En los 110 años del nacimiento de Jean Paul Sartre (1905- 1980)
Jean
Paul Sartre reflexionando sobre la escena del pesebre, describe a María con
admirable inspiración en el siguiente pasaje:
"La Virgen está pálida, contempla al
niño. Podría leerse en su rostro un asombro ansioso aparecido sólo una vez en
faz humana. Cristo es su hijo, carne de su carne, y fruto de sus entrañas. Lo
ha llevado en su interior durante nueve meses y va a amamantarlo... y por
momentos la tentación es tan fuerte que olvida que es Dios. Lo estrecha entre
sus brazos y le dice "Pequeño mío".
Pero en otros momentos, queda cohibida y
piensa: Dios está aquí y es presa de un horror religioso por este Dios mudo,
por este niño que aterroriza. Todas las madres se ven así plasmadas en ciertos
momentos ante ese fragmento rebelde de su carne que es el hijo, y se sienten
extrañas ante esa vida nueva que se ha hecho con su propia vida. Pero ningún
hijo ha sido más rápidamente arrancado de su madre, porque es Dios y supera por
todas partes cuanto ella puede llegar a imaginar. Pero pienso que hay también
otros momentos, rápidos y huidizos, en los que ella experimenta a la vez el
sentimiento de que Cristo es su hijo, su pequeñín, y que es Dios. Lo mira y
piensa: "Este Dios es mi hijo. Esta carne divina es mi carne. Está hecho
de mi, tiene mis ojos. Y esta forma de su boca es la forma de la mía. Se me
parece. Es Dios y se parece a mí. Ninguna mujer ha tenido de esta manera a su
Dios para ella sola, un Dios niñito que se puede tomar en brazos y cubrir de
besos, un Dios cálido que sonríe y que respira, un Dios que se puede tocar y
que sonríe. En uno de esos momentos me gustaría pintar a María si yo fuera
pintor".
Sartre
pone esta descripción en boca de un ciego. Recordemos que el autor era ateo;
doble simbología con el ciego que nos enseña lo que muchos clarividentes no
logran ver.
Este
pasaje de Sartre, es citado por el Papa
Benedicto XVI en su libro “Jesús de Nazaret”.
Ustedes sabrán,
que para ser sacerdote católico es necesario estudiar entre 5 y 12 años,
dependiendo de la comunidad y el carisma que se busque. Ejemplo: sacerdotes
diocesanos o seglares hacen solo 5 0 6 años de estudio, los miembros de
sociedades de vida apostólica como mi comunidad de los Misioneros de Yarumal
hacemos entre 8 y 9 años…Los jesuitas pueden tomarse entre 8 y 12 años para
hacer un presbítero ordenado, esto porque en la comunidad fundada por San
Ignacio de Loyola, se busca que el clérigo además de decir misa y aplicar los
sacramentos, se prepare más y ejerza una carrera (profesor, medico, ingeniero…)
que complemente su ministerio y ésta le sirva para ser más efectivo en la misión…y
por qué para no ganarse su propio sustento y de paso ayudar de modo más provechoso, su
comunidad o congregación.
Pues bien
en mi caso yo hice 3 años de filosofía, uno de noviciado o espiritualidad y 5 y
medio de teología…total 9 y medio, por circunstancias particulares…
Entre 1988
y 1990 estudié la filosofía con la Universidad de Santo Tomás, en Medellín, y entre los filósofos que me sacudieron el
piso y me hicieron dudar en determinado momento de mis proyectos y mi vocación de
vida de FE estuvo Federico Nietzsche y Jean Paul Sartre de quien este día 21 de junio se celebra
110 años de su nacimiento.
Breve biografía
Jean-Paul
Sartre nació el 21 de junio de 1905 y no tenia sino 15 meses cuando su padre Jean-Baptiste,
muere. Criado por su madre y sus abuelos ella católica, él protestante,
demuestra ser un excelente alumno, ávido de lectura (Julio Verne sobre todo).
Sartre entra en la literatura muy temprano, y la literatura orienta su vida
hacia la literatura, y es
admitido en la Escuela Normal Superior, donde encontrará aquella con quien compartirá
una gran parte de su vida, Simone de Beauvoir. Después de finalizar sus
estudios, comienza a enseñar y es nombrado profesor de filosofía en el Havre en
1931 (con 26 años).
Durante la
2ª guerra mundial, Sartre es incorporado al ejército y después hecho prisionero.
Después de su liberación en 1941, se instala en Paris y hace representar sobre
las tablas “las manos sucias”, obra de teatro escrita por él mismo.
Después de
1945, los escritos de Sartre se tornan cada vez más políticos y funda la
revista “Los tiempos modernos”. En 1964, se da el lujo de rechazar el Premio
Nobel de Literatura. Con gran influencia después de 1968, se enrola con los
militantes de la extrema izquierda y participa en la fundación del periódico “Liberación”.
