domingo, 16 de abril de 2023

¡La Misericordia de Dios en sobreabundancia!

24 de abril del 2022:

Segundo Domingo de Pascua, Domingo de la Misericordia

 


 

¡Qué día tan lleno de gracia es este! Es el octavo y último día de la Octava de Pascua. En este octavo día de Pascua celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. Es un día en que las compuertas de la misericordia se abren de par en par y Dios nos colma con más de lo que podríamos esperar.

 El Domingo de la Divina Misericordia se ha celebrado durante años como una devoción privada. Pero en el año 2000, el Papa San Juan Pablo II, quien fue él mismo un extraordinario instrumento de la misericordia de Dios, puso esta fiesta en el calendario oficial de la Iglesia al elevar a Sor Faustina a la santidad.

 Santa Faustina era miembro de la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia en Cracovia, Polonia. Murió en 1938. Provenía de una familia sencilla y pobre de labradores, tenía sólo tres años de educación sencilla y realizaba las tareas más humildes en su convento. Pero también fue una mística que tuvo el privilegio de tener muchas revelaciones privadas de nuestro Señor que registró en su diario de la Divina Misericordia. 

 

Ella escribe sobre su experiencia el 22 de febrero de 1931:  

 Por la noche, cuando estaba en mi celda, me di cuenta del Señor Jesús vestido con una vestidura blanca. Una mano estaba levantada en señal de bendición, la otra tocaba el vestido a la altura del pecho. De la abertura del vestido a la altura del pecho salían dos grandes rayos, uno rojo y el otro pálido. En silencio miré fijamente al Señor; mi alma se llenó de temor, pero también de gran alegría. Después de un rato Jesús me dijo: 'pinta una imagen según el patrón que ves, con la inscripción: Jesús, en ti confío'.

 

Más tarde, Jesús le explicó en otra visión:  

 

“El rayo pálido representa el Agua que hace a las almas justas; el rayo rojo representa la Sangre que es la vida de las almas. Estos dos rayos brotaron del fondo de Mi tierna Misericordia en el momento en que Mi Corazón agonizante fue abierto por una lanza en la Cruz... Bienaventurado el que habitará en su amparo, porque la mano justa de Dios no le alcanzará”

 

Jesús le volvió a hablar de su deseo de que se estableciera la Solemnidad de la Divina Misericordia:

 

“En ese día (el octavo día de Pascua de cada año) se abren las profundidades mismas de Mi tierna misericordia. Derramo todo un océano de gracias sobre aquellas almas que se acercan a la fuente de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Sagrada Comunión obtendrá el completo perdón de los pecados y de las penas. En ese día se abren todas las compuertas divinas por las que fluye la gracia. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como la grana. Mi misericordia es tan grande que ninguna mente, sea de hombre o de ángel, podrá sondearla por toda la eternidad”.


Mientras celebramos el Domingo de la Divina Misericordia, reflexione intensamente sobre la abundancia de este don que Dios desea derramar sobre nosotros. No hay límite de cuánto nos ama nuestro Dios de perfecta misericordia. Y hoy, en este octavo día de Pascua, debemos ser especialmente conscientes del hecho de que las compuertas del Cielo se nos abren en un grado inimaginable. Vuelvan sus ojos hacia nuestro Señor misericordioso y estén abiertos a todo lo que Él desea otorgarles. 

 

Señor de la Misericordia, ayúdame hoy a comenzar a comprender de qué se trata la misericordia. Ayúdame a estar primero abierto a la misericordia que deseas otorgarme. Mientras recibo Tu propia Misericordia Divina, ayúdame también a ser un instrumento de esa misericordia para que todos la vean. Jesús, en Ti confío.


 

Oración por la confianza en la Divina Misericordia de Dios


Jesús misericordioso,
me dirijo a Ti en mi necesidad.
Eres digno de mi completa confianza.
Eres fiel en todas las cosas.
Cuando mi vida esté llena de confusión, dame claridad y fe.
Cuando tenga la tentación de desesperarme, llena mi alma de esperanza.

 

Jesús misericordioso,
en Ti confío  todo.
Confío en Tu plan perfecto para mi vida.
Confío en Ti cuando no puedo comprender Tu divina voluntad.
Confío en Ti cuando todo se siente perdido.
Jesús, confío en ti más de lo que confío en mí mismo.

 

Jesús misericordioso
Tú lo sabes todo.
Nada está más allá de Tu vista.
Eres todo amoroso.
Nada en mi vida está más allá de Tu preocupación.
Eres todopoderoso.
Nada está más allá de Tu gracia.

 

Jesús misericordioso,
en Ti confío,
en Ti confío, en Ti
confío.


Que pueda confiar en Ti siempre y en todas las cosas.
Que me rinda diariamente a Tu Divina Misericordia.

Santísima Virgen María, Madre de Misericordia,

Ora por nosotros mientras nos volvemos a ti en nuestra necesidad.

Amén.

 

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