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5 de enero del 2025: Solemnidad de la Epifanía del Señor


La humildad de Dios


Según una tradición que se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia, las fechas de la Pascua y las principales fiestas móviles del año se anuncian en la solemnidad de la Epifanía. 

Esta singularidad litúrgica demuestra claramente el carácter inseparable del misterio de la encarnación de Cristo con el de su resurrección. Es decir, la Navidad está profundamente ligada a la Semana Santa. Como si la actitud de los Reyes Magos postrándose ante el pesebre ya presagiara la de las mujeres y discípulos al descubrir el sepulcro vacío. 

Un establo, una familia joven y regalos de nacimiento inesperados en Reyes. Una tumba desierta, algunos amigos fieles y especias en Semana Santa. 

A lo largo del año, la liturgia nos recuerda pedagógicamente que Dios manifiesta su grandeza tanto en la fragilidad de un recién nacido como en la agonía de los condenados a muerte. 

Esto debería cuestionar la imagen que tenemos de él. Dios es humildad. Se deja encontrar por buscadores como los Magos, por los sencillos como los pastores, por los perdonados como María Magdalena, por los generosos como José de Arimatea... 

Esta fiesta de la Epifanía es una oportunidad para redescubrir el camino de la auto-realización. vaciamiento de Dios, su manera de esconder su gloria en el pesebre de Belén, en la Cruz del Calvario, en el hermano y la hermana que sufren a nuestro alrededor.

¿Qué me inspira este episodio de la adoración de los Reyes Magos?

¿Qué regalos le daré al recién nacido en el pesebre? 

Karem Bustica, editora jefe de Orar en la Iglesia


PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora: Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, viene a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre tilos los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL
SALMO 71

R.- SE POSTRARÁN ANTE TI, SEÑOR, TODOS LOS REYES DE LA TIERRA.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.-

 Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R -

 Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos
que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.-

 El librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R –


SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 3, 2-3a 5-6

Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado a favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra de Dios


ALELUYA Mt 2, 2

“Hemos visto su estrella, y venimos a adorarlo”



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:
-- En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: "Y tú. Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; Pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles:

-- Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que había visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron: después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor


 Nota sobre la Epifanía

La Epifanía es la Navidad de los Orientales. Cuando el cristianismo llega a ser religión oficial del Imperio Romano, existía en Occidente una fiesta pagana del Sol, el 25 de diciembre. Naturalmente se le ha sustituido por una fiesta cristiana, dies natalis, o Fiesta de Navidad, fiesta del nacimiento de Jesús. También existía en el Imperio Romano de Oriente otra fiesta pagana. Se le ha sustituido poniendo la fiesta de la Epifanía, a partir del relato de los “magos venidos de Oriente”. Por la elección de estos textos de la Escritura, Navidad insiste primordialmente en el nacimiento de Jesús, más que en la realidad de la venida de Dios en carne humana, de la Encarnación (para utilizar una palabra más técnica). La Epifanía retoma el mismo tema, pero esta vez a partir del simbolismo de la manifestación o revelación.
Si en Navidad, los pastores (pobres y cercanos) son los testigos del evento, en la Epifanía son los magos (más afortunados y lejanos). De ahí la dimensión universal del hecho.
La Epifanía es la fiesta de los buscadores de Dios, del acceso a Jesús desde todas las culturas. Hablamos acá de inculturación como eco de la encarnación.
El folclor ha tejido magníficamente alrededor de los magos convertidos en reyes, entre los cuales hallamos un Negro. La inocencia y sencillez de los pastores cede la plaza a la sabiduría y a la ciencia de hombres mayores, no importa su origen.
Tradicionalmente celebrada el 6 de enero, la Epifanía ha perdido su importancia a causa de la secularización de nuestra sociedad y de la puesta en plaza de tiempos de fiesta desde la mitad de diciembre al menos: En Colombia por ejemplo ésta fiesta religiosa se diluye entre la feria de Manizales y el carnaval de blancos y negros en Pasto, solo por citar algunos jolgorios. En el plano litúrgico como espiritual, es bien lamentable, triste para nosotros los creyentes.

