10 de octubre del 2019 jueves de la 27a semana del TO


(Lucas 11, 5-13) A veces la angustia y el desespero me hacen olvidar la oración para encontrar un poco de reposo y así mitigar mis sufrimientos, y así  me dispongo de nuevo a orar una vez pase la tempestad, sin olvidar jamás que la puerta del Señor permanece siempre abierta.




Lectura de la profecía de Malaquías 3, 13-20a

«Vuestros discursos son arrogantes contra mí —oráculo del Señor—.
Vosotros objetáis:
"¿Cómo es que hablamos arrogantemente?".
Porque decís:
"No vale la pena servir al Señor; ¿qué sacamos con guardar sus mandamientos?; ¿para qué andamos enlutados en presencia del Señor de los ejércitos? Al contrario: nos parecen dichosos los malvados; a los impíos les va bien; tientan a Dios, y quedan impunes".
Entonces los hombres religiosos hablaron entre sí:
"El Señor atendió y los escuchó".
Ante él se escribía un libro de memorias a favor de los hombres religiosos que honran su nombre.
Me pertenecen —dice el Señor de los ejércitos— como bien propio, el día que yo preparo.
Me compadeceré de ellos,
como un padre se compadece
del hijo que lo sirve.
Entonces veréis la diferencia
entre justos e impíos,
entre los que sirven a Dios
y los que no lo sirven.
Porque mirad que llega el día,
ardiente como un horno:
malvados y perversos serán la paja,
y los quemaré el día que ha de venir
—dice el Señor de los ejércitos—,
y no quedará de ellos ni rama ni raíz.
Pero a los que honran mi nombre
los iluminará un sol de justicia
que lleva la salud en las alas».

Palabra de Dios.


Salmo responsorial: Salmo 1, 1-2a. 3. 4 y 6 (R.: Sal 39, 5a)
R. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. 
R.
Será como árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. 
R.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
 R.

Aleluya Cf. Hch 16, 14b
Ábrenos el corazón, Señor,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.


EVANGELIO

Pedid y se os dará

 Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle:
"Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle".
Y, desde dentro, el otro le responde:
"No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos".
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros:
Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?».
Palabra del Señor.


1

Inversión a largo plazo

A veces nos da por desanimarnos. Nos decimos interiormente: Por qué esforzarnos cuando los otros no se esfuerzan? Para qué buscar hacer el bien si eso no me trae más que problemas, preocupaciones? Por lo tanto, Dios es generoso y atento con aquellos que lo aman. Pero no se trata de una lógica donante- donante a corto término. Ser bueno no garantiza que Dios va a satisfacer prontamente nuestras necesidades o nuestros caprichos. Dios nos invita a invertir a largo plazo

En el evangelio, vemos que Dios responde siempre a nuestras demandas, pero no necesariamente como nosotros queremos. "Dios es más grande que nuestro corazón" (1 Juan 3,20). Cuando recitemos la oración de Jesús, estemos seguros que nuestro Padre quiere nuestro bienestar mucho más que nosotros. Nos da miedo decir: "hágase tu voluntad". Tememos fiarnos a su proyecto de amor para con nosotros. No creemos sinceramente que Él responderá más allá de nuestros deseos. En la parábola de hoy, notemos que el vecino importunado en plena noche dará a su amigo no solamente los tres panes que éste le pedía, mas "…todo lo que necesitaba".

En conclusión, Jesús compara al "Padre celeste" con un padre de la tierra, que da a su hijo un pescado o un huevo, de acuerdo a su petición. En su respuesta a aquel que le pide, el Señor no sólo da los dones irrisorios que le pedimos, sino más bien más allá de todo; "El Espíritu Santo". Al darnos el Espíritu Santo, Él mismo se dona, Puede darnos más?


Oración

Señor Dios nuestro:
Cuando clamamos a ti, 
a veces nos preguntamos si realmente nos oyes,
ya que tu silencio es a veces opresivo. 
Mantén nuestra confianza en tu bondad
y en tu constante presencia amorosa.
Danos lo bueno cuando te lo pedimos
y también cuando nos olvidamos de pedirlo;
que te encontremos cuando te busquemos,
ábrenos cuando llamemos a tu puerta,
en el nombre de Jesucristo nuestro Señor.

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