Santo del día:
Santiago el Mayor, Apóstol
Siglo I. Junto con su hermano Juan, estuvo vinculado a momentos clave de la vida de Cristo, en particular la Transfiguración y Getsemaní. Fue el primero de los apóstoles en sufrir el martirio. Su culto culminó en Compostela.
Frágiles!
( 2 Corintios 4, 7-15) Pablo nos advierte: las situaciones angustiosas forman parte del destino de los portadores del Evangelio. En efecto, la fe no nos exime de enfrentarnos a nuestros límites, sino todo lo contrario. Ella es testimonio, en la humildad de la carne, de que la vida de Dios se abre camino en el corazón de nuestros callejones sin salida. Es a través de la vulnerabilidad de los Apóstoles que resplandece la fuerza de Dios, la cual nos conduce de vida en vida a través de muchas muertes.
Jean-Marc Liautaud, Fondacio
Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (4,7-15):
Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 66
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R/.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra. R/.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe. R/.
Aclamación
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.
V. Yo los he
elegido del mundo —dice el Señor—, para que vayan y den fruto, y su fruto
permanezca. R.
Evangelio
Mt
20, 20-28
Mi
cáliz lo beberán
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
EN aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus
hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el
otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberán; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a
mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y
llamándolos, Jesús les dijo:
«Saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los
oprimen. No será así entre ustedes: el que quiera ser grande entre
ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser primero entre ustedes, que
sea su esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar
su vida en rescate por muchos».
Palabra de Dios.
1
✝️ Introducción:
Queridos hermanos y hermanas:
En el marco de este Año Jubilar, en el que
todos somos convocados como peregrinos de la esperanza, la Iglesia
celebra hoy con gozo y solemnidad la fiesta del apóstol Santiago el Mayor,
hijo del trueno, primer mártir entre los Doce, sembrador del Evangelio hasta
los confines de la tierra, y patrono de España y de tantos caminos de fe.
Pero no podemos olvidar que este día jubilar tiene
también un matiz penitencial: en la fragilidad del apóstol, en sus
caídas, en sus ambiciones desbordadas, descubrimos también nuestras propias
debilidades. Hoy, pues, oramos por el perdón de nuestros pecados, y
conmovidos por la entrega martirial de Santiago, pedimos también por todos los
que sufren en el alma y en el cuerpo, para que encuentren en Cristo su
consuelo, su fuerza y su resurrección.
🕯️ 1. “Llevamos
este tesoro en vasijas de barro” (2 Cor 4,7)
El apóstol Pablo, en la primera lectura, nos ofrece
una imagen profundamente humana: vasijas de barro. Así se describe a sí
mismo y a sus compañeros de misión. No son superhombres, no están exentos del
dolor, la persecución ni el fracaso. Son falibles, son frágiles, limitados, y sin embargo, portadores
de un tesoro.
Ese tesoro es el Evangelio de Cristo, y
brilla con más fuerza cuando se manifiesta en medio de la debilidad. Así fue
Santiago: impulsivo, a veces intolerante (Lc 9,54), ambicioso (Mt 20,20-28),
pero transformado por el amor del Señor hasta entregar su vida. La fragilidad
del apóstol no fue un obstáculo para la gracia, sino el espacio en el que la
gloria de Dios se manifestó.
🙏 2. La
petición osada de una madre: ambición, ternura y corrección (Evangelio: Mt
20,20-28)
El Evangelio de hoy nos sitúa ante una escena muy
humana: la madre de los hijos de Zebedeo pide para Santiago y Juan los
primeros puestos en el Reino. No es solo una ambición egoísta: es también el
deseo de una madre que ama profundamente a sus hijos.
Jesús no la reprende duramente, pero redimensiona
el deseo: "¿Pueden beber el cáliz que yo voy a beber?" Les
habla de un camino distinto: el del servicio, el del sacrificio, el del don
total. Santiago no solo escuchó estas palabras: las vivió hasta el martirio,
siendo el primero de los Doce en derramar su sangre por Cristo (Hch 12,2).
La escena es también una catequesis para nosotros:
¿a qué aspiramos como discípulos? ¿Buscamos puestos, reconocimientos, títulos?
¿O nos dejamos formar por el Señor en la escuela del servicio humilde y
gratuito?
