martes, 22 de octubre de 2013

En los 35 años de la llegada al Pontificado de Juan Pablo II, 22 de octubre del 2013



Sábado 2 de abril, 21 : 37 hora de Roma, 20 :37 en Camerún, 14 :37 hora de Colombia…Ha muerto el Papa, Resucitó el Papa ! Se fue apagando paulatinamente la vida del gran viejo sabio. De la misma manera que vivió murió, con dignidad y paz en medio del dolor y del sufrimiento…En estos momentos no hay medio de comunicación que no hable de este acontecimiento. Algunas cadenas francesas, comienzan poco después de su muerte a repetir los documentales del 2003, cuando celebraba sus 25 años en el Pontificado.

Recuerdo que tenía 9 años, aquel 26 de Octubre de 1978, cuando escuché la noticia de la elección de alguien muy importante para nuestra Iglesia. Cuatro meses atrás había “hecho la primera comunión” y mi espíritu infantil no había percibido aún la magnitud de un tal personaje dentro de mi Iglesia Católica. Solo veía que mis abuelos, mis padres y la gente mayor en casa y en mi pueblo, se preocupaba por ver la notica en televisión, escuchar la radio y leer los periódicos que llegaban al atardecer de cada día.

El papa fue alguien distante, casi un extraño durante mi infancia y mi adolescencia. Sólo de vez en cuando sabía de él. En televisión a veces le veía aparecer, lo mismo sus fotos, en los diarios o en ciertos cuadros que tenía mi madre, mis abuelas y las otras matronas de las casas de mis amiguitos y vecinos. Eso sí, el atentado que casi le cuesta la vida en 1980 me emocionó un poco y aún más me tocó , el hecho de saber que días después, este Papa había ido a la prisión donde se encontraba su agresor Ali AghKa para dialogar con él y perdonarle…Esta imagen, es para mí inolvidable.

Entre el 1o y el 7 de Julio de 1986 tuvo lugar su estadía en mi país  Colombia. Y en su visita, pasó por Cali, Medellín, Bogotá , Armero (que había sufrido el año anterior la tragedia de la avalancha donde murieron cerca de 25.000 personas), La Dorada y otras ciudades que no recuerdo. La Dorada es un puerto, el segundo municipio en importancia de mi departamento (Caldas) y está a menos de 150 kms de Marquetalia, mi pueblo. Pues bien recuerdo que en ese tiempo, el párroco y un grupo de los católicos más fervientes se organizaron y contrataron un largo bus para hacer la excursión de ida y regreso el mismo día, hasta el caluroso puerto a orillas del Magdalena para ver al Sumo Pontífice al menos de lejos. Mi madre María Nelly (q.e.p.d) mujer de fe profunda y rosario asiduo, quería que me uniera al grupo, donde ya había inscrito hasta mis dos hermanas de 15 y 13 años y otros amigos y vecinos. En esos días de vacaciones, a mis 17 años, era un chico tímido, introvertido y que amenazaba con perder el 10o grado (5o de bachillerato) por andar escuchando “Cerros Amor Stereo” y  pensando y viendo la manera de cómo acercármele a una chica quinceañera de 6o grado quien me tenía en las nubes. Además hacía tiempo que me había desinteresado de las cosas de la Iglesia, donde veía sino “rezadera”, beatería y “aburrición”. Si iba a misa, era por conveniencia social y darle gusto a mi mamá…eso era claro. En todo caso, al regreso de aquella excursión mi madre y sus amigos llegaron a casa con fotos cercanas de Karolj Woijtila. En el fondo esas imágenes me impactaron, pues le veía sonriente, sencillo, saludando a la gente de mano, cargando y besando niños.

Si hoy pudiera volver el tiempo atrás, mandaría al diablo a la chica idealizada y a mi “idealista, egocéntrico  y estrecho mundo” y me hubiera montado en el bus que me llevaría a contagiarme de la energía positiva del Papa amable, bueno, amigo de los niños y de los jóvenes…

En 1987 , alguien regaló a nuestra familia un gran cuadro enmarcado del Santo Padre, donde aparecía imponente con la mitra y el báculo que terminaba en punta con un bronceado crucifijo. En la parte inferior se leía una frase del propio Papa Juan Pablo II que decía: “A Jesucristo es imposible conocerle y no amarle, amarle y no seguirle”. Hoy constato que aquella frase me quedó resonando toda la vida. Encuentro en ella, el origen de mi vocación al sacerdocio, aquella consigna fue determinante. Esa frase fue el origen de ciertas cuestiones que no me había hecho hasta el inicio de mi juventud: Es que conozco a Jesucristo? es más… lo amo? Si soy cristiano; porque Jesucristo, su Iglesia, La Biblia no me han vuelto a decir nada desde mi infancia? (puesto que en mi niñez leía la Biblia y me regocijaba en ella y recordaba creía creer en Dios).

