(Marcos 9, 2-10) ¿Qué pasa si nos tomamos el tiempo para abrirnos un poco a
la presencia del Señor? Dejémosle que se nos revele como lo hizo con Pedro,
Santiago y Juan. Dejemos que Cristo resucitado nos muestre cómo su luz puede
transfigurar nuestra vida.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Daniel (7,9-10.13-14):
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su
vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono,
llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba
delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Mientras miraba, en la visión
nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó
al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los
pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su
reino no tendrá fin.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 96,1-2.5-6.9
R/. El
Señor reina altísimo sobre toda la tierra
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R/.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.
Porque tú eres, Señor,
altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro
(1,16-19):
Cuando os dimos a conocer el poder y la última venida de nuestro Señor
Jesucristo, no nos fundábamos en fábulas fantásticas, sino que habíamos sido
testigos oculares de su grandeza. Él recibió de Dios Padre honra y gloria,
cuando la Sublime Gloria le trajo aquella voz: «Éste es mi Hijo amado, mi
predilecto.» Esta voz, traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en
la montaña sagrada. Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy
bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro,
hasta que despunte el día, y el lucero nazca en vuestros corazones.
Palabra de Dios
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 9, 2-10
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les apreció Elías y Moisés conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
-- Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
Estaban asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
-- Este es mi Hijo amado; escuchadlo.
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús los mandó:
-- No contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían que querría decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Cómo entender la transfiguración de Jesús?
Debo confesar con humildad que solo vine a tener un entendimiento claro del significado de la TRANSFIGURACIÓN hace pocos años…Y aun, cada vez que leo este pasaje en cualquiera de los 3 evangelios sinópticos, descubro cosas novedosas. Sí, porque el asunto va mas allá de un resplandecimiento de Jesús, de una luz blanca encandiladora que se apodera del maestro y arroba la inteligencia de sus 3 discípulos que le acompañaron en su subida a la montaña: Pedro, Santiago y Juan.
Este misterio de la TRANSFIGURACIÓN, tiene muchos significados, es polisémico, rico en interpretaciones. Veamos al menos 3:
1. El evento se presenta como un momento luminoso tanto para Jesús como para sus discípulos…Es un momento de consolación, de esperanza, DE UNA NUEVA MIRADA sobre la historia y los eventos… después del anuncio de la Pasión por parte del Maestro (la cruz se avista en el horizonte, ya que el rechazo por parte de los notables y poderosos, la incredulidad en el nuevo profeta se hacen cada vez más evidentes…Los apóstoles no comprenden nada…Ahora sobre la montaña, les devela (o descubre) el misterio intimo de su persona…Por la transfiguración comprenden entonces que Él es el Hijo de Dios, y así con este aperitivo de la Pascua (o Resurrección) les permite ver todo claro…
2. El relato tiene como objetivo mostrar en el NT a Jesús como el profeta definitivo, después de Moisés y Elías que aparecen junto a Él, ellos simbolizan la Antigua Alianza (AT) de la Ley (Moisés) y los profetas (Elías). Jesús es la Palabra definitiva y única valedera de ahora en adelante, Él es el emisario, el mensajero, el Hijo de Dios que viene a proclamar la Buena Nueva para todos los hombres de todas las épocas venideras.
3. Si bien es cierto que subir a la montaña (entrar en contacto con Dios), para orar es importante para renovar fuerzas, recibir consolación, seguridad y reafirmarse en el discipulado, también es cierto que es preciso descender, ver cara a cara las dificultades del mundo (encontrar al hermano) y ser militantes poniendo en práctica lo que quiere Dios de cada uno y de acuerdo a su vocación…La ascética, la espiritualidad es benéfica pero esa oración ha de alimentar nuestra creatividad, nuestro coraje y esperanza para seguir trabajando por la construcción de la sociedad nueva, el mundo alternativo, ideal, donde la justicia, el amor y la paz de Cristo sean reales y o evidentes.
En conclusión, un día u otro, vivimos experiencias de luz: un encuentro, un momento de oración, una prueba (o dificultad), una Palabra del Evangelio, la admiración o arrobamiento ante un paisaje…Todo ello, nos abre los ojos y nos permite ver la grandeza de Dios y la belleza de las personas que nos rodean. Dios llega a ser alguien que se hace cercano y que nos ama. Y los otros no son simples concurrentes o aparecidos, sino “prójimos” (próximos , cercanos) en humanidad.