Volver a encontrar la Estrella…

Esta Palabra de Dios que leemos y o escuchamos este domingo puede ayudarnos a volver a encontrar la estrella al comienzo de este nuevo año como ella (la Palabra) lo ha hecho con los magos.
La experiencia de los Magos muestra bien que, si alguien busca la Verdad, cae en los brazos de Cristo ya que Cristo es la Verdad, Él es el Camino, es su estrella, su luz que ha guiado los Magos hacia Belén. Esta misma estrella también puede conducirnos en este comienzo del año 2025.
Estos Magos que venían de lejos son como muchos que en nuestros tiempos buscan la verdad, el sentido de la vida lejos de Cristo. Estos Magos nos muestran que toda persona humana es atraída por Cristo, que bajo una máscara de indiferencia cada ser humano lleva consigo una búsqueda profunda de sentido, de esencia de la vida y de amor.
¿Por qué estos magos acostumbrados a escrutar los astros han sido atraídos hacia Cristo, hacia Jesús nacido en el pesebre? He aquí una cuestión a la cual no es fácil de responder. Ustedes quizás tengan una respuesta mejor que la mía.
Tenemos una respuesta a nuestra pregunta en el evangelio cuando se nos dice que ellos vienen para arrodillarse o postrarse, para adorar. Esta adoración de los magos nos hace pensar en todos los hombres y mujeres que se consagran a Dios y al anuncio del Evangelio…
¿Pero qué significa adorar? Es ante todo un sentimiento de alegría, de esta alegría que se siente porque Dios es rico en misericordia y que, en Cristo, Él se hace cercano, nuestro prójimo. Este amor puede abrir nuestros cofres como lo hemos hecho al disponernos a leer o escuchar esta reflexión por ejemplo o cuando nos disponemos a participar en la celebración comunitaria en Iglesia, este amor puede abrir nuestro corazón. Nosotros (católicos) vivimos esta experiencia en cada Eucaristía cuando nos reencontramos con el Dios tres veces santo…
Uno podría pensar que la Adoración (al Santo Sacramento, por ejemplo) u oración silenciosa intensa, meditación, puede hacernos huir de la realidad, pero el evangelio de este domingo nos muestra que los Magos se regresan por otro camino.
Yo deseo que la oración y el ejercicio espiritual que podamos hacer hoy a partir de esta Palabra, nos ayude a descubrir esas rutas nuevas y que a lo largo de todo este año nuevo podamos explorar, como los Magos esos caminos nuevos de la FE.
Aun,
¡FELIZ Y BENDECIDO 2025!


Reflexión Central

Mundialización del Evangelio


Esta fiesta de la Epifanía nos invita a abrir nuestros horizontes. El misterio de Dios no solamente se ofrece a los judíos. No es solamente para aquellos que se reconocen como cristianos, es para toda la humanidad. Todos pueden con total libertad descubrir las maravillas del amor, de la justicia y de la paz.

La Epifanía es entonces la fiesta de todos los buscadores de Dios. Hoy, son muchas las personas que se cuestionan sobre Dios.

En la primera lectura, el profeta Isaías nos anuncia una buena noticia. Su mensaje se dirige al largo cortejo de los deportados que vuelven del exilio. La gran potencia opresora ha sido deshecha. Jerusalén puede volver a levantarse. La Gloria del Señor se ha levantado sobre esta ciudad. Pero mirando de cerca, vemos muy bien hoy que la Jerusalén de ésta época ya no es más el Carrefour o cruce comercial de otros tiempos. Su esplendor pasado ha sido olvidado. Pero su verdadera riqueza está en otra parte; está en Dios que gobierna el mundo y que hace de esta riqueza la esperanza de los pueblos. 

Es también esta presencia luminosa del Señor la que reaviva el esplendor de la Iglesia.

Es el mismo mensaje que encontramos en San Pablo en su carta a los Efesios: es la posibilidad ofrecida a la humanidad entera de tener parte en la salvación. Todos los hombres, sin importar su condición, están llamados a entrar en la Iglesia de la Nueva Alianza sellada por Jesús. Él ha venido a reconciliar con su padre Dios a toda la humanidad para hacerla su Cuerpo. Todo ser humano en adelante llega a ser miembro de Cristo que yo quiero amar. A partir de aquí, nada puede ser como antes. El bautismo era para él como un nuevo nacimiento. Es un sacramento que nos hace participar en la vida divina.

El Evangelio nos habla de esos magos, de extranjeros venidos de Oriente para arrodillarse ante el rey de los judíos que acababa de nacer. Si leemos este relato al pie de la letra, arriesgamos con hacernos preguntas: ¿por qué la estrella se eclipsa sobre Jerusalén?  ¿Qué puede hacer María con el oro, el incienso y la mirra? ¿En qué les concierne este nacimiento a los extranjeros?

