Viacrucis para nuestro tiempo
EL VIACRUCIS
ORACIÓN PREPARATORIA
Dios, Padre bueno, por
amor a nosotros, has enviado a tu Hijo a la tierra, que se hizo obediente hasta
la muerte en la cruz, para salvarnos a todos.
- Quiero hoy con mi
pensamiento seguir a Cristo en el camino de la cruz, para abrir más ampliamente
mi alma a toda bondad sin medida, y comprender mejor la gravedad de mis
pecados. Que la contemplación de los sufrimientos de Jesús despierte en mi la contrición
sincera, y la voluntad de corregirme.
- Oh María, Madre de los
dolores, obtenme de Jesús, esta gracia.
Amén!
PRIMERA ESTACION: JESUS ES CONDENADO A MUERTE
Entonces
salió Jesús fuera llevando la corona de espinos y el manto rojo. Pilato les
dijo: «Aquí está el hombre.» Al verlo, los jefes de los sacerdotes y los
guardias del Templo comenzaron a gritar: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»
(Jn 19,5-6)
¡Tú Señor, estás siempre del lado de
aquellos que son acusados injustamente!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Reflexión:
Hemos interrumpido nuestras actividades
del día, para formar ahora un singular tropel. No es una estrella del rock o
cualquier otro espectáculo que nos moviliza. No es un fenómeno de calle sensacionalista. Una
cruz nos reúne. ¡Un condenado
a muerte, que quizás ha pasado desapercibido para muchos de sus contemporáneos!
“He aquí el hombre”, tal fue la exclamación de Pilato, tal fue el grito de San
Juan Pablo II hace 35 años en la UNESCO. Como es posible? Toda la humanidad
significada por el Nazareno? Cuál fue entonces su secreto para irradiar o
brillar sobre la multitud? No era Él, el hijo del carpintero abandonado por sus
discípulos? Lo vemos aquí ahora entre las manos de Pilato. El gobernador no
sabe qué hacer con este reinado que lo supera. Reinado que no es de este mundo.
El púrpura del manto, es color del don sin recompensa. He aquí la sangre
derramada. La corona de espinas es reino del servidor. He aquí el cuerpo
entregado. El Papa Francisco nos interroga: "En
este relato de la pasión hay muchos personajes", dijo el Pontífice.
"Sólo hago esta pregunta: ¿quién soy yo ante mi Señor, ante Jesús? ¿Con
quién de estos personajes me identifico?"
"¿Soy como uno de los que querían matar a
Jesús, como Judas que le traicionó, "¿Soy como los discípulos que se
dormían mientras el Señor sufría? ¿Mi vida está adormecida? ¿Soy como otro
discípulo que quería solucionar todo con la espada? ¿Soy un traidor como Judas,
que fingía amar al Señor pero le traicionó?"
"¿Soy como Pilatos ante la dificultad, me lavo
las manos y no asumo mi responsabilidad, al contrario, dejo que condenen a un
inocente? ¿Soy como los soldados que pegan e insultan humillando a Jesús?
¿Como el Cireneo que ayuda a llevar la cruz? ¿Soy como las valientes mujeres
que le acompañan y permanecen orando y llorando ante el sepulcro? ¿Como
los sacerdotes que bloquean el sepulcro para defender la doctrina y que no
salga la vida?"
"¿Quién soy yo ante la Pasión de mi Señor? Que
todas estas preguntas nos acompañen a lo largo de esta celebración!
ORACIÓN PARA
IRRADIAR A CRISTO (Del Cardenal Newman)
¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espíritu y vida.
Penetra en mí y aduéñate tan por completo de mí que toda mi vida no sea más que una irradiación de la tuya.
Resplandece a través de mí y permanece en mí de tal manera que cada alma con la que entre en contacto pueda sentir tu presencia en mí.
Que, al verme, no me vean a mí, sino a Ti en mí.
Permanece en mí, de suerte que resplandezca con tu mismo resplandor y que mi resplandor sirva de luz para los demás.
Que mí luz venga toda de Ti, oh Jesús: y que ni el rayo más leve sea mío. Sé Tú el que iluminas a otros por mi medio.
Pon en mis labios la alabanza que más te agrada iluminando a otros a mí alrededor. Que, más que con palabras, te pregone con los hechos, con el destello visible del amor que de Ti viene a mí corazón. Amén.
¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya.
Inunda mi alma de tu espíritu y vida.
Penetra en mí y aduéñate tan por completo de mí que toda mi vida no sea más que una irradiación de la tuya.
Resplandece a través de mí y permanece en mí de tal manera que cada alma con la que entre en contacto pueda sentir tu presencia en mí.
Que, al verme, no me vean a mí, sino a Ti en mí.
Permanece en mí, de suerte que resplandezca con tu mismo resplandor y que mi resplandor sirva de luz para los demás.
Que mí luz venga toda de Ti, oh Jesús: y que ni el rayo más leve sea mío. Sé Tú el que iluminas a otros por mi medio.
