En el día de la canonización del Cardenal Newman y otras 4 admirables mujeres
“En honor a la Santísima Trinidad, para exaltación de la fe católica y crecimiento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra, después de haber reflexionado largamente, invocando muchas veces la ayuda divina y oído el parecer de numerosos hermanos en el episcopado, declaramos y definimos a los Beatos John Henry Newman, Giuseppina Vannini, Mariam Thresia Chiramel Mankidiyan, Dulce Lopes Pontes y Marguerite Bays y los inscribimos en el Libro de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sea devotamente honrada entre los Santos. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.
Papa Francisco
(Roma, domingo 13 de octubre del 2019)
Particularmente, sentí mucha alegría una vez me enteré de la
canonización del Cardenal Newman. Sobre su vida y su obra solo supe por primera vez en el 2013, estando en Canadá y en verdad, muchos de sus escritos y frases me han ayudado en mi vida cotidiana como cristiano, como sacerdote y mensajero del Evangelio.
Pero quién es el cardenal Newman, preguntarán
de entrada ustedes…
Pues bien, John Henry Newman nació en Londres un 21 de
febrero de 1801y murió en Birmingham el 11 de agosto de 1890.
Fue un presbítero anglicano convertido al catolicismo en 1845. Después de su conversión es ordenado sacerdote católico en
1847, más tarde en 1879, fue elevado a la dignidad de cardenal por el papa León XIII, Juan Pablo II lo proclamo venerable
(primer peldaño hacia la canonización) en 1991, previo reconocimiento de la
"heroicidad de sus virtudes". y beatificado en 2010, en una ceremonia
que presidió el papa Benedicto XVI en el Reino
Unido.
En su juventud fue una importante
figura del Movimiento de Oxford, el cual aspiraba a que
la Iglesia de Inglaterra volviera a sus
raíces católicas. Sus estudios le llevaron a convertirse a la fe de la Iglesia católica. Durante ambos períodos, tanto
como anglicano como católico, Newman escribió importantes libros, entre
ellos Vía Media, Ensayo sobre el Desarrollo de la Doctrina
Cristiana, Apologia Pro Vita Sua, y Grammar
of Assent. Sus restos se encuentran actualmente enterrados en el pequeño
cementerio católico de Rednal, cerca de Birmingham, pero está previsto que sean inhumados de
nuevo y trasladados al Oratorio de Birmingham.
El
13 de febrero del 2019, el papa Francisco autorizó
la promulgación del decreto del milagro atribuido al beato Cardenal John Henry
Newman, último paso para su ceremonia de canonización, la cual tuvo lugar ayer
13 de octubre de 2019. Por eso, hoy sus admiradores
estamos de plácemes.
El Cardenal Henry Newman, apóstol de la
Verdad
De sacerdote anglicano a purpurado católico: fue largo el camino hacia
la santidad del británico Henry Newman, cuya vida se caracterizó por una
búsqueda constante de la única Verdad.
Roberta
Barbi – Ciudad del Vaticano
"De
las sombras y de las figuras a la verdad": también lo hizo escribir en la
tumba en el momento de su muerte, ocurrida el 11 de agosto de 1890, cuando se
encontraba en el oratorio de Birmingham, el cardenal Henry Newman.
Para él la búsqueda de la verdad ha sido siempre la única razón para vivir y
después de una larga reflexión interior comprende que las respuestas a las
preguntas más profundas sólo pueden encontrarse en la Iglesia de Cristo.
De la Iglesia de Inglaterra a la de Roma
Es un
joven inteligente y precoz, Henry, que a los 25 años ya ha encontrado a Dios,
pero no "como una noción, sino como una persona que lo llama a sí
misma". En dos años se convierte en sacerdote anglicano que predica a su
pueblo y enseña a los jóvenes de Oxford, pero la pregunta poco a poco fue
entrando en él: ¿puede esta Iglesia, iniciada por un rey, ser la verdadera
Iglesia de Cristo? La respuesta le llega durante un viaje a Italia donde se
enferma y rezando por su recuperación se abandona completamente a Dios, dejando
que su luz lo guíe de ahora en adelante.
