21 de octubre del 2020: miércoles de la vigésima novena semana del tiempo ordinario - Santa Laura Montoya
(Efesios 3,
2-12) Doy gracias hoy al Señor por el don de la audacia: la de San
Pablo, que se hizo apóstol; aquella de los primeros cristianos que se
reclamaron pertenecientes al pueblo de Dios; la de Santa Laura Montoya, mujer y
religiosa pionera en la evangelización colombiana; pero también demos gracias
por la audacia que nos regala hoy todavía el Señor para proclamar la Buena
Noticia.
Primera lectura
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en
favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, del que
os he escrito arriba brevemente. Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio
de Cristo, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como
ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que
también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de
la promesa de Jesucristo, por el Evangelio, del cual yo soy ministro por la
gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder. A mí, el más insignificante de
todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza
insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio,
escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así,
mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora
la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo
Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la
fe en él.
Palabra de Dios
Salmo
Is 12,2-3.4bcd.5-6
R/. Sacaréis
aguas con gozo de las fuentes del Salvador
Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(12,39-48):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el
dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo
mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el
Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el
amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus
horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose
así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el
empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los
mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese
criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la
pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no
está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe,
pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho
se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»
Palabra del Señor
1
El
canto de la libertad
Un Buena Noticia, ¡eso se
comparte! Pablo está encargado de anunciar que Dios es accesible a todo el
mundo. En adelante, todos pueden conocer, saber quién es Jesús y lo que Él hace
por cada uno. Mismo, en la prisión, Pablo canta su libertad de tener una
relación de confianza con Dios, a la cual asocia a todos los cristianos. ¡Ya nada más debe causarnos miedo!
2
dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de
casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo
vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo
del hombre.»
Lucas
12: 39-40
Esta
Escritura nos ofrece una invitación. Se puede decir que Jesús viene a
nosotros en una hora inesperada de dos maneras.
Primero, sabemos que Él
regresará un día en gloria para juzgar a vivos y muertos. Su Segunda
Venida es real y debemos ser conscientes del hecho de que podría suceder en
cualquier momento. Claro, puede que no suceda durante muchos años, o
incluso durante muchos cientos de años, pero sucederá. Habrá un momento en
el que el mundo como es terminará y se establecerá el nuevo
orden. Idealmente, vivimos todos y cada uno de los días anticipando ese
día y ese momento. Debemos vivir de tal manera que siempre estemos listos
para ese fin.
En segundo lugar, debemos
darnos cuenta de que Jesús viene a nosotros, continuamente, por
gracia. Tradicionalmente, hablamos de Sus dos venidas:
1) Su Encarnación y
2) Su regreso en gloria.
Pero hay una tercera
venida de la que podemos hablar, que es Su venida por gracia a nuestras
vidas. Y esta venida es bastante real y debería ser algo a lo que estemos
continuamente atentos. Su venida por gracia requiere que estemos
continuamente “preparados” para encontrarnos con Él. Si no estamos
preparados, podemos estar seguros de que lo extrañaremos. ¿Cómo nos
preparamos para esta venida por gracia? Nos preparamos ante todo
fomentando un hábito diario de oración interior. Un hábito interior de
oración significa que, en cierto sentido, siempre estamos
orando. Significa que no importa lo que hagamos todos los días, nuestra
mente y nuestro corazón siempre están dirigidos hacia Dios. Es como
respirar. Siempre lo hacemos y lo hacemos sin ni siquiera
pensarlo. La oración debe convertirse en un hábito tanto como
respirar. Debe ser fundamental para quiénes somos y cómo vivimos.
Reflexiona hoy sobre tu vida
de oración. Debes saber que los momentos que dedicas exclusivamente a la
oración cada día son esenciales para tu santidad y relación con Dios. Y entérate
que esos momentos deben ayudar a construir el hábito de estar siempre atento a
Dios. Estar preparado de esta manera te permitirá encontrarte con Cristo
en cada momento que Él venga a ti por gracia.
Señor, ayúdame a fomentar en
mi corazón una vida de oración. Ayúdame a buscarte siempre y a estar
siempre preparado para ti cuando vengas. Jesús, en Ti confío.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones