Felices 71 PASTOR LOPEZ, el rey de la cumbia!
Y parece estar de moda Venezuela, en los últimos 3 días,
3 acontecimientos tristes y alegres: 1.la muerte del más grande compositor del país
Hugo Blanco creador de “Moliendo café” el segundo himno del país vecino.
2. El triunfo de la tricolor nacional sobre nuestra
selección nacional (1-0) y 3, el cumpleaños
no 71 este día 15 de junio del gran José Pastor Pineda López, conocido artísticamente
como PASTOR LÓPEZ.
Me sorprendo al leer en la entrevista adjunta
sacada de otro medio y que les comparto, saber que una de sus canciones que
arrugan el corazón a pastor López es “Lloró mi corazón” :
“Sentí una pena porque
te fuiste
ese día en que me dijiste
que jamás tú me quisiste
y aquí me quede triste
Lloro mi corazón de pena y de dolor
yo no sé la razón de tener tu amor
lloro mi corazón de pena y de dolor
yo no sé la razón de tener tu amor”.
ese día en que me dijiste
que jamás tú me quisiste
y aquí me quede triste
Lloro mi corazón de pena y de dolor
yo no sé la razón de tener tu amor
lloro mi corazón de pena y de dolor
yo no sé la razón de tener tu amor”.
Si porque puedo decir que esta fue la primera canción de
Pastor López que también me enterneció y cautivó. Desde entonces su voz, su instrumentalización
y el ritmo de cumbia, harían que me convirtiera en un fanático moderado del
conocido como “el indio Pastor”. Como olvidar que “nuestro anillito”, alimentó
la ilusión de mi primera traga infantil”, por allá en 1981…
En las fiestas que mis padres organizaban tanto en la zona
urbana como rural, al final de cada año,
ocasión favorable para compartir en familia, amigos y vecinos, sobre todo en la
década de los 80 (momento de adolescencia y juventud) un gran repertorio de
Pastor López estaba presente…A él lo acompañaban Rodolfo y su Típica RA, o este
mismo con los Hispanos, El Cuarteto Imperial y otros en menor medida…Pero puedo
asegurar sin equivocarme, que al menos en las rumbas de mi casa, Pastor López era
el rey (no es gratuito que con los años se haya apoderado del título “rey de la
cumbia”)…pues además, en nuestra zona, aun no se bailaba tanto para esta época la
salsa ni el merengue (ellos se impondrían después, inclusive desplazando
bastante el chucu chucu” o los “pastorazos”, como llamaban peyorativamente cada
uno de los hits del artista venezolano.
Para el año 84-85,
justo cuando el artista celebraba su cumpleaños 40, salió un mercado un álbum doble
con los 30 mejores éxitos de Pastor López…Yo recuerdo que como pude (con mucho
esfuerzo) junté ahorros y compré ese disco. “Sorbito de champagne”, me trae
lindos recuerdos del baile y fiesta en el día de mi graduación a finales de
1987.
Pastor López fue de mis artistas preferidos durante mis años de
discómano o disk-jockey fuera en casa o en las fuentes de soda (“Galaxia”, “La
Herradura”) de mi pueblo Marquetalia, donde
trabajé de joven o durante mis vacaciones del Seminario. Evoco nítidamente como
cuando ponía una canción de López “Tienes que regresar” o “cariñito sin mí”, la
pista de baila se llenaba enseguida…
En 1994, nuestro rey de la cumbia celebro cincuenta años de
existencia y 30 de vida artística, “Ivan y sus Ban-Ban” le hizo un homenaje que
recicló los éxitos casi olvidados de Pastor.
Con la música del indio en mis maletas anduve por muchos lugares, la
llevé a Ecuador, donde también me di cuenta del gran afecto que le tienen los
ecuatorianos, pues Pastor López como la mayoría de los artistas emplea
estrategias de marketing…si allí pillé que en la canción “La Cumbia”, mientras
en Colombia decía: “me inspiré con amor, me inspiré con amor para cantarle a
Colombia y a New York, después de Venezuela, después de Venezuela, es Colombia
querida, mi segunda tierra…” En nuestro país
del sur cambia New York por Ecuador, y después en vez de Colombia dice Ecuador (al menos en
los conciertos en vivo). Después viaje a Europa, estuve en África (Camerún) y
el sonido de los tambores en sus
canciones hacia mover de manera natural y espontanea las caderas de los
cameruneses…la canción que mas me trae recuerdos de África es “el negro José”.
