Para vivir la Pascua día a día: 22 de abril del 2017: Sábado de la Octava de Pascua



Para María Magdalena, Pedro y Juan es imposible callar. Y para nosotros? A menudo, somos fríos y prudentes en el compartir de nuestra experiencia de fe. Representa acaso para nosotros un gran riesgo, o una vergüenza o negligencia testimoniar? Cuál es nuestra situación ?


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,13-21):

EN aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, estaban sorprendidos. Reconocían que habían sido compañeros de Jesús, pero, viendo de pie junto a ellos al hombre que había sido curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre ellos, diciendo:
«¿Qué haremos con estos hombres? Es evidente que todo Jerusalén conoce el milagro realizado por ellos, no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos con amenazas que vuelvan a hablar a nadie de ese nombre».
Y habiéndolos llamado, les prohibieron severamente predicar y enseñar en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan les replicaron diciendo:
«¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».
Pero ellos, repitiendo la prohibición, los soltaron, sin encontrar la manera de castigarlos a causa del pueblo, porque todos daban gloria a Dios por lo sucedido.

Palabra de Dios


Salmo
Salmo responsorial Sal 117,1.14-15.16-18.19-21

R/. Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos R/.

«La diestra del Señor es poderosa.
La diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte. R/.

Abridme las puertas de la salvación,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación. R/.


Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,9-15):

JESÚS, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

Palabra del Señor
 ///

Qué nos impide ser testigos?



Sin duda alguna que a los apóstoles y primeros discípulos el hecho de la Resurrección los transformó enormemente. Pasaron de ser hombres temerosos, pusilánimes y desanimados a ser valientes, locuaces y entusiastas.

Hoy cuando son llevados ante el tribunal que se muestra contrariado por su testimonio sobre el resucitado, manifiestan que es preferible obedecer a Dios antes que a los hombres. La semana entrante podremos desarrollar más dicha tesis. Pero nosotros desde ahora podríamos preguntarnos cuál es nuestra posición ante las autoridades, los poderosos de este mundo que de manera recurrente quieren arrinconar a Dios y hacer caso omiso de las verdades y virtudes que nos ha legado la tradición judeo-cristiana bíblica, el cristianismo y el catolicismo…Acaso no en muchas veces cedemos a los quereres y voluntades de los hombres y relativizamos, menguamos a Dios y su Palabra?

"Dichoso aquel que cree sin haber visto", este frase al igual que el pasaje de San Marcos que escuchamos hoy nos muestran cuánto Jesús tiene sed de nuestra sed, al igual que se lo expresara a la samaritana al bordo del pozo de Sicar.

 A algunos Él se manifiesta de manera más tangible, a otros les pide exigirse mucho más en su fe. Y es una fe que tiene sus bases en la Escritura y en ocasiones en la experiencia de otras personas.

Jesús  había anunciado a sus discípulos que Él iba a resucitar, y les anuncia primero por María Magdalena y enseguida por otros dos discípulos. Pero a pesar de todo, los apóstoles no le han creído.

Todos quisiéramos tener más fe, y así tener más la experiencia de Cristo en nuestras vidas. Jesús nos muestra cómo se nos manifestará: por la Palabra de Dios y por el testimonio de nuestros hermanos en la FE. Dios nos invita a beber, a saciarnos en el tesoro de esta fe que compartimos, a dejarnos tocar por la fe del otro, ya que cada palabra o experiencia que nos da es para compartirla con los otros hermanos y así confortarlos en la FE.

Nuestra fe no se basa tanto en la comprobación de hechos maravillosos, sino en la confianza que le ponemos a los testigos de la resurrección de Jesús, (hombres y mujeres como nosotros) a lo largo de más de 2000 años…Y ellos como Santa Bernardita de Soubirous interrogada sobre su experiencia de visión de la Virgen de Lourdes en Francia, que decía a sus jueces: "Yo no estoy aquí para hacerles creer, sino para decirles lo que la Virgen me ha dicho".


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