15 de junio del 2020: lunes de la undécima semana del Tiempo Ordinario
( Mateo 5:
38-42) Con demasiada frecuencia
escuchamos personas que citan la Biblia para justificar su uso de la
violencia. Entonces no ven toda la evolución del pueblo de Dios pasando
del Génesis a los Evangelios, desde la ley de represalias hasta el
aprendizaje del perdón.
Primera
lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (21,1-16):
Por aquel tiempo, Nabot, el de Yezrael, tenía una viña pegando al palacio de Ajab, rey de Samaria.
Ajab le propuso: «Dame la viña para hacerme yo una huerta, porque está al lado, pegando a mi casa; yo te daré en cambio una viña mejor o, si prefieres, te pago en dinero.»
Nabot respondió: «¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres!»
Ajab marchó a casa malhumorado y enfurecido por la respuesta de Nabot, el de Yezrael, aquello de: «No te cederé la heredad de mis padres.»
Se tumbó en la cama, volvió la cara y no quiso probar alimento.
Su esposa Jezabel se le acercó y le dijo: «¿Por qué estás de mal humor y no quieres probar alimento?»
Él contestó: «Es que hablé a Nabot, el de Yezrael, y le propuse: "Véndeme la viña o, si prefieres, te la cambio por otra." Y me dice: "No te doy mi viña."»
Entonces Jezabel dijo: «¿Y eres tú el que manda en Israel? ¡Arriba! A comer, que te sentará bien. ¡Yo te daré la viña de Nabot, el de Yezrael!»
Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot. Las cartas decían: «Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. Sentad en frente a dos canallas que declaren contra él: "Has maldecido a Dios y al rey." Lo sacáis afuera y lo apedreáis hasta que muera.»
Los paisanos de Nabot, los ancianos y notables que vivían en la ciudad, hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que habían recibido.
Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot en primera fila; llegaron dos canallas, se le sentaron enfrente y testificaron contra Nabot públicamente: «Nabot ha maldecido a Dios y al rey.»
Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió.
Entonces informaron a Jezabel: «Nabot ha muerto apedreado.»
En cuanto oyó Jezabel que Nabot había muerto apedreado, dijo a Ajab: «Hala, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto.»
En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael.
Palabra de Dios
Por aquel tiempo, Nabot, el de Yezrael, tenía una viña pegando al palacio de Ajab, rey de Samaria.
Ajab le propuso: «Dame la viña para hacerme yo una huerta, porque está al lado, pegando a mi casa; yo te daré en cambio una viña mejor o, si prefieres, te pago en dinero.»
Nabot respondió: «¡Dios me libre de cederte la heredad de mis padres!»
Ajab marchó a casa malhumorado y enfurecido por la respuesta de Nabot, el de Yezrael, aquello de: «No te cederé la heredad de mis padres.»
Se tumbó en la cama, volvió la cara y no quiso probar alimento.
Su esposa Jezabel se le acercó y le dijo: «¿Por qué estás de mal humor y no quieres probar alimento?»
Él contestó: «Es que hablé a Nabot, el de Yezrael, y le propuse: "Véndeme la viña o, si prefieres, te la cambio por otra." Y me dice: "No te doy mi viña."»
Entonces Jezabel dijo: «¿Y eres tú el que manda en Israel? ¡Arriba! A comer, que te sentará bien. ¡Yo te daré la viña de Nabot, el de Yezrael!»
Escribió unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello del rey y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot. Las cartas decían: «Proclamad un ayuno y sentad a Nabot en primera fila. Sentad en frente a dos canallas que declaren contra él: "Has maldecido a Dios y al rey." Lo sacáis afuera y lo apedreáis hasta que muera.»
Los paisanos de Nabot, los ancianos y notables que vivían en la ciudad, hicieron tal como les decía Jezabel, según estaba escrito en las cartas que habían recibido.
Proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot en primera fila; llegaron dos canallas, se le sentaron enfrente y testificaron contra Nabot públicamente: «Nabot ha maldecido a Dios y al rey.»
Lo sacaron fuera de la ciudad y lo apedrearon hasta que murió.
Entonces informaron a Jezabel: «Nabot ha muerto apedreado.»