Pon en mis labios la alabanza que más te agrada iluminando a otros a mí alrededor. Que, más que con palabras, te pregone con los hechos, con el destello visible del amor que de Ti viene a mí corazón. Amén.
SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS ES
CARGADO CON LA CRUZ
Así fue como
se llevaron a Jesús. Cargando con su propia cruz, salió de la ciudad hacia el
lugar llamado Calvario (o de la Calavera), que en hebreo se dice Gólgota. (Jn 19,17)
¡Tú, Señor, soportas con nosotros el
peso de nuestras penas!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Cristo injustamente condenado, toma
la cruz sobre sus hombros. La ha llevado hacia el Calvario, pues es por ella
que Él quiere salvarnos. “Si alguno quiere ser mi discípulo, que tome su cruz y
me siga”, ha dicho Cristo.
-
Nuestras cruces, son nuestros fracasos, nuestras aflicciones,
nuestras preocupaciones, nuestras enfermedades…
-
Señor Jesús, ayúdame a llevar la cruz tras de ti sin quejarme
ni recriminar, y que yo consiga la vida eterna.
_________________________________________________________
Reflexión:
Al Hijo del
Hombre le es impuesta la cruz sobre sus hombros. Cada año, la Iglesia recuerda
este signo que pone al revés todos nuestros esquemas. _¿Esta mañana, no estamos
acaso marchando sobre la más prestigiosa avenida del mundo? ¿No preferiremos
ser discípulos de un Dios glorioso? Hemos entendido la precisión de San Juan?
“El cargaba su propia cruz”. Cristo no hará economía en su última
peregrinación. Nuestro Dios no nos ama por sustitución. Él es el crucificado.
Como dice el apóstol, hemos de fijar nuestra mirada en Él. La Cruz nadie la
recibe por otro, pero cada persona puesta a prueba sentirá hasta qué punto
Jesús lleva su cruz en ella, con ella y por ella. Cristo emprende el camino de
la pasión. No seamos espectadores distantes. No seamos voyeristas, simples
fisgones o espías del sufrimiento. Cojamos la ruta. Recorrámosla juntos.
Tenemos tanta necesidad los unos de los otros.
ORACIÓN
Señor Jesús,
te han tomado prisionero como una presa. Pero eres tú que quieres tomarnos con
una libertad sin igual. Tú has sido cargado con un fardo tan injusto como
irrisorio. Nosotros te miramos sin comprender. El misterio de tu amor nos atrae
por lo tanto y nos empuja hacia adelante. Caminamos a tropezones. Pero por tu
cruz, vamos a descubrir que hemos sido creados por un amor más grande que
nosotros. Bendito seas Tú, oh nuestro rey, por los siglos de los siglos.
TERCERA ESTACIÓN : JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
Pilato se
dirigió a los jefes de los sacerdotes y a la multitud. Les dijo: «Yo no
encuentro delito alguno en este hombre.» (Lc 23,5)
¡Tú Señor,
depositas sobre cada uno de nosotros, tu mirada de amor!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Jesús cae de rodillas bajo el peso de
la cruz. Pero no la rechaza, Él se vuelve a levantar para retomarla para
llevarla más lejos.
-
Es pesado el fardo de las cruces que a veces pesan sobre
nosotros. Caeremos quizás bajo el asalto de las tentaciones y de las adversidades,
o nos dejaremos abatir por el desánimo, la tristeza y el desespero…
-
Señor Jesús, guárdame de las caídas, y si yo caigo, ayúdame a
volverme a levantar.
Amén!
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Reflexión:
En la Biblia,
las cosas importantes se dicen 3 veces. Para acentuar la inmensidad de la
gracia o lo desmesurado de la pena. Dios 3 veces santo. La multitud no ha
ovacionado a Jesús, hace unos días, por un triple Hosanna! Por qué este cambio?
No era bendecido aquel que viene en nombre del Señor? El gobernador romano
deberá firmar su acta de condenación. Que Jesús nos
tenga piedad 3 veces. Dios Trinidad. En el nombre
del Padre, del Hijo, del Santo Espíritu. La señal de la Cruz confiada a nuestra
Iglesia. Como lo decía el Cardinal Lustiger, “esta Trinidad, en nombre de la cual hemos sido bautizados, este gesto
que es la vestidura del cristiano, la señal de la cruz, la manera más simple de
orar”. Tres veces va a caer Jesús.
Escuchemos a
Pilato decir con resonancia tres veces que él es “incapaz” de declarar a Jesús
culpable.
ORACIÓN:
Señor, el peso de la cruz como la violencia de los hombres es muy
pesado. No permitas que nuestros corazones se turben. Danos la seguridad de tu
compañía en nuestra noche. Al verte sucumbir bajo este fardo de la cruz,
concédenos hacer de nuevo nuestra, la bienaventuranza de los artesanos de la
paz, y encontrar los caminos para aliviar cualquier sufrimiento. Amén!
CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
Cerca de la
cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de
Cleofás, y María de Magdala. Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al
discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Después
dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquel momento el discípulo
se la llevó a su casa. (Jn 19,25-27)
¡María,
ayúdanos a consolar a quienes lloran, ayúdanos a hacer lo posible para que
ellos sonrían!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Casi todos han abandonado a Cristo,
pero su madre ha permanecido fiel. Ella ha seguido su Hijo, acompañándole en su
sufrimiento, y ofreciéndolo por la salvación del mundo.
-
¡Oh perfección sinigual del amor materno!
-
Madre Santísima, haz que todas las madres consideren inmenso
y con todo el corazón la salvación de sus hijos, y que los hijos sepan
reconocer y respetar este amor. Amén!
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Reflexión:
Ultima voluntad
de Jesús. Testamento emotivo. El Papa Francisco nos dice: Jesús sufre al ver a su madre
afligida, y María viendo sufrir a su Hijo. Pero de este común sufrimiento nace
la nueva humanidad. «Paz a ti. Te suplicamos, oh Santa llena de gloria, siempre
Virgen, Madre de Dios, Madre de Cristo. Eleva nuestra oración a la presencia de
tu amado Hijo para que perdone nuestros pecados».
Aprendamos de esta estación a
soportar en silencio todos los sufrimientos que la vida nos depara, a confiar
en la misericordia de Dios, aunque no entendamos su lógica ni mucho menos por
qué ocurren las cosas que tanto nos lastiman y que nos hieren profundamente.
Confiemos en que Dios desea lo mejor para cada uno de nosotros, y que no
importa lo que suframos y lamentemos, aun la muerte de un ser querido o nuestra
propia muerte, estemos seguros que el Señor Dios siempre nos llevará hacia
delante y que al final de nuestro peregrinar nos glorificará y nos hará
coherederos de su Reino.
ORACIÓN:
Dios te
salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios
te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros, esos tus ojos misericordiosos.
Y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María!
a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros, esos tus ojos misericordiosos.
Y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María!
QUINTA
ESTACIÓN: SIMON CIRINEO AYUDA A JESÚS A
LLEVAR LA CRUZ
Cuando lo
llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le
cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
(Lc 23,26)
¡Tú Señor, a
cada uno, le tiendes la mano!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Asociado por este servicio, por este
gesto de caridad a la pasión de Jesús, Simón Cirineo ha recibido la gracia de
la FE y la salvación eterna.
-
Nosotros también, debemos saber ayudarnos portando la cruz de
unos y otros: manifestar atención y ternura, compasión, consolar e infundir
ánimo, socorrer a nuestros hermanos en la pena o la necesidad. Cristo ha dicho:
«En verdad les digo que, todo cuanto
hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a
mí.» (cfr. Mt 25,40).
-
Señor Jesús, haz que en cada uno de mis hermanos y hermanas
yo reconozca tu presencia. Amén
_______________________________________________________
Reflexión:
¡Llevar la cruz
tras Jesús! Hemos escuchado bien. Simón Cirineo, en su generosidad, atención y
bondad, sostiene al Señor en su sufrimiento, pero él no le supera. Es Cristo
quien es la Cabeza del Cuerpo. Nosotros le seguimos. Él monta hacia el Gólgota. Simón
Cirineo nos representa, si se puede decir. Dios, en su humanidad, no hace
economía con el peso de la cruz. El ser humano la lleva humildemente con él,
mas es Jesús de Nazaret el crucificado entregado por la multitud. ¿Seremos hoy
Simón Cirineo para nuestros hermanos? ¿No tenderemos más bien a huir al llamado
a la fraternidad que se refleja dolorosamente en el rostro de nuestros
contemporáneos? No nos quedemos egoístamente en nuestro pequeño rincón. El
Señor pasa delante de nosotros. ¿Lo hemos reconocido?
ORACIÓN:
Señor, concédenos la fuerza y la humildad para unirnos a tu agonía en tu
sufrimiento. Presérvanos de contar, de llevar cuentas de la ayuda que
deberíamos darles a quienes cruzamos. Tú has consentido portar las debilidades
que no son las tuyas. Cuando nuestros hermanos sucumban ante las dificultades,
permítenos en la fe, estar a su lado. Haz Señor que se levanten los Simón
Cirineo que espera la humanidad herida.
SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS
“Siempre
tienen a los pobres con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre. Al derramar
este perfume sobre mi cuerpo, ella preparaba mi entierro. En verdad les digo:
dondequiera que se proclame el Evangelio, en todo el mundo, se contará también
su gesto, y será su gloria.» (Mt 26,11-13)
¡Señor, Tú cuidas de todos aquellos
que están agotados, heridos por la vida!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
La multitud se mofa de Jesús, lo
golpea, lo empuja. Pero Verónica, mujer justa, sabe que Él es inocente.
Desafiando la multitud desenfrenada, ella se precipita y enjuaga el rostro de
Jesús. Segura, fuerte y convencida de su FE, no le teme a nadie.
