28 de junio del 2015: 13º Domingo del Tiempo Ordinario B
Sin cita previa
Jesús viene hasta nosotros con todo su poder.
Un poder más
fuerte que la muerte, pero que no puede mostrarse o actuar sino con el permiso
y o la expresión sincera de nuestra fe.
Por
otro lado, Él se revela como un Dios accesible a todos, tanto a las personas
importantes como a las personas sin prestigio.
L E C T U R A S :
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA 1,13-15; 2, 23-25
Dios no hizo la muerte, ni se recrea en la destrucción de los vivientes; todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del Abismo sobre la tierra, porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo; y los de su partido pasarán por ella.
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 29
R.- TE ENSALZARÉ, SEÑOR, PORQUE ME HAS LIBRADO.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R.-
Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana el júbilo. R.-
Escucha, Señor, y ten piedad de mi;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas,
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 8, 7-9.13-15
Hermanos:
Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros, con su pobreza, os hagáis ricos. Pues no se trata de aliviar a otros pasando vosotros estrecheces; se trata de nivelar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá nivelación. Es lo que dice la Escritura: "Al que recogía mucho, no le sobraba; y al que recogía poco, no le faltaba"
Palabra de Dios
ALELUYA 2 Tim 1, 10 b
Vuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte y sacó a la luz la vida por medio del Evangelio.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 5, 21-43
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echo a sus pies, rogándole con insistencia:
-- Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se fue con le acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero en vez de mejorar se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido una fuerza de él, se volvió enseguida en medio de la gente, preguntando:
-- ¿Quién me ha tocado el manto?
Los discípulos le contestaron:
--Ves como te apretuja la gente y preguntas: “¿quién me ha tocado?”
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echo a los pies y le confesó todo. Él le dijo:
-- Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y con salud.
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
-- Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
-- No temas; basta que tengas fe.
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban. Entró y les dijo:
-- ¿Qué estrépito y que lloros son estos? La niña no está muerta, está dormida.
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano, y le dijo:
-- Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).
La niña se puso en pie inmediatamente y echo a andar --tenía doce años--. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Detenerse
para vivir y hacer vivir
Hoy pareciera que uno no tuviera tiempo
para detenerse, para hablar, para jugar con simplicidad, ya que para la
sociedad lo más importante es ser productivo, producir algo para comprar a
menudo cosas fútiles, cosas que no necesitamos. Una vez se compra la cosa
deseada, viene enseguida la insatisfacción.
Si en medio del tiempo del trabajo, uno
supiera “perder su tiempo”, la vida sería más simple.
Por qué complicar lo que es simple?
Porque mas bien no simplificar aquello que es complicado?
El verano tanto aquí como allá es un
tiempo para el encuentro y para ser atento con las personas. El mejor servicio
que podríamos darle a alguien es el de estar presente para permitirle decir lo
que tiene en su corazón.
“Uno no ve bien sino con el corazón…Lo
esencial es invisible a los ojos", decía Saint-Exùpery en boca del Principito.
Uno llega a ser permeable al ser humano, a lo espiritual, a Dios. El verano es
un tiempo para encontrarnos, visitar, hacer presencia ante los otros.
Jesús ha sacado tiempo para montar en
una barca, para estar al bordo del lago, para ocuparse del jefe de la sinagoga,
de su pequeña hija, para mostrarse atento a la fe de Jairo.
Por qué no tomarse tiempo y vivir
este tiempo de vacaciones, para reforzar lazos entre parientes, amigos,
conocidos?
Uno se ve ante la irresolución, ante la duda
de decidirse a visitar tal o cual pariente: “hace tanto tiempo que no le visito…”
Hay una cierta frialdad; todo tipo de razones para arrepentirse, y echarse atrás.