En cuanto oyó Jezabel que Nabot había muerto apedreado, dijo a Ajab: «Hala, toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, que no quiso vendértela. Nabot ya no vive, ha muerto.»
En cuanto oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a tomar posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 5,2-3.5-6.7
R/. Atiende a mis gemidos, Señor
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. R/.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario
y traicionero lo aborrece el Señor. R/.
R/. Atiende a mis gemidos, Señor
Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. R/.
Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/.
Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario
y traicionero lo aborrece el Señor. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,38-42):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas.»
Palabra del Señor
1
La pareja infernal
El Derecho y o las
leyes del pueblo de Israel, no permitían que una herencia familiar pasara a ser
propiedad de alguien más o extraño (Num, 36,7-9). Nabot busca como sea, cueste
lo que cueste, guardar su viña, pero el rey se obstina, y quiere hacerse
propietario ansiosamente, vehementemente, tanto que pierde el apetito y cae en
la depresión…Acab actúa como un niño y deja a su mujer Jezabel encargarse del
asunto. Esta, urde, prepara con trampas falsos testimonios y así robo y muerte
se desencadenan.
En el Evangelio
Jesús nos enseña a enfrentar las ofensas, a responder a quienes nos maltratan
sea de palabra o de obra…Un cristiano no responde con agresividad. Para
desarmar a quien nos ataca, Jesús demuestra que es posible posicionarse o tomar
otra actitud diferente a la del desquite o venganza. Así se rompe la espiral de
la violencia. No se trata de una tener una actitud pasiva de sumisión ante la
ofensa, sino una marcha activa de no-violencia.
2
“…Yo, en cambio, os digo: No hagáis
frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla
derecha, preséntale la otra…”
Mateo 5,39
Poner la otra mejilla
¡Vaya si ésta es una enseñanza
difícil de aceptar!
¿Jesús realmente quiso decir esto? A
menudo, cuando nos encontramos en una situación en la que alguien nos hace daño
o nos lastima, podemos tender a racionalizar inmediatamente este pasaje del
Evangelio y asumir que no se aplica a nosotros. Sí, es una enseñanza
difícil de creer y aún más difícil de vivir.
¿Qué significa "poner la otra
mejilla"? Primero, deberíamos ver esto en un nivel literal. Jesús
quiso decir lo que dijo. Él es el ejemplo perfecto de esto. No solo
fue abofeteado en la mejilla, sino que también fue brutalmente golpeado y colgado
en una cruz. Y su respuesta fue:
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Por lo tanto,
Jesús no nos llama a hacer algo que Él mismo no estaba dispuesto a hacer.
Poner la otra mejilla no significa que debamos
encubrir las acciones o palabras abusivas de otra persona. No debemos
pretender que no han hecho nada malo. Jesús mismo, al perdonar y al
pedirle al Padre que perdone, reconoció la grave injusticia que recibió de
manos de los pecadores. Pero la clave es que no se dejó arrastrar de su maldad.
Muchas veces, cuando sentimos que otro nos
arroja barro, por así decirlo, estamos tentados a arrojarlo de vuelta. Estamos
tentados a luchar y hacer retroceder al acosador. Pero la clave para
superar la malicia y la crueldad de otro es negarse a caer en el barro. Poner
la otra mejilla es una forma de decir que nos negamos a degradarnos a las
disputas o discusiones tontas. Nos negamos a comprometernos con la
irracionalidad cuando la encontramos. En cambio, elegimos permitir que
otro revele su maldad a sí mismo y a los demás al aceptarlo y perdonar
pacíficamente.
Esto no quiere decir que Jesús quiere que
perpetuamente vivamos en relaciones abusivas que sean más de lo que podemos
manejar. Pero sí significa que todos encontraremos injusticia de vez en
cuando y debemos manejarla con misericordia y perdón inmediato, y no sentirnos
atraídos a devolver mal por mal.
Reflexiona, hoy, sobre cualquier relación que
sea difícil para ti. Especialmente reflexiona sobre cuán listo estás para
perdonar y poner la otra mejilla. Hacer esto puede brindarte la paz y la
libertad que buscas en esa relación.
Señor, ayúdame a imitar tu gran misericordia y
perdón. Ayúdame a perdonar a los que me han lastimado y ayúdame a superar
cualquier injusticia que encuentre. Jesús, confío en ti.
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