28 de agosto del 2021: sábado de la vigésima primera semana del tiempo ordinario- Memoria de San Agustín
(1
Tesalonicenses 4:9-11) Pablo escribe: “esforzaos
por mantener la calma, ocupándoos de vuestros propios asuntos …”
En
la complejidad y la velocidad aterradora de nuestras sociedades modernas, estas
palabras de gran simplicidad nos traen a todos, en calidad de seres humanos, un
soplo de vida.
Santo
del día:
San
Agustín
Después de llevar una vida
frívola, Agustín emprendió una larga búsqueda de Dios en las sectas maniqueas y
la filosofía neoplatónica. Equilibró su fe a través de los escritos de San
Pablo y la influencia de San Ambrosio, obispo de Milán. Habiéndose convertido
en obispo de Hipona en el norte de África, Agustín fue un pastor incomparable y
un escritor de fe penetrante.
También nosotros, al igual que San Agustín, cuya memoria celebramos hoy tenemos
que mantener viva nuestra esperanza y caridad...Y al igual que él, obedeciendo
al Evangelio, hacer fructificar nuestros talentos.
Murió en 430.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a
los Tesalonicenses (4,9-11):
Acerca del amor fraterno no hace falta que os escriba, porque Dios mismo os
ha enseñado a amaros los unos a los otros. Como ya lo hacéis con todos los
hermanos de Macedonia. Hermanos, os exhortamos a seguir progresando: esforzaos
por mantener la calma, ocupándoos de vuestros propios asuntos y trabajando con
vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 97,1.7-8.9
R/. El
Señor llega para regir los pueblos con rectitud
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.
Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.
Al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(25,14-30):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse
de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le
dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su
capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a
negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó
otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió
el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos
empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había
recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco
talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo
poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se
acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos
talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo:
"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo
poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor,
sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no
esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo
tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y
holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo?
Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera
recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene
diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le
quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las
tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes."»
Palabra del Señor
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Mantener la calma
"Mantener la calma", recomiendan los apóstoles remitentes de
esta carta (Pablo, Timoteo, Silas) a los tesalonicenses. A veces el miedo al
futuro, el miedo a lo que viene y mismo la expectativa de la venida del Señor
puede hacer perder la paz y entorpecer el trabajo, las actividades en pro de la
construcción del Reino. Pero la clave está en el amor fraterno, dicen Pablo y
sus compañeros, en otras palabras "quien ama, no teme".
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros
cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros
cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y
cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al
banquete de tu señor."
A menudo, cuando se nos presenta una historia
de éxito versus tragedia, nuestra atención se dirige primero a la tragedia. La
parábola que se nos da hoy, la Parábola de los Talentos, nos presenta a tres
personas. Dos de las personas muestran historias de gran éxito. Una,
sin embargo, ofrece una historia más trágica. La trágica historia termina
cuando el amo le dice al criado que enterró su dinero que él es un "siervo
negligente y holgazán, (otras traducciones dicen malvado y perezoso"). Pero
ambas historias de éxito terminan con el maestro diciendo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor”. Y al segundo, que había recibido dos talentos, en concreto
le dice: “como has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante…”
Centrémonos en estas historias de éxito.
Los dos sirvientes que tuvieron éxito
duplicaron el dinero del amo. Incluso desde un punto de vista secular, eso
es muy impresionante. Si estuvieras invirtiendo dinero con un asesor
financiero y poco después de invertir te dijeran que tu dinero se ha duplicado,
estarías bastante satisfecho. Esa tasa de rendimiento es poco común. Este
es el primer mensaje que debemos tomar de esta parábola. Duplicar los
dones y las gracias que Dios nos da es muy factible. La razón de esto no
es principalmente por nosotros; más bien, es por Dios. Por su propia
naturaleza, los dones de Dios para nosotros están destinados a crecer. Por
su misma naturaleza, la gracia fluye en superabundancia; y, cuando
cooperamos con la gracia de Dios, crece de manera exponencial.
