domingo, 27 de julio de 2025

28 de julio del 2025: lunes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario-I

 

Abramos el oído del alma

(Mateo 13,31-35) ¿Tenemos la impresión de que Jesús guarda silencio? ¿De que se mantiene a distancia de nuestra vida?
Pero, ¿sabemos realmente escucharlo?
“No les decía nada sin parábolas”, precisa el Evangelio de hoy.
Ayer como hoy, Jesús nos habla por medio de imágenes, parábolas, signos tomados de los acontecimientos y del vasto libro del mundo.
Nos toca a nosotros reconocerlo y acoger su Palabra.

Bertrand Lesoing, prêtre de la communauté Saint-Martin

 


Primera lectura

Éx 32,15-24.30-34
Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas del Testimonio en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios y la escritura era escritura de Dios grabada en las tablas.
Al oír Josué el griterío del pueblo dijo a Moisés:
«Se oyen gritos de guerra en el campamento».
Contestó él:
«No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo».
Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, encendido en ira, tiró las tablas y las rompió al pie de la montaña.
Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua y se lo hizo beber a los hijos de Israel.
Moisés dijo a Aarón:
«¿Qué te ha hecho este pueblo para que nos acarreases tan enorme pecado?».
Contestó Aarón:
«No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: “Haznos un dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado”. Yo les dije: “Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé; yo lo eché al fuego y salió este becerro”».
Al día siguiente Moisés dijo al pueblo:
«Han cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar el pecado de ustedes».
Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo:
«Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro que has escrito».
El Señor respondió:
«Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije: mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado».

Palabra de Dios.

 

Salmo

Sal 106(105), 19-20.21-22.23 (R. 1a)

R. Den gracias al Señor porque es bueno.

O bien:

R. Aleluya.

V. En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. 
R.

V. Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam,
portentos junto al mar Rojo. 
R.

V. Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio
R.

 

Aclamación

R.  Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.

 

Evangelio

Mt 13,31-35

El grano de mostaza se hace un árbol hasta el punto de que los pájaros del cielo anidan en sus ramas

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».
Les dijo otra parábola:
«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta».
Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:
«Abriré mi boca diciendo parábolas;
anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».

Palabra del Señor.


1

TIENDE TU OÍDO, ABRE TU CORAZÓN

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy el Evangelio nos invita a afinar el oído del alma, a abrir el corazón a la pedagogía divina que, lejos de discursos teóricos, se encarna en parábolas, signos, acontecimientos y silencios. En medio del camino jubilar que recorremos como Peregrinos de la Esperanza, esta liturgia nos anima a detenernos un instante y preguntarnos con sinceridad:
¿Estamos escuchando verdaderamente a Jesús? ¿O solo oímos ruido?


🌱 I. UN DIOS QUE HABLA EN PARÁBOLAS

El Evangelio nos presenta hoy dos parábolas del Reino:

  • la del grano de mostaza,
  • y la de la levadura en la masa.

Ambas son imágenes simples, tomadas del mundo cotidiano. Pero, ¡cuánta sabiduría contienen! Jesús no habla en discursos filosóficos. Prefiere lo pequeño, lo escondido, lo humilde: una semilla, un puñado de levadura.

Y el texto concluye con esta frase impactante: “Jesús no les hablaba sino en parábolas”.


¿Por qué este método tan peculiar? Porque las parábolas despiertan el alma. Nos sacuden, nos incomodan, nos empujan a ir más allá de lo evidente. Pero sólo las entiende quien afina el oído interior.


👂 II. ¿NOS PARECE QUE DIOS GUARDA SILENCIO?

Hoy se nos interpela con una pregunta:

“¿Tenemos la impresión de que Jesús guarda silencio? ¿Que está distante de nuestra vida?”

Cuántos hombres y mujeres de hoy, e incluso nosotros mismos, sentimos a veces el peso de la ausencia de Dios. El dolor, el luto, el sinsentido, el vacío... nos hacen gritar como el salmista: “¿Hasta cuándo, Señor, te esconderás?”

Pero la verdadera cuestión es:👉 ¿Sabemos escucharlo?

Porque Dios sigue hablándonos, pero muchas veces en parábolas, en símbolos, en gestos, en silencios que sólo la fe puede descifrar.

Hoy más que nunca, en medio del ruido del mundo, de las redes, de las agendas apretadas, necesitamos reaprender a escuchar. Como María en Betania, que eligió la mejor parte sentándose a los pies del Maestro.


☁️ III. EL ÍDOLO DE ORO Y LA LEVADURA DEL REINO

La primera lectura del Éxodo nos narra un episodio dramático: el pueblo de Israel, impaciente ante la tardanza de Moisés, se fabrica un becerro de oro. Este ídolo es la imagen perfecta de una religión sin escucha, sin paciencia, sin espera confiada. Es la religión del “todo ya”, del “hazlo tú mismo”, del “mejor esto que nada”.

Pero el Dios de la vida no actúa así. Él es como la levadura en la masa, que trabaja en silencio, sin aplausos, sin espectáculo, hasta que todo fermenta.
Su Reino no es ruido, es transformación desde dentro.


🕯 IV. ORAMOS POR NUESTROS DIFUNTOS: ¿QUÉ SEMILLAS HAN DEJADO?

En este contexto de fe, la oración por nuestros hermanos difuntos cobra una luz especial. Ellos también fueron sembradores del Reino. Algunos fueron como la mostaza: discretos, humildes, casi invisibles. Otros como la levadura: escondidos, pero transformadores.

Hoy, al elevar nuestra plegaria por su eterno descanso, reconocemos que el Reino de Dios ya empezó en ellos, y que esperamos el día en que esa semilla se transforme en árbol de vida eterna.

La esperanza cristiana no es evasión, es certeza en la resurrección.
Por eso, oramos:

Señor, haz que lo que sembraron en fe y lágrimas, florezca en la alegría del cielo.


🙏 V. A LA ESCUCHA DE UN DIOS CERCANO

En este Año Jubilar, cuando la Iglesia entera peregrina como “Peregrinos de la Esperanza”, no podemos caminar sin escuchar.
Necesitamos recuperar el silencio interior, leer los signos del Reino, discernir la presencia de Cristo en medio del mundo.

A veces, Dios nos hablará en una parábola,
otras veces en una lágrima,
o tal vez en una sonrisa,
en una enfermedad o en una muerte,
en la Palabra proclamada o en la Eucaristía celebrada…

Pero siempre, si afinamos el oído, Él está allí.
No calla. No se aleja. Susurra.


🎵 UNA ANÉCDOTA PARA TERMINAR

Se cuenta que un maestro oriental enseñaba a sus discípulos en medio del bosque. Un día, en silencio total, preguntó:
—“¿Pueden oír el canto del grillo?”
Todos negaron.
Entonces, el maestro sacó una moneda y la tiró al suelo.
Inmediatamente, todos giraron la cabeza hacia el sonido metálico.
Y él dijo:
—“¡Qué triste! Oyen el ruido del dinero, pero no el canto de la vida”.

¡Qué elocuente! También nosotros, muchas veces, estamos más atentos al ruido del oro que a la voz de Dios en lo cotidiano.


CONCLUSIÓN: LA ESPERANZA ESCUCHA

Querida comunidad:
Hoy Jesús nos habla, como ayer, en parábolas.
Nos pide abrir el corazón y tender el oído.
Nos recuerda que su Reino crece en lo escondido, en lo pequeño, en lo humilde.
Nos enseña que los difuntos, en el seno de Dios, esperan el fruto glorioso de la resurrección.

Que este Año Jubilar sea para nosotros una escuela de escucha, una oportunidad para reconocer la voz de Dios en medio de las parábolas de la vida.
Y que así, como levadura en la masa, podamos fermentar el mundo con la esperanza cristiana.

