28 febrero del 2022: lunes de la octava semana del tiempo ordinario
(Marcos 10, 17-27) ¿Qué es lo que me impide emprender mi vuelo? ¿De qué bienes no estoy dispuesto a desprenderme? Tomarme el tiempo para pensarlo enfocándome en todo lo que podría alejarme del Señor es el primer paso que he de dar.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro
(1,3-9):
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran
misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha
hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible,
pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os
custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento
final. Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en
pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe de más precio que el oro,
que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y
honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis;
no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado,
alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 110,1-2.5-6.9ab.10c
R/. El
Señor recuerda siempre su alianza
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R/.
El da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R/.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza;
la alabanza del Señor dura por siempre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(10,17-27):
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo,
se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida
eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende
lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo,
y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a
los ricos entrar en el reino de Dios!»
Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué
difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el
dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un
rico entrar en el reino de Dios.»
Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para
Dios. Dios lo puede todo.»
Palabra del Señor
Jesús suspiró… profundamente
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta:
anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro
en el cielo, y luego sígueme.»
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Hay dos cosas importantes para señalar en este
pasaje de las Escrituras. La primera es la reacción de Jesús y la segunda
es la reacción del joven rico.
Jesús, se nos dice, lo miró y “lo amó”. Es
importante tener en cuenta este versículo como un precedente de lo que Jesús llama
a hacer a este joven. Lo llama a renunciar a todo lo que tiene, a darlo
todo y venir a seguir a Jesús. Y Jesús lo invitó a hacerlo por
amor.
Jesús está invitando a este joven a ganar
mucho más de lo que posee actualmente. Por eso Jesús lo miró con amor
antes de invitar al joven a seguirlo de manera total y radical. Pero, en
este caso, amar a Jesús iba a doler. Iba a doler en el sentido de que
seguir a Jesús requiere un sacrificio total de todo. Es total y radical. Es
duro, al menos desde un punto de vista puramente humano y mundano. Pero el
amor de Jesús por este joven era tan perfecto que estuvo dispuesto a invitarlo
a soportar el sacrificio de todo para que él que era rico pudiera ganar mucho
más.
Estamos invitados a hacer lo mismo. No,
no podemos ser llamados a seguir a Jesús en la forma única y radical de
renunciar a todas nuestras posesiones físicas. Pero estamos llamados a
seguir a Jesús en el mismo grado de confianza y abandono a su voluntad divina. Y
eso inevitablemente requerirá sacrificio. Sacrifícate al máximo
grado.
Nuestra reacción al llamado de Jesús al discipulado
es clave. ¿Cómo responderemos a esta invitación a darnos completamente? El
joven rico reaccionó al principio con tristeza. No aceptó la invitación
que Jesús le ofreció. No sabemos si finalmente siguió a Jesús de esta
manera radical y total, pero sí conocemos su primera reacción.
Muchas veces esta es también nuestra primera
reacción. Queremos ser fieles y queremos seguir a Cristo sin importar lo
que Él pida. Pero cuando se nos da una invitación concreta para responder
a Su llamado, nos alejamos con tristeza pensando que la invitación es demasiado
exigente.
Reflexione, hoy, sobre este joven rico. Mire
su propia vida y medite la pregunta de qué tan listo y dispuesto está usted
para decir "Sí" de manera total a cualquier cosa que Jesús le pida. Decir
“Sí” con sacrificio es la mejor decisión que usted puede tomar. Es, en
realidad, una aceptación voluntaria de la vida más gloriosa que usted puede
vivir.
Mi exigente Señor, seguirte a veces puede
parecer duro y radical. Puede parecer que es demasiado. Ayúdame,
especialmente en esos momentos, a confiar en Ti más que en los muchos apegos
que tengo en este mundo. Jesús, en Ti confío.
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