nunca lo hace, solo si se ve forzado a hacerlo. Pero  mismo aquí, si él responde a la cuestión, es para hacerla desembocar sobre otra cosa, porque es como profeta de Dios que Él responde: ustedes tienen sobre su moneda la imagen del Cesar, entonces ella le pertenece (al César). Pero ustedes portan la imagen de Dios, luego ustedes le pertenecen a Él (a Dios).

La respuesta de Jesús no tiene nada que ver con una teoría sobre el poder; ella no es, sobre todo,  un juicio al estilo de Salomón que establecería la autonomía de la política y de la religión, una en referencia con la otra, como se ha comprendido a menudo.
La respuesta de Jesús, es la palabra de un profeta que pone al hombre todo desnudo frente a su Dios. Es bien correcto interrogarse sobre las exigencias del impuesto sobre sus ganancias (salario, entradas). Pero usted ya  ha reflexionado sobre las exigencias de Dios sobre la totalidad de su existencia?



 Reflexión Central 

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“Don dinero”


El tema del dinero, la plata, la money, la lana, la pecunia, es bastante delicado. Desde que es asunto que se toca en nuestras conversaciones, la desconfianza se instala y la charla toma otro ambiente, puesto que es el dinero el que provoca “los dolores de cabeza” en el seno de la sociedad o mismo en el seno de las familias.
Hay quienes tienen dinero, hay otros que no lo tienen.

A partir de este hecho inevitable, cada quien toma partido o emite su opinión sobre el llamado “actual dios del mundo” o “estiércol del demonio”.

Para algunos el dinero es descrito como lo peor entre todas las cosas, mientras que otros se ponen de acuerdo en decir que es “un mal” necesario y que por lo tanto es menester acomodarse (adaptarse).

En la antigua Europa el dinero era considerado impuro, por tal razón fue que se dejó a los marginados ocuparse de él: los judíos primero, los protestantes después. Allá ellos si se ensuciaban las manos con el dinero que corrompe y pervierte, y ya que ellos estaban fuera de la Iglesia-entiéndase  también  fuera (desprovistos) de la salvación- A ellos les correspondía también hacerlo fructificar para aquellos que se los habían confiado y esperaban obtener beneficios. Uno ve que la hipocresía de los medios religiosos no es algo nuevo.

Se dice que el dinero es el nervio de la guerra y lo que hace funcionar el mundo. El fenómeno de la mundialización nos muestra que son los que poseen grandes fortunas quienes rigen el destino del planeta, y que asesoran y están detrás de los hombres políticos, quienes a su vez les toleran y se ponen sobre sus líneas para conservar la ilusión de gobernar.

La actualidad reciente pretende por lo tanto hacernos creer lo contrario (que los políticos o gobernantes tienen la última palabra en cosas estatales), pero eso está por verse!

Cualquiera que quiera tener influencia en este mundo de abajo, quien quiere hacer valer o valorizar una idea necesita del dinero para seducir los medios de comunicación y pagar el tiempo de publicidad o de difusión en las ondas hertzianas, en tv, en internet. Para ello debe encontrarse un mecenas (como se decía antes) un patrocinador se dice hoy, quien le sostenga por el precio de su talento o su virtud.

De manera forzosa los que tienen dinero y poder (gracias precisamente a la pecunia) buscan legitimar ese poder buscando el apoyo (el aval, el respaldo)  de Dios. Es lo que hacen los interlocutores de Jesús. Ellos estaban ya en la corriente moderna de nuestros tiempos. El modernismo tiene necesidad de ideas generosas para darle virtud al dinero. Es así como las multinacionales compran partes de buenas acciones en ONGs y en la ausencia o falta  de virtud adquieren una moral. Era también el objetivo de los sacerdotes del templo de Jerusalén que ensayaban encontrar los valores morales con el tributo de la diezmo (décima parte de lo ganado o cultivado que se daba al templo). Lo que viene después, nos mostrara que su recolecta estaba sin fundamento teológico.

No nos sorprendamos entonces si los que detentan el poder han buscado asociarse con quienes tienen el dominio espiritual o al menos que sea a la inversa, ya que el movimiento va en los dos sentidos. Esto se conoce como el principio de la alianza entre el trono y el altar. Y por tanto la escritura bíblica ha advertido e invita a poner atención a cuidarse oponiendo Dios y Mammon: “no se puede servir a Dios y a  Mammon “decía Jesús y los hombres poderosos replicaban: “nosotros no servimos al dinero, nosotros nos servimos de él para servir a Dios”. Haciendo o actuando de este modo, se comportan como buenos teólogos, porque es así como Dios entiende la cosa. Él nos confía el dinero como uno más  entre los numerosos útiles que Él pone a nuestra disposición para regir felizmente la evolución armónica del planeta.

