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26 de enero del 2025: tercer domingo del tiempo ordinario- año C

 

Testigos y palabras


El comienzo del Evangelio según san Lucas muestra los dos elementos necesarios para cualquier acceso a la palabra de Dios.

Lucas busca poner una historia por escrito y se encarga de obtener información de los testigos. Hay, al mismo tiempo, apoyo material y encuentro de personas.

La palabra de Dios es al mismo tiempo texto escrito y anuncio público. Después de proclamar un pasaje del profeta Isaías, Jesús devuelve un rollo al siervo. Pero es su palabra viva la que resuena para anunciar su realización.

A nuestra vez recibimos un texto que se convierte en Palabra en la acción litúrgica. Nos beneficiamos de nuestro querido Orar en la Iglesia para prepararnos. Pero es cuando se proclama públicamente que el texto bíblico se presenta como Palabra viva.

Los caracteres impresos se convierten entonces en sonidos que escuchamos gracias al ministerio de los lectores que dan su voz y su interpretación a estas palabras que, sin su compromiso, permanecerían en silencio en los libros cerrados.

Además, generaciones de comentaristas, mujeres y hombres, se han sucedido para intentar comprender estos textos como una Palabra que viene a interrogar y alimentar.

Fue necesario el ministerio de escribas, traductores, exégetas, en definitiva, una multitud de testigos para que el Evangelio resonara en todo el mundo.

En este domingo de la palabra de Dios la escuchamos y comulgamos con una inmensa multitud de testigos, de la que somos parte.


¿Cómo puedo ser testigo de una Palabra viva esta semana?
¿Qué comentario bíblico leeré en 2025? 

Luc Forestier, sacerdote del Oratorio




Primera lectura

Ne 8,2-4a.5-6.8-10

Leyeron el libro de la Ley, explicando su sentido

Lectura del libro de Nehemías

EN aquellos días, El día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley. El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión. Esdras abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas: «Amén, amén». Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra. Leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura. Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea: «Este día está consagrado al Señor, su Dios. No estén tristes ni lloren» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley). Nehemías les dijo: «Vayan, coman buenos manjares y beban buen vino, e inviten a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No se pongan tristes; el gozo del Señor es su fuerza!».

Palabra de Dios.


Salmo

Sal 19(18),8.9. 10.15 (R. Jn 6,63c)

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida

V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
​el precepto del Señor en fiel
e instruye a los ignorantes. 
R.

​​
V. Los mandatos del Señor son rectos
​y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida​
y da luz a los ojos. 
R​.

​​
V. El temor del Señor es puro​
y eternamente estable​;​
​​los mandamientos del Señor son verdaderos​
y enteramente justos. 
R.

V. Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, Redentor mío. 
R​.


Segunda lectura

1Co 12,12-30 (forma larga)
Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro 

Lectura de la Primera Carta del apóstol San Pablo a los Corintios​

H​ERMANOS:​
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos. Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Y si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo, no formo parte del cuerpo», ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿dónde estaría el oído?; si fuera todo oído, ¿dónde estaría el olfato? Pues bien, Dios distribuyó cada uno de los miembros en el cuerpo como quiso. Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Sin embargo, aunque es cierto que los miembros son muchos, el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decir a la mano: «No te necesito»; y la cabeza no puede decir a los pies: «No los necesito». Sino todo lo contrario, los miembros que parecen más débiles son necesarios. Y los miembros del cuerpo que nos parecen más despreciables los rodeamos de mayor respeto; y los menos decorosos los tratamos con más decoro; mientras que los más decorosos no lo necesitan. Pues bien, Dios organizó el cuerpo dando mayor honor a lo que carece de él, para que así no haya división en el cuerpo, sino que más bien todos los miembros se preocupen por igual unos de otros. Y si un miembro sufre, todos sufren con él; si un miembro es honrado, todos se alegran con él. Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Pues en la Iglesia Dios puso en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en el tercero, a los maestros; después, los milagros; después el carisma de curaciones, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan? 


Palabra de Dios.

o bien:

1Co 12,12-14.27 (forma breve)


​Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro 

Lectura de la Primera Carta del apóstol San Pablo a los Corintios

H​ERMANOS:
Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu. Pues el cuerpo no lo forma un solo miembro, sino muchos.  Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. 

