domingo, 22 de agosto de 2021

23 de agosto del 2021: lunes de la vigésima primera semana del tiempo ordinario o Santa Rosa de Lima


Hoy que nuestro mundo presenta los tintes de pobreza en muchos sentidos, no solo la económica, sino la de justicia, la del desconocimiento del Evangelio, bien podría ser el ejemplo de Santa Rosa de Lima, un camino que ilumine nuestra presencia en este siglo XXI. 
Dejemos que Dios sea todo en todo como en Santa Rosa. 




Para qué sirve el matrimonio?

La fiesta de Santa Rosa de Lima, nos invita hoy a través de las lecturas propias a reflexionar sobre los estados de vida: el celibato y el matrimonio en los que se juega algo muy importante (aunque hoy se relativice o no se crea mucho en ella, y hasta se hagan burlas…) la virginidad. Sí porque se le llama a Rosa de Lima con el título de virgen. En la primera lectura de la carta de Pablo a los Corintios, podemos ver que el asunto o cuestión del matrimonio preocupaba decididamente a esta comunidad. Las respuestas de Pablo son complicadas. Para las primeras comunidades cristianas, el fin del tiempo y del mundo estaban cerca, tanto que la organización de la sociedad no sería que provisoria. Para qué entonces casarse, comprar una casa, tener dinero? Persuadido que la venida del Señor es muy pronto, Pablo se preocupa sobre todo de la disponibilidad de los creyentes para el Señor.

El impasse de la dureza

La Ley de Moisés autoriza el repudio de la mujer por su marido. Para Jesús, esta disposición, consecuencia de la dureza del corazón humano, no corresponde con el proyecto de Dios establecido desde la creación. El vínculo conyugal no puede romperse. Jesús es consciente de la dificultad de vivir un tal amor. En esa unión del hombre y la mujer hay una ternura y una apertura de corazón que solamente Dios puede dar.
Hoy celebramos a Santa Rosa de Lima,

Isabel Flores de Oliva nació en Lima en 1586. Fue una de los trece hijos que tuvieron Don Gaspar y María Oliva. Posteriormente, a iniciativa de su madre y desde su nacimiento, toma el nombre de "Rosa", por la belleza de su cara, al que ella añadió "de Santa María". Lo central en ella es el encuentro con Dios y la relación especial que siempre mantuvo con él. La historia lo narra como algo que sucede desde niña. Este enamoramiento de Santa Rosa hacia Dios la lleva a descubrir a un Dios que es, ante todo, Amor y Misericordia. Se deja cautivar de tal forma por Dios, que ella decide dirigir su vida a vivir intensamente con Dios, a través de la oración, y a vivir la misericordia con los más necesitados.

Quizá esta sea una primera aportación de Santa Rosa para nosotros. El ejemplo que nos ofrece de su enamoramiento de Jesús-Dios, expresado en su oración intensa y en la compasión con los que más sufren. Dos elementos muy dominicanos…

Sigamos los pasos de esta gran mujer que dio a América la primera flor de santidad, insigne por la fragancia de su penitencia y oración. Que no perdamos el sentido de encontrar a Dios en oración intensa y en la compasión a los más empobrecidos.
Hoy que nuestro mundo presenta los tintes de pobreza en muchos sentidos, no solo la económica, sino la de justicia, la del desconocimiento del Evangelio, bien podría ser su ejemplo, un camino que ilumine nuestra presencia en este siglo XXI. Dejemos que Dios sea todo en todo como en Santa Rosa. 



Fuente:

http://ser.dominicos.org/antes-que-nosotros/santa-rosa-de-lima

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