🌿 3. El
martirio de Santiago: fecundidad en medio de la persecución
La sangre de los mártires, decía Tertuliano, es semilla
de cristianos. La de Santiago lo fue. Aquel joven pescador galileo,
impetuoso y vehemente, fue transformado por el Espíritu en testigo valiente y
fecundo.
Su predicación —según la tradición— lo llevó hasta
la península ibérica. Su cuerpo descansa en Compostela, meta de millones de
peregrinos. Pero lo más importante no está en su tumba, sino en su ejemplo
vivo de entrega total. A través de muchas “muertes” —como dice San Pablo—,
Dios condujo a Santiago de vida en vida.
💧 4. Año
jubilar: caminar con esperanza, aun en medio del dolor
Este año nos invita a ser peregrinos de
esperanza, pero no con optimismo ingenuo, sino con la firme certeza de que Dios
abre caminos en los callejones sin salida. Muchos hoy están “atribulados,
perseguidos, derribados” (cf. 2 Cor 4,8-9). Pensemos en quienes:
- Luchan
contra enfermedades incurables.
- Viven
el drama del exilio o la guerra.
- Llevan
en su corazón heridas del pasado.
- Se
sienten solos, olvidados, desesperanzados.
A todos ellos, Santiago les recuerda que la cruz
no es el final, que en cada dolor compartido con Cristo hay una promesa de
resurrección. Que, incluso si somos vasijas de barro, la luz del Resucitado
brilla en nuestra debilidad.
🕯️ 5.
Intención penitencial: reconocer nuestras sombras
Pero también es un día para pedir perdón.
Santiago, como nosotros, tuvo momentos de ambición, de intolerancia, de
orgullo. Y, sin embargo, fue alcanzado por la misericordia de Jesús.
Que esta fiesta sea una ocasión para:
- Reconocer
nuestras incoherencias como discípulos.
- Pedir
perdón por nuestra apatía espiritual.
- Clamar
misericordia por los pecados personales y comunitarios.
- Presentar
al Señor las llagas de quienes sufren.
🌾
Conclusión: Peregrinos como Santiago
Queridos hermanos:
Así como Santiago recorrió caminos hasta dar la
vida por su Maestro, también nosotros estamos llamados a caminar, a dar
testimonio en medio de la fragilidad, a servir con alegría, a compartir el
cáliz del dolor y el vino nuevo de la esperanza.
Que María, estrella del camino, nos acompañe. Que
Santiago, patrono de los peregrinos, interceda por nosotros. Y que este Jubileo
sea para todos un renacer de fe, de servicio y de amor.
🙌 Oración final:
Señor
Jesús,
que llamaste a Santiago para seguirte
y lo hiciste testigo fiel hasta la muerte,
mira nuestra fragilidad de barro
y derrama tu Espíritu en nuestros corazones.
Perdona nuestras faltas,
cura nuestras heridas,
y haznos peregrinos de esperanza
en medio de un mundo herido.
Amén.
2
📖 Introducción: el llamado al
seguimiento valiente
Queridos
hermanos y hermanas en el Señor:
Hoy la
Iglesia se reviste de fiesta para honrar al apóstol Santiago el Mayor,
uno de los primeros en ser llamado por Jesús, uno de los más cercanos a Él, y
el primero entre los Doce en ofrecer su vida como mártir del
Evangelio.
Pero esta
fiesta no es sólo conmemorativa: es una llamada viva a beber el cáliz
del Señor, a seguirlo hasta el final, a comprometernos con Él en la entrega
diaria, incluso cuando implique cruz, dolor o incomprensión. En este Año
Jubilar, en el que caminamos como peregrinos de la esperanza, la
figura de Santiago nos desafía a vivir la fe no como privilegio, sino como
misión. Hoy oramos por el perdón de nuestros pecados, y elevamos
súplicas por los que sufren en el alma y en el cuerpo, para que
encuentren consuelo en la fidelidad del Señor.
🏞️ 1. “¿Pueden beber el cáliz
que yo voy a beber?” (Mt 20,22)
La escena
evangélica es profundamente humana y espiritual. La madre de los Zebedeos,
movida por el amor, por la ambición maternal o por un deseo sincero de grandeza
para sus hijos, hace una petición: que Santiago y Juan se sienten a la derecha
y a la izquierda de Jesús en su Reino.
