28 de septiembre del 2017 jueves de la 25a semana del TO
(Ageo 1, 1-8) Dónde
están mis prioridades? Se dice que "el tiempo es oro", pero qué vale
mi vida si ella está toda acaparada por preocupaciones de orden material? Si yo
me quedo solamente ahí, yo no seré nunca feliz…
Primera lectura
Comienzo de la profecía de Ageo
(1,1-8):
El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote: «Así dice el Señor de los ejércitos: Este pueblo anda diciendo: "Todavía no es tiempo de reconstruir el templo."»
La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿De modo que es tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el templo está en ruinas? Pues ahora –dice el Señor de los ejércitos– meditad vuestra situación: sembrasteis mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así dice el Señor: Meditad en vuestra situación: subid al monte, traed maderos, construid el templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria –dice el Señor–.»
Palabra de Dios
El año segundo del rey Darío, el mes sexto, el día primero, vino la palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote: «Así dice el Señor de los ejércitos: Este pueblo anda diciendo: "Todavía no es tiempo de reconstruir el templo."»
La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo: «¿De modo que es tiempo de vivir en casas revestidas de madera, mientras el templo está en ruinas? Pues ahora –dice el Señor de los ejércitos– meditad vuestra situación: sembrasteis mucho, y cosechasteis poco, comisteis sin saciaros, bebisteis sin apagar la sed, os vestisteis sin abrigaros, y el que trabaja a sueldo recibe la paga en bolsa rota. Así dice el Señor: Meditad en vuestra situación: subid al monte, traed maderos, construid el templo, para que pueda complacerme y mostrar mi gloria –dice el Señor–.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b
R/. El Señor ama a su pueblo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.
R/. El Señor ama a su pueblo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.
Lectura del santo evangelio según san
Lucas (9,7-9):
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas de ver a Jesús.
Palabra del Señor
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía: «A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?»
Y tenía ganas de ver a Jesús.
Palabra del Señor
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Por qué leer el libro
de Ageo?
Hacemos hoy como un retroceso en las Sagradas Escrituras,
hacemos un regreso en el tiempo. Después de Esdras, nos encontramos hoy con el
libro de Ageo. Queda muy grande llamarle Libro del profeta Ageo, porque no
consta sino de 2 capítulos y 38 versículos en total.
El único relato que se lee en la liturgia, y que escuchamos
hoy, como la obra en general nos ayuda a comprender mejor las etapas de la
historia bíblica y el papel del templo de Jerusalén en esta historia. Ageo nos
habla del sentido del trabajo, del dinero, de las motivaciones que guían los
actos de los seres humanos. Él invita al pueblo y hoy a nosotros, a la
confianza, mostrando que Dios cuida y camina al lado de aquellos que se
comprometen con Él. El autor Ageo, es un profeta que en el 520 A.C, anima y
lidera al primer contingente de judíos repatriados y sus responsables
religiosos y políticos encargados de recomenzar los trabajos de reconstrucción
del templo de Jerusalén. Ageo es a la vez un hombre realista y visionario.
Jesús incomoda…Jesús es
un misterio (también para Herodes)
Después de haber hecho matar a Juan Bautista, Herodes oye
hablar de Jesús y se hace preguntas sobre este nuevo personaje. En el fondo de
su alma, él tiene remordimientos: él ha tenido la ilusión de deshacerse de
Juan, pero la actividad de Jesús revive para él la figura de Juan. Uno no
libera su conciencia con una acción brutal. El castigo viene de nuestra
conciencia que nos juzga.
La persona de Jesús, como su misión que viene de Dios, es un
misterio. También algunos piensan que Jesús es una reencarnación de Juan, o del
profeta Elías u otro profeta antiguo. Para comprender el presente, uno se
refiere con naturalidad a todo aquello que conoce, al pasado, a sus figuras
eminentes. En todas las épocas, se ha tratado de comprender la persona de Jesús
con criterios humanos, cuando no se le puede conocer sino con los ojos de la fe
iluminada por el Espíritu. Fuera de la fe, Jesús no puede ser que un enigma
desconcertante e incomprensible.
Herodes es un asesino curioso y preso de remordimientos. Él
no tiene ni la fe, ni el mínimo de empatía para comprender un enviado de Dios.
Así, tampoco Jesús nada le responderá cuando, en el momento de su pasión,
deberá comparecer ante él. (Lucas 23,9).
Jesús incomoda
Tanto los profetas como Jesús han sufrido persecución, por
incomodar la rutina y la pereza dentro de la cual cada uno se instala. A nadie
le gusta ser incomodado, ni que se le pregunte por su conducta y su persona.
Herodes había tratado de reducir a Juan al silencio. Del mismo modo querrá
hacer lo mismo con Jesús, que por ellos los fariseos le advertirán: "Vete
de aquí, para otro lado, porque Herodes quiere hacerte morir" (Lucas
13,31).
En conclusión, Jesús nos incomoda, sea a través de un signo,
de una prueba, de una enfermedad…En toda confianza, hemos de poner nuestra confianza
entre las manos de su Padre, que quiere nuestro bienestar, nuestra
felicidad…Hemos de estar convencidos como Pablo que ha escrito: "Dios hace concurrir todo para el bien
de aquellos que ama" (Romanos 8,28). Sin la fe, todo es un enigma
incomprensible y a veces sacude nuestra existencia. Es necesario creer para
comprender . La promesa de Jesús a Marta se realiza entonces: "Si crees,
tú verás la gloria de Dios" (Juan 11,40).
¿Nos dejan perplejos a nosotros también Jesús, el evangelio,
la vida y nuestra fe? ¿Estamos nosotros en constante búsqueda del sentido más
profundo de nuestra vida cristiana?
Oración
Señor Dios nuestro:
Tú viniste para hacer nuevas todas las cosas
por medio de Jesucristo, tu Hijo.
Que él nos cuestione,
pero también cuestionémonos a nosotros mismos
si le damos en nuestras vida
el lugar que merece.
Que él dé sentido a todo lo que somos y hacemos
porque él es nuestro Señor resucitado
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Tú viniste para hacer nuevas todas las cosas
por medio de Jesucristo, tu Hijo.
Que él nos cuestione,
pero también cuestionémonos a nosotros mismos
si le damos en nuestras vida
el lugar que merece.
Que él dé sentido a todo lo que somos y hacemos
porque él es nuestro Señor resucitado
que vive y reina por los siglos de los siglos.
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