-
Señor Jesús, que tu Gracia asegure mi fe, la fortalezca, para
que nunca me sonroje de Ti, y que siempre y en todo lugar, sin vacilaciones, yo
dé testimonio tuyo.
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Reflexión:
Verónica ha
enjugado el santo rostro de Jesús en el camino de la cruz. Quién es esta mujer
valiente, plena de compasión hacia nuestro Redentor? La hemos llamado Verónica!
Ieros Ikon, que quiere decir imagen
sagrada. Así entonces, por los siglos de los siglos, se les llama así a todas
aquellas personas que sienten compasión, que hoy aun, enjugan el rostro
entumecido de las victimas del mal. ¿Seremos nosotros “Verónica” para nuestros
hermanos y hermanas?
ORACIÓN :
¡Señor Jesús, tu rostro está
magullado y desfigurado por nuestra lasitud! ¿Cómo es posible que Tú, el más
bello de los hijos de los hombres, llegues a ser el sufriente justo? ¿Será
justo en ese momento crucial, que la belleza de tu amor brilla con intensidad?
El profeta Isaías había pintado tu retrato, muchos siglos antes de tu venida.
Los testigos de tu amor dan besos a los leprosos sin sentir repugnancia.
Verónica ha desafiado la multitud que se burlaba de ella. Ella ha conservado
para siempre, las líneas de tu rostro entre nosotros. “Yo busco el rostro, el
rostro del Señor. Yo busco su imagen, en el fondo de sus corazones”.
SÉPTIMA
ESTACION: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
Pilato
convocó a los jefes de los sacerdotes, a los jefes de los judíos y al pueblo y
les dijo: «Ustedes han traído ante mí a este hombre acusándolo de sublevar al
pueblo. Pero después de interrogarlo en presencia de ustedes, no he podido
comprobar ninguno de los cargos que le hacen. (Lc 23,13-14)
¡Señor, Tú
acoges a todos en tu amor!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
A pesar de la ayuda de Simón Cirineo,
Jesús, se debilita, tropieza y cae por segunda vez. En un sobresalto de
energía, se vuelve a levantar y prosigue su camino.
-
En cuanto a nosotros, cualesquiera sean nuestras buenas
resoluciones, ¡cuántas veces no hemos cedido a las mismas tentaciones!
¡Nosotros somos débiles, y a menudo cómplices de nuestras malas inclinaciones!
-
¡Señor Jesús, libérame de las faltas cometidas por costumbre
o lasitud! ¡Por tu gracia vuélveme a poner en el camino del bien!
_________________________________________________________
Reflexión :
Jesús de Nazaret recorría los pueblos y ciudades, haciendo el bien. Curaba
los enfermos, liberaba a los pecadores de todo mal. Predicaba la paz, las
bienaventuranzas. ?o era él todo para todos? ¿Literalmente devorado por la
multitud? He aquí que se le reprocha haber desorientado al pueblo, de haberlo
sacado del camino recto. El mismo Pilato está perplejo. Su jurisdicción no
puede comprender quién es Jesús en verdad. Por segunda vez, él no ha encontrado
nada condenable en este hombre. Pilato es prefecto del derecho romano, el
garante de la paz del imperio. Pilato está ante el príncipe de la paz. Por
segunda vez, Jesús vacila, titubea, es muy pesada esta injustica. Las burlas
del pretorio y de la multitud se hacen insoportables…El Señor se derrumba ante
el yugo del odio. Se estigmatiza al Bien Amado.
ORACIÓN :
Señor Jesús,
mientras que te ves aplastado por el madero de tu cruz, llevas dentro de Ti,
silenciosamente el dolor de la humanidad. Tú lo sabes mejor que nadie, uno no
corre tras la cruz. Pero cuando la cruz se perfila en nosotros, uno se siente
terriblemente solo al asumirla. Ven en ayuda de todos aquellos que caen hoy en
el duro combate de la existencia. Permítenos comulgar con su dignidad que
aspira a volverse a levantar.
.
OCTAVA
ESTACIÓN : JESUS ENCUENTRA LAS MUJERES DE JERUSALEN
Lo seguía
muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban el pecho y se
lamentaban por él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de
Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus
hijos. Porque llegarán días en que se dirá: «Felices las mujeres que no tienen
hijos. Felices las que no dieron a luz ni amamantaron.» Entonces dirán: «¡Que
caigan sobre nosotros los montes, y nos sepulten los cerros!»
Porque si
así tratan al árbol verde, qué harán con el seco?»
Junto con Jesús
llevaban también a dos malhechores para ejecutarlos.
(Lc 23,27-32)
¡Señor, Tú
llamas a cada uno de nosotros a oponerse al mal!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Jesús, completamente adolorido, en
medio del sufrimiento no piensa en sí mismo. Él consuela y reconforta: “no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes
mismas y por sus hijos.”
-
A menudo, nosotros solo nos preocupamos por nosotros mismos y
exigimos más a los demás.
