jueves, 27 de julio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 27 de julio del 2017 jueves de la 16a semana del TO





Cada uno,  tarde o temprano, se encuentra en una u otra situación de la parábola. Se trata de escuchar el llamado del Señor en nuestros corazones y descubrir día a día los frutos que el Evangelio puede producir en nosotros y alrededor de nosotros.




Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (19,1-2.9-11.16-20b):

Aquel día, a los tres meses de salir de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí: saliendo de Rafidín, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon allí, frente al monte.
El Señor dijo a Moisés: «Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que te digo, y te crea en adelante.»
Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había dicho. Y el Señor le dijo: «Vuelve a tu pueblo, purifícalos hoy y mañana, que se laven la ropa y estén preparados para pasado mañana; pues el Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo.»
Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en el campamento se echó a temblar. Moisés hizo salir al pueblo del campamento para ir al encuentro de Dios y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Subía humo como de un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. El Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de la montaña.

Palabra de Dios


Salmo
Dn 3,52.53.54.55.56

R/. A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre, santo y glorioso. R/.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R/.

Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.




Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,10-17):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: «¿Por qué les hablas en parábolas?»
Él les contestó: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: "Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure." ¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.»

Palabra del Señor


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Preciosos para Dios

Dios  da cita, les da la oportunidad a Moisés y a los Israelitas de encontrarse con Él en el monte Sinaí. Comienza una nueva etapa: la alianza. Dios hace de Israel su pueblo, un pueblo amado y precioso a sus ojos. Sin dudar, el pueblo se compromete también a ser su pueblo…Después veremos, si el entusiasmo inicial se prolongará…Lo cierto es que el pueblo ha dicho sí y por ahora eso es lo más importante.

En el Evangelio, Jesús quiere hacerles entender a los discípulos que no es posible explicar "El Reino de los cielos"- el Reino de Dios- a la manera como se describe un objeto visible. De cara a una multitud que no escucha y no  comprende, Jesús cambia de método. Él cuenta o narra parábolas, historias, en las cuales, las situaciones bien conocidas por su auditorio son puestas en escena de manera sorprendente; de esta manera, Jesús espera desconcertar a sus interlocutores y llevarlos a reflexionar y asumir posición (tomar decisiones).

jueves, 20 de julio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 20 de julio del 2017 jueves de la 15a semana del TO



(Éxodo 3, 13-20) Dios tiene un nombre. Él es Aquel que es. Aquel que es incapaz de quedarse con los brazos cruzados ante la desgracia o miseria humana. Ésta es la razón por la que Jesús hacía milagros. Él tenía el mismo corazón de Dios, que se conmueve ante el sufrimiento de cada uno de sus hijos.






Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (3,13-20):

En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde la zarza ardiendo, le replicó: «Mira, yo iré a los israelitas y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?»
Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "Yo-soy me envía a vosotros."»
Dios añadió: «Esto dirás a los israelitas: "Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación." Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: "El Señor, Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha aparecido y me ha dicho: 'Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios. He decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel'." Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: "El Señor Dios de los hebreos nos ha encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios." Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; pero yo extenderé la mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejará marchar.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 104,1.5.8-9.24-25.26-27

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.

Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.
A éstos les cambió el corazón
para que odiasen a su pueblo,
y usaran malas artes con sus siervos. R/.

Pero envió a Moisés, su siervo,
y a Aarón, su escogido,
que hicieron contra ellos sus signos,
prodigios en la tierra de Cam. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor


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Cuál es tu nombre? Cómo te llamas?