Jesús no
la reprende, pero cambia la lógica de la ambición. Él no ofrece tronos,
sino un cáliz para beber. Un cáliz de entrega, de renuncia, de pasión.
Y
Santiago, junto a Juan, responde con firmeza: “Podemos”. Una afirmación
valiente, aunque tal vez aún inmadura, sin comprender del todo el peso de esa
copa. Y sin embargo, Jesús les anuncia: “Mi cáliz lo beberán”. Santiago
lo hará plenamente en el año 44 d.C., cuando Herodes lo haga decapitar, según
nos cuenta el libro de los Hechos (Hch 12,2).
💧 2. Beber el cáliz: camino de
transformación
Este
cántico de sacrificio es el que nos une hoy también a nosotros. La vida
cristiana auténtica es participación en el cáliz del Señor, es decir, en su
pasión, en su amor oblativo, en su entrega por los demás.
Y es aquí
donde el comentario que meditamos cobra profundidad: “El camino hacia el
Reino pasa por el cáliz de Cristo”. Quien quiere compartir su gloria, debe
abrazar también su cruz.
Santiago,
en sus primeros pasos, no lo entendía del todo. Como nosotros, muchas veces
buscaba ser el primero. Pero el seguimiento de Jesús lo transformó: del trono
deseado pasó a la cruz aceptada; del pescador ambicioso al mártir generoso.
🕊️ 3. El apóstol falible: de
vasija de barro a testigo glorioso (2 Cor 4)
San
Pablo, en la segunda lectura, nos lo dice con claridad: “Llevamos este
tesoro en vasijas de barro”. Los apóstoles no eran superhéroes. Eran
hombres frágiles, como tú y como yo. Santiago era humano, impetuoso, incluso
intolerante al inicio (Lc 9,54), pero Dios escribe su historia con tinta de
misericordia.
La vida
cristiana no es ausencia de pruebas, sino manifestación de la gloria de Dios
en medio de nuestra debilidad. Dios no nos exige perfección, sino
fidelidad. No espera que no caigamos, sino que nos levantemos con Él y
caminemos hacia Jerusalén, hacia el cumplimiento de nuestra vocación.
🌅 4. La esperanza del sembrador:
el fruto escondido (Salmo 125)
El salmo
de hoy nos regala una imagen profundamente esperanzadora: “Los que sembraban
con lágrimas, cosechan entre cantares”. Santiago sembró con su sangre. Su
misión no fue vana. Su martirio fue semilla. Y esa semilla ha dado fruto a lo
largo de los siglos, en millones de peregrinos que lo han seguido hasta Compostela,
y en tantos misioneros que han seguido su ejemplo, desde los caminos de Europa
hasta los confines del mundo.
Tú y yo
también sembramos, a veces entre lágrimas, en el dolor, en el esfuerzo cotidiano.
Pero Dios no olvida nuestra siembra. Él convierte la vasija rota en cántaro de
gracia. Él transforma la cruz en esperanza.
🤲 5. Día penitencial: reconocer
nuestras intenciones mezcladas
Hoy, en
este día penitencial, podemos reconocernos en la figura de Santiago
antes de su conversión final: muchas veces pedimos cosas a Dios con intenciones
mezcladas, con egoísmos escondidos, con deseos de grandeza camuflados de
espiritualidad.
Pero
Jesús no nos rechaza por eso. Nos educa en el camino del amor. Nos
pregunta con ternura: “¿Puedes beber el cáliz?” Y nos ofrece una nueva
oportunidad para purificar nuestras intenciones, para renovar nuestro sí
con madurez, con humildad y con valentía.
Pidamos
perdón por nuestras ambiciones vacías, por nuestras búsquedas de poder, por
nuestras incoherencias como discípulos. Hoy más que nunca necesitamos un
corazón contrito, dispuesto a seguir al Maestro hasta la cruz y más allá.
💔 6. Orar por quienes sufren: el
cáliz de tantos crucificados
En este
contexto jubilar, no podemos olvidar a los hermanos que beben el cáliz del
sufrimiento: enfermos, migrantes, perseguidos, víctimas de violencia o
abandono, los que llevan heridas en el alma que nadie ve.