Amén.

2

CUANDO LA FE SE DEBILITA Y LA MISERICORDIA SE ADELANTA

 

Queridos hermanos y hermanas:

El relato del becerro de oro que hoy nos presenta el libro del Éxodo es, sin lugar a dudas, una de las escenas más dramáticas y reveladoras de toda la historia de la salvación. Es un espejo de nuestras propias crisis de fe, de nuestros cansancios espirituales, de nuestras tentaciones de reemplazar al Dios verdadero por ídolos pasajeros.

Y como diría alguien, así  
“¡Las cosas se complican!”
Sí, se complican cuando olvidamos las promesas, cuando la fe se enfría, cuando Dios parece lejano y buscamos consuelos artificiales. Pero también, y esto es central, se abren horizontes de gracia cuando hay alguien que intercede, cuando hay esperanza, cuando la misericordia de Dios nos alcanza.


🐂 I. EL BECERRO DE ORO: CUANDO LA FE SE IMPACIENTA

El pueblo de Israel ha sido testigo de prodigios: el mar rojo abierto, el maná del cielo, el agua de la roca. Y, sin embargo, una simple demora de Moisés en el monte basta para que todo se venga abajo.

El pueblo, impaciente y desalentado, dice:
👉 “Haznos un dios que vaya delante de nosotros”.

Y Aarón, el sacerdote, accede.
Se fabrica un ídolo. Un becerro de oro.
Una imagen que concentra el deseo de tener un dios visible, manejable, manipulable.

Esta escena no es solo un recuerdo antiguo. Es un reflejo de todas las veces que también nosotros, en la espera, caemos en la desesperanza.
Cuando la oración no tiene respuesta inmediata,
cuando el dolor se prolonga,
cuando la muerte de un ser querido nos deja en tinieblas,
nos sentimos tentados a buscar “dioses alternativos”: el dinero, el poder, el placer, el ego, la autoayuda vacía...


💥 II. LA CÓLERA DE MOISÉS Y LA MISERICORDIA DE DIOS

El texto nos presenta a Moisés regresando del monte con las tablas de la Ley en las manos. Al ver el becerro y el desenfreno del pueblo, arde en ira santa. Rompe las tablas, quema la estatua, reduce el oro a polvo y ¡se lo hace beber al pueblo mezclado con agua!

Pero luego, en un gesto profundamente pastoral, se transforma en intercesor. Subirá de nuevo al monte y suplicará al Señor:
👉 “Este pueblo ha cometido un gran pecado… pero si quieres, perdona su culpa; si no, bórrame del libro que has escrito” (Éx 32,32).

Es aquí donde Moisés prefigura a Cristo, el intercesor por excelencia, el que carga con el pecado del pueblo y ruega por él.
En este Año Jubilar, la figura de Moisés nos llama a ser intercesores también por nuestros difuntos, por los que amamos, por los que no alcanzaron a pedir perdón, por los que murieron sin reconciliarse.


🌿 III. EL REINO DE DIOS: DE LO PEQUEÑO A LO IMPENSADO

El Evangelio nos lleva a un contraste hermoso: de la idolatría del becerro de oro pasamos a la parábola de la semilla de mostaza.

Mientras el pueblo busca seguridades visibles y grandiosas, Jesús nos habla de un Reino que comienza en lo oculto, en lo mínimo, en lo que el mundo desprecia.

La semilla de mostaza es minúscula, pero guarda una potencia de transformación asombrosa. Lo mismo la levadura: no se ve, pero fermenta toda la masa.

Queridos hermanos:
👉 Cada oración sincera,
👉 cada acto de fidelidad en lo oculto,
👉 cada perdón concedido,
👉 cada lágrima ofrecida por un ser querido difunto,
es una semilla del Reino.
Y aunque no veamos su fruto de inmediato, Dios la hace crecer, silenciosamente, con paciencia divina.


