En los 85 años de Alvin Toffler, autor del "Shock del futuro" y "La 3a ola"




Siendo un niño y adolescente a finales de los 70 y mediados de los 80, recuerdo algunos libros que leían o al menos cargaban bajo el brazo, caminando por la calle o llevaban a los salones de clase, los profesores, demás  adultos que me rodeaban:  “Vivir, amar y aprender” de Leo Buscaglia, “Tus zonas erróneas” de Eric Fromm, “El Shock del futuro” y “La tercera ola” de Alvin Toffler…Estos libros trascendentales eran la alternativa de lectura frente a las novelas de Corín Tellado, las fotonovelas, las revistas de comics (el más clásico “El libro de oro de Condorito”) o de divulgación científica popular…

Quiero en este día 3 de octubre, aunque wikipedia en inglés, sitúa su aniversario 85 mañana, hablarles un poco del divulgador, sociólogo y escritor neoyorkino ALVIN TOFFLER, autor del “Shock del futuro” y “La tercera ola”.

Confieso de entrada que nunca me interesé a fondo ni mucho menos he leído hasta hoy sus libros. La razón, puede ser porque nunca ha sido mi pasión esta literatura futurista, histórica y dada al profetismo moderno.

Pero tampoco pretendo criticar ni poner en entredicho a quienes han leído a Toffler y han encontrado elementos interesantes en sus postulados e ideas, pues cada quien es libre de leer y profundizar intelectualmente en lo que quiere.

Mi objetivo es hacer una crítica desde mi fe y formación cristiano-católica, por supuesto subjetiva, nadie tiene porqué estar de acuerdo conmigo, solo quiero reproducir unas cuantas ideas, basándome en las pocas referencias y diversas lecturas críticas que se le han hecho en estos 40 años desde la teología católica.

 Uno no puede adaptarse al “Shock del futuro” como lo afirma Alvin Toffler (1974) que quiere:
“Examinar cómo y en qué medida nosotros nos adaptamos al futuro…En lugar de rebelarse contra el futuro…Él (el ser) debe preverlo y modelarlo”.

Este es un viejo fantasma del pensamiento cartesiano. Toffler quiere ser ingenioso en lugar de explicar el presente por el pasado, él quiere explicar por la futurología, entrevistando generales, científicos, hombres de Estado…Él debería hablar a los muertos para comprender la guerra…

El problema no está en la predicción por la extrapolación o el modelaje “fine tuning”, no se trata de un problema de gestión pero de sistema. El problema del sistema es el sistema (estructura, mental, poder).



MINI- BIOGRAFIA

Alvin Toffler (Nueva York, 3 de octubre de 1928) es un escritor y futuristaestadounidense doctorado en Letras, Leyes y Ciencia, conocido por sus discusiones acerca de la revolución digital, la revolución de las comunicaciones y la singularidad tecnológica. Sus primeros trabajos están enfocados a la tecnología y su impacto (a través de efectos como la Sobrecarga informativa). Más tarde se centró en examinar la reacción de la sociedad y los cambios que ésta sufre. Sus últimos trabajos han abordado el estudio del poder creciente del armamento militar del siglo XXI, las armas y la proliferación de la tecnología y el capitalismo. Entre sus publicaciones más famosas se destacan La revolución de la riqueza, El cambio de poder, El shock del futuro y La tercera ola. Está casado con Heidi Toffler, también escritora y futurista, con quien reside en Bel Air, Los Ángeles.


EL SHOCK DEL FUTURO

« El shock del futuro » es un libro, publicado en 1970. La obra, es una versión extensa de un articulo epónimo publicado por Toffer en febrero de 1970 dan la publicación “Horizon”. El libro se ha traducido en varias lenguas y hasta hoy se han vendido más de 6 millones de ejemplares, constituyéndose junto a su sucesor “La tercera ola” en auténticos Best-sellers de la cultura popular.

El término “Shock del futuro” describe el estado psicológico de los individuos y de las sociedades confrontadas a la impresión que “demasiados cambios ocurren en muy poco tiempo”. El concepto está emparentado con la noción de singularidad tecnológica, aparecida a principios del Siglo XXI. Toffler propone que la sociedad está en una fase de transformación estructural enorme, dentro de una revolución de una sociedad industrial que pasa a ser una “sociedad superindustrial”. Esta transformación desconcierta la gente, y la aceleración de los progresos sociales y tecnológicos los conduce a desconectarse del mundo, haciéndose presa de un “stress y una orientación destructoras”- el shock futuro. En el maremágnum de su exposición sobre ese género de “shocks”, él introduce el término “sobredosis de información”.

En su libro escrito a principios de los años 70s, Alvin Toffler, habla de tiempos difíciles bajo la expresión “Shock del futuro”. Estos eventos comienzan a cumplirse ante nuestra mirada. Cada día que pasa nos confirma que una página ha pasado y que tenemos ante nosotros un “capítulo” inquietante para la historia de la humanidad.

