¡La Misericordia de Dios en sobreabundancia!
24 de abril del 2022:
Segundo Domingo de Pascua, Domingo de la Misericordia
¡Qué día tan lleno de gracia
es este! Es el octavo y último día de la Octava de Pascua. En este
octavo día de Pascua celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. Es
un día en que las compuertas de la misericordia se abren de par en par y Dios
nos colma con más de lo que podríamos esperar.
Ella escribe sobre su
experiencia el 22 de febrero de 1931:
Más tarde, Jesús le explicó en
otra visión:
“El rayo pálido
representa el Agua que hace a las almas justas; el rayo rojo representa la
Sangre que es la vida de las almas. Estos dos rayos brotaron del fondo de
Mi tierna Misericordia en el momento en que Mi Corazón agonizante fue abierto
por una lanza en la Cruz... Bienaventurado el que habitará en su amparo, porque
la mano justa de Dios no le alcanzará”
Jesús le volvió a hablar de su deseo de que se estableciera la Solemnidad de la Divina Misericordia:
“En ese día (el octavo día de Pascua de cada año) se abren las profundidades mismas de Mi tierna misericordia. Derramo todo un océano de gracias sobre aquellas almas que se acercan a la fuente de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Sagrada Comunión obtendrá el completo perdón de los pecados y de las penas. En ese día se abren todas las compuertas divinas por las que fluye la gracia. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como la grana. Mi misericordia es tan grande que ninguna mente, sea de hombre o de ángel, podrá sondearla por toda la eternidad”.
Mientras celebramos el Domingo
de la Divina Misericordia, reflexione intensamente sobre la abundancia de este
don que Dios desea derramar sobre nosotros. No hay límite de cuánto nos
ama nuestro Dios de perfecta misericordia. Y hoy, en este octavo día de
Pascua, debemos ser especialmente conscientes del hecho de que las compuertas
del Cielo se nos abren en un grado inimaginable. Vuelvan sus ojos hacia
nuestro Señor misericordioso y estén abiertos a todo lo que Él desea
otorgarles.
Señor de la Misericordia,
ayúdame hoy a comenzar a comprender de qué se trata la misericordia. Ayúdame
a estar primero abierto a la misericordia que deseas otorgarme. Mientras
recibo Tu propia Misericordia Divina, ayúdame también a ser un instrumento de
esa misericordia para que todos la vean. Jesús, en Ti confío.
Oración
por la confianza en la Divina Misericordia de Dios
Jesús
misericordioso,
me dirijo a Ti en mi necesidad.
Eres digno de mi completa confianza.
Eres fiel en todas las cosas.
Cuando mi vida esté llena de confusión, dame claridad y fe.
Cuando tenga la tentación de desesperarme, llena mi alma de esperanza.
Jesús
misericordioso,
en Ti confío todo.
Confío en Tu plan perfecto para mi vida.
Confío en Ti cuando no puedo comprender Tu divina voluntad.
Confío en Ti cuando todo se siente perdido.
Jesús, confío en ti más de lo que confío en mí mismo.
Jesús
misericordioso
Tú lo sabes todo.
Nada está más allá de Tu vista.
Eres todo amoroso.
Nada en mi vida está más allá de Tu preocupación.
Eres todopoderoso.
Nada está más allá de Tu gracia.
Jesús
misericordioso,
en Ti confío,
en Ti confío, en Ti
confío.
Que pueda confiar en Ti siempre y en todas las cosas.
Que me rinda diariamente a Tu Divina Misericordia.
Santísima
Virgen María, Madre de Misericordia,
Ora
por nosotros mientras nos volvemos a ti en nuestra necesidad.
Amén.
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