lunes, 19 de junio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: Junio 20 del 2017: 11a semana del TO



La generosidad va a la par (de la mano) con la alegría. Aquella de contribuir al bienestar de otra persona o de una comunidad entera, alegría de enriquecerse del amor de Dios que se da sin reserva por la vida del mundo.





Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1-9):

Queremos que conozcáis, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa, le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 145,2.5-6.7.8-9a

R/. Alaba, alma mía, al Señor


Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente. R/.

Que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,43-48):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.»


Palabra del Señor


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Solidaridad + compartir = justicia

Desde los primeros tiempos de la Iglesia, las comunidades tienen vínculos fuertes entre ellas. Los Corintios habían tomado la iniciativa de recolectar dinero para ayudar a los cristianos de Jerusalén. Pablo les hace un llamado por la reputación y fama que tienen de haber sido los primeros en dar y les invita así a continuar haciendo lo mismo. La solidaridad entre las comunidades es una obligación! De igual manera, la solidaridad entre los pueblos es una cuestión de justicia y equilibrio.


En el Evangelio, Jesús quiere hacer comprender a la gente de su tiempo y a nosotros hoy, que el amor no tiene medida… "La medida del amor es amar sin medida". Así, ellos y nosotros podemos tener un aperitivo o visión rápida de lo que es el Reino de Dios. Dios es Dios para todos, tanto buenos como malos. Amar a su enemigo, es ante todo reconocer que este enemigo, él , también ha sido creado y es amado por Dios.

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