En la antigüedad, cada divinidad tenía un nombre propio. Pero acaso un nombre puede decir todo de Dios?  Por el nombre que Dios revela a Moisés, se describe por su presente (yo soy), su futuro (yo seré) y su pasado (Yo soy el Dios de vuestros ancestros). Los musulmanes utilizan su rosario (Tasbish) de 99 granos,  para invocar los 99 nombres de Dios, aduciendo que no hay centésimo o nombre número 100 que pueda ser pronunciado, porque éste nombre sólo lo sabe Dios, es desconocido, es impronunciable. En la tradición judía, por respeto, no se pronuncia jamás el nombre divino compuesto de 4 consonantes (el famoso tetragrama) YHWH. Se reemplaza con Señor, Dios u otro sustantivo o adjetivo que invoque una cualidad suya,  como se llama en las biblias y en la liturgia.

En el Evangelio, vemos  que ante el peso o fardo opresor de la ley, de los ritos, prohibiciones, de las órdenes, Jesús nos ofrece su carga ligera. Él ofrece un sentido a nuestras vidas humilladas, Él no suprime la fatiga, ni las lágrimas, ni la sangre, sino que  lo  que exige de nosotros, Él nos da el poder de ofrecerlo. Él acepta unirse, entrar en comunión con nuestra condición despreciada, para rehacerla por dentro y trazar un sendero que será el de la libertad de los hijos de Dios. Dónde encontramos nuestra alegría? De dónde viene?  emana de nuestra vida, de sus pruebas y de la oración? La alegría es siempre, entrar en la alegría del otro, de Dios y de  los demás hombres, nuestros hermanos…Nuestro consentimiento del plan de Dios y la comunión con nuestros hermanos se convierten en las fuentes de nuestra paz interior. Seguros de ser amados, hasta en nuestra pobreza, la alabanza, entonces vendrá para habitar nuestros corazones.



miércoles, 19 de julio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 19 de julio del 2017 miércoles de la 15a semana del TO



(Mateo 11,25-27) La celebridad, la fama, el prestigio, el reconocimiento, como lo queramos llamar, no se iguala a la sabiduría revelada por el Espíritu a los pequeños y humildes. Una vida de compasión y sincera, abierta a la caridad evangélica, que sabe a dónde va, vale más  que muchos saberes y poderes





Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (3,1-6.9-12):

En aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo: «Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza.»
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: «Moisés, Moisés.»
Respondió él: «Aquí estoy.»
Dijo Dios: «No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado.»
Y añadió: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.»
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor le dijo: «El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora marcha, te envío al Faraón para que saques a mi pueblo, a los israelitas.»
Moisés replicó a Dios: «¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de Egipto?»
Respondió Dios: «Yo estoy contigo; y ésta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña.»

Palabra de Dios



Salmo
Sal 102,1-2.3-4.6-7

R/. El Señor es compasivo y misericordioso

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-27):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»

Palabra del Señor



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Un encuentro que descalza

Cuando Moisés hace una pausa en su trabajo de pastor, es ahí como Dios viene a su encuentro y se le revela. Intrigado y curioso ante un fenómeno extraño, Moisés corre para ver la zarza ardiendo sin consumirse. Entonces, Dios lo llama por su nombre. Una relación decisiva nace aquí, tan fuerte que suscita el respeto y va hacer cambiar tanto la vida de Moisés como la de su pueblo.

En el Evangelio, una vez más, Jesús deja ver su total dependencia del Padre. Él es su enviado y es el mismo Padre quien lleva a cabo su obra de salvación; al mismo tiempo Jesús se da cuenta que quienes son sensibles a su llamado y dejan permear la Buena Noticia son los sencillos, los pobres…Nadie viene al Hijo sino por el Padre.

martes, 18 de julio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 18 de julio del 2017 martes de la 15a semana del TO



(Mateo 11,20-24)  Es mucho más fácil ignorar todos los pequeños milagros de los cuales somos testigos cada día que  reconocerlos. Percibir esos signos de la presencia de Dios en nuestro vida, es permanecer en el amor y la confianza.




Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (2,1-15a):

En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu; ella concibió y dio a luz un niño. Viendo qué hermoso era, lo tuvo escondido tres meses. No pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura, y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo. Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba. La hija del Faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó a la criada a recogerla. La abrió, miró dentro, y encontró un niño llorando.
Conmovida, comentó: «Es un niño de los hebreos.»
Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: «¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?»
Respondió la hija del Faraón: «Anda.»
La muchacha fue y llamó a la madre del niño.
La hija del Faraón le dijo: «Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré.»
La mujer tomó al niño y lo crió.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del Faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: «Lo he sacado del agua.»
Pasaron los años, Moisés creció, fue adonde estaban sus hermanos, y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus hermanos. Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
Al día siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al culpable: «¿Por qué golpeas a tu compañero?»
Él le contestó: «¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?»
Moisés se asustó pensando: «La cosa se ha sabido.» Cuando el Faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para darle muerte; pero Moisés huyó del Faraón y se refugió en el país de Madián.

Palabra de Dios


Salmo                                 
Sal 68,3.14.30-31.33-34

R/. Humildes, buscad al Señor,
y revivirá vuestro corazón


Me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente. R/.

Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío,
el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude. R/.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,20-24):

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.»

Palabra del Señor


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Por la fuerza que viene de Dios

La madre de Moisés está dispuesta a todo, con tal de conservar la vida de su hijo. La hermana de Moisés, hace todo lo que está al alcance de sus manos para preservar la vida de su hermano. La hija del faraón, se opone ante la prohibición de no dejar vivir los hijos de los hebreos. Estas 3 mujeres valientes simbolizan a todos aquellos que se resisten, se oponen a las leyes injustas y no inspiradas en Dios, para proteger y salvar a las personas en peligro por las decisiones de leyes y gobiernos injustos. Por otro lado, Moisés, promovido en la corte del rey de Egipto, adquiriendo autoridad, un día toma consciencia  de la situación de su pueblo. Él toma partido en defensa del pueblo hasta mismo cometer un homicidio. Criminal para los egipcios, no reconocido por los hebreos, se echa a todo el mundo de enemigo. Él no defenderá a su pueblo apoyado sólo en sus propias fuerzas. Sólo Dios,  es quien salva y libera.

En el Evangelio, Jesús pronuncia palabras de lamentación sobre las ciudades que no han aceptado su mensaje. La palabra "Ay" que es sinónimo de "mala suerte", "desgraciada", significa "vea pues", "yo veo"…No es una maldición, sino un grito de tristeza. Reprochar, reclamar, es el distintivo, la marca de un amor verdadero. La persona que ama a la otra persona con sinceridad, demuestra así su amor. Cuando uno ama a alguien, se le dificulta aceptar que actúe de una manera distinta a la que uno espera, que no corresponda a nuestro amor…Uno quiere advertirle de las consecuencias funestas a las cuales se precipita por su falta de fidelidad, de responsabilidad en el amor…Esto es cierto para la persona enamorada, pero también lo es  para el padre o madre de familia, el pedagogo, el amigo, el hermano… Y esta experiencia Jesús la vivió. Él ha hablado sinceramente, sin rodeos a la gente de sus defectos, de sus errores ; realizó signos milagrosos en su favor y ellos no le respondieron…Sus llamados a la conversión, fueron en vano en estas ciudades mencionadas…

Cada uno de nosotros, de una manera u otra, tenemos una falla en nosotros, una parte de nuestro ser se niega a asumir su identidad. Por ejemplo a alguien le costará asumir su papel de padre o madre con su hijo, a otro le costará tener relaciones armoniosas con los demás, otros renunciarán fácilmente a su propia dignidad con tal de ganarse la amistad de un grupo…En cada uno, habrá una hemorragia; recibamos en esa parte  herida de nuestro ser, la Palabra  del Señor que nos llama, descubramos en su exigencia la marca de un verdadero amor que nos quiere libres, autónomos, responsables…Que respondiendo a su llamado, podamos renovarnos, despertarnos, para decirnos al menos que nuestra manera de hacer, de ser actualmente no es suficiente…para abrirnos así a la conversión y llegar a tener la vida en abundancia que nuestro Maestro promete…

sábado, 15 de julio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 15 de julio del 2017 sábado de la 14a semana del TO



(Mateo 10, 24-33) Transmitir un mensaje de amor, de comunión y de perdón, puede a veces provocar la división, el odio y la violencia. El Señor quien sabe todo de nosotros, ve los temores que sentimos. Él nos pide entonces dejarnos impregnar y guiar por su amor.




Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (49,29-32;50,15-26a):

En aquellos días, Jacob dio las siguientes instrucciones a sus hijos: «Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, en Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. Allí enterraron a Abrahán y a Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron comprados a los hititas.»
Cuando Jacob terminó de dar instrucciones a sus hijos, recogió los pies en la cama, expiró y se reunió con los suyos.
Al ver los hermanos de José que había muerto su padre, se dijeron: «A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos el mal que le hicimos.»
Y mandaron decirle: «Antes de morir tu padre nos encargó: "Esto diréis a José: Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron". Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre.» José, al oírlo, se echó a llorar.
Entonces vinieron los hermanos, se echaron al suelo ante él, y le dijeron: «Aquí nos tienes, somos tus siervos.»
Pero José les respondió: «No tengáis miedo; ¿soy yo acaso Dios? Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos. Por tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos.»
Y los consoló, hablándoles al corazón. José vivió en Egipto con la familia de su padre y cumplió ciento diez años; llegó a conocer a los hijos de Efraín, hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés; los llevó en las rodillas.
José dijo a sus hermanos: «Yo voy a morir. Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que prometió a Abrahán, Isaac y Jacob.»
Y los hizo jurar: «Cuando Dios cuide de vosotros, llevaréis mis huesos de aquí.» José murió a los ciento diez años de edad.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 104,1-2.3-4.6-7

R/. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón


Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R/.

Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,24-33)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

Palabra del Señor


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"No tengan miedo"

Terminamos hoy la lectura del libro del Génesis.

Después de la muerte de su padre, los hijos de Jacob tienen miedo que José se vengue del mal que le han hecho. No es fácil cargar con las faltas cometidas contra los otros. Pero José apacigua a sus hermanos, les asegura que no tomará ninguna represalia. La sabiduría de Dios ha transformado el mal: el sujeto o persona de sufrimiento se convierte en el medio de salvar la vida de muchos (cfr. Jesucristo).

Al final de su vida, José, "el hombre de los sueños", sabe que sus descendientes retornarán al país de Canaán. Como su padre, él quiere ser parte del viaje. Con la muerte de José, finaliza una etapa de oro en las relaciones entre hebreos y egipcios. En adelante, la tierra de asilo se convertirá en tierra de servilismo, de esclavitud.

En el Evangelio, Jesús invita a sus discípulos a confesar su fe en el momento del riesgo, del miedo, sin temer a los perseguidores que no pueden sino afectarlos físicamente. Uno tiene toda la razón del mundo al temerle a Dios, pues Él tiene todo poder sobre el hombre, sobre su cuerpo y sobre su alma. Y al mismo tiempo Él también es aquel que se preocupa por cada uno de nosotros y nos cuida, pues valemos mucho más que los gorriones.





viernes, 14 de julio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 14 de julio del 2017 viernes de la 14a semana del TO



(Mateo 10,16-23) Seguir a Jesús no es algo fácil. Pero todo es posible para quien deposite su confianza en el Espíritu Santo, ya que él nos hace verdaderos mensajeros y testigos de Cristo vivo.





Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (46,1-7.28-30):

En aquellos días, Israel, con todo lo suyo, se puso en camino, llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
Dios le dijo a Israel en una visión de noche: «Jacob, Jacob.»
Respondió: «Aquí estoy.»
Dios le dijo: «Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en un pueblo numeroso. Yo bajaré contigo a Egipto, y yo te haré subir; y José te cerrará los ojos.»
Al salir Jacob de Berseba, los hijos de Israel hicieron montar a su padre, con los niños y las mujeres, en las carretas que el Faraón había enviado para transportarlos. Tomaron el ganado y las posesiones que habían adquirido en Canaán y emigraron a Egipto Jacob con todos sus descendientes, hijos y nietos, hijas y nietas, y todos los descendientes los llevó consigo a Egipto. Jacob despachó por delante a Judá, a visitar a José y a preparar el sitio en Gosén. Cuando llegaban a Gosén, José mandó preparar la carroza y se dirigió a Gosén a recibir a su padre. Al verlo, se le echó al cuello y lloró abrazado a él.
Israel dijo a José: «Ahora puedo morir, después de haberte visto en persona, que estás vivo.»

Palabra de Dios



Salmo
Sal 36,3-4.18-19.27-28.39-40

R/. El Señor es quien salva a los justos

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R/.

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán. R/.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá. R/.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados
y los salva porque se acogen a él. R/.




Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,16-23):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor



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Evangelio y violencia

Muchos que se dicen no creyentes, no cristianos se atreven a decir que no creen en la Biblia, y critican sobre todo al Antiguo Testamento por sus muchas historias de violencia, de guerra, de injusticia, de corrupción y de muerte. Y cabe preguntarles, acaso la historia y mismo la actualidad no están  plenas de casos de violencia, de injusticia, de corrupción y muerte también? Estamos ya casi terminando la lectura del libro del Génesis que empezamos a leer hace dos semanas y hemos seguido la historia de los patriarcas, de los herederos de la promesa de Dios: Abraham, Isaac, Jacob y sus doce hijos, fundamento  y raíces del pueblo escogido Israel, embajador a través de la historia de la revelación de Dios a manifestarse universalmente. Su historia, la historia de este pueblo elegido,  tiene mucho que ver con la nuestra, con nuestra historia personal, de familias, de país…Nuestro corazón vemos es tan capaz de la ternura como de la agresividad; capaz de albergar odio, pero también capaz de emanar reconciliación, perdón, anhelo de fraternidad. A través de esta historia vario-pinta, de tragicomedia, Dios nos acompaña, Dios no olvida sus promesas a pesar de nuestro pecado. El quiere que los hombres se reconcilien.
 El pasaje del Génesis que escuchamos hoy nos muestra a Jacob que ahora se llama Israel orando a Dios, ofreciéndole sacrificios, dándole gracias y confiando nuevamente en su Palabra. Jacob debe dejar su tierra e ir como lo hizo Abraham a esa tierra para él desconocida: Egipto. Antes de bajar al gran país, le dice  Dios: "No temas bajar a Egipto porque allí te convertiré en un pueblo numeroso". Bien dicen que Dios escribe derecho en renglones torcidos.

En el Evangelio, el relato que escuchamos hoy insiste particularmente en los enfrentamientos de los seguidores de Jesús con los judíos. Encontramos las preocupaciones que tenía la comunidad cristiana de Mateo, en el momento en que este evangelio era escrito. En efecto, muchos de sus miembros provenían de la comunidad judía. Solamente la fidelidad a Cristo le permitirá a los  apóstoles, sostenidos por el Espíritu Santo, superar  oposiciones y disensiones.

jueves, 13 de julio de 2017

Viviendo extraordinariamente el tiempo ordinario: 13 de julio del 2017 jueves de la 14a semana del TO



(Génesis 44, 18-21.23b-29; 45, 1-5) Lo que en principio podamos ver como un fracaso o una desgracia, más tarde puede revelarse como una etapa hacia el bienestar o una situación mejor de vida, un encuentro crucial que nos llena de alegría hoy . 
Dios nunca busca o quiere castigarnos, tengamos pues entonces confianza en Él.




Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (44,18-21.23b-29;45,1-5):

En aquellos días, Judá se acercó a José y le dijo: «Permite a tu siervo hablar en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres como el Faraón. Mi señor interrogó a sus siervos: "¿Tenéis padre o algún hermano?", y respondimos a mi señor: "Tenemos un padre anciano y un hijo pequeño que le ha nacido en la vejez; un hermano suyo murió, y sólo le queda éste de aquella mujer; su padre lo adora." Tú dijiste: "Traédmelo para que lo conozca. Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme." Cuando subimos a casa de tu siervo, nuestro padre, le contamos todas las palabras de mi señor; y nuestro padre nos dijo: "Volved a comprar unos pocos víveres." Le dijimos: "No podemos bajar si no viene nuestro hermano menor con nosotros"; él replicó: "Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: uno se apartó de mí, y pienso que lo ha despedazado una fiera, pues no he vuelto a verlo; si arrancáis también a éste de mi presencia y le sucede una desgracia, daréis con mis canas, de pena, en el sepulcro."»
José no pudo contenerse en presencia de su corte y ordenó: «Salid todos de mi presencia.»
Y no había nadie cuando se dio a conocer a sus hermanos. Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron, y la noticia llegó a casa del Faraón.
José dijo a sus hermanos: «Yo soy José; ¿vive todavía mi padre?»
Sus hermanos se quedaron sin respuesta del espanto.
José dijo a sus hermanos: «Acercaos a mí.»
Se acercaron, y les repitió: «Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. Pero ahora no os preocupéis, ni os pese el haberme vendido aquí; para salvación me envió Dios delante de vosotros.»

Palabra de Dios



Salmo
Sal 104,16-17.18-19.20-21

R/. Recordad las maravillas que hizo el Señor

Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R/.

Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó. R/.

El rey lo mandó desatar,
el Señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones. R/.



Lectura del santo Evangelio según san Mateo (10,7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «ld y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»

Palabra del Señor



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Un perdón que libera

La historia de José aparece hoy recortada. La disponibilidad para sacrificarse de Judá, no se nos cuenta.  

José se aprovecha de su posición y autoridad en Egipto para ejercer presión sobre sus hermanos y hacerles confesar el mal que han hecho (al venderlo a él como esclavo). Estos últimos, le han infligido a su anciano padre Jacob un terrible sufrimiento al hacerle creer que su hijo preferido (José) había muerto (Génesis 37, 31-35). Judá, encuentra al fin las palabras para expresar el remordimiento de los hermanos culpables. Habiendo él mismo perdido también a su esposa y dos de sus hijos (38,1-12), Judá  está dispuesto a sacrificarse (quedándose como rehén o esclavo cerca de José, en intercambio con Benjamín a quien quiere hacer traer José)  para evitarle a su padre otro duelo que sería fatal.

Y en el momento  de este emocionante encuentro con sus hermanos, José les explica cómo entiende él lo sucedido. Dios ha organizado y dispuesto todo así para salvar a su familia. Dios se ha servido de todos para cumplir sus proyectos. Entonces por qué José los ha tratado así de tan mala forma para hacerlos confesar? Era necesario que ellos expresaran su remordimiento después de tanto tiempo de silencio. Ahora José puede perdonarlos y liberarlos de su culpabilidad.

En el Evangelio, vemos a los embajadores de choque! Jesús le da a sus discípulos la misma autoridad que Él ha recibido de Dios: la de predicar y de sanar. Mateo es explícito, es únicamente a los hijos de Israel que Jesús envía a sus apóstoles en misión. Sigue una serie de recomendaciones que harán de ellos buenos embajadores, disponibles, eficaces, al servicio de Dios.

La expresión "sacudan el polvo de los pies", significa romper todo contacto. Jesús no  impone nunca la Palabra de Dios, simplemente la propone.

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