30 de octubre del 2017 lunes de la 30a semana del TO


(Lucas 13, 10-17)  No hay hora ni lugar para ayudar a una persona en dificultades y mostrar compasión. La bondad de Dios no se expresa solamente de 9 a 5 o de lunes a viernes.




Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,12-17):

Estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 67,2.4.6-7ab.20-21

R/.
 Nuestro Dios es un Dios que salva

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. R/.

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R/.

Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte
R/.




Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,10-17):

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Palabra del Señor

//////

Como Hijos de Dios

San Pablo nos dice una frase, y está contenida en el versículo 14, capítulo 8 de la Carta a los Romanos que venimos leyendo hace unos días para acá: "Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios".
Sí, así como un niño o un hijo va seguro a la escuela o al jardín tomado de la gran mano de su padre que lo sostiene, el Hijo de Dios se deja conducir por el Espíritu. Confiado, él sabe que será llevado a buen puerto, a buen destino con toda seguridad…

Somos hijos e hijas de Dios, porque el Espíritu de Cristo, el Hijo perfecto, vive en nosotros. Con Cristo y por medio de su Espíritu, podemos llamar a Dios Padre nuestro. Él es un padre con un amor lleno de afecto y ternura como el de una madre. Dios no es un padre paternalista. Respeta nuestra libertad. Quiere que nosotros seamos responsables y maduros, y que le correspondamos libremente con amor. Quiere que le sirvamos como personas “espirituales”, movidas por el Espíritu, sin ninguna actitud servil. 
La pregunta es, me dejo en verdad yo guiar por el Espíritu de Dios en mi vida diaria? Soy consciente de su guía? de su presencia?

En el Evangelio vemos a Jesús una vez más, confrontado con la cuestión espinosa del sufrimiento. Si el peso del mal y del pecado nos hace vivir a veces encorvados o jorobados, como rotos físicamente o interiormente, Jesús viene para ayudarnos a levantar de nuevo la cabeza, para vivir libres y de pie. Él nos acepta, nos acoge tal como somos. Con sus brazos toma  nuestro cuerpo, nos endereza para restablecer nuestra relación con los otros. Así podemos mirarlos nuevamente frente a frente…Para Él esto es primordial y urgente.
Un ejemplo claro del amor de Jesús es precisamente el haber curado a la mujer encorvada. De nuevo los legalistas protestan porque Jesús cura a una enferma en sábado. Jesús apela a su sentido común. El sábado es un día de Dios, un día en el que recordamos la bondad de Dios y le damos gracias por su amor.


Oración


Oh Dios, tu Espíritu nos impulsa a clamar:
“¡Oh Dios, Padre nuestro!”
No permitas ya más
que te sirvamos como esclavos de ninguna ley,
sino con un espíritu filial --como hijos e hijas--,
que nos hace ir mucho más allá de la ley.
Sí, haznos ver y experimentar
que estamos entregados a tu persona
por medio de lazos de amor
en respuesta a tu amor gratuito
que nos buscó personalmente
aun antes de que fuéramos conscientes de ello.

Te damos gracias por querer ser nuestro Padre
por medio de Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.

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