4 de mayo del 2020: Lunes de la cuarta semana de Pascua o San Felipe y Santiago apóstoles
La voz del Pastor
"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da
su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no
pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo
hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada
las ovejas."
¿Con
qué estás más familiarizado en la vida? ¿Qué voz o voces hacen eco en tu
mente la mayor parte del tiempo? Hay muchas influencias que recibimos
regularmente. Algunas son buenas y otros no tan buenas.
Muchas
veces podemos convencernos de creer que las muchas "voces" o
influencias que encontramos a diario no nos afectan. Estamos presionados
por la voz de los medios, la cultura pop, el amor al dinero, la sociedad
consumista, el deseo de reconocimiento y mucho más. Estas son influencias
poderosas y, si queremos creerlo o no, nos afectan.
El
Evangelio de hoy nos da una idea de esta lucha interna en el sentido de que
contrasta la voz del Pastor con la voz de un extraño. Las ovejas son
fácilmente adoctrinadas y condicionadas. Aprenden la voz de su pastor
porque era una práctica común para los pastores hablar regularmente con sus
ovejas. Una vez que las ovejas se acostumbraran a la voz del pastor, se
darían vuelta y lo seguirían cuando él llamara.
Así
es con nosotros. Seguiremos la voz de lo que estamos más
familiarizados. Lo que sea en que nos sumerjamos cada día crecerá sobre
nosotros y nos atraerá, incluso sin saberlo, a seguirlo.
Esto
plantea la pregunta: "¿Con qué estás más
familiarizado?" Idealmente, pasamos suficiente tiempo inmersos en la
Palabra de Dios, aprendiendo su idioma, tono y voz. Idealmente, dedicamos
una parte de nuestro día, todos los días, a la contemplación silenciosa de
Dios. Al hacer esto, desarrollamos el hábito de escucharlo hablar y nos
sentimos cómodos y consolados por su voz.
Una
vez que este hábito se establezca en nosotros, será mucho más fácil continuar
con nuestro día ocupado escuchando a Dios cada vez que Él elija
hablar. Inmediatamente reconoceremos que es Él y lo seguiremos.
Reflexiona
hoy sobre lo que te llama más fuerte. No dejes que las muchas otras voces
en nuestro mundo ahoguen la voz de Dios. En vez de eso, prepárate para los
momentos que Él elige hablar. Y cuando hable, deja que esa voz atraiga tu
atención para que puedas seguirla.
Señor,
ayúdame a conocer y amar Tu suave voz a lo largo de mi vida diaria. Que
esa voz abrume a todas los demás que compiten por mi atención. Te elijo,
querido Señor, como mi único Pastor y guía. Jesús, confío en ti.
Que Santiago y San Felipe, apóstoles y miembros privilegiados
del grupo de los 12, intercedan por nosotros, que su testimonio nos ilumine
para que seamos hoy testigos efectivos y afectivos del Señor Resucitado.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones