9 de julio del 2020: Bienaventurada Virgen María del Rosario de Chiquinquirá, patrona de Colombia
El
9 de julio se celebra la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que fue proclamada por el Papa Pío
VII, en 1829, como Patrona de Colombia otorgándole su propia fiesta litúrgica.
En 1919 fue coronada canónicamente luego que el Papa Pío X firmara el decreto.
El Santuario de la Patrona de
Colombia, declarado Basílica en 1927 por el Papa Pío XI, es visitado como cada
año por miles de fieles en especial durante esta fecha.
En
este recinto se encuentra el lienzo con la imagen de Nuestra Señora custodiado
por los dominicos. La imagen muestra a la Virgen María en su advocación del
Rosario y la acompaña San Antonio de Padua y San Andrés el Apóstol.
El lienzo pertenece al arte
colonial colombiano más antiguo y es una manta de algodón de más de un metro,
en un marco con placas del escudo nacional, las diócesis del país y de los
padres dominicos.
La
palabra Chiquinquirá significa lugar de nieblas y pantanos. Esta ciudad se
ubica en el departamento de Boyacá en la región andina del país a más de dos
mil metros de altura.
San
Juan XXIII y San Juan Pablo II tuvieron una especial
cercanía a esta advocación. San Juan XXIII, por ejemplo, con la intención de
pedir por la buena realización del Concilio Vaticano II, en 1960 ofrendó, por medio del
Nuncio en el país, un llamado “cirio de purificación” para ser encendido frente
a la imagen mariana.
En 1986, San Juan Pablo II visitó la Basílica y consagró Colombia a la Virgen
María, pidiendo que conceda “el don inestimable de la paz, la superación de
todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos”.
Primera
Lectura
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
1,
3-6. 11-12
Hermanos:
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos
eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e
irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que,
por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos
la gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
Con
Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por
decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza
continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
¡Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre!
Salmo 112
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.
Desde la salida del sol hasta su
ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo.
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo.
¿Quién como el Señor, Dios
nuestro,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar el cielo y la tierra?
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para sentarlo entre los príncipes,
entre los nobles de su pueblo.
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar el cielo y la tierra?
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para sentarlo entre los príncipes,
entre los nobles de su pueblo.
Lectura
del Santo Evangelio Según San Lucas 11:27-28
En
aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío
levantó la voz, diciendo: "Dichoso el vientre que te llevó y los pechos
que te criaron." Pero él repuso: "Mejor, dichosos los que escuchan la
palabra de Dios y la cumplen."
Palabra del Señor
Reflexión
El evangelio
de hoy es bien breve, pero encierra un significado importante en el conjunto
del evangelio de Lucas. Nos da la clave para entender lo que Lucas enseña
respecto de María, la Madre de Jesús. La respuesta de Jesús, ante la
exclamación de la mujer, no la dio menospreciando a su Madre. Jesús no rechaza
el elogio, pero no duda en ubicarlo en su lugar: porque María es feliz, pero en
primer lugar porque ha escuchado la Palabra de Dios, porque ha creído en ella.
Es porque con su vida ha hecho realidad sus palabras al ángel: «yo soy la
servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra». María encarna el ideal de
todo creyente, y es siguiendo su ejemplo que podemos encontrar, nosotros
también, el camino de la felicidad. Hoy todos debemos hacer algo semejante a lo
que hizo María: concebir y dar la luz. “Concebir” la Palabra a través de la
escucha y “Dar a luz la palabra” es decir, cumplirla.
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Jesús debió encantarle oír esta alabanza a su Madre. Pero Él usa esta ocasión para
revelarnos otra dimensión de la bienaventuranza de los oyentes de la Palabra de
Dios
Esa respuesta tan hermosa y
natural de parte de una mujer de la multitud hacia Jesús! Ella expresa esa
emoción predominante, mucho más desde la perspectiva femenina y maternal. Es
Jesús tan real y tangible para mí, que yo algunas veces puedo responderle de
una manera realmente espontánea y personal?