Palabra de Dios.


Aclamación

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres​,​ a proclamar a los cautivos la libertad. R. 


LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1, 1-4; 4,14-21

Ilustre Teófilo:
Muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han verificado entre nosotros, siguiendo las tradiciones transmitidas por los que primero fueron testigos oculares y luego predicadores de la Palabra. Yo también, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, he resuelto escribírtelos por su orden, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el Libro del Profeta Isaías y desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:
--“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor".
Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba, y se sentó.
Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles:
-- Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír.
Palabra del Señor





Reflexión Central: (1)

Hoy se realiza (se cumple) esta Palabra


En este año jubilar consagrado a la esperanza, nos encontramos con el primer evangelio dominical que hace alusión directa al sueño o ideal de solidaridad en el sufrimiento, a la compasión, a la ternura con los hermanos marginados de la sociedad.  
Jesús nos muestra el camino a seguir, las consignas a vivir y a poner en práctica.

Hoy en la Sinagoga de Nazaret, Jesús nos propone una nueva manera de formular la pregunta sobre la veracidad de la Palabra de Dios. En lugar de preguntarnos si lo que nos cuenta el texto es verdad, Jesús sugiere hacernos la pregunta: es que esta palabra puede hacerse realidad en nuestra vida cotidiana?

Cristo hace que la Escritura, la Palabra de Dios sea viva y verdadera “hoy”. Él se acerca a los pobres y pecadores, cura los enfermos, reintegra en la comunidad aquellos que han sido marginados de la comunidad, les devuelve la vista a los ciegos, proclama la Buena Noticia del Reino. Es el hoy de Dios.

A menudo en la misa del domingo, escuchamos las lecturas con un espíritu aburrido y descuidado. Y es quizás por que percibimos o vemos estos relatos como viejas realidades de hace dos mil o tres mil años, cuando la Palabra se dirige a nosotros y nos interpela hoy. Esta Palabra de Dios, por consiguiente, puede llegar a ser para nosotros lo que fue para la samaritana en el pozo de Jacob: ”Una fuente de agua que no se secará jamás”. (Juan 4).

Jesús no rechazaba las gentes que eran importantes y exitosas, que tenían influencia en la sociedad y que detentaban puestos de autoridad. Él se preocupaba tanto de los pequeños del Reino que cuestionaba a los grandes: Él siempre estaba atento de los enfermos y los pecadores, tan así era que los sanos y los puros se sentían desplazados o descuidados.

Ese era su papel o rol de profeta, anunciar la Buena Noticia a los tristes, decepcionados de la vida, a aquellos que estaban desmoralizados. Ese era su rol de liberador. Él no podía aceptar un régimen que mantenía las personas oprimidas, que les impedía ser independientes y tomar por si mismos las decisiones. Jesús había recibido el poder del Espíritu Santo para aportar la liberación.

Y la cuestión se nos lanza a nosotros: ¿es que este pasaje del evangelio puede también concretizarse, realizarse, cumplirse en nuestra vida de todos los días?

Es que el Espíritu santo puede ayudarnos a anunciar la Buena Noticia, liberar aquellos que son prisioneros de los estupefacientes, del alcohol, de los juegos de azar; visitar a los enfermos y las personas que sufren en soledad; a devolverle la vista a los ciegos y aquellos que están deprimidos y desanimados?

El ejemplo de Cristo, en la sinagoga de su ciudad, nos invita hoy a hacer viva y dinámica, concreta la Palabra de Dios en nuestra vida de todos los días. 

Esta Palabra llega a ser entonces “Luz para nuestros pasos”, “camino, verdad y vida”, “creación de un cielo nuevo y una tierra nueva”. 

Esta palabra se realiza, se cumple, se concretiza, se hace realidad HOY.



Reflexión Central (2)

Realización, plenitud…cumplimiento!

El Evangelio de Lucas  que acabamos de leer, nos dice que Jesús “cierra el libro, lo devuelve al asistente de la sinagoga y se sienta”. Es quizás esta, la primera vez que se ve a Jesús “sentándose”, en el evangelio.

Como si no tuviera nada más que hacer. 

