2 de julio del 2020: jueves de la decimotercera semana del Tiempo Ordinario
( Mateo 9:
1-8) Jesús me recuerda hoy que
la primera curación es la del alma y el corazón, lo que nos devuelve nuestro
impulso interno y nos saca de nuestra parálisis. Y curaciones como esa, la
experimentamos todos los días.
Primera
lectura
Lectura de la profecía de Amós (7,10-17):
En aquellos días, Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, envió un mensaje a Jeroboam, rey de Israel: «Amós conjura contra ti en medio de Israel; la tierra ya no puede soportar sus palabras. Porque así predica Amós: "Morirá a espada Jeroboam. Israel saldrá de su país al destierro."»
Dijo Amasías a Amós: «Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país.»
Respondió Amós: «No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel." Y, ahora, escucha la palabra del Señor: Tú dices: "No profetices contra la casa de Israel, no prediques contra la casa de Isaac." Pues bien, así dice el Señor: "Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos e hijas caerán a espada; tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra pagana, Israel saldrá de su país al destierro."»
Palabra de Dios
En aquellos días, Amasías, sacerdote de Casa-de-Dios, envió un mensaje a Jeroboam, rey de Israel: «Amós conjura contra ti en medio de Israel; la tierra ya no puede soportar sus palabras. Porque así predica Amós: "Morirá a espada Jeroboam. Israel saldrá de su país al destierro."»
Dijo Amasías a Amós: «Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá; come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en Casa-de-Dios, porque es el santuario real, el templo del país.»
Respondió Amós: «No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel." Y, ahora, escucha la palabra del Señor: Tú dices: "No profetices contra la casa de Israel, no prediques contra la casa de Isaac." Pues bien, así dice el Señor: "Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos e hijas caerán a espada; tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en tierra pagana, Israel saldrá de su país al destierro."»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 18
R/. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.
R/. Los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos
La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante. R/.
Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R/.
La voluntad del Señor es pura
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R/.
Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(9,1-8):
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados.»
Dijo, dirigiéndose al paralítico: «Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa."» Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor
En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Algunos de los escribas se dijeron: «Éste blasfema.»
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados.»
Dijo, dirigiéndose al paralítico: «Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa."» Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.
Palabra del Señor
1
El profeta Amós a través de
sus palabras cuestiona el establecimiento y su orden. Es un grave error el de
Amasías, sacerdote del santuario de Betel al considerar a Amós como un
concurrente más, un simple espectador presente allí. Amasías denuncia a Amós
ante el rey Jeroboam, pero Amós no depende del poder real, su autoridad le
viene de Dios y asegura su sustento y su vida material, gracia a su trabajo
como pastor de rebaño. Amasías se opone a Dios cuando pretende obstaculizar la
labor profética de Amos y las consecuencias serán graves para este sacerdote
pagano y todos aquellos que lo escucharán…
En el Evangelio, los maestros
de la Ley se sienten incómodos, ver inconformes por las palabras de perdón de
Jesús. Sólo Dios tiene el poder de perdonar! Ellos piensan que la limitación,
la parálisis del hombre es un castigo de Dios. Jesús contradice sus pensamientos
y creencias y libera al paralítico dos veces, primero con el perdón y luego por
la sanación física. La multitud comprende entonces que Dios le ha dado a Jesús
el poder de perdonar.
2
Coraje para buscar el perdón
Viendo la fe que tenían, dijo al
paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados.»
Esta historia concluye con Jesús sanando al
paralítico y diciéndole que "se levante, recoja su camilla y se vaya a
casa". El hombre hace exactamente eso y la multitud está
asombrada.
Hay dos milagros que suceden aquí. Uno es
físico y el otro es espiritual. La espiritual es que los pecados de este
hombre son perdonados. El físico es la curación de su
parálisis.
¿Cuál de estos milagros es el más importantes ¿Cuál crees que el
hombre más deseaba?
Es difícil responder la segunda pregunta ya
que no conocemos los pensamientos del hombre, pero la primera pregunta es
fácil. La curación espiritual, el perdón de sus pecados, es de lejos el
más importante de estos dos milagros. Es lo más significativo porque tiene
consecuencias eternas para su alma.
Para la mayoría de nosotros, es fácil orarle a
Dios por cosas como una curación física o similar. Puede que nos resulte
bastante fácil pedirle favores y bendiciones a Dios. Pero, ¿qué tan fácil
es para nosotros pedir perdón? Esto puede ser para muchos más difícil de
hacer porque requiere un acto inicial de humildad de nuestra parte. Requiere
que primero reconozcamos que somos pecadores que necesitamos perdón.
Reconocer nuestra necesidad de perdón requiere
valor, pero este valor es una gran virtud y revela una gran fortaleza de
carácter de nuestra parte. Venir a Jesús a buscar su misericordia y perdón
en nuestras vidas es la oración más importante que podemos hacer y el fundamento
de todo el resto de nuestras oraciones.
Reflexiona hoy sobre cuán valiente eres al
pedirle perdón a Dios y cuán humildemente estás dispuesto a reconocer tu
pecado. Hacer un acto de humildad como este es una de las cosas más
importantes que puedes hacer.
Señor, dame valor. Dame valor,
especialmente, para humillarme ante Ti y reconocer todos mis pecados. En
este humilde reconocimiento, ayúdame a buscar también tu perdón diario en mi
vida. Jesús, confío en ti.
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