Hoy queremos
unir nuestro cáliz al suyo. Que el sufrimiento de tantos no sea en vano. Que
nuestra fe no se aparte de ellos. Que el seguimiento de Cristo nos impulse a servir,
aliviar, acompañar, como verdaderos hijos del trueno, no para dominar, sino
para amar hasta el extremo.
🌟 Conclusión: “Señor, sí podemos”
Querida
comunidad:
Hoy, ante
el altar, volvamos a escuchar la voz de Jesús: “¿Pueden beber el cáliz?”.
Y como
Santiago, con humildad y valentía, respondamos: “Podemos”. Porque
sabemos que ese cáliz es el único que nos lleva al Reino. Porque no estamos
solos. Porque Él ya lo ha bebido por nosotros.
Que
María, Reina de los Apóstoles, nos acompañe. Que Santiago interceda por nuestra
fidelidad. Y que este Año Jubilar sea para nosotros un tiempo de
conversión, esperanza y entrega misionera.
🙏 Oración final:
Señor
Jesús,
tú llamaste a Santiago desde su barca,
lo formaste en el fuego de tu amor,
y lo hiciste primero entre los mártires.
Hoy
queremos seguirte también nosotros.
Perdona nuestros pecados,
purifica nuestras intenciones,
y ayúdanos a beber contigo el cáliz del amor entregado.
Te
encomendamos a quienes sufren en el alma y en el cuerpo.
Haznos testigos de tu Reino,
peregrinos de esperanza,
y siervos de todos.
Amén.
📅 25 de julio: San Santiago, Apóstol — Fiesta
Siglo I – c. 44 d.C.
Patrono de herreros, farmacéuticos, jinetes, sombrereros, obreros, peregrinos,
caballeros, soldados, curtidores, veterinarios y de varios países y ciudades,
incluyendo Santiago de Compostela, España.
Invocado contra la artritis y el reumatismo.
📜 Cita
bíblica:
Entonces Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se
acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que
vamos a pedirte.” Él les preguntó: “¿Qué quieren que haga por ustedes?” Le
respondieron: “Concédenos que uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro
a tu izquierda cuando estés en tu gloria.” Jesús les dijo: “No saben lo que
están pidiendo. ¿Pueden beber el cáliz que yo voy a beber, o ser bautizados con
el bautismo con que yo seré bautizado?” Ellos respondieron: “Podemos.” Jesús
les dijo: “El cáliz que yo bebo, lo beberán; y serán bautizados con el bautismo
con que yo seré bautizado. Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me
corresponde a mí concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado.”
Cuando los otros diez oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan.
~Marcos 10,35–41
✨
Reflexión:
Entre los Doce Apóstoles había dos llamados
Santiago: Santiago, hijo de Zebedeo, y Santiago, hijo de Alfeo. El primero es
tradicionalmente llamado Santiago el Mayor, y el segundo, Santiago el
Menor, quizás porque el primero era más alto o, más probablemente, por la
mayor relevancia que tuvo Santiago el Mayor en la narrativa evangélica.
Santiago el Mayor, a quien hoy honramos, era hermano
de Juan, el autor del cuarto Evangelio. Se cree tradicionalmente que su
madre era Salomé, identificada como hermana de la Santísima Virgen
María. Por tanto, si Salomé y María eran hermanas, entonces Santiago y Juan
serían primos de Jesús.
En el Evangelio de Juan (Jn 1,35–51), dos
discípulos de Juan el Bautista estaban con él cuando vieron pasar a Jesús. El
Bautista dijo: “He aquí el Cordero de Dios.” Entonces, los dos
discípulos dejaron al Bautista y siguieron a Jesús. Uno de ellos era Andrés, y
el otro se cree tradicionalmente que era Santiago el Mayor. Los Evangelios de
Mateo y Marcos narran el llamado de Santiago de forma diferente:
[Jesús] avanzó un poco más y vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano
Juan. Estaban en la barca remendando las redes. Los llamó, y ellos dejando a su
padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, lo siguieron (Marcos
1,19–20).
Santiago y Juan probablemente provenían de una familia
acomodada. Su padre Zebedeo posiblemente empleaba a otros pescadores. Su
madre, Salomé, era una de las mujeres que sostenía a Jesús y a los discípulos
con sus propios bienes. Y Juan fue quien recibió de Jesús el encargo de
cuidar a la Virgen María, lo cual sugiere también que tenía los medios para
hacerlo.