Y por lo tanto, estamos en los comienzos del evangelio de Lucas.  Los primeros capítulos nos han contado el nacimiento de Juan y de Jesús y la manera como el bautista ha preparado la venida del Mesías. 

Después de haber vencido la tentación en el desierto, Jesús vuelve a Nazaret y se presenta en la sinagoga, el día sábado (le Sabbat). Hace la lectura extraída del profeta Isaías se sienta y dice: “hoy se cumple esta escritura (…) ”. La escena se parece más al final de cualquier cosa que al comienzo de algo…Extraño…

La palabra, un libro

Para descubrir el significado y lo que tiene de admirable este momento, es necesario volver a atrás, a la primera lectura, extraída del libro de Nehemías. 

La escena es fuerte e impresionante: el pueblo que acaba de volver del destierro (o exilio) se siente desorientado, no sabe cómo vivir. Sera necesario dos hombres, el escriba Esdras y Nehemías, el gobernador, para devolverle la esperanza y permitirles reconstruirse sobre una base sólida. 

Esta base o fundamento, es el libro de la Ley de Moisés. Si el pueblo llora al escuchar la lectura, es porque ellos escuchan lo que les ha fundado desde sus orígenes, lo que les ha estructurado, lo que les ha dado la vida: LA LEY DE DIOS, la alianza. 

De este pueblo no queda más que un pequeño resto, pero volver a encontrar este libro, volver a escuchar esta palabra, le permitirá renacer a la esperanza y a la alegría.

La palabra, una persona:

Siglos más tarde, en una humilde sinagoga de Nazaret, un hombre llamado Jesús proclama esta Palabra y anuncia que ella se ha cumplido. Es decir que todo lo que Él acaba de leer se realiza en el momento mismo, ¿como por arte de magia?

¿Que la Buena Noticia es anunciada a todo el mundo, que los prisioneros son liberados, que los ciegos ven, que la paz reina sobre la tierra? Si nosotros escuchamos la palabra “cumplimiento” en ese sentido, nuestra fe está seriamente amenazada, digamos cuestionada. 

Basta con mirar nuestro mundo para comprender que nada de esto se ha realizado, todo está todavía en proceso de llegar, de suceder.

La clave nos es dada por la raíz latina del verbo cumplir: complere, llenar, hacer pleno.

Cuando Jesús proclama que la Palabra de Dios se cumple en ese momento, quiere decir que ella está completa. Dios ha dicho todo lo que tenia para decir. Él, su Hijo, es, la Palabra completa, plena del Padre. 

Es por ello que Él se sienta. Al hacer esto, se presenta como el Hijo, aquel que puede sentarse a la derecha de Dios, como lo dice el Credo y  el salmo 109: “Siéntate a mi derecha…” (v.1)

Una palabra todavía a cumplir, a realizar

Jesús no se quedó sentado por mucho tiempo, lo sabemos bien. 

Él desciende a Cafarnaúm, enseña, cura, en torno a Él reúne a sus discípulos. Es decir Él ha tomado en serio el anuncio que ha hecho: Si la Palabra está completa, es necesario poner manos a la obra, no hay más tiempo que perder. La Palabra no donará frutos por arte de magia, es necesario ponerse a trabajar.

He aquí el mensaje que Él nos ha dejado al partir: La Palabra ha sido sembrada, nos corresponde ahora a nosotros hacerla fructificar. 

Anunciemos la Buena Noticia a los pobres, liberemos aquellos que están prisioneros de la dominación de los otros o de sus pasiones, mostremos la luz a aquellos que la buscan, vivamos en la alegría!


3

Entusiasmados por el Evangelio

 

Jesús volvió a Galilea, con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.

 

Lucas 4:14-15

 

Este pasaje del Evangelio nos revela los inicios del ministerio público de Jesús. Comenzó su ministerio público inmediatamente después de pasar cuarenta días en el desierto siendo tentado por el diablo. Al principio, se dirigió a Galilea “en el poder del Espíritu”. Mucha gente oyó hablar de Él y lo recibió con mucho entusiasmo.

 

Aunque Jesús fue recibido inicialmente con elogios, sabemos que las cosas cambiaron rápidamente. Algunos llegaron a ser tan hostiles que condenaron a muerte a Jesús, pero es útil reflexionar sobre la respuesta inicial que recibió. Esta respuesta inicial es una que debe renovarse continuamente en nuestras vidas. La respuesta inicial fue que “fue alabado por todos”.