Una vez en camino, una vez se llega al lugar, uno se da cuenta de la utilidad
de esta visita, que ella es necesaria, y que igualmente brinda reposo; ella
hace a las otras personas más felices! Ella brinda la oportunidad de ser más humano,
de mostrarse más realizado y por el mismo hecho… ser más cristiano! Aquel, que
se atreve a visitar a alguien tiene una razón de más para estar satisfecho
consigo mismo y con su vida.
Durante el verano, seguramente que uno
ha previsto tal viaje, tal salida…Y de pronto alguien anuncia un matrimonio, un
bautismo en el último minuto; tal pariente o amigo fallece; otro es ingresado
al hospital. Soy capaz de cambiar mis proyectos, en lo posible por esas
personas?
Por otro lado, soy yo capaz de visitar
aquella tía olvidada, aquel tío sin familia inmediata?
A cada quien le corresponde dar una
respuesta!
Mientras tanto, bendigamos a Dios, alabémoslo
por pensar en nosotros, por visitarnos por medio de su Hijo, puesto que somos
importantes ante Él, ante su corazón!
Aproximación psicológica al texto del Evangelio
Las cosas que no se hacen
Juan nos dice en el evangelio que “los judíos se habían
puesto de acuerdo para expulsar de la sinagoga a todo aquel que reconociera a
Jesús como Cristo o Mesías” (Juan 9,22) y en el Evangelio
de Marcos también, se siente la tensión entre las autoridades religiosas y Jesús.
Y vemos en este evangelio como Jairo,
presidente de la sinagoga, no tiene otro recurso que acudir a Jesús el profeta
y sanador o curandero. Y esto porque la muerte muy pronto va a devorar su
hija y Jesús es su última oportunidad.
Y ante esta situación ya no hay prohibiciones
o recomendaciones que puedan sostenerse. Jairo deja de lado su amor propio y
profesional y quizás sus muchas oportunidades de avanzar (de ser promovido, de
ascender), ya que un ser amado y frágil está a punto de morir.
Con esto, Jairo se parece a cualquier otro
que deja de lado todo para salvar al hombre frágil y a punto de perderse (o de
morir) (Lucas 15,4), se asemeja a ese otro que deja de lado sus principios de
justicia y sus conveniencias porque su corazón está en contra de esos
principios: “mi pueblo está enfermo por su infidelidad
(pero) mi corazón dentro de mí se revuelca, todas mis entrañas se remueven y
gimen. Yo no me dejaré llevar por mi cólera…” (Oseas 11,7-9).
Cuando se es una persona notable e
importante, eso no se hace: acudir a un sanador o curandero ambulante. Cuando
se es un jefe político eficaz, eso no se hace: lo de actuar en función del más
débil. Cuando se es un dios que se respeta, eso no se hace: el no castigar los
pecadores de manera ejemplar.
Por lo tanto, cuando la vida está ahí, frágil
o débil y vacilante, “cuando el corazón se conmueve” y que “las entrañas
gimen”, uno se olvida de principios (prohibiciones) y conveniencias y uno actúa
con la desnudez de su verdad profunda.
No hay que preocuparse por lo que los demás puedan pensar, por los problemas
que puedan sobrevenir, no importa si uno no es lógico y o consecuente consigo mismo.
Cuando la vida de los seres amados es
amenazada y que uno tiene un poco de corazón en el vientre, uno se implica, sin
dudarlo, se resuelve a pagar el precio por lo que viene o lo que sigue.
Jesús nos dice en otro pasaje del evangelio, que
las acciones cometidas por los padres en bien de sus hijos, nos hablan de la
actitud de Dios de cara a nosotros (Mateo 7,9-11). El episodio de Jairo nos
envía en este sentido a un Dios más íntimo a nosotros y comprometido con
nuestra salvación que con el cumplimiento de principios o leyes socialmente o políticamente impuestos.