Después de casi una década ya escucho muy poca música, pero cuando la ocasión
lo amerita y hay un espacio posible me gusta desempolvar las “viejitas” de
Pastor: “Mujercita buena”, “mi morenita”,
“Añoranza febril”, “brisas del Valle”, “Fue por una cerveza”, “ “El Ausente”, “EL
hijo ausente”, estas dos últimas que nos hacen chillar al final de cada año.
Para complementar este homenaje me permito compartirles esta entrevista
realizada el año pasado por Ricardo Rondón Ch. y publicada en su blog…
Felices 71 años hoy para don Pastor López…Bendiciones! Y muchas gracias
por alegrarnos tantos momentos en los últimos 40 años.
El corazón
apasionado de Pastor López
Pastor López: 70 años de vida, 52 de
carrera musical y más 600 canciones impresas.
Ricardo Rondón Ch.
Ricardo Rondón Ch.
De los primeros discos en vinilo de Pastor López que
más se fija a la memoria de los viejos rumberos, es donde él aparece, en
carátula de fondo mandarina, flaco, de rostro puntiagudo, cabello ralo
engominado y una camisa culebrera que le da un aire decimonónico a
ayudante de flota intermunicipal, maletero de aeropuerto, embellecedor de
calzado del parque Lourdes, o hábil carterista de la carrera 7° en Bogotá, de
aquellos que a diario desbarataban el récord de los 100 metros con obstáculos.
En ese mismo cartón que coleccionistas de su música deben atesorar como
reliquia, está impreso un listado de sus primeros éxitos, cuando aún no frisaba
los 30 años, incluido el mosaico número 1: ‘Amores por correo’, ‘Mi cafetal’,
‘Tú solo tú’ y ‘La múcura’.
Una imagen muy distante al septuagenario Pastor López de
estos tiempos, aferrado a un Jaguar clásico estacionado frente a su amplia
morada en un exclusivo sector de la capital nortesantandereana, mensajero de
una melodía trepidante que resortaba a las pistas de baile en fondas y
balnearios de carretera, en Melgar, en Girardot, en el Boquerón, en Fusagasugá
e intermedias, y que con el tiempo se propagó en tarimas y escenarios de
Ecuador, Perú, Chile, México, Costa Rica, Estados Unidos, España, Alemania,
Francia y Holanda, a lo largo de varias generaciones.
En Colombia y en su natal Venezuela, oír repicar en estas fechas los
acordes y la voz inconfundible del ‘Indio Pastor’, como se le
conoce de sus comienzos, es una incitación a extender el cableado de luces
navideñas en árboles sintéticos y pesebres perfumados de musgo, a la vez que
convocar al vecino de confianza a degustar de una ‘frías’ en la tienda más
cercana y, por qué no, marcar el teléfono de ese amor extraviado o patidifuso,
en aras de un arreglo, de una posible reconciliación.
Porque esa fue desde el principio la intención y el contenido de la
música del artista venezolano que hoy comparten por igual adolescentes y
abuelos: la de reconciliar corazones a través de letras inocentes,
provincianas, de marcado estribillo y sonsonete, capaces de darle un giro más
amable y llevadero a la vida, tras un año de fatigas, premuras, dolores y
falencias de diversa índole, como para llegar a diciembre con la misma carga,
sin un ápice de solaz ni reposo.
De eso dan fe la mayoría de sus interpretaciones: ‘Corazón
apasionado’, ‘Mis dos amores’, ‘El engaño de la paloma’, La espinita’,
‘Lejos de ti’, ‘Sólo un cigarro’, ‘Sorbito de champagne’, ‘El ausente’,
‘Semilla de dolor’, ‘Traicionera’, ‘Golpe con golpe’, ‘Cariñito sin mí’,
‘Pecadora’, ‘Las caleñas’, ‘La despedida’, ‘Por una cerveza’, ‘La venezolana’,
‘Cumbia universal’, ‘Las bonitas no son fieles’ y ‘Lloró mi
corazón’, entre tantas de un cancionero que no falla por estas épocas en
habitáculos y discotecas de todos los estratos, y que cumplen con una misión
específica: animar el corazón afligido y reconfortar el músculo vencido.