Nuestra vida entonces TRANSFIGURADA toda, se abre a un mañana donde despunta un sol radiante…
Aproximación Socio-Política al texto del Evangelio:
Una experiencia de confirmación:
Marcos divide su evangelio en dos partes exactamente iguales.
La primera parte presenta a Jesús como el Mesías que se esperaba y esta termina por otro lado con el reconocimiento explicito de Pedro de este mesianismo del maestro: “Tu eres el Mesías” (8,29).
La segunda parte de su evangelio presenta a Jesús como el HIJO DEL HOMBRE que debe sufrir y pasar por la muerte.
La división o escisión de las dos partes es muy clara: “…Después Él comienza a enseñarles que era necesario que el Hijo del Hombre sufriera mucho…(8,31), y no muy lejos de aquí está situado el episodio de la Transfiguración.
Todo el evangelio de Marcos se descubre entonces como la descripción de las dos experiencias de fondo de Jesús: su bautismo y su transfiguración, durante los cuales Él es tocado por la presencia de Dios y durante los cuales la Palabra de Dios se hace clara para Él. (En los dos casos, es por la misma citación del Profeta Isaías que la Palabra de Dios llega a Jesús: “He aquí mi servidor, en quien yo me complazco (Mi hijo Bien-Amado)…”
En el bautismo Jesús descubre que Dios lo llama para comprometerse con Él en la línea del pasaje de Isaías citado más arriba: “Miren a mi servidor bien amado…; yo te he destinado para ser luz de las naciones, abrir los ojos a los ciegos, a liberar los prisioneros…” (Isaías 42,1-7).
La transfiguración puede interpretarse como la época en que Jesús comprende que las cosas serán complicadas y cada vez más difíciles para Él, y cuando Jesús revive con la misma intensidad una experiencia análoga, y se reafirma más decidido, fiel en su compromiso.
En lenguaje cristiano, el equivalente de la transfiguración seria la CONFIRMACIÓN, que viene después del Bautismo, de manera ideal tiene un momento significativo en la evolución del creyente, para darle la seguridad de la presencia y del sostén de Dios en el corazón de las decisiones y u opciones a veces desgarradoras que él debe asumir.
Para Jesús, en todo caso, es el momento favorable para tomar “Un segundo aire”, para acoger más profundamente dentro de Él a Dios que viene para sostenerlo en una fidelidad que se anuncia exigente.
En el momento que Jesús vive esta experiencia, los tres discípulos implicados, son conscientes de las diferentes dimensiones de esta experiencia: recuerdo de la primera opción, anticipación del sufrimiento, opción por una fidelidad nuevamente asumida en la continuidad de la fe?
Uno puede dudarlo. Pero lo esencial es que con el contexto y el repliegue, nosotros mismos tenemos acceso a este misterio de Jesús en su profundidad y su efecto de encauzamiento. Y entonces, la Palabra resuena para nosotros: “Miren lo que mi Hijo ha vivido. Adéntrense ustedes en su experiencia y asuman su vida como Él ha asumido la suya”.
Con Jesús, una luz nueva invade nuestro mundo. Por la fe, nuestra mirada no se detiene en las apariencias, sino que ella abraza el corazón de las personas y de los eventos. Nuestra misión no es acaso ser luz, hacer la luz alrededor de nosotros? Gracias a todos aquellos que escuchan y viven el evangelio, Jesús continua haciendo la Iglesia mas radiante y el mundo mucho más bello…
REFLEXIÓN CENTRAL:
Este es mi Hijo Amado! Escúchenlo!
La transfiguración sobre la montaña se sitúa en un momento crucial de la vida de Jesús. Durante cierto tiempo la multitud había recibido su mensaje con entusiasmo, pero el Señor había llegado ha ser una amenaza para las autoridades locales que se pusieron a atacarle y a criticarle formándose una lucha encarnizada contra Él. Entonces la multitud dejan de seguirle de manera gradual. Jesús se dio cuenta que sus enemigos buscarían hacerle morir. El comparte sus miedos con sus discípulos y consagra la más grande parte de su tiempo a prepararlos para que tomen su bandera y su proyecto.
El texto nos dice que Jesús, se retira a la montaña para orar, tal y como lo hacía de modo habitual en cada momento importante de su vida. Pero esta vez se lleva consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. Son los mismos 3 que le acompañarán en el Jardín de Getsemaní, la víspera de su Pasión.