Entrada en el “puerto seguro”
De
regreso en Oxford, Henry está cada vez más lejos del anglicanismo. Comienza a
estudiar a los Padres de la Iglesia, comunes a todas las confesiones, y reune
en torno a él a un grupo de estudiosos que se cuestionan sobre temas
importantes como el respeto de la tradición de los primeros siglos. En 1843
toma su decisión: el 24 de septiembre pronuncia su último sermón, baja del
púlpito y se despoja de sus vestiduras. Dos años más tarde pide ser admitido en
la Iglesia Católica y después de completar sus estudios teológicos en Roma, es
ordenado sacerdote en 1847: "Fue como entrar finalmente en un puerto
seguro después de la tormenta", es su comentario. Después de él
florecerían otras conversiones entre intelectuales y teólogos ingleses.
El regreso entre su gente
En 1850 Henry regresa a
Inglaterra. Su vida será difícil y muchas de las pruebas que tiene que superar
lo encuentran solo y dirigido al fracaso: la fundación de la universidad en
Dublín, la traducción de la Biblia al inglés, la dirección de una revista...
Pero logra fundar un oratorio en Oxford dedicado a San Felipe Neri en cuya
Congregación había sido ordenado sacerdote. Pero sobre todo no se desanima: ahora
la luz del Señor lo ilumina desde dentro haciéndolo resplandecer. En 1879 León
XIII lo crea cardenal, reconociendo su eterna búsqueda de la Verdad única como
su camino personal hacia la santidad.
Y además una mística y tres religiosas
En
la multitudinaria Misa celebrada este domingo 13 de octubre en la Plaza de San
Pedro del Vaticano presidida por el Papa Francisco, además del Cardenal inglés,
también se canonizó a Santa Giuseppina
Vanni, Santa Mariam Thresia Chiramel Mankidiyan, Santa Dulce Lopes Pontes y a
Santa Marguerite Bays.
Ante
decenas de miles de fieles, el Santo Padre escuchó la biografía de los cinco
nuevos santos. A continuación, el prefecto de la Congregación para la Cuasa de
los Santos, Cardenal Giovanni Angelo Becciu, acompañado de los postuladores que
defendieron la causa de canonización, leyó la petición para que procediera a la
canonización de los beatos.
Luego,
el Papa Francisco leyó la siguiente fórmula para declarar santos al Cardenal
Newman y a las cuatro beatas:
“En honor a
la Santísima Trinidad, para exaltación de la fe católica y crecimiento de la
vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los Santos
Apóstoles Pedro y Pablo y la Nuestra, después de haber reflexionado largamente,
invocando muchas veces la ayuda divina y oído el parecer de numerosos hermanos
en el episcopado, declaramos y definimos a los Beatos John Henry Newman,
Giuseppina Vannini, Mariam Thresia Chiramel Mankidiyan, Dulce Lopes Pontes y
Marguerite Bays y los inscribimos en el Libro de los Santos, y establecemos que
en toda la Iglesia sea devotamente honrada entre los Santos. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.
La
Misa de canonización se celebró en el exterior de la Basílica de San Pedro del
Vaticano. Junto al altar, situado en lo alto de las escaleras de acceso a la
Basílica, había una imagen de la Virgen a cuyos pies se situaron cinco
relicarios con las reliquias de los nuevos santos.
Dulce Lopes Pontes, la monja brasileña que
casi gana el Nobel
Candidata al Premio Nobel de la Paz en 1988, pero también incluida entre
las mujeres más admirables de su tiempo en Brasil. Y pensar que Dulce Lopes
Pontes se había hecho religiosa para realizar "pequeños actos de
amor" a ejemplo de Santa Teresita del Niño Jesús.
Roberta
Barbi – Ciudad del Vaticano
Originaria
de Salvador de Bahía, María Rita – este es el nombre secular de Dulce Lopes
Pontes de Souza Brito – pronto quedó huérfana y fue confiada a sus tías. A sus
18 años, con una de ellas, visitó una de las zonas más pobres de la ciudad y
quedó muy impresionada, por lo que decidió transformar su casa en un centro de
acogida para personas necesitadas.
