domingo, 12 de noviembre de 2017

13 de noviembre del 2017: lunes de la 32a semana del TO



(Lucas 17, 1-6) Ante las pequeñas y grandes ofensas de todos los días, yo me acuerdo de la misericordia de Dios quien jamás se niega a perdonar a cualquiera que se arrepienta sinceramente.



Primera lectura
Comienzo del libro de la Sabiduría (1,1-7):

Amad la justicia, los que regís la tierra, pensad correctamente del Señor y buscadlo con corazón entero. Lo encuentran los que no exigen pruebas, y se revela a los que no desconfían. Los razonamientos retorcidos alejan de Dios, y su poder, sometido a prueba, pone en evidencia a los necios. La sabiduría no entra en alma de mala ley ni habita en cuerpo deudor del pecado. El espíritu educador y santo rehúye la estratagema, levanta el campo ante los razonamientos sin sentido y se rinde ante el asalto de la injusticia. La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres que no deja impune al deslenguado; Dios penetra sus entrañas, vigila puntualmente su corazón y escucha lo que dice su lengua. Porque el espíritu del Señor llena la tierra y, como da consistencia al universo, no ignora ningún sonido.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 138,1-3a.3b-6.7-8.9-10

R/.
 Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso. R/.

Todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco. R/.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
 R/.


Lectura del santo evangelio según san Lucas (17,1-6):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Lo siento", lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.»

Palabra del Señor



El principio de la Sabiduría

Empezamos hoy el libro de la Sabiduría, del cual leeremos sus principales apartes durante esta semana. Por qué leer el libro de la Sabiduría? Este libro desconocido y a menudo extraño ofrece una multitud de reflexiones sobre el comportamiento moral de los individuos, su concepción de Dios y su acción en el mundo. Este libro interroga también sobre el sentido de la sabiduría en nuestros días. Su autor testimonia con fuerza la fe y la tradición judías dentro de una cultura pagana y multiforme, la de Alejandro Magno a comienzos de nuestra era. Este libro anuncia además, algunas ideas retomadas por los autores cristianos (Pablo y Juan) para hablar de Jesús. Hoy, aún, pedir la sabiduría y referenciar su acción en los eventos puede ayudar a discernir y escoger un camino de vida.
Este libro es como una puerta abierta. A quién va dirigido? a toda persona que busca conducir su vida de una manera recta y justa.
El programa del libro es mostrar que Dios es accesible para todos. Buscar a Dios compromete a la persona entera. Apertura de espíritu y gusto por la justicia son algunas de las condiciones necesarias para acoger el mensaje de Dios y aprender la sabiduría.


El perdón, una fuerza


En el Evangelio podemos ver que perdonar no quiere decir aceptar todo. A veces es necesario denunciar el mal para ayudar al otro a corregir su falta. Perdonar hasta 7 veces, es decir hasta la perfección, e indica que todo perdón tiene su fuente en Dios. Todavía es necesario creer que es posible. Y si perdonar nos hiciera crecer en la fe? Entonces, nuestra fe tendría efectos sorprendentes.

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