 

Más tarde, Jesús enseñaría acerca de esta experiencia inicial que muchos tendrían hacia el Evangelio cuando enseñó la parábola del sembrador.

 

Recordemos que la semilla que fue sembrada en terreno pedregoso, la que cayó entre espinos y la que fue sembrada en buena tierra, todas comenzaron a crecer. Solo la que fue sembrada en el camino no creció, porque vinieron los pájaros y se la comieron. Este último caso describe a aquellos que son completamente indiferentes al Evangelio. Pero en el Evangelio de hoy, los “todos” son aquellos que al menos prestaron atención y respondieron inicialmente con entusiasmo.

 

La semilla comenzó a crecer en estos tres escenarios, pero, por supuesto, solo en uno de esos casos la semilla finalmente dio buen fruto.

 

Otra forma de considerar este encuentro inicial con el Evangelio es pensar en un niño. En casi todos los casos, cuando se le presenta el Evangelio a un niño, éste comienza a responder e incluso a encontrar entusiasmo en la fe. Pero, como muchos padres han visto, esta bienvenida inicial a veces va seguida de un rechazo del Evangelio más adelante en la vida.

 

¿Cuándo tuvo su primer encuentro con el Evangelio?

 Para algunos fue durante la infancia. Para otros, hubo una poderosa experiencia de conversión más adelante en la vida. Piense en ese encuentro inicial que tuvo y en las formas en que se sintió emocionado por su nueva fe. ¿Esa experiencia ha continuado y crecido en su vida? ¿O su alabanza inicial a Dios y su entusiasmo han disminuido o incluso han muerto?

 

Reflexione hoy sobre el hecho de que Dios quiere que experimentemos continuamente el Evangelio como algo nuevo y transformador.

 

La novedad de la vida de la gracia nunca debe desaparecer.

 

Medite sobre esta experiencia en su vida y trate de verse como una de las personas del Evangelio de hoy que escuchó a Jesús por primera vez.

 

Medite sobre su entusiasmo y únase a la alabanza a nuestro Señor para que se sienta motivado a dejar que Dios y la predicación de Su santa Palabra lo transformen continuamente.

 

Gloriosa Palabra de Dios, Tú has venido a liberarnos revelándonos Tu amor y misericordia y otorgándonos esa gracia. Por favor, abre mi mente y mi corazón a Tu santa Palabra para que un amor santo me impulse a servirte y seguirte todos los días de mi vida. Jesús, en Ti confío.



4

EN LA SINAGOGA DE NAZARET...


Sabemos muy poco sobre la forma en que fueron escritos los evangelios, y en particular su fecha: pero de lo que acabamos de leer, podemos deducir algunas pistas; Ciertamente hubo predicación oral antes de que se escribieran los evangelios, ya que Lucas le dice a Teófilo que quiere permitirle verificar “la solidez de las enseñanzas que escuchó. »

Lucas también reconoce no haber sido testigo presencial de los hechos; sólo pudo obtener información de testigos presenciales, lo que implica que estos todavía estaban vivos cuando escribió.

Por lo tanto, podemos suponer que la predicación de la Resurrección de Cristo comenzó en Pentecostés y que el Evangelio de Lucas fue escrito más tarde, pero antes de la muerte de los últimos testigos presenciales, lo que da como fecha límite alrededor del 80 - 90 DC.


La historia que leemos hoy tiene lugar después del bautismo de Jesús y la historia de sus tentaciones en el desierto.

Al parecer le va bien en todo al nuevo predicador; les recuerdo la frase de Lucas: “Cuando Jesús, en la fuerza del Espíritu, regresó a Galilea, su fama se extendió por toda la región. Enseñaba en las sinagogas de los judíos y todos lo alababan. »

Aquella mañana todo pintaba bien: Jesús es un buen judío como los demás: regresa de un viaje y, como todo buen judío, llega el sábado por la mañana y va al servicio de la sinagoga.