Poco tiempo antes, Pedro se había escandalizado por las Palabras de Jesús donde afirmaba que en Jerusalén seria arrestado, torturado y condenado a muerte. Él no comprendía nada más, porque eso se oponía a todas las ideas que él tenía sobre el “Mesías”.
La transfiguración en la montaña ocurre entonces en un periodo de confusión y desaliento (o desánimo). Ella es entonces para los 3 apóstoles un momento de consolación. La transfiguración proyecta una luz nueva sobre el caminar de Cristo. El mensaje de este evento importante es el siguiente: “Mismo si un día ustedes me ven desfigurado, golpeado, humillado, asesinado, sepan que yo soy siempre el Hijo Amado que da su vida por amor”.
Este evangelio ilumina la vida de Jesús, pero también aclara cada una de nuestras existencias en particular. Frente a las dificultades que encontramos todos los días, los momentos de contacto con Dios (la oración) pueden darnos el coraje necesario para descender de la montaña y hacer frente (encarar) los problemas de la vida cotidiana.
Martin Luther King, en medio de las amenazas de muerte recordaba este pasaje bíblico de la transfiguración y escribiría en su diario: « Yo he subido a la montaña para orar y he podido entrever la tierra prometida…Este encuentro con Dios me ha permitido continuar mi lucha por la justicia”.
Y en verdad que es fácil “tener fe” cuando todo va bien en nuestra familia, en el trabajo, en nuestro país…Cuando la economía marcha en plenitud y cuando nosotros tenemos buena salud. Y la confianza y la fe, es mucho más difícil cuando atravesamos un periodo de crisis, en la enfermedad, cuanto todo parece incierto…
A veces es difícil ver la luz en el fondo del túnel. Nosotros buscamos lo máximo de seguridad posible, multiplicamos nuestras pólizas de seguro pero la vida es siempre un riesgo y ningún seguro puede protegernos contra todas las eventualidades negativas. La enfermedad y la muerte son realidades cotidianas, lo mismo que las divisiones en nuestras familias, las separaciones y los divorcios, la violencia intrafamiliar, la vejez, la soledad…
Pedro muy bien habría querido quedarse en la montaña, donde se sentía en paz y lejos de todos los problemas de la vida cotidiana: “Qué bueno es estar acá, hagamos tres tiendas…” Pero él ha debido descender al llano (al plan) y retomar dolorosamente el camino detrás de Jesús. Pero este momento de oración y de transfiguración le había vuelto a dar el coraje de continuar su camino.
Es importante para nosotros, los cristianos, entrar en contacto con Dios de manera regular, para enseguida seguir a Jesús a Jerusalén.
El Domingo de la transfiguración es un poco como un oasis en medio del desierto, un pozo en una región sin agua, una fuente de agua clara en la ruta de nuestra peregrinación hacia la vida plena y total. En esos momentos de encuentro con Dios, el Señor nos da seguridad y nos recuerda que somos siempre los Hijos e Hijas bien amados de nuestro Padre del Cielo.
Otro comentario acá muy inclusive, aterrizado y ameno para tener en cuenta :
2
Entonces
Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
--
Maestro. ¡Qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres chozas, una para ti, otra
para Moisés y otra para Elías.
Estaban
asustados y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió y salió una
voz de la nube:
--
Este es mi Hijo amado; escuchadlo.
Marcos 9: 5–7
Justo antes de la Transfiguración, Jesús
comenzó a revelar a sus discípulos que sufriría mucho, sería rechazado por los
ancianos, sería asesinado y luego resucitaría al tercer día. Esto causó
mucho miedo a los discípulos mientras luchaban con esta revelación inquietante
de nuestro Señor. Y aunque Jesús se mantuvo firme con ellos e incluso
reprendió a Pedro por su miedo, Jesús también les dio a tres de sus discípulos
un regalo muy precioso.
