Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 10 de junio del 2017: Novena semana del tiempo Ordinario


Jesús nos invita a que desconfiemos de las apariencias y de los vanos honores que pueden llevarnos a la doblez y al orgullo y nos revela que es dejándonos mirar por Él, en nuestra pobreza como somos salvados.



Primera lectura
Lectura del libro de Tobías (12,1.5-15.20):

Así es que lo llamó y le dijo: «Como paga, toma la mitad de todo lo que has traído, y vete en paz.»
Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo: «Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho, para que todos canten himnos en su honor. Manifestad a todos las obras del Señor como él se merece, y no seáis negligentes en darle gracias. Si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas y proclamarlas como se merecen. Obrad bien, y no os vendrá ninguna desgracia. Más vale la oración sincera y la limosna generosa que la riqueza adquirida injustamente. Más vale hacer limosnas que atesorar dinero. La limosna libra de la muerte y espía el pecado. Los que hacen limosna se saciarán de vida. Los pecadores y los malhechores son enemigos de si mismos. Os descubriré toda la verdad sin ocultaros nada. Ya os dije que si el secreto del rey hay que guardarlo, las obras de Dios hay que publicarlas como se merecen. Pues bien, cuando Sara y tú estabais rezando, yo presentaba al Señor de la gloria el memorial de tu oración. Lo mismo cuando enterrabas a los muertos. Y cuando te levantaste de la mesa sin dudar y dejaste la comida por ir a enterrar a aquel muerto, Dios me envió para probarte; pero me ha enviado de nuevo para curarte a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio de Dios y tienen acceso ante el Señor de la gloria. Así, pues, bendecid al Señor en la tierra, dad gracias a Dios. Yo subo ahora al que me envió. Vosotros escribid todo lo que os ha ocurrido.»

Palabra de Dios


Salmo
Tb 13,2.6.7.8

R/. Bendito sea Dios, que vive eternamente


Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R/.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R/.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder a un pueblo pecador. R/.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R/.



Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,38-44):

En aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. Éstos recibirán una sentencia más rigurosa.»
Estando Jesús sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»

Palabra del Señor

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Un alias desenmascarado

En resumen el libro de Tobit, muestra cómo Dios ve la fidelidad de Tobit en sus sufrimientos. Él ha escuchado su oración y la de su nuera Sara. Él ha enviado su mensajero, el ángel Rafael para protegerlos (y quien en esta escena revela su verdadera identidad. Azarías el amigo humano de Tobías, era en verdad el Arcángel Rafael, que significa  "Dios sana").

Volver a encontrar la alegría y el bienestar se debe a éste último. Jamás habrían imaginado hasta qué punto Dios los había escuchado. El amigo Azarías, alias Rafael, estaba por lo tanto, todo el tiempo a su lado. Los mensajeros de Dios no tienen alas siempre.

En el Evangelio, Jesús advierte sobre los especialistas de la Ley que se ponen por delante. Él denuncia su comportamiento ante las viudas, cuestionable y contrario a la Ley de Dios (Deuteronomio 26,13). Ellos se interesan más por las ofrendas de los pobres que por  las ofrendas para los pobres. Queda claro pues que orar al Señor y despreciar a los pobres son actitudes siempre incompatibles.


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