Inconscientemente Juan Pablo influenció e hizo que yo volviera mi mirada a Jesucristo, a los misterios de su concepción virginal, su muerte y su resurrección. Así de nuevo se fijaba mi interés en  su Padre, en la Palabra de Dios, los evangelios. Después fueron llegando otros acontecimientos y personas que me mostraron otra imagen de Iglesia y reavivaron en mí una vocación que había germinado hacía muchos años.

Estando en el Seminario, en 1988, en mi primer año de estudios filosóficos, comenzaría a interesarme por la personalidad del Papa. La admiración se acrecentó leyendo su biografía y viendo ciertos documentales en el momento coyuntural de sus 10 años de pontificado que mostraban facetas y rasgos de los diferentes momentos de su vida.

En 1996, estando fuera del Seminario (del que había decidido retirarme temporalmente a finales de 1993) me encontré con un maravilloso libro “Cruzando el umbral de la esperanza”. Se trataba de una serie de preguntas hechas al Papa por el periodista italiano Vittorio Messori. En un principio, el reportero quería entrevistar al Papa en la televisión, para que todo el mundo le viera. Pero el Papa consideró que lo mejor era contestar el cuestionario por escrito, meditando el tiempo suficiente para ello…El fruto final, fue una bella publicación de más de 300 páginas, donde Karolj Woijtila contesta a cuestiones tan pertinentes relativas a Dios (Es que existe Dios? Y si el existe porque permite tanto sufrimiento en el mundo? Por qué hay tantas religiones?, etc) ; es una obra que siempre recomendaré para conocer en profundidad el corazón , el Espíritu del gran hombre que ha dejado una gran herencia a la Iglesia y al mundo entero…

No cabe duda, fue un Pontífice de alta talla. Un ser polifacético, desde su infancia, mostro inclinación por la música, el teatro y la literatura. Soldado y no sé si periodista también. Alguien que en su juventud sufrió las consecuencias de ideologías alienantes y divisorias como el comunismo y el nazismo y que se propuso desraizarlas del suelo europeo, siendo Papa…

Fue sin duda el hombre más importante del último siglo, convencido de su sublime vocación se mostró Pastor y servidor más que jerarca y jefe. Comprometido con los pobres de la tierra, a quienes amaba. Un hombre que se preocupó por el diálogo entre hombres y mujeres de diversas creencias y religiones (ecumenismo). Un papa, amante de los jóvenes, por quienes mostró gran afecto en sus primeros años de sacerdocio en Polonia, su tierra natal. En fin, un padre, un pastor, un verdadero maestro, un santo…

Un signo humano, bandera de contradicciones, a semejanza de todo gran hombre. Querido y odiado. Ignorado y admirado, con amigos y enemigos. Un papa criticado por su estrechez en cuanto a la doctrina eclesial (dogmatico), por ejemplo no cedió un ápice en la posibilidad de ordenación de las mujeres y se mantuvo firme en mantener el celibato para los sacerdotes. En cuanto a lo moral fue calificado de ultraconservador. Jamás asintió con quienes se mostraban a favor de la anti-concepcion, la clonación y el matrimonio entre personas del mismo sexo. Era claro que Juan Pablo II no aceptaba la permisividad moral, pero se le apunta su apertura y progresismo en cuanto a lo social.

La historia dirá que Juan Pablo II fue el “Papa viajero”, en más de 25 años de pontificado visitó 120 países y recorrió 5 veces en kilómetros lo equivalente a la distancia que hay entre la tierra y la luna….

En fin, ha muerto y resucitado para la vida eterna, un hombre que quiso hasta el final imitar a Jesucristo en su enfermedad cargando su cruz. Juan Pablo II quiso experimentar la cruz de Cristo en su propia carne y lo hizo con serenidad, sin renegar, en paz y en diálogo constante con el Señor. “Un papa no tiene derecho a reposarse”, solía decir cuando escuchaba sugerencias que le invitaban a tomar las cosas de otro modo, o le sugerían retirarse.

Gracias querido Padre por tu existencia inmensa, tu testimonio, tu mensaje y el legado de libertad, fe, esperanza y de paz que has dejado a la humanidad.
Que Dios te tenga en Su Santa Gloria, en ese Reino en el que siempre demostraste creer y querer construir para abrazar dentro de él a todos los hombres y mujeres de la tierra…

GUSQUI
3-IV/2005 21H: 56

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