Después de mucho viajar, predicar, obrar
milagros y conversaciones privadas sobre Su pasión con los Doce, Jesús invitó a
Pedro, Santiago y Juan a que lo acompañaran a una montaña alta para orar. Lo
más probable es que estos discípulos no tuvieran idea de lo que pronto encontrarían. Mientras
realizaban el difícil y arduo viaje, sus mentes deben haber estado
reflexionando no solo sobre las maravillas realizadas por Jesús en los meses
anteriores, sino también sobre sus palabras sobre el sufrimiento venidero. Mientras
luchaban con esto, para su asombro, Jesús "se transfiguró ante ellos, y su
ropa se volvió de un blanco resplandeciente". De repente, Moisés y
Elías aparecieron ante ellos, representando la Ley y los profetas. Estas
dos figuras del Antiguo Testamento aparecieron como una forma de decirles a
estos discípulos que todo lo que Jesús les estaba diciendo iba a suceder para
que se cumpliera todo lo que había sido predicho sobre Él desde la antigüedad. Quizás
Jesús pensó que, si sus discípulos no lo escuchaban completamente, entonces ver
a Moisés y a Elías ayudaría. Pero Jesús fue aún más lejos. La Voz del
Padre mismo tronó y dijo: “Este es mi Hijo amado. Escuchadlo a
él." Por lo tanto, si estos discípulos finalmente no escucharon a
Jesús solos, o si incluso Moisés y Elías no lograron convencerlos, entonces la
última esperanza era el Padre mismo. Y Jesús entregó tal gracia.
La Transfiguración fue un verdadero acto de misericordia. Estos
discípulos nunca habían visto algo así. Pero lo más probable es que fue
este acto de misericordia lo que finalmente los ayudó a aceptar la dura verdad
de que Jesús estaba tratando de enseñarles acerca de Su sufrimiento y muerte
venideros. Si el Padre Celestial personalmente dio testimonio de Jesús,
entonces todo lo que Jesús había dicho era digno de confianza.
Mientras leemos los Evangelios y las muchas
enseñanzas que Dios nos ha dado a través de la Iglesia, piensa si hay algunas
enseñanzas con las que luchas. O en tu propia vida, a nivel personal, ¿hay
algunas cosas que sabes que Dios quiere de ti pero te resulta difícil aceptar? Cuando
surge la confusión, eso significa que no estamos escuchando completamente lo
que Dios nos está diciendo o no estamos entendiendo. Y aunque no veremos
al Señor Transfigurado con nuestros ojos ni escucharemos la Voz del Padre con
nuestros oídos como lo hicieron estos tres discípulos, debemos optar por creer
todo lo que Dios ha dicho como si fuera el Señor Transfigurado, con Moisés y
Elías. , y el Padre mismo hablándonos clara y directamente. “Este es mi
Hijo amado. Escúchenlo a Él." Esas palabras no solo fueron
dichas por el bien de los discípulos, también nos las han dicho a nosotros.
Reflexione hoy sobre esta poderosa experiencia
que nuestro Señor les dio a estos discípulos. Trate de situarse en la
escena para presenciar a Jesús transfigurado de la manera más gloriosa, con
Moisés y Elías y con la voz atronadora del Padre. Permita que el Padre le
hable también, diciéndole que todo lo que ha dicho a través de las Escrituras,
la Iglesia y dentro de su propia conciencia es verdad. Permita que esta
revelación le convenza en el nivel más profundo de reconocer no solo la
divinidad de Jesús, sino también de “Escucharlo” en todos los sentidos.
Mi Señor transfigurado, eres glorioso más allá
de la imaginación, y revelaste un pequeño destello de esta gloria a Tus
discípulos para ayudarlos a confiar más en Ti. Que también pueda confiar
más en Ti, sabiendo que todo lo que me has dicho es verdad. Por favor,
elimina cualquier duda y temor en mi vida para que nada me impida abrazar Tu
santa voluntad. Jesús, en Ti confío.
ORACIÓN-Contemplación
Señor Jesús, como Pedro y los discípulos,
a veces nosotros no comprendemos los planes de Dios Padre
quien quiere salvar a todos los humanos por tu muerte en la cruz.
Nosotros con frecuencia nos sentimos acongojados y desconcertados por el sufrimiento, el de nuestro prójimo, tanto por las personas inocentes y por el nuestro.
Amilanados por las tinieblas de nuestro mundo,
tenemos la impresión que nada se comprende.
En la montaña de la transfiguración,
Tú has dejado entrever, un poco como un rayo,
la belleza divina de tu rostro.
El mismo Dios nos ha enseñado el secreto de tu persona:
Tú eres su Hijo Bien-Amado, mismo en (y a pesar de) el sufrimiento.
Ayúdanos Señor Jesús, a escucharte siempre,
a caminar sobre tus huellas y a donar nuestra vida.
Contigo todo se ilumina, se hace claro y la Pascua despunta en el Horizonte.
Referencias:
Traducción del francés:
de Normand Provencher
BIBLIOGRAFÍA:
Para las lecturas:
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus. fides. 1978 .
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