23 de noviembre del 2017 Jueves de la 33a semana del TO o San Clemente I, Papa
(Lucas 19, 41-44) Jesús
jamás intentó imponer la fe a nadie. Si nosotros mostramos pruebas de compasión y tolerancia con aquellos
que no piensan igual que nosotros, podremos entonces descubrir el camino de la
paz.
Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Macabeos (2,15-29):
En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza llegaron a Modín, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron: «Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de grandes del reino, os premiarán con oro y plata y muchos regalos.»
Pero Matatias respondió en voz alta: «Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres. El cielo nos libre de abandonar la ley y nuestras costumbres. No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda.»
Nada más decirlo, se adelantó un judío, a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modin, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatias se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y entonces mismo mató al funcionario real, que obligaba a sacrificar, y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Fineés a Zinirí, hijo de Salu.
Luego empezó a gritar a voz en cuello por la ciudad: «El que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, ¡que me siga!»
Después se echó al monte con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenía. Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir según derecho y justicia.
Palabra de Dios
En aquellos días, los funcionarios reales encargados de hacer apostatar por la fuerza llegaron a Modín, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos. Matatías se reunió con sus hijos, y los funcionarios del rey le dijeron: «Eres un personaje ilustre, un hombre importante en este pueblo, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de grandes del reino, os premiarán con oro y plata y muchos regalos.»
Pero Matatias respondió en voz alta: «Aunque todos los súbditos en los dominios del rey le obedezcan, apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la alianza de nuestros padres. El cielo nos libre de abandonar la ley y nuestras costumbres. No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión a derecha ni a izquierda.»
Nada más decirlo, se adelantó un judío, a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modin, como lo mandaba el rey. Al verlo, Matatias se indignó, tembló de cólera y en un arrebato de ira santa corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y entonces mismo mató al funcionario real, que obligaba a sacrificar, y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Fineés a Zinirí, hijo de Salu.
Luego empezó a gritar a voz en cuello por la ciudad: «El que sienta celo por la ley y quiera mantener la alianza, ¡que me siga!»
Después se echó al monte con sus hijos, dejando en el pueblo cuanto tenía. Por entonces, muchos bajaron al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir según derecho y justicia.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 49,1-2.5-6.14-15
R/. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios
El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R/.
«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.
«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.
R/. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios
El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece. R/.
«Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.
«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,41-44):
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida.»
Palabra del Señor
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Resistencia radical
Hoy saltamos atrás y volvemos al primer libro de los Macabeos
y vemos cómo un hombre líder israelita llamado Matatías se rebela contra el
opresor, él se sostiene hasta el final fiel a la Ley de Moisés. Él mismo se
rehúsa a practicar los sacrificios paganos exigidos. Él no duda en matar a
aquellos que los practican…Él no hace ninguna concesión. Con una radicalidad
que puede parecer chocante hoy, él asesina aquellos que se oponen a los
mandamientos de Dios, tantos a israelitas como a oficiales del rey.
En el Evangelio, vemos a Jesús contemplando la ciudad santa
Jerusalén. Pero Jesús en un momento dado llora, en su tristeza, Jesús le
reprocha a Jerusalén no haber reconocido
"El momento en que Dios le visitaba". Al inicio y al final de la
escena, el mismo reproche se repite: "No has reconocido el momento de la
venida de tu Dios". No has reconocido su rostro , que no era aquel que
querías. Tu deseabas imponerle una figura y una intervención fulgurantes, que
tu egoísmo proyectaba en Él. En lugar de la venganza y la fuerza militar, Él
venía a servir por amor. Al no reconocerlo, Jerusalén lo ha rechazado como
rechaza a un falso profeta y lo clavado en una cruz.
En esta Cruz, Jesús, el servidor de Dios, moría desnudo, en una pobreza total, desprovisto de toda fuerza. Es dentro de este despojo que su amor desplegaba todo su poder. Al rechazar a Dios que se presentaba en la pobreza y la humildad, Jerusalén, y toda persona que no lo reconoce, por seguir solo sus sueños, se condenan ellos mismos.
En esta Cruz, Jesús, el servidor de Dios, moría desnudo, en una pobreza total, desprovisto de toda fuerza. Es dentro de este despojo que su amor desplegaba todo su poder. Al rechazar a Dios que se presentaba en la pobreza y la humildad, Jerusalén, y toda persona que no lo reconoce, por seguir solo sus sueños, se condenan ellos mismos.
Oración:
Señor Dios nuestro:
Buscamos el camino de la paz de Jesucristo, tu Hijo.
Que ojalá seamos tu pueblo escogido,
reconociendo día a día el tiempo de tu visitación.
Deseamos que hoy mismo sea el momento
en que estemos abiertos a tu venida,
acogiendo las palabras que nos hablas,
acogiendo a la gente que encontramos
y a los que claman por compasión
y por un poco de calor humano.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
Buscamos el camino de la paz de Jesucristo, tu Hijo.
Que ojalá seamos tu pueblo escogido,
reconociendo día a día el tiempo de tu visitación.
Deseamos que hoy mismo sea el momento
en que estemos abiertos a tu venida,
acogiendo las palabras que nos hablas,
acogiendo a la gente que encontramos
y a los que claman por compasión
y por un poco de calor humano.
Te lo pedimos en el nombre de Jesús, el Señor.
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