sábado, 5 de octubre de 2019

6 de octubre del 2013: 27º Domingo del Tiempo Ordinario (C)


A guisa de introducción: 

El compromiso con la fe, nos hace ver las consecuencias funestas que ella acarrea. Por su inserción en el mundo y su batalla frente al mal, el cristiano puede ser mal visto en ocasiones, y pueden ser señalados nada más que sus defectos, o verse oscuro o “incomprendido” por la misma complejidad de las circunstancias, de las cosas. 

En un mundo y o una sociedad donde aparentemente pueden ser importantes otros valores disfrazados de dignidad y supremacía se debe tener la capacidad de descubrir lo esencial del hombre de fe, del batallador por Cristo, del mártir...

(George Bernanos, escritor y poeta francés, autor del "Diario de un cura rural")



EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS

Lucas 17, 5-10”        (Biblia Latinoamericana de hoy)

 La Fe y el Servicio

 Los apóstoles dijeron al Señor: “¡Auméntanos la fe!” Entonces el Señor dijo: “Si tuvieran fe como un grano de mostaza, dirían a este sicómoro: ‘Desarráigate y plántate en el mar,’ y les obedecería
 “¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: ‘Ven enseguida y siéntatea comer’?  ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y vístete adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después comerás y beberás tú’?  ¿Acaso le da las gracias al siervo porque hizo lo que se le ordenó?  Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: ‘Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.’
Palabra de Dios


A guisa de introducción:

Jesús hoy nos habla de la fe, quizás la palabra más corta del diccionario teológico, pero a la vez la que más incidencias e importancia tiene en nuestra vida de cristianos, porque antecedida o precedida por el amor, ante la mirada de fe nos jugamos la vida, ella nos lleva a consecuencias existenciales y por ello hemos de abordarla con toda la seriedad que se debe.

Hoy, abramos nuestro corazón a Dios. Él ha sembrado la semilla de la fe que nos permite realizar lo imposible: enviar un árbol a plantarse en el mar. Es esta fe la que nos da la fuerza para permanecer fieles a nuestros compromisos de todos los días.
Que esta celebración despierte en nosotros el don de la FE.





Qué es FE?

Una palabra monosílaba, como que los cristianos somos monoteístas.
La segunda sílaba de café y qué bueno es compartir sobre la fe alrededor de una taza del excelso grano…

La fe, nos enseñaron de niños, en el catecismo es “Creer en lo que no se ve”…Y qué  es lo que no se ve? Las cosas esenciales aquello que es solo visible para el corazón como diría “El Principito “ de Exúpery.

Fe, palabra que hace dudar y hasta reír a aquellos que solo aceptan para reemplazarla,  por optimismo, positivismo, “buena vibra” en su vocabulario y vivir diario.

Fe que es más que aprender “doctrina”, dogmas, mandamientos y preceptos de memoria sino que es el encuentro con ALGUIEN, con una persona, con Jesucristo.

FE, inmensa y sublime palabra, sostenedora de vidas, dadora de sentido a la existencia de tantos santos que ya partieron y otros que continúan iluminando el mundo y haciéndolo más fraterno, más bondadoso, más humano (“creo en la comunión de los santos”, decimos en el Credo…no?)

Estamos en el año de la FE y el evangelio de este domingo nos presenta a Jesús compartiendo con sus discípulos sobre ella. Los discípulos la reclaman porque la admiran en su maestro. Perciben, se dan cuenta que con ella podrían realizar muchas cosas, grandes prodigios.

Señor, auméntanos la fe! Debería ser nuestro grito cotidiano, a todas horas. Sobre un mundo donde parece imperar la razón, lo práctico, la ciencia, el dinero, el mercado, el materialismo, lo que se toca…Necesitamos alimentarnos de ella y la Iglesia CATÓLICA (no me avergüenzo, ni siento rabia ni me gusta dármelas de snob o muy MODERNO,  al criticarla o reírme de ella)  nos sugiere:

1.    Conocer la carta que Dios ha dirigido a la humanidad: LA BIBLIA,

2.    Entrar en relación de diálogo con ese Dios que se nos ha revelado y nos ha contado sus más íntimos secretos. Escuchar su voz, dejarle que nos guie, alabarle, agradecerle…eso es LA ORACIÓN.

3.    Su mayor muestra de amor fue enviarnos a su propio Hijo Jesucristo y posibilitarnos ver en Él su propio rostro, su propio pensamiento, sus sentimientos, su amor por la humanidad, inmenso que va hasta dar su vida por salvarnos.

