lunes, 18 de mayo de 2020

Viviendo la Pascua día a día: 19 de mayo del 2020 : 6o martes de Pascua



A veces uno cree que es necesario hacer cualquier cosa para salvarse, como si todo dependiera de nosotros. La salvación es un don de Dios, que es esencial saber acoger con alegría y admiración. Después surge en nosotros el modo de traducir esa alegría y o regocijo por medio de gestos.




Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,22-34):

EN aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados ordenaron que les arrancaran y que los azotaran con varas; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, él los cogió, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo.
A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los presos los escuchaban. De repente, vino un terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo:
«No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí».
El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó:
«Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?»
Le contestaron:
«Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia».
Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.
A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8

R/. Señor, tu derecha me salva

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.

Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.



Lectura del santo evangelio según san Juan (16,5-11):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Palabra del Señor


///

Los inesperados efectos de la Palabra de Dios y el papel del Espíritu Santo

Pablo y Silas están en prisión por algo que no han hecho. El guardián está a punto de suicidarse, cuando en realidad nadie se ha escapado de la cárcel. Los prisioneros al saberse liberados continúan en prisión. Todos los papeles o roles de los personajes que intervienen en este relato, se trastocan. Este es el efecto de la Buena Noticia, nadie puede resistírsele; los prisioneros cantan en sus celdas, el guardián se convierte…

En el evangelio Jesús aparentemente habla de un modo extraño pues habla de un pecado, una justicia y una condena…Esto en el marco de su despedida.

El Espíritu cuando venga, dejará al mundo convicto de un pecado. Qué quiere decir esto?  San Juan Pablo II en 1982, en una de las oraciones del Angelus decía: "En los fundamentos de la misión de Jesús primero y de la Iglesia, está "el dejar al mundo convicto de pecado". A veces, el mundo contemporáneo parece estar muy poco convencido de ello. Y esto, a pesar de ser tan objetiva en el mundo la presencia del pecado y de sus terribles efectos.

Cuán inmensamente necesario es que el Espíritu de verdad convenza al mundo de pecado. Esto quiere decir convicto de pecado, es decir convencido.
Esta "convicción" está en la base de la misión de la Iglesia, especialmente en el tiempo de Cuaresma".

El Espíritu dejará al mundo convencido de una justicia: sí porque Jesús vimos cómo sufrió pero resucitó volviendo al Padre, Dios lo premia y lo justifica.



Y el Espíritu deja al mundo convencido de una condena…sí, ya que quienes acogen al Espíritu verán con claridad que el demonio, Satán, o el maligno,como quiera llamársele, está ya condenado y serán condenados quienes no crean en Jesús. El Espíritu Santo llega para convencer a la humanidad que ellos son pecadores perdidos mientras no sigan a Jesús y acojan al Paráclito…El Espíritu Santo, quiere por el  contrario llevar a todos los hombres hacia Jesús. Pero quienes no crean y lo rechacen, Dios será justo (aunque no estemos muy convencidos de ello), condenándolos en el juicio final, aunque nada sabemos nosotros de su modo de actuar, en el momento de ejercer misericordia.


2



“Pero les digo la verdad, es mejor para ustedes que me vaya. Porque si no me voy, el Abogado no vendrá a ustedes. Pero si me voy, se los enviaré”.




Los corazones de los apóstoles se sentían confundidos. Estaban llenos de dolor, pero también estaban tratando de confiar en lo que Jesús les dijo. Jesús les dijo que estaba ascendiendo a su Padre y que era mejor para ellos que se fuera. ¿Por qué? Porque si Él se va, les enviará el Espíritu Santo.  

A nivel humano, sin duda que fue bastante difícil para los Apóstoles abandonar sus interacciones diarias con Jesús. Ciertamente extrañaron verlo con sus ojos, tocarlo y escucharlo. Pero Jesús dejó en claro que, aunque se fuera, estaría con ellos siempre. Y también enviaría al Espíritu Santo sobre ellos para guiarlos, darles coraje y enseñarles toda la verdad. Ahora serían su presencia en el mundo por el poder del Espíritu Santo.

Nunca tuvimos el privilegio de ver a Jesús como lo hicieron los apóstoles. Pero tenemos el mismo privilegio de que Él esté con nosotros siempre. Y tenemos el mismo privilegio de recibir la plenitud del Espíritu Santo. Esto es bueno. Es muy bueno. Pero es un bien que a menudo ni lo notamos. Es posible que hayamos sido confirmados, pero también podemos fallar en no dejar entrar al Espíritu Santo para que transforme nuestras vidas.  

En menos de dos semanas, celebraremos la solemnidad de Pentecostés. Esta es la celebración anual del cumplimiento de esta promesa de Jesús. En ese día conmemoramos el hecho de que el Espíritu Santo ha venido y que ahora estamos en el tiempo del Espíritu Santo. 

Reflexiona hoy y en las próximas semanas sobre el Espíritu Santo. Admítete humildemente si necesitas dejar que el Espíritu Santo se vuelva más vivo en tu vida. 

Confía en que Jesús quiere que lo recibas en su plenitud. Y no tengas miedo de dejar que esta unión tenga lugar.
Espíritu Santo, por favor ven a mí. Ayúdame a avivar el fuego de Tu presencia en mi vida. Que pueda recibirte a ti, quien fue prometido por Jesús en tu plenitud. 

Espíritu Santo, Divino Jesús, Padre Misericordioso, confío en ti.

1 comentario:

Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones




Entrada destacada

1o de enero del 2017: Solemnidad de Santa María Madre de Dios

Reemprender el camino La palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir escuchando nuestra memoria, como María. En el moment...