Es así como las cosas deben funcionar. Es así como el hombre ha sido previsto desde el origen de la creación. Pero los narradores bíblicos han visto bien que esto no cuadraba con la realidad. Entre más  explota  el hombre la creación, más lejos esta él de valorizarla. Para remediar esta verdad desastrosa, se ha introducido “el relato de la caída”  (del pecado) en medio de la narración de la creación. Si estamos atentos a los sucesos que emocionan nuestra sociedad, podemos constatar que la caída ha sido vertiginosa.

Y por tanto, hay una tradición que se desprende del evangelio y que se eleva al rango de virtud: y es la pobreza voluntaria. Es lo que encontramos en los votos monásticos. Se es pobre individualmente, pero se vive en el seno de una comunidad que gerencia el dinero de la colectividad para el bienestar de cada uno y de los otros. Este ideal que admiramos, vamos! Ha mostrado que podía ser pervertido. Las sectas mundialmente conocidas  se han aprovechado de este ideal para sentar su poder con fines de dominación y no de edificación.

Hoy día se constata (quizás sin mucha difusión) cómo hay comunidades, cofradías o compañías o fraternidades que se han dejado sumergir en el hueco (o el abismo) utilizando la vida en comunidad para afirmar su sed de poder y de dominación sobre el otro por la apropiación de sus bienes. El ideal monástico, mal comprendido ( o entendido) puede llevar a una perversión que da más poder diabólico que candor angelical.

Estas cuantas ideas desgranadas del aquí, allá, antes   y ahora, de la actualidad nos permiten comprender la magnitud  de la trampa que se le tiende a Jesús cuando se le demanda escoger entre el poder del dinero y el poder espiritual. Jesús sabe que el dinero da poder a quien lo posee. Él sabe que el emperador se enriquece abiertamente a costa de los ciudadanos. Él sabe también que los sacerdotes del templo se enriquecen a costillas del buen pueblo haciéndole creer que Dios aprueba, o está de acuerdo con la diezmo y el impuesto eclesiástico. Jesús va a arreglárselas para no darles ocasión de que crean que él está en el error,  y de que ellos tienen la razón , ya que para él ellos también va a ponerse del lado del emperador.

La historia mostrará en efecto que la fe judía subsistirá con fuerza después de la destrucción del templo y que la fortuna amasada de los sacerdotes gracias a la diezmo no servirá de nada. Esto para los judíos, hablare de los cristianos después.

Jesús no cae en la trampa. « Den a cada quien lo que corresponda o conviene”, les dice. El problema no se plantea a nivel del emperador. El emperador recupera gracias a los ciudadanos el dinero que él necesita. Mas el problema va a plantearse al nivel de Dios. Tiene necesidad Dios del dinero? “Den al emperador lo que es debido y a Dios lo que le corresponde”. Para el emperador, lo hemos visto, eso no se discute. Lo que le corresponde es una parte de nuestro dinero. Jesús no precisa lo que corresponde a Dios: el diezmo, el impuesto eclesiástico u otra cosa? De hecho, Dios no necesita dinero, en todo caso, es decir de la misma manera que el emperador. Pero los hombres que se dicen estar del lado de Dios,  y a su servicio, tienen necesidad del dinero. En cuanto a Dios, en lo referente a ÉL mismo, es otro problema. Todo pertenece a Dios, todo debe  retornar a Él, y esto comprende mismo el dinero que el emperador nos toma!  No hay división entre lo temporal y lo espiritual. Todo va para Dios, todo le pertenece. Esto pertenece al dominio de la fe y no es con el dinero que se le da lo debido (lo que se le debe dar)  a Dios.

El emperador nos toma (coge) lo que él no nos ha dado. En efecto, el impuesto es una retención (contribución) de nuestros salarios hecha por el poder al mando. En oposición, o al contrario, Dios nos da lo que nos pide donar. Es al nivel del amor que esto pasa. Dios nos da su amor y espera el nuestro. La relación no es el del todo (igual), al mismo nivel que el dinero del emperador.

Si yo digo que uno debe solamente (nuestro)  amor a Dios, el tesorero de la parroquia no estará contento. Es cierto, se puede manifestar su amor a Dios de muchas formas, con su dinero, con su tiempo, con sus talentos, con sus dones, pero todas estas cosas que se le dan a Dios no son más que útiles para manifestarle nuestro amor que permanece primero.

