28 de abril del 2017: segundo viernes de Pascua: San Luis María Grignon de Monfort
En el Evangelio de hoy, uno creería estar en un banquete. En efecto, en
el texto griego, la gente es invitada a "acomodarse" para comer, y
Jesús distribuye el pan a los "invitados" (v.10-11). Jesús recibe a
todo el mundo en su mesa, para gozar de la
abundancia de su generosidad.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
(5,34-42):
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.
En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 26,1.4.13-14
R/. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
R/. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Palabra del Señor
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.
Palabra del Señor
///
Resistir ante la
presión de grupo (no de la Iglesia)
Hay un pecado muy grave, y con frecuencia de manera hasta
inconsciente se cae en él. Es un pecado del cual el mismo Jesús hizo mención: " "El que blasfeme contra el
Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien será reo de pecado
eterno" (Mc 3,29; Cf. Mt 12:32; Lc 12:10).
Según una página católica de internet y seguramente
basada en la doctrina de la Iglesia, los pecados contra el Espíritu Santo son:
- Desesperación de salvarse
- La presunción de salvarse sin
merecimientos
- La impugnación de la verdad
conocida
- La envidia o pesar de la gracia
ajena
- La impenitencia final
Pues bien en la lectura de los Hechos de los Apóstoles hay
alguien que a pesar de estar del lado enemigo, parece intuir este pecado contra
el Espíritu: Gamaliel, fariseo, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo
nos dice el texto. Éste sugiere a sus compañeros de autoridad la posibilidad de
estar "impugnando una Verdad
conocida" y "estar sintiendo envidia a pesar de la gracia
ajena". Sin lugar a dudas Gamaliel es sabio, es un espíritu libre que
se resiste a la presión del grupo. Sus colegas están ciegos por la cólera y la
envidia (pecan contra el Espíritu Santo) y por eso los invita a recapacitar, a
retroceder en sus ínfulas de castigo, y reconocer aquello que viene verdamente
de Dios. Nunca será fácil afirmar la diferencia dentro de un grupo.
San Luis María Grignon de Monfort, nos da ejemplo de
veracidad y fidelidad al Espíritu de Dios. En su tiempo y aún hoy, muchos
demeritan la veneración a la Virgen María. Él fue un convencido siempre de la
importancia de la devoción mariana (y por la cual fue seguramente muy criticado
en su tiempo), propuso con singular eficacia la contemplación amorosa del
misterio de la Encarnación; demostrando que la verdadera devoción mariana tiene
a Cristo como centro y que la Santísima Virgen María es el camino más corto para
llegar al divino salvador.
En el Evangelio Jesús demuestra a sus discípulos que hay otras
soluciones diferentes a las facilistas y estas pasan por el compromiso y
caridad de cada uno.
Y yo es que me doy tiempo para meditar, orar, recapacitar
ante decisiones o resoluciones y procurar porque no sean injustas, y no acordes
con la Palabra de Dios?
Que el Espíritu de Jesús, Gamaliel y San Luis María esté con
nosotros hoy y siempre. Amén!
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