🕯 IV. ORAMOS POR NUESTROS DIFUNTOS: SEMILLAS DE ETERNIDAD

En este día, elevamos especialmente nuestra oración por los fieles difuntos.
Muchos de ellos vivieron su fe en lo escondido, en lo cotidiano, como esa semilla de mostaza.
Otros, quizá, tuvieron sus becerros de oro, sus caídas, sus momentos de impaciencia.
Pero si algo sabemos por la fe es que la misericordia de Dios es más grande que el pecado, y que la intercesión de Cristo no cesa nunca.

Ofrecemos por ellos esta Eucaristía.
Y decimos con esperanza:

“Señor, que lo que no supieron sembrar en vida, germine ahora en tu Reino de luz y de paz”.


🙌 V. EL AÑO JUBILAR: UNA LLAMADA A LA CONVERSIÓN Y LA CONFIANZA

Como Peregrinos de la Esperanza, este Año Jubilar nos invita a romper nuestros ídolos,
a volver a subir al monte de la oración,
a abrirnos al misterio de un Reino que crece en el silencio y en lo pequeño.

Quizá hay cosas que hoy se nos han complicado:
una enfermedad, una pérdida, un fracaso, una herida abierta…
Pero Dios no se ha ido.
👉 Él sigue sembrando.
👉 Él sigue esperando.
👉 Él sigue actuando en lo pequeño, como la semilla y la levadura.


🕊 CONCLUSIÓN: DEL CAOS A LA CONFIANZA

¡Las cosas se complican!
Sí. A veces todo parece desordenado, sin sentido.
Pero no estamos solos.
Dios aplaza el castigo.
Nos ofrece misericordia.
Y nos pide que volvamos a confiar en su proyecto.

Que esta Eucaristía sea hoy un acto de escucha, de intercesión, de siembra,
para que cuando llegue la hora de nuestra Pascua, también nosotros podamos ser cosechados en la esperanza del Reino eterno.

Amén.

 

 

3

FERMENTADOS POR LA GRACIA: PACIENCIA PARA EL CAMBIO”

 

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

Las lecturas de este día nos invitan a una profunda contemplación del misterio del pecado humano y del poder transformador de la gracia divina. Por un lado, el relato del becerro de oro (Éx 32) nos revela cómo el pueblo de Dios, impaciente y débil en la fe, se aparta fácilmente del camino. Por otro lado, en el Evangelio, Jesús nos habla con una sencillez desconcertante del Reino de Dios como levadura que transforma lentamente toda la masa (Mt 13,33).

En el marco de este Año Jubilar, como Peregrinos de la Esperanza, esta Palabra es bálsamo y desafío. Es bálsamo, porque nos recuerda que el Reino ya está actuando, aunque no lo veamos de inmediato. Es desafío, porque nos exige paciencia, humildad y apertura para dejarnos transformar por la gracia.


🍯 I. EL BECERRO DE ORO Y LA IMPACIENCIA DEL PUEBLO

Comencemos con una escena escandalosa de idolatría:
Moisés está en la cima del monte, dialogando con Dios, recibiendo las tablas de la Ley.
Pero el pueblo, al pie del monte, se desespera ante la demora.
Y entonces, pide a Aarón un dios “visible”, palpable, controlable.
Se funde el oro. Se erige el becerro. Se celebra un culto falso.

Este episodio no es solo historia antigua. Es retrato de nuestra propia fragilidad.
👉 Cada vez que queremos resultados inmediatos,
👉 cada vez que medimos a Dios por nuestra lógica,
👉 cada vez que sustituimos la fe por el control,
estamos modelando nuevos becerros de oro.

Y eso ocurre incluso en lo espiritual: cuando queremos que la gracia actúe ya, cuando no toleramos los silencios de Dios, cuando abandonamos la oración porque “no sentimos nada”.