-
¡Señor Jesús, líbrame del egoísmo y abre mi corazón a la
misericordia y a la compasión!
Reflexión:
Camino al
Gólgota hay muchos que se burlan. Pero también hay, muchos, sobre todo, muchas
que lloran. Su corazón sangra ante la más injusta de las condenaciones. Sus
lágrimas son evidentemente en favor de la víctima. ¿Acaso no siguen cayendo
esas lágrimas todavía, sobre cada uno de nosotros? Lamentaciones que traducen
la impotencia ante la dureza del proceso infligido al Hijo del Hombre. ¿Sabemos
nosotros aun llorar hoy? ¿Sabemos aún darnos golpes de pecho? Por lo tanto el
Señor nos dice: Hijas de Jerusalén “no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes
mismas y por sus hijos.” El
discípulo de Cristo llora con quien llora y se regocija con aquel que está alegre.
ORACIÓN:
Señor Jesús, nuestro corazón conoce de
repente el fenómeno de la balanza. O bien nos fijamos en la insensible dureza,
o bien nos perdemos en una afección superficial. No vemos con justeza las
razones para llorar. Tu eres el Santo, todo el mundo se burla de ti. Nuestro corazón está
impregnado de frialdad. La emoción nos gana. Nosotros no contamos más que con nuestros
ojos para llorar, mientras que Tu haces la ofrenda de tu vida. La mañana de
Pascua, nosotros lloramos de alegría. Tú el que está vivo. Cambia profundamente
nuestras emociones y nuestros sentimientos hacia nuestros hermanos.
NOVENA ESTACIÓN: JESUS CAE POR TERCERA VEZ
Por tercera
vez Pilato les dijo: «Pero, ¿qué mal ha hecho este hombre? Yo no he encontrado
nada que merezca la muerte; por eso, después de azotarlo, lo dejaré en
libertad.» Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que fuera crucificado,
y el griterío iba en aumento. (Lc 23,22-23)
¡Tú Señor acompañas a quienes no
pueden más!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Jesús tropieza aún y cae por tierra.
Pero el corazón es fuerte. Él irá hasta el fin, llevando con Él la cruz del
peso de nuestros pecados y del mundo.
-
Fatigante y ruda puede ser también la ruta de la abnegación,
del sacrificio, de la entrega total, de la honestidad. ¿Pero que no haría uno,
como los santos, por Cristo y su Reino?
-
Señor Jesús, concédeme la fuerza de perseverar en tu amor y
en el camino del bien.
Reflexión:
Por tercera vez
Pilato se siente desconcertado. En verdad, no
hay nada de reprensible en este galileo. Él es predicador y artesano del amor. Por qué este
encarnizamiento contra él? El gobernador es un hombre pragmático. En
consciencia, el no sabria cómo condenar a Jesús, pero no puede perder su
autoridad. Él negocia de manera burlona. ¿Infligiría un castigo a Jesús para
asfixiar al odio? Nada hace. Ésta medida a medias es la de la lasitud. La
multitud grita más fuerte aún. Ellos no saben lo que hacen, pero Pilato va a
ceder por una tranquilidad política. Por tercera vez, Jesús está por tierra. La
tierra…símbolo de humildad. Cómo es de difícil doblar la rodilla para reconocer
el terrible peso de nuestro orgullo. Charles Peguy acaso no hablaba “de la
bella genuflexión del hombre libre”? Aquí Jesús, está extendido en el suelo. Su
divinidad es más fuerte aún. Él consiente, permite ser aquel que la
incomprensión aplasta.
ORACION
Señor Jesús,
tu caes de nuevo bajo el peso del pecado del hombre. ¿Cómo has
soportado Tú
esta humillación? ¿Hasta dónde irán los hijos de los hombres en el insulto a tu
gloria? ¿Es posible que tu despojo y desnudez sea la vía del reino? Honor y
Gloria a Ti. De nuestro corazón sube la triple invocación: “¡Señor ten piedad,
Oh Cristo ten piedad, Señor ten piedad!”
DÉCIMA ESTACION: JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Los soldados
romanos llevaron a Jesús al patio del palacio y reunieron a toda la tropa en torno
a él. Le quitaron sus vestidos y le pusieron una capa de soldado de color rojo.
Después le
colocaron en la cabeza una corona que habían trenzado con espinos y en la mano
derecha le pusieron una caña. Doblaban la rodilla ante Jesús y se burlaban de él,
diciendo: «¡Viva el rey de los judíos!» Le escupían en la cara, y con la caña
le golpeaban en la cabeza.
Cuando
terminaron de burlarse de él, le quitaron la capa de soldado, le pusieron de
nuevo sus ropas y lo llevaron a crucificar. (Mt 27,27-31)
¡Señor te pedimos por quienes no
tienen ni techo, ni pan, ni trabajo!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
El camino de la cruz se acaba. Se ha
llegado a la cima del calvario, también es la última humillación infligida a
Jesús. Helo aquí expuesto a la risa del público.