Reflexión central:
La abundancia de la vida en Dios
Siempre me ha llamado la atención
la brevedad del Evangelio de Marcos. Ustedes saben que es la crónica de la vida
y obra de Jesús más corta entre todas las 4. Podríamos decir que Marcos no es
un gran hablador. Él va directamente al grano y formula las preguntas sin ambages.
Pero entre los evangelistas, curiosamente es él quien da la versión más desarrollada
y sucinta del relato de este domingo.
En efecto, los estudiosos de
la Biblia destacan que Marcos desarrolla de un modo que le es propio, tres
hechos donde padres desesperados imploran a Jesús para que les cure sus hijos:
la Hija de Jairo que todo el mundo daba por muerta (5,21-43); la hija de la
mujer siro-fenicia, poseída y excluida por sus orígenes (ella no es de la
familia de Israel, 7,24-30) y el hijo epiléptico de un padre que suplica a Jesús
le aumente su fe; los discípulos han sido incapaces de curar su hijo (9,14-29).
La cuestión de los hijos
seria una clave de lectura importante de este evangelio.
En los 3 relatos, los padres
demuestran una fe fuera de lo común. También es remarcable la capacidad de
acogida de los infantes o hijos, su disponibilidad al don de Dios, sin haberlo
merecido. Ellos son los últimos en la jerarquía social (sociedad judía, en
comunidades africanas…) pero en posición de recibir todo. Pero qué reciben
ellos precisamente? Y qué estamos llamados nosotros a recibir también?
La Hija de Jairo tiene 12 años.
El texto griego la llama a veces “niña” y a veces “mujer joven”. En la sociedad
que vivía, ella está en la edad del pasaje entre la infancia y la vida adulta.
Es entonces cuando los jóvenes se hacen responsables de vivir de acuerdo a la Tora (la
ley de Moisés). Para las mujeres esto implica, entre otras cosas, reglas particulares
en relación con la sangre. Apenas ha comenzado el relato cuando el evangelista
lo interrumpe para hablar de una mujer que sufre hemorragia después de muchos años.
Ahora, “la sangre” es la vida (Deuteronomio 12,23) y “la vida de una criatura está
en la sangre” (Levítico 17,11). Esta mujer, uno lo adivina, no solamente es infértil
sino que también pierde lentamente la vida. En el caso de la chica como de la
mujer adulta, tanto la vida como la fecundidad de la vida, están en juego. Los
dos relatos están unidos. Por el “tocar”; gesto de sanación, Jesús restablece
la vida, se la devuelve a cada una. La fe, la relación con Cristo las ha
salvado. Don de vida en abundancia: “Al atardecer llegan las lagrimas, pero al
amanecer, los gritos de alegría” (Salmo 29,6).
“Ustedes han recibido
abundantemente todos los dones”, dice San Pablo, (…) que su gesto de
generosidad sea amplio también” (2 Corintios 8,7). Vida recibida en abundancia,
vida dada en abundancia, como la sangre que circula por las venas. Nosotros
estamos llamados a acompañar la vida, a cuidarla, a protegerla, a defenderla, a
comunicarla hasta la cercanía de la muerte. La fe de Jairo era dinámica, activa.
Este don de la vida que él había recibido,
lo ha compartido, ha hecho todo lo que está a su alcance, lo posible para que su hija viva, una niña que no
podía actuar por sí sola. Y la mujer que perdía su sangre ha dado testimonio de
su fe. Y ella actúa en consecuencia. Y aquello que le había sucedido ha sido puesto a la luz, ha sido
revelado.
La vida de Dios es totalmente
donada, ella está ahí para circular a través de nosotros, y los unos por los
otros, por la fe, por su palabra, por su conocimiento íntimo. Nuestro Dios es
el Dios de la vida.
P. Gustavo Quiceno Jaramillo. mxy
Diócesis de Valleyfield, Quebec, Canadá 2015
Referencias:
HÉTU,
Jean-Luc. Les Options de Jésus.
Pequeño misal « Prions
en Église », Quebec, Canadá, 2012.
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