4.    Cómo no fijarnos en María, admirarla, invocar su intercesión por haber aceptado el proyecto del Padre y decirle Si…Ella se constituye en el modelo y prototipo de todo creyente y amigo de Jesús.

5.    Los SACRAMENTOS, fruto de la resurrección y del Espíritu Santo resucitado de Cristo nos manifiestan la presencia de Dios en los momentos “fundantes” y más importantes de nuestra vida: nacimiento (bautismo),
infancia (Comunión o Eucaristía), 
adolescencia y juventud (confirmación),
edad madura y de responsabilidades (matrimonio u ordenación sacerdotal, consagración religiosa)
enfermedad, vejez y muerte (unción de los enfermos no ya “extremaunción”).

VIDA COTIDIANA (Eucaristía/comunión o la misa que es lo mismo, PERDÓN y o RECONCILIACIÓN/PENITENCIA.

6.    En Iglesia constituimos una familia universal (católica), que actúa con caridad, celebra en la liturgia (sacramentos) y nos invita a ayudarnos los unos a los otros. Por eso no se puede ser cristiano o creyente en soledad, aislados. Negar la Iglesia o criticarla es negar y criticar al mismo Cristo…Cuando tantos bautizados se den cuenta de esto, sin duda alguna que saldrán de los armarios.

7.    Como bautizados y miembros de la gran familia eclesial tenemos una MISIÓN, de evangelizar, compartir la Buena Noticia que Jesucristo por su ENCARNACIÓN (“El verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros”) nos ha encomendado (a sus apóstoles primero) antes de ascender al cielo: “Vayan por todo el mundo y anuncien el evangelio y a los que creen bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo …y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28).

Si, esa es la fe, creer en la presencia discreta y distinta de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en nuestra vida cotidiana. Verlo en cada rostro humano, sentirlo en cada relación humana, dejarnos alimentar de la doble mesa o pan: escucharle a través de su palabra y alimentarnos de su cuerpo y sangre (eucaristía).

Por nuestra FE en Dios uno y trino, tenemos la convicción que siempre el amor será más fuerte que la muerte, que todo sufrimiento, enfermedad, envejecimiento tienen un sentido…

Como ocurrió con los discípulos, nuestra fe es a menudo puesta a prueba.

Vivimos en un mundo donde ella no es tan evidente (tan eficaz, ni tan protagonista de novela).

Pero la fe así sea pequeña como un grano  o semilla de mostaza, puede hacer prodigios.

La más pequeña de todas las semillas no hace surgir acaso un árbol inmenso?

Nuestra fe nos ayuda a perseverar, a permanecer fieles en los momentos difíciles que vivimos en Iglesia. Es ella que nos impulsa a comprometernos cuando estaríamos tentados de “dejarlo todo” , "tirar la toalla", de sucumbir.

Ella, LA FE, nos permite lentamente llegar a perdonar, cuando humanamente se nos hace imposible, pues el ambiente, periodistas y “orgullosos incrédulos” nos dicen que eso es imposible…Sin embargo “para Dios no hay nada imposible”.

Si, nosotros podemos realizar lo imposible gracias a la fe.




UNA APROXIMACIÓN PSICOLÓGICA Al TEXTO DEL EVANGELIO

El amor puede estar ausente...

El deber cumplido no otorga ningún derecho sobre Dios. A Dios no se le compra ni con grandes obras ni con misas solemnes. El amor exige la acción, pero la acción no fuerza u obliga al amor.

Desgraciadamente es posible trabajar fuertemente por alguien sin amarle verdaderamente, sin dejarse llevar a vivir la ternura y la reciprocidad con esa persona, sin dejarle vivir con toda su diferencia. Cuántos esposos y padres de familia trabajan como “burros” o “esclavos ”, por sus esposas y sus hijos, y enseguida se comportan con ellos (de manera injusta, opresora) como si el trabajo les diera derechos sobre ellos.

En el mismo sentido, Pablo, hace ver que el amor puede faltar, mismo si “yo tengo toda la ciencia”, “la fe más grande”, y que “si yo distribuyo mis bienes entre los pobres…de nada me sirve” (1 Corintios 13,1-3).

Porque el amor es un don, pero también es receptividad; implica que uno haga cosas por los otros, pero también implica que uno se deje transformar por ellos y se deje amar (es decir recibirlo). Y este alivio y libertad interior que prodiga el amor debe conservarse en los trabajos y tareas más acaparadores y en los combates más difíciles.