Uno
de los primeros álbumes del archifamoso 'Indio Pastor'. Foto cortesía:
Discos Fuentes
|
El corazón apasionado de Pastor López, como el título de
su primer éxito (letra de Julio Bovea, de Bovea y sus
vallenatos) que pegó en 1974, sigue igual de activo y querendón, no
obstante sus 70 almanaques a cuestas y la cirugía de miocardio abierto a la que
fue sometido el 31 de diciembre de 2011, en Bogotá.
Salvo ese trance, que él adjudica como una postergada cuenta de cobro a
su vida parrandera de músico, de los excesos etílicos y del “veneno del
cigarrillo”, López se jacta al mentar que ya completa 52 años de carrera
artística, 102 discos, 11 hijos (tres de ellos heredaron su vena musical y
viven en Miami), 27 nietos y un bisnieto. Y el hombre ahí, en pie de lucha,
cumpliendo a su cometido, el de llenar de alegría los corazones en estas
festividades de fin de año, como siempre lo ha hecho.
Por ejemplo, para esta temporada, tiene copada su agenda. Recién llegó
de los Estados Unidos de tocar un baile en Nueva York, ahora se alista para
viajar a Venezuela, de ahí regresar a finales de noviembre e iniciar un
itinerario por varias ciudades de Colombia, que comprende una gira con su amigo
de años, Lisandro Mesa, a propósito de su despedida, que comienza
el 1° de diciembre y termina en enero.
Esto agregado a los últimos retoques de su nuevo trabajo musical, el
número 103, pactado para salir en diciembre, en la línea que él siempre ha
llevado, tropical y guapachoso, con un remakede ‘Ligaditas
navideñas’, en tiempo de paseo, que hizo eco en 1975, es decir, hace
casi 30 años.
De modo que prometerle a su familia que pasará con ella el 24 y el 31 de
diciembre, se ha venido convirtiendo en un hábito prorrogable, porque por más
que lo tenga decidido, siempre hay a última hora un timbrazo al celular que lo
pone alerta de un contrato, para estas fechas, triplemente remunerado, “y a la
platica no hay que hacerle el feo”, asegura. Es que ni siquiera el 15 de junio,
que es el día de su cumpleaños, porque coincide con la fiesta del padre.
El
indiscutible 'Rey de la cumbia', apoltronado en una limusina, en una de sus
tantas visitas a Nueva York. Foto: Archivo
particular
|
Pastor López ya
podría disfrutar de los años del jubileo, cuando afirma que la
música parrandera le ha dado para vivir bien, invertir en finca raíz, y ayudar
al sostenimiento de su numerosa prole. Pero que no se imagina quieto, sin hacer
nada, como los abuelos que tardes enteras esperan la parca en las mecedoras y
butacas ubicadas en las puertas de las residencias veraniegas de Cúcuta, ciudad
donde vive hace siete años, donde se adjudicó la adopción de cucuteño y donde
va a al estadio a acompañar con fervor al equipo de casa.
Si eligió a Cúcuta como vividero, es porque dice que allí le queda todo
cerca, sobre todo el aeropuerto para desplazarse a donde lo llamen, dentro y
fuera del país, y porque le gusta ir a Maracaibo y a Barquisimeto, esta última
la ciudad que lo vio nacer en el modesto hogar del agricultor Máximo
Pineda y de doña Zoila Rosa López, fabricante de
instrumentos musicales.
-¿Y usted por qué se apellida primero
López y no Pineda?-, le pregunto.
-Porque me gustó el López como apellido artístico y así me quedé. Y
también como un homenaje a mi mamá que desde chamo me inculcó el amor por la
música a través de los instrumentos que ella elaboraba y que yo aprendí a tocar
viendo, como el cuatro, la guitarra y las maracas.
En su infancia le fascinaba la música festivalera de Noel Petro y
su requinto, y las bombardas de ese jazz caribeño en la virtud de maestros como Lucho
Bermúdez y Pacho Galán, y por supuesto esas Big-band de su
patria, Billo’s Caracas, Los Melódicos, y la Orquesta
de Nelson Henríquez, de la que fue corista.