En efecto, el evangelista no ha pretendido hacer un reportaje. Su verdadero mensaje hay que encontrarlo en otra parte. A través de estos extranjeros, es el mundo entero que es llamado por Jesús. Para descubrirlo, nosotros estamos invitados también, a ponernos en camino. Como lo ha hecho con los magos, Jesús se nos acerca, se hace presente a través de lo que vivimos. Él nos da a toda una estrella para guiarnos hacia lo bello, hacia lo bueno, hacia el bien, hacia lo verdadero, hacia su Reino de amor. De igual manera entre los de corazón de piedra, Jesús puede suscitar una pizca de ternura, un gesto de amor. No es gratuito, no por nada la Biblia dice que nosotros hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios.

Pero de repente, los magos han perdido de vista la estrella que los guiaba y entonces se dirigen a aquellos que tienen la sabiduría, los escribas, los jefes de los sacerdotes que conocen la Biblia. Esto también es importante para nosotros: en nuestro caminar, tenemos necesidad de ser guiados por las Escrituras y alimentarnos de ellas. Las palabras de Jesús son palabras de vida eterna.

Los magos llegan entonces al portal, al pesebre. Y encuentran al niño con María su madre, ellos se ponen de rodillas y les ofrecen sus regalos. Ellos han escogido lo mejor: el oro nos dice que este niño es Rey, el incienso nos dice que Él es Dios. La mirra, que sirve para embalsamar los muertos, nos dice que Jesús es también humano, un hombre destinado a morir. Todo esto es revelado a paganos totalmente extraños a la religión judía.

Y nosotros, preguntémonos qué tenemos para ofrecerle al rey del mundo. Él no necesita piedras preciosas. El tesoro que aprecia más, es una vida llena de amor. Esto es lo que le podemos ofrecer.

En este día de la Epifanía del Señor, no podemos quedarnos tranquilos entre nosotros, estáticos. Cristo ha venido por todos los hombres del mundo entero, a quienes tenemos presentes en nuestra oración. Nuestra prioridad debe ser la misma prioridad de Cristo por aquellos que no conocen a Dios. En este domingo, nuestra solidaridad y nuestra oración son especialmente por las comunidades cristianas del África. Y claro está, no podemos olvidarnos de nuestros países de antigua cristiandad, los cuales tiene una necesidad urgente de una nueva evangelización. Cristo debe presentarse a todos con el mismo calor y la misma alegría con que María lo hizo a los magos.

"Dónde está el Rey de los Judíos que acaba de nacer?"
 Él está en el pan compartido, en la Eucaristía que estamos celebrando juntos.

"Vayan a informarse con precisión sobre el niño"…
Paradójicamente, Herodes nos da un buen consejo: informarse sobre Cristo, ser buscadores de Dios para conocerle mejor y dar testimonio de Él, a nuestro alrededor. Los no creyentes, los incrédulos esperan de nuestra parte una fe más clara.

Después de habernos alimentado con la Palabra y el Cuerpo de Cristo, estamos invitados a volver a partir "por otro camino", para dar razón de la esperanza que nos anima" como dice San Pedro.

Que esta Epifanía sea la fiesta de todos aquellos que buscan con sincero corazón a Dios.


OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA


- Oro en silencio ante el pesebre, sea en casa o en la iglesia.

- Me pregunto si yo aún me dejo sorprender por Dios.



ORACION-CONTEMPLACION

¡Levántense, buscadores de Dios!
Quítense su vestido de tristeza y de luto.
Miren la estrella y arriésguense en el viaje.
rompan con su vida
antes que esta vida no les ahogue,
y les impida mismo mirar las estrellas.
Rompan las cadenas que los tienen cautivos,
la seguridad, el dinero, la ciencia cerrada.
¡Cómo es de largo, el viaje al interior y al final de sí mismo!
Cómo es de largo, el viaje de la FE,
tan largo como aquel del AMOR,
Y aquel otro aún, y más difícil todavía, el de la JUSTICIA.
A los paganos que somos nosotros,
Señor haz brillar una estrella.
Danos un signo que incomode y rompa el orden de las cosas,
un pequeño signo,
un dolor, una herida,
un pequeño desgarre.
ya es tiempo de que comience la aventura.




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