Y se trata de lo mismo de cara a Dios y frente al compromiso que Él me pide. Yo debo comprometerme en la historia, desarrollar todas mis capacidades y mi creatividad, emplear todas mis fuerzas en los combates que yo he descubierto y que son los más importantes para mis hermanos…Y al mismo tiempo creer que no soy yo quien los salva. La salvación crece, se hace representativa gracias a Aquel quien la ha dado, el Reino de Dios surge, emerge por su propia fuerza y yo me doy cuenta un día que construyéndolo yo no hacía más que acogerlo.

He aquí el sentido de la verdadera humildad, no la antigua humildad virtuosa que me llevaba a quitarme valor, a sentirme o creerme menos,  pues la humildad existencial es una experiencia de FE. Yo no me atribuyo ningún mérito ya que he descubierto que en cada segundo de mi vida y de mi compromiso, yo estoy precedido  por un amor que me da la vida, el movimiento y el ser (Hechos 17,28). 

Y de cara   a esta dinámica misteriosa, yo soy de modo radical, inútil, como el recién nacido apegado a su madre y que recibe todo de ella. Pero una vez hecha esta experiencia, ella me lleva a descubrir que- sólo en los casos de traumas o problemas psicológicos-, es rigurosamente indiferente para la madre que su hijo sea útil o inútil. Lo que importa a la madre es amar a su hijo, que éste acoja  su amor paulatinamente con menos pasividad, cada día con más libertad, con más conciencia de todo lo que implica esa relación madre-hijo. Inútil pero precioso! “Tú eres muy importante para mí, tú eres precioso y yo te amo”, dice Dios a su criatura (Isaías 43,4).



REFLEXIÓN CENTRAL

La FE para permanecer eternamente joven

El texto del evangelio propuesto para este domingo, contiene elementos difíciles de
aceptar y puede fácilmente chocarnos.

Comencemos por el relato de ese servidor que no recibe ningún  agradecimiento por parte de su patrón por haber cumplido su trabajo, puesto que esto hacía parte del orden establecido; se escucha afirmar también que un cristiano no tiene por qué imaginar que hace cualquier cosa excepcional por su vida de creyente y esperar de este modo el agradecimiento de parte de Dios. 

Una manera de aceptar una afirmación tan ruda es escuchando a San Pablo: “Anunciar el evangelio, en efecto, no es para mí un motivo de envanecerme, sino que es una necesidad que me incumbe…Si yo tuviera la iniciativa de esta tarea, yo tendría derecho a una recompensa; si yo no la tengo (la iniciativa), quiere decir que es un encargo (una misión) que me ha sido confiada” (1 Carta a los Corintios 9,16-17).  Así, la vida cristiana no es una realización o empresa personal, sino la apertura y la fidelidad a una corriente (o caudal) que tiene su fuente u origen en Dios; nuestra recompensa, es lo que esa corriente (caudal) produce en nosotros.

Volvamos a la cuestión sobre la FE que inicia el texto de hoy. El papel que Jesús hace jugar a la FE no cesa de intrigarme: por qué un papel tan fundamental? Y la imagen utilizada en el paisaje tiene algo excesivo: una morera (un árbol) que se arranca de raíz  por sí misma y va a plantarse al mar.

Cuando se ha conocido el Medio Oriente, se sabe que nos encontramos ante un texto que no hay que tomar al pie de la letra. Pero  con todo, la idea que transmite esta imagen,  es que la FE tiene la potencia o el poder de cambiar el orden de las cosas y abrir un mundo nuevo. Cómo es eso posible?

Todo comienza por una petición de los discípulos: “Señor, auméntanos la FE”,  pero el texto litúrgico no nos da el contexto de su demanda. Antes Jesús había afirmado: “Y si 7 veces al día él peca contra ti y que 7 veces él regresa para decirte “Yo me arrepiento”, tú le perdonarás”. Por qué entonces, los discípulos se ponen a hablar de FE? Y bien, justamente todo reposa en la fe, la FE en que la gente puede cambiar y que va a cambiar, puesto que lo que habita nuestra humanidad es más grande que lo que se ve.  Reubiquemos la demanda de los discípulos en nuestro contexto, por ejemplo el conflicto eterno entre israelíes y palestinos, donde seguramente, cada quien tiene razón; estos conflictos incesantes que causan hambre  en los países más pobres y mantienen itinerantes a poblaciones enteras; todos esos ghettos que revelan lo que hay de peor en el hombre y esas aves rapiñas que se aprovechan de la desgracia de los otros; a todas estas situaciones, cada quien podría agregar sus propios dramas a menor escala. Díganme, qué quiere decir exactamente: “si 7 veces al día tu hermano peca contra ti y te dice: “yo me arrepiento, tú le perdonarás”? Si, aumenta en mí la fe, Señor, porque perdonar significa creer que una relación impregnada de vida y de amor puede resurgir.