-
El sufrimiento de Jesús expía nuestros pecados de impudor y
sensualidad.
-
Señor Jesús, crea en mí un corazón puro. Consérvame en la
castidad requerida por mi estado. Amén!
______________________________________________________________
Reflexión:
Nuestro Señor
es centro de burlas. Cómo no pensar esta mañana, en nuestros hermanos de
Oriente y del extranjero, perseguidos a causa del Evangelio. ¿Cómo no pensar en
todos aquellos que son intimidados en nuestro país, nuestras comunidades, con
burlas, por el simple motivo de su ética y de su fe? Hoy, a muchos todavía, les
cuesta creer, esperar y amar. El discípulo no es superior a su maestro.
Felices, bienaventurados, son los misericordiosos, ellos obtendrán el perdón
del Señor. Aquel que no renuncia a sí mismo no puede ser amigo de Cristo.
ORACIÓN :
Oremos juntos con el autor del salmo 68:
Por ti fue
que soporté el insulto, y la vergüenza me cubrió la cara; me volví como un
extraño a mis hermanos, un desconocido para los hijos de mi madre.
Si me visto
de luto, ellos se burlan de mí. Respóndeme, Señor, pues tu amor es bondad,
vuélvete hacia mí por tu gran misericordia. No escondas a tu siervo tu rostro,
me siento angustiado, respóndeme pronto.
Ven, acércate
a mí y rescátame, líbrame de tantos enemigos.
Tú conoces
mi humillación, mis adversarios están todos a tu vista.
Tanta ofensa
me ha partido el corazón, mi vergüenza y confusión son irremediables. Esperé
compasión, pero fue en vano, alguien que me consolara, y no lo hallé. En mi
comida me echaron veneno, y para la sed me dieron vinagre.
ONCEAVA
ESTACION: JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Al llegar al
lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, y con él a los malhechores,
uno a su derecha y el otro a su izquierda. (Mientras tanto Jesús decía: «Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen.») Después los soldados se repartieron
sus ropas echándolas a suerte.
La gente
estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Si salvó a
otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido.»
(Lc 23,33-35)
¡Señor Jesús, por tu muerte en la
cruz, abres grandes los brazos del perdón y la MISERICORDIA, hacia toda la
humanidad!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Clavan a Jesús en la cruz, mientras
que Él ora por aquellos que lo han entregado a la muerte: “¡Padre, perdónalos,
porque ellos no saben lo que hacen!”
¿Quién de entre nosotros no ha sufrido
injusticias, ultrajes o humillaciones? Pero la fe renuncia a la venganza, ella
enseña el perdón de las ofensas.
Señor Jesús, te suplico, enséñame a
perdonar, aun a mis más grandes enemigos, para obtener así la gracia de tu
misericordia.
Amén!
________________________________________________________
Reflexión
¿Sabían ustedes que los artistas
cristianos no han osado representar Jesús Crucificado antes del siglo V?, ya
que la cruz era un signo de infamia? Mas la señal de la cruz está atestada desde
el siglo XII. Es un acto de fe. Con la señal de la cruz, se afirma que nuestra
salvación viene de la pasión del Señor sobre este madero, árbol de vida.
Nuestro Señor acaba su peregrinación en la tierra entre dos malhechores. ¿Nos
habrán engañado? ¿Cómo un crucificado puede ser, en su persona, la salvación
del género humano? Escuchemos a Romano Guardini: “Cuando hagas la señal de la Cruz, procura que esté bien hecha. No tan
de prisa y contraída, que nadie la sepa interpretar. Una verdadera cruz,
pausada, amplia, de la frente al pecho, del hombro izquierdo al derecho. ¿No
sientes cómo te abraza por entero? Haz lo posible por recogerte; concentra
en ella tus pensamientos y tu corazón, según la vas trazando de la frente al
pecho y a los hombros, y verás que te envuelve en cuerpo y alma, de ti se
apodera, te consagra y santifica.»
ORACIÓN
Señor Jesús,
te hallamos aquí sobre el signo de la indignidad. Tú el inocente, el cordero
sin mancha, Tu poder se manifiesta en la debilidad y el sufrimiento. Tú eres el
Hijo Bien Amado. Todo el amor del Padre está en TI. Tú que has obedecido
perfectamente al padre, que tu cruz transfigure nuestras cruces. Ella es el
signo del amor. Sobre ella, muriendo Tú, has salvado a la humanidad. Por ella,
Tú santificas a todo el género humano hasta lo más profundo de su ser. Nuestra
fe cristiana encuentra, en tu cruz, el signo de tu adhesión, de tu solidaridad
con nosotros. ¡He aquí la cruz
que redime al mundo!
