28 de octubre del 2020 : San Simón y San Judas Tadeo, Apóstoles
(Lucas 6,
12-19) De estos dos apóstoles, Simón y Judas, no sabemos gran cosa,
sino que ellos han presentido el misterio de Cristo. Ellos han creído en Él.
Ellos han hecho de su Palabra su sabiduría y lo han seguido hasta la muerte. ¿No
es acaso esto lo esencial?
Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Palabra de Dios
R/. A toda la tierra alcanza su pregón
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.
Oración
Al celebrar hoy a tus apóstoles Simón y Judas,
recordamos cómo tu Hijo pudo edificar su Iglesia
sobre hombres débiles y falibles
y hacerlos su firme fundamento.
Te pedimos hoy, con tu Hijo,
que nuestra fe en tu Iglesia y en los que la gobiernan
permanezca inquebrantable.
Mientras ellos se esfuerzan y quizás andan a tientas,
que tu Espíritu los llene
con su sabiduría y su ardor.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
2
Orando
toda la noche
subió Jesús
a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Es fascinante pensar en Jesús
orando toda la noche. Este acto de Su parte nos enseña muchas cosas tal
como lo hubiera enseñado a Sus apóstoles. Aquí hay algunas cosas que
podemos tomar de Su acción.
Primero, se puede pensar que
Jesús no “necesitaba” orar. Después de todo, él es Dios. Entonces,
¿necesitaba orar? Bueno, en realidad esta no es la pregunta
correcta. No se trata de que Él necesite orar, sino de que Él ora porque
Su oración llega al corazón de quién es Él.
La oración es ante todo un
acto de profunda comunión con Dios. En el caso de Jesús, es un acto de
profunda comunión con el Padre Celestial y con el Espíritu Santo. Jesús
estaba continuamente en perfecta comunión (unidad) con el Padre y el Espíritu
y, por lo tanto, su oración no era más que una expresión terrenal de esta
comunión. Su oración es vivir de Su amor al Padre y al Espíritu. Así
que no es tanto que necesitaba orar para poder estar cerca de ellos. En
cambio, fue que oró porque estaba perfectamente unido a ellos. Y esta
perfecta comunión exigía una expresión terrenal de oración. En este caso,
fue oración toda la noche.
En segundo lugar, el hecho de
que haya pasado toda la noche revela que el “reposo” de Jesús no fue otra cosa
que estar en la presencia del Padre. Así como el descanso nos restaura y
nos rejuvenece, la vigilia nocturna de Jesús revela que su descanso humano fue
el de descansar en la presencia del Padre.
En tercer lugar, lo que
debemos tomar de esto para nuestras propias vidas es que la oración nunca debe
subestimarse. Con demasiada frecuencia le hablamos a Dios con algunos
pensamientos de oración y lo dejamos así. Pero si Jesús decidió pasar toda
la noche en oración, no debería sorprendernos que Dios quiera mucho más de
nuestro tiempo de oración de lo que le estamos dando ahora. No se
sorprenda si Dios le llama a pasar mucho más tiempo cada día en
oración. No dude en establecer un patrón fijo de oración. Y si
encuentra que no puede dormir alguna noche, no dude en levantarse, arrodillarse
y buscar la presencia de Dios que vive dentro de su alma. Búsquelo, escúchelo,
permanezca con Él y deje que se consuma en oración. Jesús nos dio el
ejemplo perfecto. Ahora es nuestra responsabilidad seguir ese ejemplo.
Al honrar a los apóstoles
Simón y Judas, reflexiona hoy sobre tu propio llamado a seguir a Cristo y
actuar como Su apóstol para el mundo. La única forma de cumplir esta
misión es a través de una vida de oración. Reflexiona sobre tu vida de
oración y no dudes en profundizar tu resolución de imitar la profundidad y la
intensidad del perfecto ejemplo de oración de nuestro Señor.
Señor Jesús, ayúdame a
orar. Ayúdame a seguir Tu ejemplo de oración y a buscar la presencia del
Padre de manera profunda y continua. Ayúdame a entrar en una profunda
comunión contigo y a ser consumido por el Espíritu Santo. Jesús, en Ti
confío.
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