Ante todas estas sacudidas, mucha gente, entre ellos los cristianos, viven en un estado de despreocupación, de distracción y de desespero a la vez.

En lugar de adorar al Señor, ellos se han puesto a reflexionar en otras soluciones, en otros medios, en otros dioses.

El Señor está perfectamente al corriente del ritmo en el que se mueve nuestro mundo y todo el resto. Lo que es importante ante sus ojos, es la actitud de sus HIJOS. Se preocupan ellos de elevarlo como el Sólo, único y verdadero Dios? Nuestra actitud ante las dificultades de la vida determina la confianza que tenemos frente a Dios.
Mismo si el mundo alrededor de nosotros se derrumba, nosotros tenemos una esperanza que sirve de fundamento para nuestro futuro. Cristo, el Señor aparecerá en su Gloria y volverá a poner en orden todo lo que está al revés en este mundo…He aquí por qué atenuar “el shock del futuro”. 


EL PROFETA HABACUC

Yo conozco la historia de un hombre que ha vivido en una época que tiene muchos puntos comunes con la nuestra. Él se confrontó con las preguntas que nos hacemos hoy: Señor por qué tantos sufrimientos? Por qué las cosas no cambian a pesar de todas nuestras oraciones? Porqué todo va mal? Señor por qué?...Este hombre es el profeta Habacuc.

Precisamente la primera lectura  de la Liturgia del próximo domingo 6 de octubre (27º Domingo del Tiempo Ordinario) está tomada del libro de Habacuc, que es el profeta (portador de la Palabra) que sostiene un diálogo con Dios sobre la injusticia, el sufrimiento y el mal.

El mundo que le rodeaba era amenazador, él se expresa con estas palabras: “Pues aunque no florezca la higuera ni den las viñas uva en adelante; aunque falte el producto del olivo y se niegue la tierra a darnos pan; aunque no tenga ovejas el corral y se queden sin bueyes los establos; yo seguiré alegrándome en Yavé, lleno de gozo en Dios, mi Salvador (Habacuc 3,17-18), esta es la esperanza del profeta.
Cualesquiera sean los obstáculos que se interpongan en nuestro camino, a pesar de que no se quiten, nosotros debemos adorar nuestro Dios. Él es el Señor del universo, el amo que controla todas las cosas. Igualmente en medio de las mayores dificultades, del stress y de las presiones de todo tipo, adorémosle. El hombre ha sido creado para adorar a Dios (Deuteronomio 6,5; Romanos 11,36), no para vivir presa de la inquietud (Filipenses 4,6).
La adoración es la protección que resiste a todo SHOCK, ella es un escudo que resiste todas las incertitudes del mañana. Ella es el poderoso remedio contra todo SHOCK, mismo el del FUTURO.
El Señor Jesús vuelve, es una certeza. Pero cuando Él vuelva , encontrará aún hombres y mujeres que saben quién es Él y al que hay que adorar porque es el Rey que vuelve, el Dios Todopoderoso?