DECIMOSEGUNDA ESTACION: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Hacia el
mediodía se ocultó el sol y todo el país quedó en tinieblas hasta las tres de
la tarde. En ese momento la cortina del Templo se rasgó por la mitad, y Jesús
gritó muy fuerte: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y dichas estas
palabras, expiró. El capitán, al ver lo que había sucedido, reconoció la mano
de Dios y dijo: «Realmente este hombre era un justo.» Y toda la gente que se
había reunido para ver este espectáculo, al ver lo ocurrido, comenzó a irse
golpeándose el pecho.
Estaban a
distancia los conocidos de Jesús, especialmente las mujeres que lo habían
acompañado desde Galilea, y todo esto lo presenciaron ellas.
¡Señor por tu
muerte en la cruz, Tú nos muestras tu amor!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
La obra de la
redención se ha consumado. “¡Padre, en
tus manos encomiendo mi espíritu!”
-
Estas fueron las últimas palabras de
nuestro Salvador.
-
Cristo ha dado su vida por nuestros
pecados y nos ha obtenido la vida bienaventurada y eterna en el cielo.
-
Señor Jesús, que tu sacrificio por mí
no sea en vano. De los lazos del mal, líbrame, y condúceme sobre tu camino de
luz, para que yo pueda cuando venga la hora, poner en paz mi alma entre tus
manos.
Amén!
Reflexión :
El velo del
templo se rasga. Todo está consumado. Jesús se
abandona al Padre. Él bien podría rechazar este cáliz, pero Él se confía de
nuevo en Aquel que lo ha enviado. Su muerte es un fracaso, ante los ojos
humanos. Y, por lo tanto, su muerte conlleva una luz que encandila al
centurión. El mismo universo está de luto. Es la oscuridad. Cristo, el
Señor, Él es digno, de tomar el libro y abrir sus sellos. Ya que Él ha sido
inmolado, comprando para Dios, con el precio de su sangre a toda la humanidad.
Él ha hecho de nosotros para nuestro Dios, un Reino de sacerdotes que reinarán
sobre la tierra. Él es digno, el cordero degollado, de recibir poder y riqueza,
sabiduría y fuerza, honor, gloria y alabanza. Se ha matado al amor. El
amor no es amado. El Papa Francisco nos dice : "La
cruz nos indica una forma distinta de medir el éxito: a nosotros nos
corresponde sembrar, y Dios ve los frutos de nuestras fatigas. Si alguna vez
nos pareciera que nuestros esfuerzos y trabajos se desmoronan y no dan fruto,
tenemos que recordar que nosotros seguimos a Jesucristo, cuya vida, humanamente
hablando, acabó en un fracaso: en el fracaso de la cruz.
ORACIÓN:
El Señor Jesús acaba de expirar, de
entregar su espíritu. Recojámonos en un momento de silencio. Integremos en
nuestros corazones y en nuestros espíritus, el rumor de la ciudad. Pensemos por un momento en todos nuestros seres queridos que
han muerto, en los agonizantes, en todos los que han muerto hoy.
Gracias, Señor Jesús, Dios y Redentor
nuestro, por tu sangre derramada para salvación nuestra. Alabada y bendita por
siempre sea la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo. Que tu sangre,
Señor, que conduce a nueva vida, nos renueve por siempre y borre la culpa que
ahora nos condena.
DECIMOTERCERA
ESTACIÓN: JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ
Intervino
entonces un hombre bueno y justo llamado José, que era miembro del Consejo
Supremo, pero que no había estado de acuerdo con los planes ni actos de los
otros. Era de Arimatea, una ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Se
presentó, pues, ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.
Después de
bajarlo de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo depositó en un sepulcro
nuevo cavado en la roca, donde nadie había sido enterrado aún.
(Lc 23,50-53)
¡Señor Jesús,
junto a María tu madre y nuestra madre, te pedimos por la Iglesia!
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Bajan de la cruz el cuerpo inerte de
Jesús, y María, su madre, lo recibe en sus rodillas. Una espada de dolor
atraviesa su corazón, y sus lágrimas caen sobre la carne maltratada de su
divino Hijo. ¡Insondable es la compasión de María con Jesús por la redención de
nuestros pecados!
-
Madre Santísima, tu nos fuiste dada por Madre por tu Hijo
Jesús muriendo en la cruz. Yo te suplico, intercede por mí, Madre buena,
condúceme a Jesús. Amén!
_______________________________________________________________
Reflexión:
Cuántos José de Arimatea, en el fondo
de ellas mismos, no deseaban esta violencia contra Jesús? Cuántos son los José de Arimatea que recogen
el Santo Cuerpo del Señor? Los romanos dejaban que los condenados fueran presa
de las aves de rapiña. El judeo-cristianismo se ha preocupado por la sepultura.
Es necesario que la sepultura de Jesús sea digna. Cuidar, esmerarse por el
cuerpo de Jesús, ¿es menester ayer como hoy? En nuestros
hospitales, en las regiones en guerra, ¡en todos los lugares del planeta
golpeados por las catástrofes…Es necesario venerar el cuerpo sufriente! Amar a
Jesús en los más pobres. Cuidar de la Iglesia, pequeño rebaño. Creer que la
Iglesia es bella cuando ella muestra a Jesús. Querer que el cuerpo de Cristo
sea nuestro único sacramento.