Entre los Doce Apóstoles, Pedro, Santiago y Juan
fueron testigos de tres acontecimientos especiales en los que no participaron
los demás:
1. Cuando Jesús curó a la hija de
Jairo (Mc 5,37).
2. En la Transfiguración en el monte
(Mt 17,1–9; Mc 9,2–8; Lc 9,28–36).
3. Durante la Agonía en el Huerto
de Getsemaní (Mt 26,36–46; Mc 14,32–42).
Aunque se durmieron durante la agonía del Señor, tuvieron
el privilegio de acompañarlo en esos momentos decisivos.
Santiago y Juan también son recordados por su
petición audaz de sentarse a la izquierda y derecha de Jesús en su Reino. En
Mateo, es Salomé quien hace la petición por ellos (Mt 20,20–28); en
Marcos, son los propios hermanos quienes la hacen (Mc 10,35–45).
En Lucas 9,51–56, leemos que Jesús “tomó la
firme decisión de ir a Jerusalén”, donde sabía que sufriría la muerte. En
su camino, envió discípulos a una aldea samaritana para prepararle el paso,
pero los samaritanos no lo recibieron. Entonces Santiago y Juan, en su
celo, le dijeron: “¿Quieres que mandemos que caiga fuego del cielo y los
consuma?” Jesús los reprendió. Fue por ese celo impetuoso y carácter
fuerte que Jesús los llamó “Hijos del Trueno” (Mc 3,17).
La última mención de Santiago se encuentra en
Hechos 12,1–3, donde Herodes Agripa lo martiriza con la espada para
complacer a los judíos fariseos que se oponían a los cristianos. Según Eusebio
de Cesarea, obispo del siglo IV, quien denunció a Santiago acabó convirtiéndose
a la fe, y fue martirizado junto a él.
Una tradición posterior afirma que Santiago viajó
a España para predicar el Evangelio y que luego volvió a Jerusalén, donde
sufrió el martirio. Según esta tradición, su cuerpo fue trasladado
milagrosamente a España, llegando a Compostela, o llevado por sus discípulos.
El lugar de su sepultura se perdió durante siglos, hasta que en el siglo IX un
ermitaño llamado Pelayo vio una estrella o un conjunto de estrellas que
lo condujo al sitio. Tras el hallazgo, el rey Alfonso II mandó construir una
iglesia sobre la tumba. Ese sitio es ahora Santiago de Compostela, que
significa “campo de estrellas”. Desde entonces, es un gran centro de
peregrinación.
El Camino de Santiago es una ruta que parte
de varios puntos de Europa, especialmente Francia, España y Portugal, y culmina
en la Catedral de Santiago de Compostela. El trayecto más largo comienza
en el lado francés de los Pirineos y abarca casi 800 km; otros caminos tienen
menos de 150 km.
Aunque no se conocen muchos detalles ciertos sobre
la vida de Santiago, sabemos que fue testigo de la Transfiguración, de la
agonía de Jesús en el huerto, y que Jesús profetizó que él bebería el mismo
cáliz y recibiría el mismo bautismo (Mc 10,39), claras referencias a su martirio.
No hay duda de que estos momentos lo fortalecieron con gracia y le dieron el
valor para ser el primero de los Apóstoles en morir por Cristo.
🙌
Conclusión:
Al honrar hoy a este santo apóstol, meditemos en su
valentía ante la persecución y la muerte. Que su ejemplo nos inspire a
tener esperanza y fortaleza en medio de nuestras pruebas. Al final, la
fidelidad a Cristo resplandece eternamente, como en la vida y martirio
de Santiago. Pidamos que su ejemplo nos inspire a dar testimonio valiente
del Evangelio allí donde el Señor nos llame.
🙏 Oración:
San
Santiago, Jesús
te llamó Hijo del Trueno por tu celo y carácter impetuoso. Aunque a veces fue
excesivo, Dios usó esas cualidades y las llenó de templanza y valentía
para que dieras testimonio supremo de tu Señor con tu vida.
Ruega por mí, para que yo también tenga el coraje y celo que tú tuviste,
y pueda entregar mi vida como testimonio de la gloria de Jesús, mi Señor.
San Santiago, ruega por mí. Jesús, en Ti confío.
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