Pero López no sólo ha grabado música tropical, de la
que da cuenta un récord de más de 600 melodías, gran parte de ellas impresas
por el sello Fuentes (que acaba de lanzar el trabajo
recopilatorio 100 y más de Pastor López). Hace cinco años le rindió
tributo a Antonio Aguilarcon el mariachi ‘Hilos de oro’, y
hace tres grabó un disco de música venezolana.
Y si uno lo esculca alrededor de otras preferencias musicales, dirá que
lo que más oye en su casa o cuando se desplaza en su automóvil es a Julio
Jaramillo, Javier Solís, Los Ángeles Negros, el grupo Miramar, su amigo Lisandro
Mesa y Jorge Velosa, el maestro de la Carranga.
Carátulas
de antología del gran protagonista de la música decembrina de todos los
tiempos
|
De todos ellos tiene la mayoría de sus discos, celosamente guardados en
su egoteca, donde también se ven exhibidos los propios, los acetatos de
antología, los trofeos, placas y menciones cosechados en sus 52 años de
actividades, entre ellos, siete Congos de oro en los Carnavales de
Barranquilla, ochos discos de oro, dos de platino, uno de diamante,
y quizás la presea de la que se siente más orgulloso: el pergamino de
reconocimiento como Rey de La Cumbia, otorgado en un concierto en
el Madison Square Garden, en 1982.
Sólo Mayerly González, su última mujer, está autorizada
para ingresar a dicho aposento a organizarlo y limpiar el polvo, porque doña
Cheryl, como le dice él, además de su compañera sentimental, es su manager,
la que agenda sus contrataciones, vigila su itinerario y prepara su equipaje.
Hasta ahí. Porque el que cobra es él.
Calla al cuestionarle sobre la situación política y social que vive
Venezuela. “Prefiero no hablar de ese tema, no quiero comprometerme, le ruego
el favor me comprenda”, recalca. “Lo mío es la música. Pregúnteme de lo que
quiera, menos de eso, usted sabe…”.
Pausa concedida y reanudamos:
-Bueno, ¿y usted en quién cree,
maestro?
-En Dios Todopoderoso y en la Divina Pastora de
Barquisimeto, que es la Santa Patrona de mi ciudad. Debe ser por ella que
mi madrecita me bautizó Pastor. A Dios y a ella
les encomiendo mi familia y mis hijos. Le tengo un altarcito en la casa y llevo
su medalla en el pecho. Siempre que me subo a un avión, le rezo. Como
también le oro a las seis de la tarde, que es cuando me recojo entre cobijas, y
a las cinco de la mañana, con el trinar de los pajaritos.
El músico e intérprete que le ha escrito canciones a la mayoría de
ciudades colombianas, señala que le está escribiendo una a Boyacá.
“Estoy en mora de ese cumplido, porque es un departamento que yo aprecio mucho
por la hospitalidad y el cariño que su gente me ha profesado en todos estos
años. Ese regalo será para principios del próximo año”.
Pastor López, a sus 70
años, refiere la nostalgia de sus mejores épocas, cada vez más vigente y con el
agregado feliz de su corazón apasionado.
Maestro, ¿a qué ritmo anda por estas
fechas su corazón?
“A ritmo de cumbia, porque sigo siendo ‘El Rey de la Cumbia’. Ese
título me lo dio mi público. Pero también en son de gaita, porro, merecumbé y
cumbiamba”.
¿Cómo lo ponen a usted estas
festividades?
“Pues inmensamente feliz, porque es cuando más hay trabajo”.
¿No se cansa de trabajar?, ¿No le
hace daño tantas emociones juntas?
“Si no fuera por el trabajo, no me imagino qué sería de mí. Para mí la
música es mi mejor vitamina. Cuando paso una temporada larga sin toque, me
empiezo a desesperar”.
Después de la operación que le
hicieron hace tres años, ¿trabaja menos?
“No, al contrario. Se dispararon las ofertas y en esta temporada no se
puede parar: una fiesta conecta con la otra”.
¿Cuál es la región más rumbera de
Colombia?
“La Costa, por supuesto; pero por parejo todo el país: Antioquia, los
Santanderes, el Valle del Cauca, Huila y Tolima, el Llano, el Eje Cafetero,
Boyacá, Cundinamarca, Bogotá; mejor dicho, Colombia entera vibra y goza con
estas fiestas y la música del ‘Indio’ Pastor'”.
