6 de octubre del 2013: 27º Domingo del Tiempo Ordinario (C)
A guisa de introducción:
El compromiso con la fe, nos
hace ver las consecuencias funestas que ella acarrea. Por su inserción en el
mundo y su batalla frente al mal, el cristiano puede ser mal visto en
ocasiones, y pueden ser señalados nada más que sus defectos, o verse oscuro o
“incomprendido” por la misma complejidad de las circunstancias, de las cosas.
En un mundo y o una sociedad donde aparentemente pueden ser importantes otros valores disfrazados de dignidad y supremacía se debe tener la capacidad de descubrir lo esencial del hombre de fe, del batallador por Cristo, del mártir...
En un mundo y o una sociedad donde aparentemente pueden ser importantes otros valores disfrazados de dignidad y supremacía se debe tener la capacidad de descubrir lo esencial del hombre de fe, del batallador por Cristo, del mártir...
(George Bernanos, escritor y poeta
francés, autor del "Diario de un cura rural")
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
Lucas 17, 5-10” (Biblia Latinoamericana de hoy)
La Fe y el Servicio
Los apóstoles dijeron al Señor: “¡Auméntanos la fe!” 6 Entonces el Señor dijo: “Si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este sicómoro: ‘Desarráigate y plántate en el mar,’ y les obedecería“¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: ‘Ven enseguida y siéntatea comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y vístete adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después comerás y beberás tú’? ¿Acaso le da las gracias al siervo porque hizo lo que se le ordenó? Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: ‘Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.’
Palabra de Dios
A guisa de introducción:
Jesús hoy nos
habla de la fe, quizás la palabra más corta del diccionario teológico, pero a
la vez la que más incidencias e importancia tiene en nuestra vida de
cristianos, porque antecedida o precedida por el amor, ante la mirada de fe nos
jugamos la vida, ella nos lleva a consecuencias existenciales y por ello hemos
de abordarla con toda la seriedad que se debe.
Hoy, abramos nuestro
corazón a Dios. Él ha sembrado la semilla de la fe que nos permite realizar lo
imposible: enviar un árbol a plantarse en el mar. Es esta fe la que nos da la
fuerza para permanecer fieles a nuestros compromisos de todos los días.
Que esta celebración
despierte en nosotros el don de la FE.
Qué es FE?
Una palabra monosílaba, como que los cristianos somos
monoteístas.
La segunda sílaba de café y qué bueno es compartir sobre la
fe alrededor de una taza del excelso grano…
Fe, palabra que hace dudar y hasta reír a aquellos que solo
aceptan para reemplazarla, por optimismo, positivismo, “buena vibra” en su
vocabulario y vivir diario.
Fe que es más que aprender “doctrina”, dogmas, mandamientos y
preceptos de memoria sino que es el encuentro con ALGUIEN, con una persona, con
Jesucristo.
FE, inmensa y sublime palabra, sostenedora de vidas, dadora
de sentido a la existencia de tantos santos que ya partieron y otros que
continúan iluminando el mundo y haciéndolo más fraterno, más bondadoso, más
humano (“creo en la comunión de los santos”, decimos en el Credo…no?)
Estamos en el año de la FE y el evangelio de este domingo nos
presenta a Jesús compartiendo con sus discípulos sobre ella. Los discípulos la
reclaman porque la admiran en su maestro. Perciben, se dan cuenta que con ella
podrían realizar muchas cosas, grandes prodigios.
Señor, auméntanos la fe! Debería ser nuestro grito cotidiano,
a todas horas. Sobre un mundo donde parece imperar la razón, lo práctico, la
ciencia, el dinero, el mercado, el materialismo, lo que se toca…Necesitamos
alimentarnos de ella y la Iglesia CATÓLICA (no me avergüenzo, ni siento rabia
ni me gusta dármelas de snob o muy MODERNO,
al criticarla o reírme de ella)
nos sugiere:
1.
Conocer
la carta que Dios ha dirigido a la humanidad: LA BIBLIA,
2.
Entrar
en relación de diálogo con ese Dios que se nos ha revelado y nos ha contado sus
más íntimos secretos. Escuchar su voz, dejarle que nos guie, alabarle,
agradecerle…eso es LA ORACIÓN.
3.
Su
mayor muestra de amor fue enviarnos a su propio Hijo Jesucristo y
posibilitarnos ver en Él su propio rostro, su propio pensamiento, sus
sentimientos, su amor por la humanidad, inmenso que va hasta dar su vida por
salvarnos.
4.
Cómo
no fijarnos en María, admirarla, invocar su intercesión por haber aceptado el
proyecto del Padre y decirle Si…Ella se constituye en el modelo y prototipo de
todo creyente y amigo de Jesús.
