Viviendo la Pascua día a día: 27 de abril del 2020: Lunes de la tercera semana de Pascua
Esteban, al igual que Jesús, no tiene ni odio ni miedo ante sus
acusadores. La Paz del Señor está con él y su rostro refleja esa paz. Cuando el
corazón perdona el mal sufrido, es la obra del Espíritu que sale a relucir.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de
los apóstoles (6,8-15):
EN aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
Palabra de Dios
EN aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
Entonces indujeron a unos que asegurasen:
«Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios».
Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y, viniendo de improviso, lo agarraron y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían:
«Este individuo no para de hablar contra el Lugar Santo y la Ley, pues le hemos oído decir que ese Jesús el Nazareno destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dio Moisés».
Todos los que estaban sentados en el Sanedrín fijaron su mirada en él y su rostro les pareció el de un ángel.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 118,23-24.26-27.29-30
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros. R/.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R/.
Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus decretos;
tus preceptos son mi delicia,
tus enseñanzas son mis consejeros. R/.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus mandamientos;
instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R/.
Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu ley;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos. R/.
Lectura del santo evangelio según san
Juan (6,22-29):
DESPUÉS de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Señor
DESPUÉS de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es esta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Señor
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Trabajar por el
alimento que no perece?
Esteban hace
parte de los siete hombres escogidos por los apóstoles para distribuir la ayuda
social en la comunidad cristiana de Jerusalén (Hechos 6,2-5). Lleno de fe,
Esteban realiza milagros y anuncia el mensaje de Jesús.
Su
testimonio de discipulado de Jesús resucitado lo escucharemos hoy y mañana.
En el Evangelio dejamos de lado las apariciones del
Resucitado y volvemos a las acciones de Jesús mientras ejerció su vida pública
y su predicación del Reino de Dios.
El objetivo de la Liturgia es que descubramos en los textos
evangélicos de estos días, momentos
catequéticos, claves, trascendentes en la vida de Jesús y motor para nuestra fe
en calidad de discípulos de hoy. Por ejemplo en la escena que se nos narra hoy y
que es posterior a la
multiplicación de los panes, Jesús invita a la gente y a nosotros a que
trabajemos, no por el alimento que
perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que nos dará
el Hijo del Hombre, o sea Él mismo-clara, alusión a la Eucaristía- Y este trabajo y estas obras, tienen como
premisa, condición primera CREER. Nos queda pues como tarea interrogarnos en
nuestra oración qué significa para cada uno de nosotros hoy, trabajar por el alimento que no
perece. Clave: alguna vez Jesús afirmó que su alimento es hacer la Voluntad del
Padre…Le apostamos?
***
Esta Escritura va directamente
al corazón de nuestras prioridades en la vida. ¿Para qué estás trabajando? ¿Estás
trabajando duro por la “comida que perece” o solo trabajas un poco por la
“comida que perdura para la vida eterna”? ¿O viceversa?
Por alguna razón, podemos
obsesionarnos fácilmente con trabajar para las "cosas" de este mundo. En
el pasaje anterior, la gente estaba buscando a Jesús porque los había
alimentado el día anterior y tenían hambre nuevamente. Estaban buscando
comida, literalmente. Jesús los reprende gentilmente, tomando esto como
una oportunidad para señalar la verdadera razón por la que deberían estar
buscándolo. La verdadera razón es que Él quiere proporcionarles el
alimento espiritual de la vida eterna. ¿Cuál es la comida que Jesús quiere
que busques? Esa es una pregunta que debes dejar que nuestro Señor
conteste en tu corazón.
Hay dos preguntas clave que
debemos reflexionar aquí para dejar que Él nos responda. Primero, "¿Qué quiero en la vida?" Detente
por un momento a pensar en eso, date tiempo solo e intenta ser honesto
con esta pregunta. ¿Qué deseas? ¿Cuál es el deseo de tu corazón? Si
eres honesto y te permites enfrentar tus deseos, lo más probable es que
encuentres algunos deseos, o incluso muchos, que Cristo no haya puesto en tu
corazón. Reconocer cuáles son estos deseos es el primer paso para
descubrir cuál es el verdadero alimento que Jesús quiere darte.
La segunda pregunta clave es
esta: "¿Estás buscando a Jesús por
la razón correcta?" Cuando estamos enfermos buscamos un médico
para una cura. Cuando un niño está lastimado, este niño a menudo corre
hacia su padre para su comodidad. Esto está bien. Nosotros hacemos lo
mismo Cuando estamos perdidos y confundidos, a menudo recurrimos a Dios en
busca de respuestas y ayuda. Pero, idealmente, eventualmente buscaremos a
Dios por algo más que curación o consuelo. Finalmente buscaremos a Dios
por la razón del amor. Lo buscaremos simplemente porque lo amamos y
queremos amarlo aún más.
Reflexiona hoy sobre tu deseo
de buscar a Jesús, o la falta de ese deseo. Cuando puedas comenzar a
buscar a Jesús simplemente porque lo amas y quieres amarlo más, estás en el
camino correcto. Y a medida que caminas por ese camino, descubres que es
un camino de gran deleite y satisfacción.
Jesús, ayúdame a buscarte. Ayúdame
a buscarte la ayuda y la curación que necesito. Pero más que eso, ayúdame
a buscarte por amor. Jesús mío, te amo. Ayúdame a amarte más. Jesús,
confío en ti.
Que Esteban diácono protomártir nos inspire y que como él, nos dispongamos día a día
trabajar por las cosas de arriba, las que nunca mueren. Amén!
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