"Amar y servir"
María
Rita era muy devota de Santa Teresita del Niño Jesús y dentro de ella comienza
a sentir la vocación de amar y servir al Señor en la vida religiosa. Así es
como se sintió dispuesta a realizar "pequeños actos de amor" que
Jesús transforma en grandes obras. Al entrar en la Congregación de las Hermanas
Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, escogió el nombre
de Dulce y comenzó a atender a los pobres de la favela de
Alagados. Se comprometió en la educación de los obreros y fundó para ellos la
Unión de los Trabajadores de San Francisco. No hay mayor experiencia para ella
que la de encontrar el rostro de Cristo en el de los enfermos y necesitados a
los que ayudar. Pudo abrir para ellos un dispensario médico, una biblioteca,
una escuela y un cine.
El hospital en el gallinero
Su
reputación de buena madre la acompaña, por lo que los enfermos son cada vez más
numerosos y no se sabe dónde hospedarlos. Al principio los acoge en algunas
casas abandonadas en un barrio degradado de Bahía, apodado no por casualidad
"la Isla de las ratas ", luego se trasladan al mercado del pescado,
pero el municipio también los expulsa de allí. En 1949, la Hermana Dulce obtuvo
de la Superiora el derecho de utilizar el gran gallinero adosado al convento, y
aquí, diez años más tarde, se construyó el hospital de San Antonio, que hoy
cuenta con más de 1.500 camas y está a la vanguardia en el tratamiento de las
enfermedades oncológicas. Se trata de una de las mayores obras realizadas por
la nueva Santa.
"El amor supera todos los obstáculos"
La vida misma de la Hermana
Dulce, y su camino hacia la santidad, son la prueba clara de que el amor puede
verdaderamente superar todos los obstáculos. Cada vez más probada físicamente,
con un treinta por ciento menos de función respiratoria, esta religiosa en 1991
tuvo que ser ingresada durante dieciséis meses en el hospital donde recibió la
visita de Juan Pablo II, quien, a su vez, la había recibido en audiencia diez
años antes. El 13 de marzo de 1992, "Madre Teresa brasileña" murió y
cientos de personas se reunieron en torno a ella para el último saludo, eran
pobres y enfermos, a quienes había consolado, cuidado, sanado y que ya la
veneraban como Santa.
Es Santa Giuseppina Vannini, una vida para
los enfermos
Fundadora de las Hijas de San Camilo, la nueva santa podrá cumplir su
vocación tarde, pero lo hará de una manera extraordinaria: de hecho, en tan
sólo 19 años, la familia femenina dedicada al cuidado de los enfermos se
consolidará en todo el mundo.
Roberta
Barbi – Ciudad del Vaticano
Estalla
pronto, en la vida de la Madre Giuseppina Vannini, o más bien: de Giuditta -
como la llamaron sus padres - la llamada del Señor, pero responderle sí a
su esposo será más difícil de lo esperado. De hecho, tendrá que sufrir antes de
realizar su sueño: vestir finalmente el velo como religiosa.
La
vocación pasa por el camino de la cruz
Huérfana
de ambos padres a la edad de cuatro años y separada de sus hermanos, es cuando
Giuditta dice su primer sí, aceptando su vida entre los huérfanos del
Conservatorio Torlonia en Roma, dirigido por las Hijas de la Caridad de San
Vicente de Paul. Aquí pronto madura su vocación, pero no encuentra un instituto
en el cual florecer. De vuelta en Roma con su tía, y luego en Nápoles, donde
trabaja como maestra de jardín de infantes, Giuditta sabe que este no es su
camino. En 1891 participó en un curso de ejercicios espirituales donde conoció
a su padre camiliano, Luigi Tezza, quien unos meses antes, como Fiscal General,
había recibido la tarea de restaurar los terciarios camilianos. El padre Tezza
comprende el plan divino y le ofrece participar en este proyecto. Giuditta
necesita reflexionar, pero luego acepta: "Aquí estoy a su disposición - le
dice - no soy capaz de nada, yo. Sin embargo, confío en Dios”.
