P. Gusqui
Una historia que atrapó a
millones
The Walking Dead es una serie estadounidense que se estrenó en
2010, inspirada en el cómic homónimo creado por Robert Kirkman. Su premisa
inicial parece sencilla: un mundo devastado por una epidemia que convierte a
las personas en caminantes, y un pequeño grupo de sobrevivientes que lucha por
mantenerse con vida.
Con los años, sin embargo, la historia se alejó de
ser “solo” una trama de zombis. La serie evolucionó hacia un drama humano donde
lo central no son los caminantes, sino los dilemas éticos, morales y
espirituales de los protagonistas: ¿cómo vivir cuando la civilización se ha
derrumbado?, ¿qué significa mantener la humanidad en medio del caos?, ¿qué
precio tiene la esperanza?, ¿hasta dónde se puede perdonar?
Entre el apocalipsis y la
condición humana
Quienes nunca la han visto podrían pensar que es
solo terror o violencia. Pero en realidad, TWD es un espejo de la condición
humana:
- Los
caminantes son la amenaza externa, pero la verdadera tensión
proviene de las decisiones internas de los vivos.
- Cada
temporada plantea la pregunta: ¿qué nos hace seguir siendo humanos?
¿La ley, la comunidad, la misericordia, la fe?
- La
lucha de los protagonistas es también una parábola sobre la fragilidad de
nuestras sociedades y la necesidad de reconstruir vínculos cuando todo
parece perdido.
Una mirada desde la fe
Lo interesante es que incluso desde la teología y
la reflexión cristiana ha habido voces que reconocen el valor profundo de la
serie.
Patheos: “The Walking Dead es
plenamente católica”
En el portal Patheos, la bloguera católica
Katrina Fernandez escribió un artículo titulado Theology of the Dead Body.
Allí afirma que la serie está “rebosante de temas de redención, gracia,
perdón, de dejar atrás el pasado y volver tras el error”. También subraya
que presenta de forma muy clara el poder destructivo del pecado y la
naturaleza corruptora del mal.
Más allá de la ficción, TWD puede verse como una
metáfora sobre cómo el ser humano, sin la gracia de Dios, se convierte en un
“muerto viviente”, atrapado en el pecado, y cómo solo la redención ofrece
verdadera vida.
First Things: una “cultura de
vida” en medio de la muerte
Por su parte, la autora católica Abigail Rine
Favale, en la revista First Things, explica que TWD defiende,
paradójicamente, una cultura de la vida. Según ella, la verdadera
amenaza no son los caminantes, sino el riesgo de que los vivos renuncien a
defender la dignidad humana. La serie enseña que incluso en un mundo en
ruinas, merece la pena proteger la vida, cuidar de los débiles y mantener la
solidaridad.
Para quienes quieran descubrirla
Como pastor, no puedo recomendar la serie a la
ligera —contiene escenas fuertes, propias de un drama posapocalíptico—, pero sí
puedo decir que verla con mirada crítica y creyente puede convertirse en un ejercicio
de discernimiento.
En medio de su crudeza, TWD plantea preguntas que
también resuenan en el Evangelio:
- ¿Qué
significa “dar la vida” por los amigos?
- ¿Cómo
perdonar en un mundo donde el rencor parece dominar?
- ¿De
qué manera la esperanza puede sostenernos en los momentos más oscuros?
Conclusión
Hoy entiendo por qué tantos la consideran una serie
de culto. En el fondo, The Walking Dead nos recuerda que lo que está en
juego no es solo sobrevivir, sino cómo vivir, y sobre todo, para
quién vivir.
Quizás por eso, lejos de ser un simple entretenimiento
de zombis, se ha convertido en una oportunidad para dialogar sobre la fe, la
esperanza y la dignidad humana en un mundo que también, en muchos sentidos,
parece caminar entre sombras.
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