Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 11 de septiembre del 2017 lunes de la 23a semana del TO
(Colosenses 1, 24 — 2, 3)
Hasta nuestro último suspiro, siempre habrá alguien que necesite ser amado como
Cristo nos ha amado. Así, por nosotros y a pesar de todas nuestras debilidades
(pecado, desaciertos, defectos), la obra de salvación continúa…
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Colosenses (1,24–2,3):
Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos Dios ha querido dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: ésta es mi tarea, en la que lucho denonadamente con la fuerza poderosa que él me da. Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente. Busco que tengan ánimos y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da el comprender, y que capten el misterio de Dios. Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.
Palabra de Dios
Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos. A éstos Dios ha querido dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: ésta es mi tarea, en la que lucho denonadamente con la fuerza poderosa que él me da. Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente. Busco que tengan ánimos y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da el comprender, y que capten el misterio de Dios. Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 61,6-7.9
R/. De Dios viene mi salvación y mi gloria
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R/.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio. R/.
R/. De Dios viene mi salvación y mi gloria
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R/.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,6-11):
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: «Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie.
Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?»
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»
Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.
Palabra del Señor
Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico: «Levántate y ponte ahí en medio.» Él se levantó y se quedó en pie.
Jesús les dijo: «Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?»
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre: «Extiende el brazo.»
Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.
Palabra del Señor
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Plan secreto
Es extraño ver a Pablo, alegrarse por sus sufrimientos! Una
cosa cuenta y es la más importante para él y es que el proyecto o plan de Dios
se lleve a cabo, que Cristo esté vivo en cada uno de los creyentes. Si los
sufrimientos de Pablo al servicio del Evangelio, son el signo de que este
"plan secreto" (mystere en
griego) se realiza, entonces, todo
está bien!
Otra transgresión en
sábado?
De acuerdo a lo que vemos en el evangelio, es
extraño cómo gente fiel, religiosa y regularmente practicante, como los
escribas y fariseos, eran un gran obstáculo para la misión de Jesús. Están
disgustados y enojados porque Jesús cura a un hombre con una mano
paralítica en el día del Señor. Jesús vino a hacer el bien y a preservar la
vida, como él mismo dijo; a llevar a cabo una misión de amor y vida, y éstas no
pueden expresarse adecuadamente en leyes y mandamientos. – ¡Nosotros podemos y
debemos hacer el bien también en el Día del Señor, el domingo!
Oración:
Oh Dios, Padre nuestro:
Te damos gracias por tu Hijo Jesucristo.
Él siempre anduvo haciendo el bien
y ninguna ley hecha por seres humanos
le podría impedir de llevar a cabo
su misión de vida y amor.
Que tu Espíritu Santo nos ilumine
para entender su mentalidad
y para conceder el primer lugar
a lo que es realmente importante en nuestra vida,
para que vivamos, ante todo, por la ley del amor,
proclamada y vivida hasta la muerte
por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
Te damos gracias por tu Hijo Jesucristo.
Él siempre anduvo haciendo el bien
y ninguna ley hecha por seres humanos
le podría impedir de llevar a cabo
su misión de vida y amor.
Que tu Espíritu Santo nos ilumine
para entender su mentalidad
y para conceder el primer lugar
a lo que es realmente importante en nuestra vida,
para que vivamos, ante todo, por la ley del amor,
proclamada y vivida hasta la muerte
por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor.
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