El
calvario del nuevo instituto
La nueva
comunidad toma forma con Giuditta y otras dos personas el 2 de febrero de 1892
con la imposición del escapulario cruzado en una ceremonia que tiene lugar en
la habitación, transformada en capilla, en la que San Camillo de Lellis había
muerto. Tres años más tarde, Giuditta, ahora hermana Giuseppina, se convirtió
en superiora general. Sin embargo, la aprobación definitiva de la autoridad
eclesiástica es necesaria para el nuevo instituto: el Papa León XIII lo rechaza
dos veces, por lo que requiere que la nueva familia se aleje de Roma y se
convierta en una asociación piadosa. Pero aquí hay otra evidencia: circulan
rumores calumniosos sobre la conducta del padre Tezza, a quien incluso se le
prohíbe encontrarse con las hermanas. En 1900 partirá hacia Perú, del cual
nunca regresará.
El
carisma de las hijas de San Camillo
La Providencia, sin embargo, no
deja sola a la nueva Santa: en el momento de su muerte, en 1911, los camilianos
ya contaban con 156 profesas religiosas y dieciséis casas religiosas entre
Europa y América. La principal herencia que la fundadora dejará a sus hermanas
es la pura y simple asistencia física y espiritual de los enfermos, ejercida a
domicilio como en los centros de salud, en los hospitales de leprosos y hogares
de ancianos, en centros europeos de rehabilitación así como en tierras de
misión. Justo como Jesús quería.
Es Santa Madre Mariam Thresa Mankidiyan,
apóstola de la familia
Originaria del estado indio de Kerala, Mariam Thresa consigue, aunque
con mucha dificuldad, fundar la Congregación de la Sagrada Familia de Thissur,
dedicada al cuidado de los pobres, los marginados y las familias en
dificultades.
Roberta
Barbi – Ciudad del Vaticano
Es una
monja que, como más tarde hará la Madre Teresa de Calcuta, vive heroicamente en
India la caridad activa a través de la asistencia a los pobres, los enfermos,
los ancianos y, en general, a las personas en apuros, Mariam Thresa Mankidiyan,
entre los nuevos santos de hoy, fundadora de la Congregación de la Sagrada
Familia que tendrá precisamente este carisma particular.
Una
infancia llena de oración y caridad
En la
familia de los nobles caídos de los Mankidiyans, en Puntechira, un estado indio
de Kerala, la pequeña Thresa nació en 1876, llamada así en homenaje a Santa
Teresa de Avila. Es educada cristianamente, con su madre que le cuenta
episodios de la Biblia y de la vida de los Santos; pronto, sin embargo, deja de
jugar para dedicar todo su tiempo a rezar el Rosario y al ayuno, también hace
un voto privado de virginidad. Cuando la madre muere, ella tiene 12 años y
decide tomar a la Virgen María como su madre.
Caridad y
experiencias místicas
Thresa no
tiene dudas sobre lo que quiere de la vida: consagrarse al Señor y realizar
obras de caridad. Comienza participando en la parroquia con algunas amigas,
pero su apostolado está mal visto en una sociedad donde no es apropiado que las
mujeres deambulen solas. Mientras tanto, realiza experiencias místicas, tiene
visiones y sufre los dolores de la crucifixión de Jesús sobre sí misma, lo que
atrae cada vez más sospechas y burlas. En 1904, su obispo la autorizó a agregar
el nombre de Mariam al suyo, tal como la Madonna le había ordenado que hiciera
en un sueño, y finalmente trató de seguir su vocación religiosa. Primero entró
en las Franciscanas Clarisas, luego en las Carmelitas descalzas de Ollur, pero
ninguna de estas dos familias es para ella, que quiere llevar una vida retirada
en unión con Dios.
La
"casa de la soledad"
En 1913 finalmente consigue una
casa para mudarse con dos amigas y llevar una vida en comunidad: fue el primer
núcleo de la Congregación de la Sagrada Familia que vio la luz al año
siguiente, con las Constituciones tomadas de las Hermanas de la Sagrada Familia
de Burdeos. Durante los 12 años en que la Madre Mariam está en la cima, a pesar
de las dificultades por el estallido de la Primera Guerra Mundial, la
Congregación florece con nuevos conventos, escuelas, internados y orfanatos.