Pero se ha de estar vigilante, todo esto puede ser pervertido. Ya que algunos piensan que se puede capitalizar todas esas cosas, que uno esta advertido, las hace  por Dios y que por tanto se puede esperar ventajas, recompensas a cambio. Pues se piensa que entre más gestos se hagan por Dios con más veras estará asegurado nuestro lugar (cupo, sitio) en el Reino de Dios. Es sin duda, la manera más mezquina de apreciar nuestras acciones ya que ella, sobreentendería que Dios podría negociar (intercambiar)  nuestro amor  por las buenas acciones. El amor no se negocia, no se intercambia, no se le capitaliza, seguro que no, él no tiene ningún valor mercantil. No se maniata el amor como el dinero. Para subsistir, el amor debe manifestarse continuamente, porque como el corazón nuestro amor es vivo, es dinámico y debe estar en continua actividad bajo pena de muerte. Si el amor de Dios nos hace vivir,  también Dios tiene necesidad de nuestro amor para existir Él también a los ojos del mundo.

Nosotros estamos  entonces sobre otro registro diferente al del impuesto que se paga al rey o a la institución eclesiástica. Nuestra relación con Dios no saca provechos para nadie sino para Él mismo, para su propio bienestar. Es eso la gratuidad de la salvación, saber que se ama a Dios sin esperar recompensa de su parte porque nosotros hemos ya todo recibido. Su amor es total y Él nos pide que se lo demos ( y o entreguemos) totalmente. Es por ello que Dios reclama nuestro amor y nada más que nuestro amor.  “Ama y haz lo que quieras” decía San Agustín. Y Rabelais hizo grabar esa divisa sobre el frontón de la Abadía de Théleme: "En cuanto a nuestro dinero no debería éste ser concernido en nuestra relación con Dios."


2

Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios


Todos conocemos esta famosa respuesta de Jesús, pero esta no tiene nada que ver con  la separación de la Iglesia y el Estado. El Señor nos recuerda aquí, que ningún emperador, ningún dictador, ningún jefe de gobierno no puede todo controlar en nuestras vidas.  No solamente está el César, también hay un Dios.

La moneda mostrada por los fariseos portaba la efigie o la imagen del emperador. Significaba  entonces que le pertenecía. Pero el ser humano esta creado a la imagen de Dios: “hombre y mujer él los crea, a su imagen él los crea” (Genesis 1). Nosotros pertenecemos entonces a Dios y no al emperador.

A quienes buscan tenderle una trampa con el fin de acusarlo ante el representante romano, Jesús responde que es necesario respetar la autoridad civil, pero, subraya que el emperador no es todopoderoso. Sobre la moneda que se le presentaba, había la imagen del emperador Tiberio, quien dominaba sobre el inmenso territorio (imperio) romano a partir  de su isla de Capri, y sobre esta moneda se calificaba al emperador de “divino”. Cristo replica a esta afirmación y dice que el emperador no es divino, él no es Dios. San Pedro recordará a los cristianos que en diversas circunstancias “es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5,29)

En el siglo II, un autor cristiano, Teófilo, obispo de Antioquía, escribía: « Yo rendiré homenaje al emperador, pero no lo adoraré. Adoraré solamente  a Dios solamente, sabiendo que el emperador es un ser humano como yo y que él ha sido creado como yo”. Otro escritor de los primeros siglos aconsejaba a los cristianos de “no dejarse subyugar por ninguno de los Césares de este mundo”. Y agregaba: “No renuncien nunca a su libertad interior que es el don más precioso que ustedes han recibido”.

Cristo repite entonces que César es César, mas él no es Dios. El poder político, cualquiera que sea, no tiene derecho de invadir las conciencias y de ampararse de la totalidad del ser humano. Es esa la razón por la cual la frase más importante del texto de hoy es donde Jesús dice: “Den a Dios lo que es de Dios”.

No daremos al emperador y al imperio de hoy ni nuestra fe, ni nuestro comportamiento moral, ni tampoco nuestras esperanzas ni nuestros sueños. Conservaremos nuestra libertad interior y nuestro sentido crítico. Los gobiernos no pueden nunca obligarnos a actuar contra nuestra conciencia.

A comienzos de la guerra en Irak, uno se acuerda de haber leído, en una revista americana, las remarcas de un sacerdote sobre la decisión de su país de arriesgar la vida de sus jóvenes soldados y de invertir (gastar) millones de dólares para iniciar una guerra que las Naciones Unidas, los mismos norteamericanos, los británicos, los franceses, millones de personas a través del mundo, y todas las grandes religiones, declaraban ilegal  y sin razones suficientes. Después de la misa, el sacerdote en cuestión, fue severamente criticado y amonestado por el consejo parroquial que le pide no mezclarse en política. Para concluir su argumento, los consejeros utilizaron el texto de hoy: “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. De hecho, estos consejeros no habían comprendido nada de la respuesta de Cristo.