ORACIÓN:
Oh ustedes a quienes golpea el sufrimiento
Y que la esperanza abandona,
Miren este hombre en la cruz.
Es a ustedes que Él tiende los brazos.
Oh ustedes todos que sufren por la insolencia,
Ustedes los pequeños sin importancia,
Miren este hombre en la cruz.
Por su muere renace el derecho.
Oh ustedes todos en quienes habita la impaciencia,
Y quieren dar rienda suelta a la venganza,
Miren este hombre en la cruz.
Ante la injuria, está sin voz.
Oh ustedes todos a quienes golpea la sentencia
Que persigue sus creencias,
Miren este hombre en la cruz,
Su ejemplo, expresa la FE.
Oh Cruz de Jesús, que has elevado en el centro de la historia la
revelación del amor, sublime cruz en el cual el fruto hace revivir, tú eres
nuestra única esperanza!
Tus brazos nos da el Cuerpo que nos sostiene en su gracia.
CATORCEAVA ESTACIÓN: EL CUERPO DE JESUS ES DEPOSITADO EN LA TUMBA
Tomaron el
cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con los aromas, según la costumbre
de enterrar de los judíos.
En el lugar
donde había sido crucificado Jesús había un huerto, y en el huerto un sepulcro
nuevo donde nadie todavía había sido enterrado.
Como el
sepulcro estaba muy cerca y debían respetar el Día de la Preparación de los
judíos, enterraron allí a Jesús.
(Juan 19,40-42)
Te Adoramos oh Cristo y te
bendecimos!
Que por tu Santa Cruz, redimiste al
mundo!
Los funerales de Jesús son muy
sencillos: Nicodemo, José de Arimatea, san Juan, María y algunas
mujeres…Descienden el cuerpo sagrado al sepulcro. No por mucho tiempo. El día
de la Resurrección está cerca- cada uno de nosotros deberá morir. Cuándo? Nadie lo
sabe. Poco importa el brillo de nuestros funerales. Una sola
cosa importa : es el de estar preparados para comparecer ante el Señor.
-
Señor Jesús, guárdame de una muerte repentina. Permíteme tener un tiempo de
penitencia. Que tu Cuerpo sagrado, recibido en la santa comunión, me done la
fuerza para bien realizar este gran pasaje, y acógeme en tu Reino. Amén!
Reflexión :
¡Una tumba que no ha sido ocupada aún
por ningún cuerpo! Como para decirnos que la muerte de Jesús no tendrá la última
palabra. Desde ya, el domingo de ramos, Jesús se había servido de un borrico en
el cual nadie había montado. Cualquier cosa inédita va a pasar. El sepulcro es
nuevo. El sepulcro está habitado por el poder del amor. La larga noche de
sábado santo no se quedará sin aurora. El cementerio es lugar de dormitación.
Lugar de espera. Jesús va a levantarse. Su Padre no
abandonará aquel que ha amado los suyos hasta el final. La resurrección del
cuerpo se nos promete también a nosotros.
ORACION
Oremos con
Santa Teresa de Ávila que dice en una de sus poesías:
¿qué
mandáis hacer de mí?
Vuestra
soy, pues me criastes,
vuestra,
pues me redimistes,
vuestra,
pues que me sufristes,
vuestra
pues que me llamastes,
vuestra
porque me esperastes,
vuestra, pues no me perdí:
¿qué
mandáis hacer de mí?..
Dadme
Calvario o Tabor,
desierto
o tierra abundosa;
sea
Job en el dolor,
o
Juan que al pecho reposa;
sea
viña fructuosa
o
estéril, si cumple así:
¿qué
mandáis hacer de mí?
Sea
José puesto en cadenas,
o
de Egipto adelantado,
o
David sufriendo penas,
o
ya David encumbrado;
sea
Jonás anegado,
o
libertado de allí:
¿qué
mandáis hacer de mí?
Esté
callando o hablando,
haga
fruto o no le haga,
muéstreme
la ley mi llaga,
goce
de Evangelio blando;
esté
penando o gozando,
sólo
vos en mí vivid:
¿qué
mandáis hacer de mí?
Vuestra
soy, para vos nací,
¿qué mandáis hacer de mí?
ORACIÓN FINAL
Señor Dios, acoge favorablemente la oración en la cual nos hemos
esforzado con la veneración del camino de la cruz de tu hijo.
Te damos gracias por todos los buenos pensamientos que nos has inspirado
durante este trayecto. Haz que nuestras resoluciones de cambio sean firmes. Que
el recuerdo de la Pasión y muerte de tu Hijo Jesucristo nos preserve del pecado
y despierta en nosotros el gusto por lo bueno, lo bello y lo verdadero y
conducirnos así a la obtención de la vida eterna. ¡Amén!
Referencias:
Ecole Saint-Louis de Ploërmel à partir des
récits de la Passion
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