Cuando consideras tu propia vida, ¿qué dones
te ha dado Dios que quiere que uses para Su gloria? ¿Hay dones enterrados
que permanecen estancados o, lo que es peor, se usan para propósitos contrarios
al plan divino para tu vida? Algunos de los dones más obvios que se te
dieron dentro de tu propia naturaleza son tu intelecto y voluntad. Además,
es posible que tengas un talento extra de una forma u otra. Todos estos
son regalos que se dan a un nivel natural. Además de estos, Dios a menudo
otorga dones sobrenaturales en abundancia cuando comenzamos a usar lo que
tenemos para Su gloria y para la salvación de otros. Por ejemplo, si
trabajas para compartir las verdades de nuestra fe con otros, Dios comenzará a
profundizar sus dones sobrenaturales de Consejo, Sabiduría, Conocimiento y
Comprensión para que puedas hablar acerca de Dios y Su voluntad. Los siete
dones del Espíritu Santo se encuentran entre los ejemplos más claros de dones
sobrenaturales dados por Dios de la siguiente manera: sabiduría, entendimiento,
consejo, fortaleza, conocimiento, piedad, temor del Señor. La oración que
concluye esta reflexión proviene de una novena tradicional al Espíritu Santo y
no solo pide estos dones, sino que también da una breve descripción de ellos
para una mejor comprensión.
Reflexiona hoy sobre el hecho de que lo que
Dios te ha dado, tanto a nivel natural como sobrenatural, debe dedicarse al servicio
de Dios y de los demás. ¿Haces esto? ¿Tratas de usar cada talento,
cada don, cada parte de lo que eres para la gloria de Dios y el bien eterno de
los demás? Si no lo haces, esos dones disminuirán. Si lo haces, verás
crecer esos dones de la gracia de Dios de muchas maneras.
Esfuérzate por comprender los dones que has recibido y resuelve firmemente
usarlos para la gloria de Dios y la salvación de las almas. Si lo haces,
también oirás a nuestro Señor decirte un día: "Muy
bien. Eres un empleado fiel y cumplidor”.
Oh, Señor Jesucristo,
concédeme el Espíritu de Sabiduría, para que desprecie las cosas
perecederas de este mundo y aspire solo a las cosas que son eternas;
el Espíritu de Entendimiento, para iluminar mi mente con la luz de
Tu divina verdad;
el Espíritu de consejo, para que pueda elegir el camino más seguro
para agradar a Dios y ganar el cielo;
el Espíritu de Fortaleza, para que pueda llevar mi cruz contigo y
que pueda vencer con valor todos los obstáculos que se oponen a mi salvación;
el Espíritu de conocimiento, para que pueda conocerte a Dios y
conocerme a mí mismo y perfeccionarme en la ciencia de los santos;
el Espíritu de Piedad, para que encuentre dulce y amable el
servicio a Dios;
el Espíritu de temor del Señor, para que me llene de una amorosa
reverencia hacia Dios y pueda temer de alguna manera desagradarle. Jesús,
en Ti confío.
Oración
de San Agustín a la Virgen María:
¡Oh Esposa de Cristo, hermosa entre las mujeres apoyada en tu Esposo por
ser de su luz, sales inmaculada, iluminada y purificada, y con su ayuda quedas
a salvo del pecado! Con todo mérito se te alaba en el Cantar de los Cantares:
"Tus delicias están en el amor". Este amor no permite que se pierda
tu alma con aquella de los impíos; Él pone en alto nivel tu causa, Él es tenaz
como la muerte y forma tus delicias. ¡Que género de muerte envidiable: no es
penosa sino deliciosa!
Celebramos con gozo, oh, María, el día en que has dado a luz al Salvador; Tú,
Novia del creador de las bodas; tú, Virgen, la única de las vírgenes. Con la
caridad ferviente de tu fe has merecido que brotara de ti aquel Santo Germen,
el creador te ha elegido por ser su más graciosa criatura, bienaventurada por
haberlo concebido, pero todavía más bienaventurada por haberlo aceptado con tu
fe. Con tu fe has concebido al Sembrador de la fe. Has merecido dar a luz al
Hijo de Dios; tú, la más humilde. Madre fiel y santa, has hecho la voluntad del
Padre y lo has hecho por entero; feliz, porque todavía antes de dar a la luz a
Cristo has acogido al Maestro, has escuchado la palabra de Dios y la has puesto
en práctica. Has acogido la verdad en la mente más que en tu vientre. Por ésto
eres santa, por eso eres bienaventurada.
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