¿Con qué acostumbra mojar la palabra
cuando está en tarima?
“En tarima no tomo sino agua. Nunca le he mezclado trago al trabajo,
porque eso va en contra de mi ética profesional. No permito que mis músicos lo
hagan. Fuera de mis labores, para una ocasión especial, no paso de dos whiskys,
que me sirven para nivelar la presión”.
¿Pero fue bohemio en su juventud?
“Sí, claro, esta carrera es muy difícil sostenerla a palo seco. Pero se
van quemando etapas. Ahora, menos, porque primero está la salud”.
¿Qué otro vicio?
“El cigarrillo, pero eso es cosa del pasado. Hoy en día le saco el
cuerpo al humo. Los fumadores deberían tomar conciencia del mortal veneno que
consumen con esta adicción. Ahora me doy cuenta que son las mujeres quienes más
fuman”.
Pero, ‘Sólo un cigarro...’?
“Sólo en el disco, ‘cuando tú tardas en llegar...’”.
¿Cómo recuerda, maestro, la popular
Caseta Matecaña?
“Eso es un capítulo aparte en mi vida. Ahí tuve la oportunidad de
trabajar al lado de grandes de la música tropical: Pacho Galán, Lucho
Bermúdez, los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate, Lisandro
Mesa, Aníbal Velásquez, Alfredo Gutiérrez, Calixto Ochoa, Rodolfo Aicardi, elGustavo
el ‘Loco' Quintero, el Joe Arroyo, y tantos y tantos en
diferentes épocas”.
¿Compartió con Rodolfo (Aicardi)?
“Claro y lo recuerdo de muy jovencito, cuando Fruko era
muchacho y tenía pelo. Éramos los infaltables de la Caseta Matecaña con el
difunto Sady Rojas, y compartimos tarima muchas veces por toda
Colombia”.
¿Se hacen buenos amigos en el mundo
de la música?
“Sí, pero no de todos se puede uno confiar”.
¿Quién es el músico más antiguo que
lo sigue acompañando en su combo?
“Honorio Palencia, venezolano, mi pianista de cabecera por 34
años consecutivos”.
¿Hay Pastor pa’rato?
“Así se llama justamente uno de mis éxitos, en tiempo de gaita. Quedó de
‘requetechupete’”.
¿Es cierto que usted es tan
autosuficiente que toca, canta, dirige y cobra?
“Sí señor, todo queda en casa”.
¿No será más bien tacañería?
“No, porque lo mío es una empresa de familia”.
¿Quiere decir que su mujer es quien
se encarga de la actividad contable?
“Así es, porque a mí no me dura la plata en el bolsillo. En cambio ella
la hace rendir y la multiplica. Una buena mujer como compañera, es la mejor
inversión. Yo cobro, pero ella distribuye el dinero. Y si no cómo fuera ”.
¿Cómo quedó después de la operación
para sus deberes conyugales?
“¡Huy!, usted se me está metiendo entre las cobijas, pero déjeme decirle
que con un ‘Corazón apasionado’ como el mío, el amor y el sexo
funcionan sobre ruedas”.
¿Cuál es el más amado de sus temas?
“Nombrar uno solo sería un acto de ingratitud con las más de 600
melodías que atesora el público y me pide en cada presentación”.
¿Pero tres que a usted le hacen
arrugar el corazón?
“‘Traicionera’, ‘El hijo ausente’ y ‘Lloró mi corazón’”.
¿Usted sí sabe bailar, maestro?
“Hago el deber, en eso me la he pasado los últimos 52 años”.
¿Bailamos bien los colombianos?
“Son los mejores, eso es indiscutible, sobre todo la gente mayor”.
¿Qué músicas se niega a escuchar?
“Ninguna, porque eso hace parte de la actividad musical. Y de lo bueno y
lo malo se aprende”.
¿Ha pensado alguna vez en su
epitafio?
“No, eso es de mal agüero. Para eso están los descendientes. Esa tarea
se la dejo a ellos”.
¿Y cuántos son?
“Once, ahí está la Selección del ‘Indio’ Pastor’”.
¿Cuántos años tiene el menor?
“Si le contara: todavía está de pañales”.
¡¿Y cómo lo hace, maestro?!
“A media
luz y con mañita”.
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