Jesús, te doy gracias por
incorporarme a mí en tus bendiciones. El ángel le dijo a María que ella estaba
bendita, como yo también lo estoy. ¿Quién soy yo entonces? Soy la bendecida o
el bendecido de Dios. Abre mis oídos y permanece en mí siempre, de modo que mi
vida sea una demostración de la palabra de Dios.
referencias:
espaciosagrado.org
https://boosco.org/
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Liturgia del jueves de la decimocuarta semana del tiempo
ordinario
( Mateo 10: 7-15) Proclamar las buenas nuevas de Jesucristo a
través de nuestras vidas es seguir los pasos de los Apóstoles. Como ellos,
estamos llamados a proclamar el reino de Dios a todos aquellos que buscan la
palabra de vida, incluso cuando el camino parece difícil, incluso doloroso.
Primera
lectura
Lectura de la profecía de Oseas (11,1-4.8c-9):
Así dice el Señor: «Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos. Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.»
Palabra de Dios
Así dice el Señor: «Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos. Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 79
R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.
R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve
Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(10,7-15):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»
Palabra del Señor
1
En la primera lectura del
profeta Oseas, con todas esas palabras de violencia y recriminación escuchadas
anteriormente, se habría podido olvidar lo esencial, pues finalmente, la
motivación profunda de Dios es el amor que Él tiene por su pueblo. Y qué
audacia presentar a Dios con tales acentos de ternura como un padre hacia su
hijo pequeño. Los profetas describen con frecuencia a Dios bajo los trazos de
la majestad y del poder. Ellos expresan raras veces la ternura de Dios casi
maternal. Dios ama a cada ser humano quien quiera que sea, como sea, porque Él
es Dios.
En el Evangelio, ¡vemos a los embajadores de choque! Jesús les da a sus
discípulos la misma autoridad que Él ha recibido de Dios: la de predicar y de
sanar. Mateo es explícito, es únicamente a los hijos de Israel que Jesús envía
a sus apóstoles en misión. Sigue una serie de recomendaciones que harán de
ellos buenos embajadores, disponibles, eficaces, al servicio de Dios.
La expresión "sacudan el polvo de los pies", significa romper
todo contacto. Jesús no impone nunca la Palabra de Dios, simplemente la
propone.
2
El costo del Evangelio
“Lo que
habéis recibido gratis, dadlo gratis. “
¿Cuál es el costo del evangelio? ¿Podemos
ponerle un precio? Curiosamente, deberíamos ponerle dos precios. El
primer precio es cuánto debería costarnos recibirlo. El segundo precio es
cuánto cobramos, por así decir, por dar el Evangelio.
Entonces, ¿cuánto debería costarnos el
Evangelio? La respuesta es que tiene un valor infinito. Nunca
podríamos pagarlo monetariamente hablando. El evangelio no tiene precio.
En cuanto a cuánto deberíamos
"cobrar" por dar el Evangelio a otros, la respuesta es que es gratis. No
tenemos derecho a cobrar ni esperar nada para regalar algo que no nos
pertenece. El mensaje salvador del Evangelio pertenece a Cristo y Él lo
ofrece libremente.
Comencemos con la segunda mitad del versículo
anterior: “dadlo gratis”. Esto
nos dice que debemos ofrecer el Evangelio a otros sin cargo. Pero esta
acción de dar libremente el Evangelio trae consigo una especie de requisito
oculto. La entrega del Evangelio requiere que demos de nosotros mismos. Y
eso significa que debemos darnos libremente. ¿Cuál es la justificación
para dar todo de nosotros libremente? La justificación es que hemos recibido
todo "sin costo".
El hecho simple es que el Evangelio se trata
de un regalo totalmente gratis para nosotros que requiere en consecuencia un
regalo totalmente gratuito de nosotros mismos a los demás.
El Evangelio es una persona,
Jesucristo. Y cuando Él venga y viva en nosotros libremente, debemos
convertirnos en un regalo total y gratuito para los demás.
Reflexiona, hoy, tanto sobre tu completa
receptividad del Evangelio como sobre tu completa disposición a dar. Que
tu comprensión y recepción de este glorioso regalo de Dios te transforme en un
regalo para los demás.
Señor, que mi corazón esté abierto para ti de
una manera total para que pueda recibirte como el Evangelio viviente. A
medida que te recibo, ¿puedo a cambio darte a otros en mi misma persona? Jesús,
confío en ti.
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