En pocas palabras, digámoslo: sin la fe, no hay más futuro para nuestra humanidad. Karl Marx había hablado de la religión como “opio del pueblo”, yo digo que hoy es el fútbol, la farándula, la adicción al juego, a la pornografía, a la “maracachafa”, y tantas otras... Yo digo: solo la fe permite hacer actuar nuestra humanidad. Solo la fe me permite no quedarme paralizado por lo que veo. Solo la fe me permite vencer mis miedos. Yo personalmente me acerco a la edad donde la gente se hace la pregunta: “De qué viviré yo, cuando ya no pueda trabajar?” y si mi rollo de lana no fuera suficiente?” Sin la fe, se puede querer buscar estúpidamente una seguridad muro a muro, despreciando toda solidaridad.

Algunos identifican la fe con la obstinación a creer que todo irá bien a pesar de los obstáculos de la vida. Yo sostengo que es desde todo punto de vista lo contrario. Es la fe la que nos permite aceptar, acoger los eventos como una palabra y el hecho de cambiar de idea, de igual modo como es la fe la que nos mueve a la acción, con la esperanza de que la vida puede surgir de la muerte. Es la fe la que nos lleva a mirar el mañana como un alba (una aurora), y no como un crepúsculo. Es la fe la que nos conserva siempre jóvenes.

Muy probablemente que yo no seré creyente sin la acogida de Jesús y de su testimonio de vida. Cuando Él habla de la fe y del papel que ella juega, Él habla de su propia experiencia. Es esta FE la que le ha permitido poner de pie a seres humanos (devolverles su dignidad, reivindicarlos). Es esta FE la que le ha permitido afrontar la muerte del modo como lo ha hecho. Y finalmente, la resurrección es el resultado de la fe. Vemos aquí entonces  por qué ella (LA FE) es tan fundamental cada día de una vida.


OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:


1.    Evalúo, analizo, me pregunto o me fijo si tengo necesidad de DESPERTAR en mí el don de la FE (recibida por gracia en el bautismo y gracias a la fe y el asentimiento de mis padres y padrinos).

2.    Le doy gracias a Dios por el regalo, el don, LA GRACIA de la fe.

3.    Me valgo de los diferentes herramientas, útiles o medios para alimentar esta fe:  ESTUDIO DE LA BIBLIA, Tiempo de ORACIÓN, de MEDITACIÓN,  de retiro, de lectura espiritual, tiempo para compartir con otros CREYENTES.

4.    Miro de qué modo estoy viviendo mi FE, si ella está comprometida, cumple con su responsabilidad en mi ambiente familiar, de trabajo, allí donde vivo.

5.    Permanezco fiel, sereno, y me confío al Señor en los momentos difíciles.



ORACION –MEDITACION

Señor, Tú eres el DUEÑO de mi vida.

ENSÉÑAME la obediencia dócil a tú Espíritu,
y dame la determinación y la fuerza para servir.

Cuando corro tras los títulos y los honores,
recuérdame que soy un simple servidor
y que para amar, es necesario escoger el último lugar.

Libérame de mis miedos, de la tentación de “vivir relajado” y de mis dudas
y enséñame la verdadera confianza en TI.

Enséñame a decirle al árbol de mi orgullo
que vaya plantarse al mar;
enséñame a mandar irse  las selvas de mis insolencias
a lo profundo del océano,
y a las montañas de mis infidelidades,
de aplanarse bajo tu sol.

Así, liberado de mis cadenas
yo escucharé el canto
del Amo y Servidor
que invita nuestros corazones
hambrientos de Verdad
a ocupar un lugar en el banquete
fraternal y gratuito
del amor que se da (que se entrega).


REFERENCIAS:

Pequeño misal “Prions en Église”, edición quebequense, Novalis, 2010, 2013.

HÉTU, Jean-Luc, Les Options de Jésus.



Antigua entrada en otro blog personal referente a este mismo evangelio: 

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