VALORACIÓN DOCTRINAL DE “LA TERCERA OLA”
La tesis sobre la que se basa el libro es la hipótesis de las tres olas: "La gran metáfora de esta obra (...) es la de las olas de cambio que chocan entre sí" (p. 13). "La especie humana ha experimentado hasta ahora dos grandes olas de cambio, cada una de las cuales ha sepultado culturas o civilizaciones anteriores y las ha sustituido por formas de vida inconcebibles hasta entonces. La primera ola de cambio —la revolución agrícola— tardó miles de años en desplegarse. La segunda ola —el nacimiento de la civilización industrial— necesitó sólo trescientos años. La Historia avanza ahora con mayor aceleración aún, y es posible que la tercera ola inunde la Historia y se complete en unas pocas décadas" (p. 18).
Para llegar a esta metáfora, que reconoce que no es original suya (cfr. p. 13), tiene que recurrir a unas simplificaciones muy cuestionables desde el punto de vista histórico. Así parece admitirlo Toffler en la p. 12: "Al intentar una síntesis tan amplia, se ha hecho preciso simplificar, generalizar y comprimir". Y esto hace que se caiga en la superficialidad.
Filosóficamente, hay objeciones que hacer a la obra. No parece, por ejemplo, que el autor discierna bien lo que es la causalidad, reduciéndola a la mera causalidad física (cfr. p. 120); sus ideas sobre causalidad y azar —quizá heredadas de Jacques Monod— son bastante nebulosas (cfr. pp. 301-306). Rechaza que exista una naturaleza humana: "aunque se creyera en una inmutable naturaleza humana, generalizada opinión que yo no comparto" (p. 372). Sin embargo, rechaza el darwinismo clásico y el neo-darwinismo (cfr. pp. 290-291), negando que la evolución sea un hecho científico demostrado (aporta unos conceptos de científicos modernos que niegan la evolución darwinista, que resultan interesantes y útiles). Ataca también la utopía del progreso indefinido postulado, para él, por la segunda ola, y que corresponde —como dirá una vez al final de la obra— a la mentalidad calvinista.
Ahora bien, estos ataques son ataques desenfocados, desde una óptica pragmática y materialista. Toffler ataca por igual a los capitalistas de los tres últimos siglos y a los marxistas, por ver en ellos sistemas que favorecen igualmente la "adquisividad agresiva, la corrupción comercial y la reducción de las relaciones humanas a términos fríamente económicos" (p. 49). Para él, lo malo de las sociedades de la segunda ola (capitalistas y marxistas) está en el divorcio operado entre producción y consumo. El autor no se da cuenta de que el mal del sistema capitalista y el del sistema marxista, reside en lo que las Encíclicas papales vienen enseñando desde hace tiempo: en que son sistemas materialistas, que alienan al hombre, impidiéndole trascender. Su análisis, que es materialista (cfr. pp. 178-180), no está muy lejos del análisis marxista de la historia —Toffler confiesa que fue marxista en un tiempo—; en efecto, para él, la base de las tres olas es la economía, y es el motor que impulsa la historia. Esta base implica una determinada tecnología (agrícola, la de primera ola; industrial, la de la segunda; del computador, la de la tercera), que, así mismo, se basa en un fundamento energético. De modo que la familia, la sociedad, los conceptos religiosos, la moral, etc. dependen en su evolución de esta base (cfr. pp. 138, 217, 257, 269, 332). Las ideas no tienen peso en esta evolución, sino que más bien son el resultado de ella.
Por todo ello, no duda en afirmar que se debe renunciar a ciertos conceptos morales como algo de un pasado nostálgico (identifica moral con costumbres sociales, cfr. p. 169 y passim), y que se debe estar abiertos a ideas nuevas sobre la estructura de la familia (cfr. p. 204 y p. 224, parr. 4), reconociendo que al lado de la tradicional familia nuclear de la segunda ola (familia de padres e hijos unidos a ellos), podrá haber muchos tipos de familias distintas perfectamente aceptables en la tercera ola (familias múltiples, familias de cónyuges del mismo sexo, familias de "polipadres", poligamia simultánea, etc.). Presenta así mismo posibilidades amorales de desarrollos en la tercera ola (cfr. p. 152), y pide que se elimine el "injustificado sentimiento de culpabilidad que acompaña a la ruptura y reestructuración de las familias" (p. 224; cfr. pp. 210-212, 216-217, 223).
Como objeciones menores, casi de pasada, habría que apuntar que el autor, las pocas veces que menciona a la Iglesia —realmente no se sabe a qué Iglesia se refiere—, la equipara a las empresas, clubes, organizaciones sociales, etc. También hay que anotar que las ideas que presenta sobre la física —tiempo, espacio, etc.— de la tercera ola, suenan superficiales.
El libro, en la intención del autor, es una llamada al optimismo frente a la aparición de la tercera ola. Se trata de recibirla sin miedos ni encogimientos, adaptándose a lo que venga, aunque implique hacer grandes sacrificios y tirar por la borda creencias, convicciones y modos de vida que serán incompatibles con ella. No ve caos, sino multiplicidad en el mundo que se avecina, con tal de que los hombres no queramos quedarnos anclados en el mundo de la segunda ola.

ALGO POSITIVO:

Alvin Toffler profetizó desde la incertidumbre de los ochentas, “El siglo XXI será de quienes sepan aprender, reaprender y desaprender”. Comunicación, sí, es aprender el mundo; pero, para que ello suceda es necesario desaprenderlo. Así que, toda comunicación acaba siendo en realidad un reaprendizaje. O sea, re-aprehender, capturar de nuevo aquello que escapó de nuestras manos. Ya lo dice la teología cristiana: “Volver al Paraíso”. ¿Cómo? Regurgitando el fruto prohibido, que en términos prácticos significa volver a la inocencia.


Hoy más que nunca evitamos el esfuerzo de pensar, vivimos en el medio de la sociedad del conocimiento y estamos atrapados en la economía del conocimiento pero padecemos la miserabilidad del conocimiento. Nunca antes habíamos tenido tanto conocimiento fuera de las mentes humanas, pero poco en la inteligencia del Ser. Plantea Alvin Toffler, que el conocimiento es el petróleo de la sociedad de la riqueza, pero así como le pasa al petróleo actual, el conocimiento y su producto el conocimiento científico está en pocas manos y circula con restricciones.

VISITA A COLOMBIA
En 1973 visita la ACPO (Acción Cultural Popular) cuya máxima representación era la emisora RADIO SUTATENZA y firma un pergamino recordatorio.


REFERENCIAS:

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