Jesús nunca  les pidió a los cristianos no criticar las decisiones del gobierno. Si él lo hubiera hecho, los cristianos de África del sur no habrían podido oponerse a las leyes injustas e inhumanas que permitían mantener el sistema del Apartheid; los cristianos americanos no habrían podido combatir las prácticas inmorales de la esclavitud y la violencia hecha a los negros por largo tiempo después que la esclavitud había sido abolida; los cristianos de Europa y de Asia no habrían podido resistir a las políticas ateas de la Unión soviética, de la China y de otros países comunistas; ellos no podrían oponerse a los gobiernos musulmanes que rechazan todo derecho a un lugar a las otras religiones y que tratan a las mujeres como a seres humanos de clase inferior; ellos no podrían criticar a ciertos dirigentes de nuestra propia Iglesia que protegen su poder asociándose a gobiernos que reducen (o aplastan) todo disentimiento, que utilizan la tortura y masacran aquellos que se oponen a su dictadura, como fue el caso en Chile, en Argentina y en El Congo.

Varios gobiernos se rehúsan,  (no quieren) muy a menudo darle a Dios lo que le pertenece. Otros manipulan la religión con sus propios intereses y conceden a la Iglesia ciertos privilegios con el fin de poder controlarla mejor imponiéndole su propia ideología.

Es significativo que en el texto de hoy, Jesús ponga en valor « nuestros deberes para con Dios », cuando se le preguntaba acerca de los deberes para con el emperador. Jesús no ha querido nunca impedirle a la gente ser ciudadanos responsables, pero Él nos recuerda que la política no es la única realidad en nuestras vidas. César no es Todopoderoso, él no es Dios. El Estado juega un papel importante pero él no puede tener el monopolio de nuestras vidas.

En un mundo pluralista, los gobiernos son llevados, en ocasiones, a hacer pasar leyes que son contrarias a nuestros propios valores cristianos, pero esto no debe impedirnos el ejercer nuestra libertad cristiana y actuar según nuestra propia conciencia. 

En un mundo donde todas las opiniones tienen piñón sobre rueda, hace falta mucho discernimiento para hacer la parte de las cosas y saber “dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.



REFLEXIÓN PARA EL DOMINGO MISIONERO MUNDIAL

Dar al Cesar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.


En la primera lectura, Isaías nos dice: “Yo soy el Señor y no hay otro”. San Pablo que escribe a Timoteo le dice que no se enrede en discusiones que no le hacen favor al plan de Dios. Es muy claro y cierto que es necesario pagar los impuestos para que el Estado pueda funcionar. Una vez hecho esto, enseguida es importante saber en qué consiste el Proyecto o Plan de Dios. El Estado tiene leyes y sistemas de control para asegurarse que nosotros le paguemos lo que es debido. Dios no utiliza ningún poder coercitivo contra nosotros. Él nos presenta su Ley Universal que es el amor. Después, Él nos deja libres para aceptar o ignorar su Ley. De todas maneras, el amor no se impone, él se presenta ante nuestra puerta y espera que le abramos.

Hoy es el DOMUND (Domingo Misionero Mundial). Jesús, quien es nuestro maestro en el amor, nos pide no olvidar su ultimo mandamiento o mandato que ha dado a sus discípulos antes de su Ascensión: “Hagan discípulos de todas las naciones”. Hoy, Él nos pide  velar por nuestros hermanos humanos de los países más pobres, de ser generosos para ayudarles  junto a aquellos (misioneros) que les llevan la Buena Nueva (Noticia).

Generosidad no significa solamente dar dinero. Eso sería lo más fácil y podría ser una donación sin alma.  Nos es necesario amar todos los pueblos, aceptar los extranjeros que vienen a nuestro país, manifestarles nuestro amor en todo, sin olvidar la oración.



Oración-contemplación (post comunión)

Bendito seas Tú, Señor Jesucristo,
que nos has convocado
y nos congregas en esta Eucaristía.
Por la escucha de tu Palabra
y en el compartir del pan y del vino,
nosotros formamos tu Cuerpo.

Envía sobre nosotros tu Espíritu de Verdad;
que Él nos libere de nuestras prisiones,
que Él habite nuestra fe, reavive nuestra esperanza
y haga ardiente nuestro amor.

Danos la alegría de comulgar, hacer parte
en tu misión de liberación.
camina con nosotros sobre nuestros caminos inciertos;
y nosotros te volveremos a encontrar en el rostro
de nuestros hermanos más pobres y más olvidados.
Amén!



Referencias:

http://vieliturgique.ca


http://prionseneglise.ca

http://paroissesaintefamilledevalcourt.org

Pequeño  Misal "Prions en Église", edicion quebequense.

HETU, Jean-Luc. Les options de Jésus.

http://cursillos.ca.   Réflexion chrétienne du Père Jacques-Yvon Allard, s,d,v.

Le sermon du diezmonche matin ,   Père John Drôme




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