5.
Los
SACRAMENTOS, fruto de la resurrección y del Espíritu Santo resucitado de Cristo
nos manifiestan la presencia de Dios en los momentos “fundantes” y más
importantes de nuestra vida: nacimiento (bautismo),
infancia (Comunión o
Eucaristía),
adolescencia y juventud
(confirmación),
edad madura y de responsabilidades
(matrimonio u ordenación sacerdotal, consagración religiosa)
enfermedad, vejez y muerte (unción de
los enfermos no ya “extremaunción”).
VIDA COTIDIANA (Eucaristía/comunión o
la misa que es lo mismo, PERDÓN y o RECONCILIACIÓN/PENITENCIA.
6.
En
Iglesia constituimos una familia universal (católica), que actúa con caridad,
celebra en la liturgia (sacramentos) y nos invita a ayudarnos los unos a los
otros. Por eso no se puede ser cristiano o creyente en soledad, aislados. Negar la Iglesia o
criticarla es negar y criticar al mismo Cristo…Cuando tantos bautizados se den
cuenta de esto, sin duda alguna que saldrán de los armarios.
7.
Como
bautizados y miembros de la gran familia eclesial tenemos una MISIÓN, de
evangelizar, compartir la Buena Noticia que Jesucristo por su ENCARNACIÓN (“El
verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros”) nos ha encomendado (a sus
apóstoles primero) antes de ascender al cielo: “Vayan por todo el mundo y anuncien el evangelio y a los que creen
bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo …y sepan
que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28).
Si, esa es la fe, creer en la
presencia discreta y distinta de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en nuestra
vida cotidiana. Verlo en cada rostro humano, sentirlo en cada relación humana,
dejarnos alimentar de la doble mesa o pan: escucharle a través de su palabra y
alimentarnos de su cuerpo y sangre (eucaristía).
Por nuestra FE en Dios uno y trino,
tenemos la convicción que siempre el amor será más fuerte que la muerte, que
todo sufrimiento, enfermedad, envejecimiento tienen un sentido…
Como ocurrió con los discípulos,
nuestra fe es a menudo puesta a prueba.
Vivimos en un mundo donde ella no es
tan evidente (tan eficaz, ni tan protagonista de novela).
Pero la fe así sea pequeña como un
grano o semilla de mostaza, puede hacer
prodigios.
La más pequeña de todas las semillas
no hace surgir acaso un árbol inmenso?
Nuestra fe nos ayuda a perseverar, a
permanecer fieles en los momentos difíciles que vivimos en Iglesia. Es ella que
nos impulsa a comprometernos cuando estaríamos tentados de “dejarlo todo” , "tirar la toalla",
de sucumbir.
Ella, LA FE, nos permite lentamente
llegar a perdonar, cuando humanamente se nos hace imposible, pues el ambiente,
periodistas y “orgullosos incrédulos” nos dicen que eso es imposible…Sin
embargo “para Dios no hay nada imposible”.
Si, nosotros podemos realizar lo
imposible gracias a la fe.
UNA APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA Al TEXTO DEL EVANGELIO
El amor puede estar ausente...
El deber cumplido no otorga ningún derecho sobre Dios. A Dios no se le compra ni con grandes obras ni con misas solemnes. El amor exige la acción, pero la acción no fuerza u obliga al amor.
Desgraciadamente es posible trabajar fuertemente por alguien sin amarle verdaderamente, sin dejarse llevar a vivir la ternura y la reciprocidad con esa persona, sin dejarle vivir con toda su diferencia. Cuántos esposos y padres de familia trabajan como “burros” o “esclavos ”, por sus esposas y sus hijos, y enseguida se comportan con ellos (de manera injusta, opresora) como si el trabajo les diera derechos sobre ellos.
En el mismo sentido, Pablo, hace ver que el amor puede faltar, mismo si “yo tengo toda la ciencia”, “la fe más grande”, y que “si yo distribuyo mis bienes entre los pobres…de nada me sirve” (1 Corintios 13,1-3).
Porque el amor es un don, pero también es receptividad; implica que uno haga cosas por los otros, pero también implica que uno se deje transformar por ellos y se deje amar (es decir recibirlo). Y este alivio y libertad interior que prodiga el amor debe conservarse en los trabajos y tareas más acaparadores y en los combates más difíciles.
Y se trata de lo mismo de cara a Dios y frente al compromiso que Él me pide. Yo debo comprometerme en la historia, desarrollar todas mis capacidades y mi creatividad, emplear todas mis fuerzas en los combates que yo he descubierto y que son los más importantes para mis hermanos…Y al mismo tiempo creer que no soy yo quien los salva. La salvación crece, se hace representativa gracias a Aquel quien la ha dado, el Reino de Dios surge, emerge por su propia fuerza y yo me doy cuenta un día que construyéndolo yo no hacía más que acogerlo.