Las hermanas que ha formado ahora tienen una idea clara de su carisma: el
apostolado hacia la familia. Agotada, el 8 de junio de 1926, la Madre Mariam
Thresa finalmente puede reunirse con su esposo en el cielo, mientras que en el
jardín de la casa las flores de jazmín florecen fuera de temporada.
Canonización de Margarita Bays, la Santa de
lo cotidiano
La nueva Santa es una laica suiza, terciaria franciscana, que eligió
como camino para alcanzar al Señor la cotidianeidad de la familia, negándose
siempre a entrar en una orden religiosa.
Roberta
Barbi - Ciudad del Vaticano
Margarita
Bays nació en La Pierraz, en el cantón suizo de Friburgo, en 1815. Segunda de
siete hijos de una modesta familia campesina, hacia los 15 años comenzó con su
aprendizaje de costurera, actividad que nunca abandonó, practicándola tanto en
casa como a domicilio.
Servicio a los pobres, “los favoritos de Dios”
La nueva
Santa, sin embargo, también se sintió inclinada hacia la oración y a una vida
de recogimiento. Todos los días rezaba el Santo Rosario, participaba en la Misa
y se detenía a contemplar el Santísimo Sacramento, invitando a rezar a todos
los que encontraba por trabajo, así como a la familia. También se comprometió
en la parroquia, donde pasaba todo su tiempo libre: enseñaba catecismo a los
niños, visitaba a los enfermos, cuidaba a los pobres, a todas las personas que,
en su opinión, eran las “favoritas de Dios” por ser indefensas. Por esta vida
de apostolado activo fue acogida en la Tercera Orden Franciscana, hoy la Orden
Franciscana Seglar, en 1860.
Una santidad vivida en familia
Mucha
gente le pregunta a Margarita, dadas sus inclinaciones, por qué no entra en un
convento, pero ella sabe, en su corazón, que su lugar está en casa y que su
camino a la santidad es su servicio diario a su familia. Y esta no siempre le
facilitó las cosas: cuando su hermano mayor se casó con su doméstica Josette,
durante años tuvo que sufrir el acoso de su cuñada que no entendía su vida de
oración mientras ella se veía obligada a trabajar en el campo. Margarita
soporta todo con silencio y cuando Josette se enferma, al punto de morir, sólo
querrá tenerla cerca. Con los otros miembros de la familia Margarita es
paciente, acoge a todos y cuida de todos: de su hermana que regresa a casa
después de un matrimonio fracasado, de un hermano que terminó en la cárcel y de
un sobrino nacido fuera del matrimonio de cuya educación se ocupará
precisamente la tía Margarita.
La experiencia del dolor físico
En 1853 Margarita fue operada de
cáncer intestinal. Los tratamientos eran muy invasivos, así que empezó a rezar
a la Virgen rogándole que la curara para que sufriera de otra manera. Quedó
satisfecha el 8 de diciembre de 1854, mientras en Roma el Papa Pío IX
proclamaba el dogma de la Inmaculada Concepción. A partir de ese día, Margarita
quedó ligada para siempre a la figura del Cristo sufriente en la cruz: se le
aparecieron los estigmas que sabiamente ocultó de las miradas indiscretas, se
enfermaba misteriosamente los viernes y, durante la Semana Santa, experimentó
la experiencia del éxtasis. El dolor se hizo cada vez más intenso, hasta que
Margarita puso su vida en manos del Padre el 27 de junio de 1879. Los
feligreses y todos los que la conocían y la amaban se decían entre sí: “Nuestra
Santa ha muerto”.
Fuentes
https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2019-10/biografias-de-los-cinco-nuevos-santos-13-octubre-2019.html
https://www.ouest-france.fr/societe/religions/converti-au-catholicisme-le-cardinal-newman-est-declare-saint-6562484
https://www.aciprensa.com/noticias/fiesta-en-el-cielo-y-la-tierra-el-papa-canonizo-a-5-nuevos-santos-94704
https://es.wikipedia.org/wiki/John_Henry_Newman
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