🌾 II. LA LEVADURA DEL REINO: LA GRACIA ACTÚA EN LO ESCONDIDO

Jesús, en su pedagogía divina, no responde a la impaciencia con amenazas, sino con parábolas. Y una de ellas, cortísima pero luminosa, dice:

“El Reino de los cielos se parece a la levadura que una mujer tomó y mezcló con tres medidas de harina, hasta que todo quedó fermentado.” (Mt 13,33)

Este versículo, aparentemente insignificante, encierra una clave del Reino:
💠 El Reino no comienza con espectáculos.
💠 La gracia no grita ni se impone.
💠 Dios actúa como levadura: silencioso, escondido, pero eficaz.

Vemos en el evangelio que:

🔹 la levadura ocupa poco espacio,
🔹 pero transforma completamente la masa,
🔹 y lo hace si se le permite actuar…
🔹 y si la masa, no se agita constantemente.


III. DEJARSE FERMENTAR: EL ARTE DE LA PACIENCIA

Muchos cristianos, y nosotros mismos, queremos ser santos al instante.
Queremos cambiarlo todo con una confesión, una Eucaristía, una oración.
Pero olvidamos que la levadura requiere tiempo y silencio.

La parábola de la levadura en la masa nos hace concluir que:

 (Para que la levadura actúe, la masa debe quedarse quieta por un tiempo.)

Qué difícil es esto para el alma moderna, hiperactiva, dispersa, acelerada.

La vida espiritual, sin embargo, es más parecida al pan que al microondas.
👉 Hay que esperar,
👉 confiar,
👉 y dejar que Dios actúe a su ritmo.

La levadura no transforma desde fuera, sino desde dentro. Y así lo hace Dios con nosotros.


🕯 IV. LA GRACIA Y LOS DIFUNTOS: LEVADURA DE ETERNIDAD

Hoy, como cada día, encomendamos a nuestros hermanos difuntos a la misericordia del Señor.
Quizá en vida no vieron grandes frutos, o sintieron que no cambiaban lo suficiente.
Pero Dios ya estaba fermentando en ellos algo nuevo.

Muchos de ellos fueron pan para otros: alimento de ternura, de perdón, de paciencia.
Y aunque sus gestos hayan parecido pequeños, como la levadura, dejaron huella.

Nuestra oración por ellos es como añadir más levadura a la masa de la eternidad.
Pedimos al Señor:

“Haz, Señor, que lo que sembraste en ellos con tu Palabra, se transforme ahora en vida sin fin.”


🙏 V. LA LLAMADA DEL AÑO JUBILAR

En este Año de Gracia, el Señor nos pide no agitar la masa con nuestras prisas.
Nos pide sentarnos con Él, como masa dócil en manos del Panadero Divino.
Nos pide abrirle espacio para que Él actúe, con su tiempo y su método.


Confiemos en que si actuamos así, nos convertiremos en las personas que Dios quiere que seamos.


🌟 CONCLUSIÓN: PAN NUEVO, VIDA NUEVA

Querida comunidad:
Hoy, el Señor nos propone dos caminos:

  • el del oro impaciente que fabrica ídolos,
  • o el de la levadura oculta que transforma.

Ambos actúan en silencio.
Uno esclaviza. El otro libera.
Uno decepciona. El otro lleva a la plenitud.

¿A cuál le abriremos espacio en nuestra vida?

Que el Dios de la paciencia y la ternura,
el Dios del horno y de la levadura,
nos transforme por dentro.
Y que algún día, cuando entremos en su Reino,
descubramos que la masa de nuestra vida se convirtió, por la gracia, en pan eterno.

Amén.


 

Referencias:

https://www.prionseneglise.ca/textes-du-jour/commentaire/2025-07-28

https://padregusqui.blogspot.com/2017/07/31-de-julio-del-2017-lunes-de-la-17a.html

https://catholic-daily-reflections.com/2025/07/27/transformed-by-grace-3/ 

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