He aquí el sentido de la verdadera humildad, no la antigua humildad virtuosa que me llevaba a quitarme valor, a sentirme o creerme menos, pues la humildad existencial es una experiencia de FE. Yo no me atribuyo ningún mérito ya que he descubierto que en cada segundo de mi vida y de mi compromiso, yo estoy precedido por un amor que me da la vida, el movimiento y el ser (Hechos 17,28).
Y de cara a esta dinámica misteriosa, yo soy de modo radical, inútil, como el recién nacido apegado a su madre y que recibe todo de ella. Pero una vez hecha esta experiencia, ella me lleva a descubrir que- sólo en los casos de traumas o problemas psicológicos-, es rigurosamente indiferente para la madre que su hijo sea útil o inútil. Lo que importa a la madre es amar a su hijo, que éste acoja su amor paulatinamente con menos pasividad, cada día con más libertad, con más conciencia de todo lo que implica esa relación madre-hijo. Inútil pero precioso! “Tú eres muy importante para mí, tú eres precioso y yo te amo”, dice Dios a su criatura (Isaías 43,4).
REFLEXIÓN CENTRAL
La FE para permanecer
eternamente joven
El texto del evangelio propuesto para este domingo, contiene elementos
difíciles de
aceptar y puede fácilmente chocarnos.
Comencemos por el relato de ese servidor que no recibe
ningún agradecimiento por parte de su
patrón por haber cumplido su trabajo, puesto que esto hacía parte del orden
establecido; se escucha afirmar también que un cristiano no tiene por qué
imaginar que hace cualquier cosa excepcional por su vida de creyente y esperar
de este modo el agradecimiento de parte de Dios.
Una manera de aceptar una afirmación tan ruda es escuchando a San Pablo: “Anunciar el evangelio, en efecto, no es para mí un motivo de envanecerme, sino que es una necesidad que me incumbe…Si yo tuviera la iniciativa de esta tarea, yo tendría derecho a una recompensa; si yo no la tengo (la iniciativa), quiere decir que es un encargo (una misión) que me ha sido confiada” (1 Carta a los Corintios 9,16-17). Así, la vida cristiana no es una realización o empresa personal, sino la apertura y la fidelidad a una corriente (o caudal) que tiene su fuente u origen en Dios; nuestra recompensa, es lo que esa corriente (caudal) produce en nosotros.
Una manera de aceptar una afirmación tan ruda es escuchando a San Pablo: “Anunciar el evangelio, en efecto, no es para mí un motivo de envanecerme, sino que es una necesidad que me incumbe…Si yo tuviera la iniciativa de esta tarea, yo tendría derecho a una recompensa; si yo no la tengo (la iniciativa), quiere decir que es un encargo (una misión) que me ha sido confiada” (1 Carta a los Corintios 9,16-17). Así, la vida cristiana no es una realización o empresa personal, sino la apertura y la fidelidad a una corriente (o caudal) que tiene su fuente u origen en Dios; nuestra recompensa, es lo que esa corriente (caudal) produce en nosotros.
Volvamos a la cuestión sobre la FE que inicia el texto de
hoy. El papel que Jesús hace jugar a la FE no cesa de intrigarme: por qué un
papel tan fundamental? Y la imagen utilizada en el paisaje tiene algo excesivo:
una morera (un árbol) que se arranca de raíz
por sí misma y va a plantarse al mar.
Cuando se ha conocido el Medio Oriente, se sabe que nos
encontramos ante un texto que no hay que tomar al pie de la letra. Pero con todo, la idea que transmite esta imagen, es que la FE tiene la potencia o el poder de
cambiar el orden de las cosas y abrir un mundo nuevo. Cómo es eso posible?
Todo comienza por una petición de los discípulos: “Señor, auméntanos la FE”, pero el texto litúrgico no nos da el contexto
de su demanda. Antes Jesús había afirmado: “Y
si 7 veces al día él peca contra ti y que 7 veces él regresa para decirte “Yo
me arrepiento”, tú le perdonarás”. Por qué entonces, los discípulos se
ponen a hablar de FE? Y bien, justamente
todo reposa en la fe, la FE en que la gente puede cambiar y que va a cambiar,
puesto que lo que habita nuestra humanidad es más grande que lo que se ve. Reubiquemos la demanda de los discípulos
en nuestro contexto, por ejemplo el conflicto eterno entre israelíes y
palestinos, donde seguramente, cada quien tiene razón; estos conflictos
incesantes que causan hambre en los
países más pobres y mantienen itinerantes a poblaciones enteras; todos esos ghettos que revelan lo que hay de peor
en el hombre y esas aves rapiñas que se aprovechan de la desgracia de los
otros; a todas estas situaciones, cada quien podría agregar sus propios dramas
a menor escala. Díganme, qué quiere decir exactamente: “si 7 veces al día tu hermano peca contra ti y te dice: “yo me
arrepiento, tú le perdonarás”? Si, aumenta en mí la fe, Señor, porque perdonar significa creer que una
relación impregnada de vida y de amor puede resurgir.