Sartre y la FE
Si hay
algo que todo el mundo sabe es del ateísmo de Sartre…quizás es uno de los
grandes pensadores del siglo XX junto a Nietzsche, Freud y Marx, sin olvidar a
Feuerbach, quien más ha alimentado esa fobia por la religión, la apatía hacia
la religión católica y la aversión a todo lo que tenga que ver con las
creencias de la FE.
El ateísmo
de Sartre no tiene nada que ver con la indiferencia. El ateísmo fue para el
pensador francés “una empresa cruel y de largo aliento”. Si, en su infancia,
los libros fueron, como lo dice aun en ese relato autobiográfico “Les mots”, su
religión y la biblioteca un verdadero templo, reconoce haber por mucho tiempo
sustituido la vocación cristiana por la de
escritor. Necesito muchos años para aceptar
integralmente la idea que su trabajo u ocupación no correspondía a ningún mandato
exterior a vivir como en una especie de sacerdocio. El creyente es justamente,
aquel que no soporta la idea de estar “de más” sobre esta tierra y se quiere entonces
justificar por una voluntad divina. Es a nosotros que nos corresponde por lo
tanto el dar y no de encontrar de hecho, un sentido a nuestra vida.
Así,
Sartre siempre ha sentido odiosa la idea de Providencia Divina, más cuando la
mirada incesante de ésta sobre nosotros representa una “violación perpetua” (Le sursis). Es mejor optar por el ateísmo que
por una fe en un Dios percibido como insoportable voyeurista (miron) con características
universales en el cual nuestra libertad no existe. Es conveniente, agregar como Sartre insiste
en “Les mots”, que él ha encontrado en su familia una religión puramente
heredada y nunca asumida de manera personal, un “patrimonio común” donde la fe
no era sino “un nombre de aparato”. En su ambiente, el ateo pasaba por ser un “maniaco
de Dios” , y de igual modo para alguien que tenia convicciones religiosas: “el
creyente no tenía ideas o tendencias ateas”.
Es
probablemente en “El ser y la Nada”, donde Sartre ha definido mejor el acto de
creer y su fuente profunda. Para el existencialismo sartriano, el ser humano está
siempre en búsqueda de su identidad; vive más allá de sí mismo yendo hacia una
constante superación frente a los demás, yendo hacia el futuro y esperanzadores
proyectos. Él recibe así de su existencia misma, la parte más importante de su
ser. Pero este hombre siempre en marcha, envidia o desea lo fijo (o estable) de
las cosas que no se hacen preguntas y que no conocen la angustia de la elección.
Nuestro deseo más ardiente será de
conocer a la vez la pasible coincidencia de las cosas con ellas mismas y esa superación
o profusión que por lo tanto les es negada. Ahora, solo Dios conjuga en Él
mismo una plenitud con la cual Él es totalmente
lo que Él es (como las cosas) y
un movimiento perpetuo (como los hombres) , a saber, una perfecta
trascendencia. En este sentido, Dios
representa el ideal imposible del hombre, un objetivo siempre buscado y siempre
fallido, una imagen inaccesible. El hombre sueña con ser Dios, él es “fundamentalmente
deseo de ser Dios”.
La explicación
sartriana de la divinidad confiere a la fe del hombre una dimensión profunda.
Si lo propio del hombre reside en esta sed incesante que nosotros tenemos de
operar la síntesis de los hombres y de las cosas, de la conciencia libre y de
la plenitud petrificada, de la trascendencia dinámica y del ser estático,
entonces Dios llega a ser, en tanto que aspiración del Hombre un componente
insuperable de nuestra existencia. En consecuencia es propio del hombre CREER
EN DIOS. Lo eterno no desaparecerá del horizonte humano sino a condición de que
el hombre no sea más hombre y se vea reducido a la inercia (la calidad de fijo)
de una piedra. Cada individuo, semejante a Oreste en “las moscas” (Les mouches)
, debe entonces siempre matar de nuevo a Dios, su quimera…adorada. Es, según Sartre,
una lucha costosa y exigente, nunca acabada y siempre a retomar. Nuestra verdadera
libertad la obtendremos a ese precio.
Frases:
«No perdamos nada de nuestro tiempo; quizás los hubo más
bellos, pero este es el nuestro»
“La literatura es un hueco o agujero dentro del
ser por donde los seres desaparecen”
«Cuando
Dios se calla, uno puede hacerle decir lo que quiere».
« Si Dios no existiera, todo seria
permitido » (citando a Dostoievski),
«Ser libre no es hacer lo que uno quiere, sino querer lo que se hace»
“Dios no existe, porque si existiera cortaría mi
libertad”
“ Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, sino lo
que hacemos con lo que han hecho de nosotros»
https://es.wikiquote.org/wiki/Jean-Paul_Sartre
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