Santo del día:
San Hilario
Siglo IV. Obispo de Poitiers, luchó
valientemente contra la herejía arriana, lo que le valió el exilio por parte
del emperador Constancio II. Autor de un famoso Tratado sobre la Trinidad.
Doctor de la Iglesia.
Emocionante
El evangelio narra la primera
predicación de Jesús: el anuncio de la proximidad del Reino, la conversión a la
vida, los gestos de los primeros discípulos que respondieron a su llamada.
Estas palabras se dirigen también a nosotros lectores y creyentes de hoy para
suscitar la misma pronta acogida.
Luego, el salmo nos introduce
en los sentimientos que acompañan a este movimiento: exaltación y alegría en el
Señor, pero también vergüenza de nuestras idolatrías.
Nicolás Tarralle, sacerdote
asuncionista
Primera Lectura
Comienzo de la carta a los Hebreos (1,1-6):
EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló
Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de
todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su
palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está
sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre
los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel
dijo jamás:
«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»;
y en otro lugar:
«Yo seré para él un padre,
y él será para mí un hijo?».
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice:
«Adórenlo todos los ángeles de Dios».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 96,1.2b.6.7c.9
R/. Adorad a Dios todos sus ángeles
V/. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono. R/.
V/. Los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Adoradlo todos sus ángeles. R/.
V/. Porque tú eres, Señor,
Altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(1,14-20):
DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se
marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en
el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón,
echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que
estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su
padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
Palabra de Dios
Un
tiempo para arrepentirse y creer
Hemos concluido ya el tiempo
de Adviento y de Navidad, y comenzamos así el tiempo litúrgico del “Tiempo
Ordinario”. El Tiempo Ordinario debe vivirse en nuestras vidas tanto de
manera ordinaria como extraordinaria.
En primer lugar, comenzamos
este tiempo litúrgico con un llamado extraordinario de Dios. En el pasaje del
Evangelio mencionado anteriormente, Jesús comienza su ministerio público
proclamando que “el Reino de Dios está cerca”. Pero luego continúa
afirmando que, como resultado de la nueva presencia del Reino de Dios, debemos
“arrepentirnos” y “creer”.
Es importante entender que la
Encarnación, que celebramos especialmente en Adviento y Navidad, cambió el
mundo para siempre. Ahora que Dios se había unido a la naturaleza humana en la
Persona de Jesucristo, el nuevo Reino de gracia y misericordia de Dios estaba
cerca. Nuestro mundo y nuestras vidas cambiaron gracias a lo que Dios hizo. Y
cuando Jesús comenzó su ministerio público, comenzó a informarnos a través de
su predicación acerca de esta nueva realidad.
El ministerio público de
Jesús, tal como nos es transmitido a través de la Palabra inspirada de los
Evangelios, nos presenta la Persona misma de Dios y el fundamento de su nuevo
Reino de gracia y misericordia. Nos presenta la extraordinaria vocación a la
santidad de vida y a un compromiso inquebrantable y radical de seguir a Cristo.
Por eso, al iniciar el Tiempo Ordinario, es bueno recordar nuestro deber de
sumergirnos en el mensaje del Evangelio y responder a él sin reservas.
Pero este llamado a un modo de
vida extraordinario debe, en última instancia, convertirse en algo ordinario.
En otras palabras, nuestro llamado radical a seguir a Cristo debe convertirse
en lo que somos. Debemos ver lo “extraordinario” como nuestro deber “ordinario”
en la vida.
Reflexione hoy sobre el
comienzo de este nuevo tiempo litúrgico. Aproveche esta oportunidad para
recordar la importancia de estudiar diariamente y reflexionar en oración sobre
el ministerio público de Jesús y todo lo que Él enseñó. Renueve su compromiso con
la lectura fiel del Evangelio para que se convierta en una parte habitual de su
vida diaria.
Mi precioso Jesús, te doy
gracias por todo lo que nos has hablado y revelado a través de tu ministerio
público. Fortaléceme durante este nuevo tiempo litúrgico del Tiempo Ordinario
para dedicarme a la lectura de tu santa Palabra, de modo que todo lo que nos
has enseñado se convierta en parte ordinaria de mi vida diaria. Jesús, en Ti
confío.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones