Viviendo la Pascua día a día: 15 de mayo del 2020, viernes de la quinta semana de Pascua o San Isidoro de Sevilla



(Hechos 15, 22-31 y Juan 15, 12-17) La experiencia vivida en la joven e incipiente Iglesia, viene a demostrarnos hasta qué punto es importante respetar el camino de fe de la gente, de preocuparse por lo esencial… ¿Y qué es lo esencial para un discípulo de Cristo? “Ámense (…) como yo los he amado”.



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,22-31):

EN aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabá, y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la comunidad y entregaron la carta. Al leerla, se alegraron mucho por aquellas palabras alentadoras.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 56,8-9.10-12

R/.
 Te daré gracias ante los pueblos, Señor

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora
R/.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria
R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,12-17):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor




"No fueron ustedes los que me eligieron, sino que fui yo quien los elegí y los llamé por su nombre para que fueran a dar frutos que permanecerán".  


A los niños les encanta los juegos. Cuando un juego se organiza entre dos equipos, los niños a menudo se alinearán y esperarán a ser elegidos. Cada niño espera ser elegido primero. Afirma ser querido por el equipo. Cuando un niño es elegido por última vez, esto puede ser difícil e hiriente.

Esto revela el deseo dentro de cada uno de nosotros de pertenecer y ser deseado. La buena noticia es que Dios nos elige a cada uno de nosotros. Él nos quiere como miembros de su familia y quiere que le pertenezcamos. Esto es esencial para entender y, cuando se entiende, es muy afirmativo.

Es una buena práctica espiritual reflexionar regularmente sobre el hecho de que Dios nos eligió incluso antes de que naciéramos. Él nos conocía desde toda la eternidad y puso Sus ojos en nosotros, deseando llevarnos a Su redil. Necesitamos entender esto, aceptarlo y creerlo. Nosotros le pertenecemos.

Dios no solo nos elige para que le pertenezcamos, sino que también nos elige para su misión. Él quiere usarnos para ir y dar fruto para Su Reino. Él quiere usarnos para un propósito sagrado y un llamado divino. Ser miembro de su "equipo" significa que nuestras vidas tienen un propósito y un significado. No importa cuán "no calificados" podamos sentirnos a veces, indignos, no merecedores, debemos recordar que Dios no nos ve de esa manera. Más bien, Él ve el potencial infinito dentro de cada uno de nosotros y elige usar ese potencial para la construcción de Su Reino.

Reflexiona, este día, en dos frases cortas: "Te he elegido" y "Ve y da fruto". Aceptar el llamado de Dios cambiará tu vida y también cambiará la vida de aquellos a quienes estás llamado a servir.

Señor, sé que me has elegido. Acepto tu llamado en mi vida. Acepto el hecho de que me has designado para cumplir tu misión de una manera única y gloriosa. Ayúdame a decir "Sí" continuamente a tu llamada. Jesús, confío en ti.

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