Viviendo la Pascua día a día: 26 de abril del 2017: 2o miércoles de Pascua
Dios no busca sorprendernos en falta. Él quiere solamente que nuestra
felicidad abrace la suya, que nuestra alegría sea su alegría. Pero esta felicidad
no es posible sino a plena luz, cuando uno no tiene nada que esconder, ni a sí
mismo ni a los otros.
Lectura del santo Evangelio según San Juan 3,16-21
16Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el
que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.17Porque Dios no ha enviado a su
Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.18El que cree en Él,
no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el
Nombre del Hijo único de Dios.19Y el juicio está en que vino
la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas.20Pues todo el que obra el mal
aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.21Pero el que obra la verdad, va
a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
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El inmenso amor de Dios
Compartiendo las verdades de la fe y conversando sobre la
Buena Nueva del Reino con un grupo de jóvenes adultos durante mi experiencia en
Canadá, realicé y me convencí que el versículo más importante de la Biblia está
entre los que leemos en el evangelio de este día, y con el cual comienza:
"Tanto amó Dios al
mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen
en Él, sino que tengan vida eterna" (Juan 3,16).
Para Martín Lutero éste era el versículo preferido y el más
importante de todas las Sagradas Escrituras.
Sí, prácticamente ahí se encuentra resumido el objetivo de la
evangelización, de la misión. En este verso está la razón de ser de nuestra
cuaresma y Pascua.
Juan pone en labios de Jesús esta afirmación que transmite al
maestro y gran sabio de Israel: Nicodemo quien ha venido a visitarlo de noche,
por el miedo al qué dirán, preservando su honor, pero con sed de verdad en
medio de la noche y la clandestinidad.
Así son muchos cristianos y católicos, titubean, andan
tímidos y reticentes en busca de la luz. Como Nicodemo nosotros también creemos
en medio de jornadas de duda, de confusión, de interrogación.
Evoquemos en este día a un santo poco nombrado;
En Roma, san Sotero, papa, del que [san Dionisio de Corinto] alaba su egregia caridad hacia los hermanos y a los extranjeros necesitados y oprimidos por la necesidad o condenados a las minas.
En Roma, san Sotero, papa, del que [san Dionisio de Corinto] alaba su egregia caridad hacia los hermanos y a los extranjeros necesitados y oprimidos por la necesidad o condenados a las minas.
Te bendecimos Señor,
Dios Padre y Creador nuestro,
a Ti que has enviado tu Hijo Único al mundo,
para que tomando carne en la Virgen María
fuera nuestro Salvador.
Te bendecimos, Señor Jesús,
Tú que eres la imagen visible de Dios invisible
y la revelación de la misericordia divina.
Tú nos has amado hasta el extremo, por amor,
muriendo en la Cruz por nosotros.
Tú has resucitado y por tu misterio pascual,
eres la fuente de donde emana la Vida Eterna. Amén!
Dios Padre y Creador nuestro,
a Ti que has enviado tu Hijo Único al mundo,
para que tomando carne en la Virgen María
fuera nuestro Salvador.
Te bendecimos, Señor Jesús,
Tú que eres la imagen visible de Dios invisible
y la revelación de la misericordia divina.
Tú nos has amado hasta el extremo, por amor,
muriendo en la Cruz por nosotros.
Tú has resucitado y por tu misterio pascual,
eres la fuente de donde emana la Vida Eterna. Amén!
(Christian Lépine, Québec-Canadá)
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