En pocas palabras,
digámoslo: sin la fe, no hay más futuro para nuestra humanidad. Karl Marx había hablado de la
religión como “opio del pueblo”, yo
digo que hoy es el fútbol, la farándula, la adicción al juego, a la pornografía, a la “maracachafa”, y tantas otras... Yo
digo: solo la fe permite hacer actuar
nuestra humanidad. Solo la fe me permite no quedarme paralizado por lo que veo.
Solo la fe me permite vencer mis miedos.
Yo personalmente me acerco a la edad donde la gente se hace la pregunta: “De qué viviré yo, cuando ya no pueda
trabajar?” y si mi rollo de lana no fuera suficiente?” Sin la fe, se puede
querer buscar estúpidamente una seguridad muro a muro, despreciando toda
solidaridad.
Algunos identifican la
fe con la obstinación a creer que todo irá bien a pesar de los obstáculos de la
vida. Yo sostengo que es desde todo punto de vista lo contrario. Es la fe la
que nos permite aceptar, acoger los eventos como una palabra y el hecho de
cambiar de idea, de igual modo como es la fe la que nos mueve a la acción, con
la esperanza de que la vida puede surgir de la muerte. Es la fe la que nos lleva a mirar el
mañana como un alba (una aurora), y no como un crepúsculo. Es la fe la que nos conserva siempre jóvenes.
Muy
probablemente que yo no seré creyente sin la acogida de Jesús y de su
testimonio de vida.
Cuando Él habla de la fe y del papel que ella juega, Él habla de su propia
experiencia. Es esta FE la que le ha permitido poner de pie a seres humanos
(devolverles su dignidad, reivindicarlos). Es esta FE la que le ha permitido
afrontar la muerte del modo como lo ha hecho. Y finalmente, la resurrección es el resultado de la fe. Vemos aquí
entonces por qué ella (LA FE) es tan
fundamental cada día de una vida.
OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:
1.
Evalúo, analizo, me pregunto o me
fijo si tengo necesidad de DESPERTAR en mí el don de la FE (recibida por gracia en el bautismo y gracias a la fe y el asentimiento de
mis padres y padrinos).
2.
Le
doy gracias a Dios por el regalo, el don, LA GRACIA de la fe.
3.
Me
valgo de los diferentes herramientas, útiles o medios para alimentar esta fe: ESTUDIO DE LA BIBLIA, Tiempo de ORACIÓN, de
MEDITACIÓN, de retiro, de lectura
espiritual, tiempo para compartir con otros CREYENTES.
4.
Miro
de qué modo estoy viviendo mi FE, si ella está comprometida, cumple con su
responsabilidad en mi ambiente familiar, de trabajo, allí donde vivo.
5.
Permanezco
fiel, sereno, y me confío al Señor en los momentos difíciles.
ORACION –MEDITACION
Señor, Tú eres el DUEÑO
de mi vida.
ENSÉÑAME la obediencia dócil
a tú Espíritu,
y dame la determinación
y la fuerza para servir.
Cuando corro tras los
títulos y los honores,
recuérdame que soy un
simple servidor
y que para amar, es
necesario escoger el último lugar.
Libérame de mis miedos,
de la tentación de “vivir relajado” y de mis dudas
y enséñame la verdadera
confianza en TI.
Enséñame a decirle al
árbol de mi orgullo
que vaya plantarse al
mar;
enséñame a mandar irse las selvas de mis insolencias
a lo profundo del océano,
y a las montañas de mis
infidelidades,
de aplanarse bajo tu
sol.
Así, liberado de mis
cadenas
yo escucharé el canto
del Amo y Servidor
que invita nuestros
corazones
hambrientos de Verdad
a ocupar un lugar en el
banquete
fraternal y gratuito
del amor que se da (que
se entrega).
REFERENCIAS:
Pequeño misal “Prions
en Église”, edición quebequense, Novalis, 2010, 2013.
HÉTU, Jean-Luc, Les Options de Jésus.
Antigua entrada en otro blog personal referente a este mismo evangelio:
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