Tampoco es de extrañar que se le encomiende la lectura, ya que todo fiel tiene derecho a leer las Escrituras. La celebración en la sinagoga, por tanto, transcurre con toda normalidad... hasta el momento en que Jesús lee la lectura del día que resulta ser este conocido texto del profeta Isaías y, en el gran silencio ferviente que sigue a la lectura, afirma con calma, algo inmenso: “Hoy se cumple este pasaje de la Escritura que acabáis de escuchar. » Ciertamente hubo un tiempo de silencio, hasta que entendieron lo que quería decir. Todos en la sinagoga esperaban que Jesús hiciera un comentario, ya que esa era la costumbre, ¡pero éste no lo hace!


JESÚS REVELA SU IDENTIDAD


Nos cuesta imaginar la audacia que representa esta tranquila afirmación de Jesús; porque, para todos sus contemporáneos, este venerable texto del profeta Isaías se refería al Mesías. Sólo el Rey-Mesías, cuando viniera, podría permitirse decir: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido..." Porque, desde el comienzo de la monarquía, el ritual de la coronación de reyes incluía un rito de unción con aceite.

Esta unción fue una señal de que Dios mismo inspiraba continuamente al rey para poder cumplir su misión de salvar al pueblo. Entonces se decía que el rey era "mashiah", una palabra hebrea que simplemente significa "frotado con aceite". Es esta palabra “mashiah” la que se traduce “mesías” en español, “christos” en griego.

En la época de Jesús, ya no había un rey en el trono de Jerusalén, pero la gente esperaba que Dios finalmente enviara al rey ideal que traería libertad, justicia y paz a su pueblo.

En particular, en la tierra de Israel entonces ocupada por los romanos, esperaba a quien libraría de la ocupación romana.
Claramente, Jesús de Nazaret, el hijo del carpintero, no podía pretender ser el Rey-Mesías que se esperaba.

Seamos francos, Jesús no deja de sorprender a sus contemporáneos: es efectivamente el Mesías que esperábamos, ¡pero tan diferente de lo que esperábamos! Lucas, para ayudar a sus lectores, tuvo mucho cuidado desde el principio de su libro en decirles desde el principio que se había informado cuidadosamente sobre todo desde el principio; y, por otro lado, destacó en la introducción de este pasaje que Jesús estaba acompañado por el poder del Espíritu, que era precisamente la característica del Mesías.

Pero es Lucas, el cristiano, quien afirma esto; Los habitantes de Nazaret no saben que el Espíritu del Señor realmente reposa sobre Jesús.
Última observación sobre este evangelio: la cita de Isaías que utiliza Jesús suena como un verdadero discurso de apertura: “El Espíritu del Señor está sobre mí... Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a anunciar a los cautivos su liberación, y a los ciegos recuperarán la vista, para poner en libertad a los oprimidos, para anunciar un año favorable concedido por el Señor. »

Ésta es la obra del Espíritu a través de aquellos a quienes ha consagrado. Nosotros, que a veces buscamos criterios de discernimiento, estamos servidos; porque lo que se dice de Cristo vale para todos los confirmados que seamos, en nuestra humilde medida, claro.

(Marie Noëlle Thabut, Francia)



ORACIÓN-contemplación

Jesús Maestro de Misericordia,
Hoy en la sinagoga te comprometiste ante la gente
Diciendo que Tu llevabas a su culmen la Sagrada Palabra del Padre
Poniéndote del lado de los pobres y marginados de la sociedad.

Ayúdanos también a nosotros pobres hombres y mujeres balbucientes,
Presos de las diferencias entre religiones y confundidos en el modernismo,
A no preocuparnos tanto por la veracidad de textos y creencias,
Sino más bien por ser tus discípulos misioneros de la esperanza divina.

El mundo necesita más de testigos que de maestros, nos decía Pablo VI,
Posibilita Señor que con la ayuda de tu Espíritu Santo seamos misericordiosos, sembradores de esperanza,
Que prediquemos si, que vayamos a misa si, que oremos,
pero que nos comprometamos de manera concreta a hacer realidad tu misericordia en nuestra vida.

Quienes son los oprimidos de hoy?, los prisioneros, los ciegos de hoy?,
Los necesitados de la Gracia, la gracia del Padre, tu gracia?
Que a través de la oración, la fuente de los sacramentos,
y especialmente la Eucaristía,
Mi caridad sea cada vez más creativa, dinámica y comprometida…
¡Amen!

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